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Relato ganador del II Concurso Escuela de Escritores / El Asombrario

Por manuelcuellardelrio, el 18 de noviembre de 2015, en concurso

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Palabras en los muros de la ciudad. Foto: Manuel Cuéllar.

Palabras en los muros de la ciudad. Foto: Manuel Cuéllar.

Publicamos el relato ganador de la segunda convocatoria del Concurso Escuela de Escritores / El Asombrario: un extraordinario ejercicio de palabras y significados contradictorios, de libertad del lenguaje, que firma Remi Pozo.

La escritora Remi Pozo Blázquez, residente en Llerena (Badajoz), es la ganadora del II Concurso Escuela de Escritores / El Asombrario. El jurado señala que el relato de Pozo, titulado El don de la palabra, se ajusta perfectamente a lo que proponían las bases en esta convocatoria; nos cuenta una historia, y con un estilo muy plástico y sugerente es capaz de transmitirnos el valor de la palabra, sus múltiples significados y relaciones. El jurado resalta el buen ritmo de la prosa y el trabajo con la musicalidad de la misma, así como el juego de contrastes conseguido, a través del cual canaliza el discurso sobre los significados de la palabra: sexo se une a placer, pero también a esclavitud, látigo a herida o a viaje, campo a sosiego o a aislamiento, soledad a marginación o a paz, pájaro a cielo o a cagada. El relato ganador se publica hoy en las páginas de El Asombrario y su autora podrá disfrutar de un mes gratis en cualquier de los cursos que ofrece la Escuela de Escritores.

El concurso se convoca una vez al mes y está ligado al tema que se trabaje esa semana en el blog de la Escuela. La próxima convocatoria será la del jueves 26 de noviembre.

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Relato ganador

El don de la palabra

Miro, leo, escucho, recuerdo… Aparece la niña obediente y hago los deberes. Tengo una gran lista de palabras que me gustan y otra pequeña, pero no soy objetiva. No puedo serlo. Las palabras del idioma que habita mi cabeza están vivas. Huelen, tienen colores y formas, se mueven, provocan sentimientos, atraen recuerdos, se van de viaje, vuelven, sorprenden, asustan, te dan la libertad para ser un cobarde o un valiente, para hacer daño o para consolar. Hasta las preposiciones: a, con, para… Vienen, se sientan, sitúan, se van. Me rebelo. No puedo ser juez, soy parte. La palabra amor no es mejor que la del odio, porque yo amo y odio, como también sufro o menosprecio. Menosprecio a los sibaritas que viven en un mundo azul lleno de mariposas amarillas y blancas, que ejercen una tiranía blanda a su alrededor. Sufro con las ausencias, las pasadas, presentes y futuras. Odio…, odio el olvido, la violencia. El miedo se asocia al dolor pero también al riesgo, a la vida, al valiente. Las palabras no son fieles a sus parejas ni a su familia, no tienen compromisos establecidos. Sexo se une a placer, pero también a esclavitud, látigo a herida o a viaje, campo a sosiego o a aislamiento, soledad a marginación o a paz, pájaro a cielo o a cagada. Esto está bien. Infinitas combinaciones que escupen o susurran su contenido, que acarician o hieren la mente, que esconden otros significados o desatan tempestades de creatividad. Mientras escribo, el tiempo transcurre, el sol sube y desvela esa gran gama de colores que el otoño despliega para compensar sus días cortos y a veces tristes. Todos los pintores quisieran plasmarlos en el pequeño y limitado universo de sus lienzos, tal vez por eso siempre les decepciona comprobar ese plagio. Podría seguir eternamente deambulando entre palabras, entre los recuerdos que ellas fabrican y las imágenes oníricas que despiertan, jugando con adjetivos y sinónimos para inventar chistes o para hacer callar a un auditorio con la intriga de una buena historia. Sueño aunque no duerma. Sueño, horizonte, futuro, juventud, olvido, vejez, carcoma, árbol, nido, casa, humo, cielo, nube, lluvia, tierra, vida, trueno… ¿Quiénes las crearon? Agradezco el don de la palabra, aunque la mayor parte del tiempo no lo ejercite. Estupidez, pereza, ronroneo, gato. Cualquier palabra puede ser poderosa, cualquiera, incluidas las de este pequeño texto. Las listas de “me gustan” y “no me gustan” son paralelas. Detesto esas dos calificaciones, son insulsas. ¿No es magnífico? Insulso-magnífico. Me reafirmo, tienen vida propia y, algunas veces, se manifiestan.

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Comentarios

Hay 5 comentarios

  • 19.11.2015
    Patricia E. dice:

    Y un «sin palabras» dice casi «todo»

  • 19.11.2015
    Ismael Velosa dice:

    No hay palabra para expresar todo lo que ha gustado lo escrito. Felicitaciones.

  • 19.11.2015
    yvanhoo dice:

    Sí. Me gusta. Lo que ha dicho el jurado es útil para evaluar. A mi, me ha hecho pensar en ese universo donde residen las palabras y definiciones flotando al alcance de cualquier mago escritor. Tengo muchísimo que aprender antes de ir a la escuela de escritores.

  • 09.05.2016
    Bernardo B. dice:

    Acabo de descubrir esta página de concurso de relatos y como es un campo que me interesa sobremanera he estado leyendo algunos de los relatos ganadores. Siento discrepar de los comentarios que he leído a propósito de este relato ganador. Evidentemente no pasa de ser mi opinión, posiblemente menos cualificada que la de otros lectores y desde luego de quien ha decidido premiar esta composición. Pero el hecho es que a mí ni siquiera me parece un relato; entiendo que pueda ser una reflexión, un pensamiento, pero desde luego, no un relato. No hay planteamiento, nudo y desenlace. No pasa de ser la plasmación de un pensamiento, una reflexión insisto, sobre las palabras. Muy correcto, escrito con gusto y cuantas cosas positivas queramos encontrar, pero en mi opinión no es un relato, que creo que era el objeto del concurso.
    Saludos

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