Una ‘mirada violeta’ a la literatura de ciencia ficción y fantástica

Ilustración: Pixabay.

La antología de ensayos ‘Hijas del futuro. Literatura de ciencia ficción, fantástica y de lo maravilloso desde la mirada feminista’ reúne a diez autoras y estudiosas de la literatura de género que abordan temas como el lenguaje inclusivo, el colonialismo, el liderazgo femenino o la lucha de clases desde el prisma de las literaturas no realistas. Hablamos con sus editoras, las escritoras Cristina Jurado y Lola Robles. Con este artículo de Raquel Moraleja abrimos la atención especial que ‘El Asombrario’ prestará al mundo de las letras mientras dure la Feria del Libro de Madrid, que, por fin, comienza mañana. La espera se nos hizo larga. Eso sí, siempre con nuestro enfoque particular, el enfoque ‘asombrario’.

Hubo un tiempo en que la dicotomía mujeres-literatura de género solo podía representarse con el rostro de una damisela en apuros secuestrada por un extraterrestre, una adolescente acechada por un monstruo, unas cuantas pasivas madres de, hermanas de, prometidas de… Y detrás de la pluma, hombres a menudo desprestigiados por sus extraños textos protagonizados por marcianos, elfos, vampiros, pero hombres al fin y al cabo. Aunque ahí estaba la madre de todas las que después vendrían, Mary Shelley, alumbrando al monstruo del progreso y a su pobre criatura. E incluso antes que ella estuvo la maravillosa Margaret Cavendish, condesa de Newcastle, conocida por la alta sociedad inglesa como Mad Marge –Marge la Loca– por esas ideas suyas tan descabelladas acerca de mundos resplandecientes habitados por animales o querer ser una mujer intelectual sin hijos en pleno siglo XVII.

Las hubo antes, las hay ahora –aclamadas, multipremiadas, cada vez más y mejor reconocidas– y, por supuesto, habrá muchas más. “Porque somos hijas de aquellas mujeres que antes que nosotras han luchado por alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades, y somos hijas del futuro porque reclamamos el tiempo venidero como un espacio propio en el que las voces de todas se oigan”. Estas son palabras de la escritora, editora y traductora Cristina Jurado para la introducción a Hijas del futuro. Literatura de ciencia ficción, fantástica y de lo maravilloso desde la mirada feminista (Consonni, 2021), una colección de diez ensayos que edita y coordina junto a la también escritora y experta en literatura de género Lola Robles, que además firma el primero de los ensayos sobre perspectiva de género. ¿Qué es la “mirada violeta”? Una literatura que aborda, analiza y discute las distintas realidades que atraviesan la existencia de las mujeres, en este caso, a través de géneros como la ciencia ficción, el fantástico o terror y lo maravilloso.

En Hijas del futuro, directa heredera de la antología Infiltradas coordinada por estas mismas dos autoras en 2019 –hoy, desgraciadamente, casi imposible de encontrar–, podemos leer a una selección de autoras y temas muy diversos, interesantes y complejos: Layla Martínez repasa los orígenes femeninos de la ciencia ficción; Inés Arias de Reyna analiza cómo la elección consciente del lenguaje, inclusivo o no, da forma a nuestra realidad; Loli Molina estudia la identidad de género en la obra de autoras españolas como Elia Barceló o Nieves Delgado; Andrea Vega trata las particularidades de las experiencias de las mujeres latinas; Carla Estruch aborda el afrofuturismo; Carmen Romero Lorenzo elige Penélope y las doce criadas, novela de Margaret Atwood, como ejemplo de la revisión con perspectiva de género y de clase de un mito clásico; Elisa McCausland nos trae otra de sus grandes selecciones de cómic; Enerio Dima escribe sobre las Mary Sue contemporáneas –¿tú también las odias?–, y, para acabar, Maielis González nos presenta a tres borderliners, escritoras en los márgenes de lo realista y lo fantástico.

Todos estos ensayos dan para horas y más horas de lectura, discusión y disfrute. Para abrir bocado y, de paso, analizar brevemente el estado de la cuestión en lo que respecta a la literatura de género escrita por mujeres, hemos hablado con Cristina Jurado y Lola Robles, editoras de esta antología y dos de las mejores exponentes de la literatura de género a nivel nacional.

Desde la publicación de ‘Infiltradas’ hasta ‘Hijas del futuro’, ¿cómo ha cambiado el panorama editorial para la literatura de género escrita por mujeres?

Cristina Jurado: Una de las tendencias más llamativas ha sido constatar el progresivo interés de las editoriales por material que hasta hace poco rechazaban. La prosa potente de Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Michelle Roche o Agustina Bazterrica ha pulverizado muchos prejuicios. Estas autoras latinoamericanas han demostrado que su particular visión de la realidad, mediatizada por cotidianidades terroríficas, destaca sobre cualquier otro tipo de narrativa que se esté publicando ahora mismo. La fuerza con la que han irrumpido en el mercado de España está sirviendo para que algunos sellos empiecen a apostar por ciertos nombres locales como Gemma Solsona o Nieves Mories. En este sentido, me llama la atención que poco a poco se publiquen más antologías colectivas de autoras como Distópicas y Posthumanas, Insólitas e incluso se apoyen antologías personales. El público ha reivindicado una mayor atención a las listas de lecturas, buscando visibilizar a autoras no solo en español sino traducidas, y eso ha llevado también a una mayor presencia de autoras en las nominaciones a premios y en los galardones finales. Por ejemplo, llevamos dos años seguidos en los que el Ignotus a Mejor Novela ha recaído en dos autoras: Diana P. Morales y servidora, después de años en los que las nominaciones en esta categoría eran casi todas para autores varones. Y esto es un reflejo de lo que está sucediendo a nivel internacional, donde la paridad se está abriendo paso.

Lola Robles: No ha sido demasiado tiempo, pero creo que lo que ya estaba claro hace unos años se ha mantenido e intensificado incluso: un mayor número de escritoras, lectoras, editoras, traductoras e investigadoras de ciencia ficción. Y, sobre todo, cada vez llegan más jóvenes en todos esos campos.

¿Identificáis alguna corriente, generación o temas que estén tratando especialmente las autoras de género frente a sus homólogos masculinos?

CJ: Me parece un poco peligroso hablar de temas o tendencias separados por géneros, la verdad. Es algo de lo que he tratado de huir siempre: no dejan de ser estereotipos patriarcales que responden a circunstancias históricas que estamos intentando superar. Creo que los temas son universales y quizás lo realmente diferente ha sido la falta de oportunidades para publicar de unas frente a las facilidades de otros. Las autoras siempre hemos escrito; otra cosa es que hayamos tenido menos tiempo libre a nuestra disposición para dedicarnos a ello, que, como consecuencia, hayamos producido menos textos, y que no se nos hayan dado las mismas oportunidades a la hora de publicar. Afortunadamente, hoy en día hay un interés por incluir a las mujeres y a otros colectivos infrarrepresentados en el mercado, como ya he comentado antes.

LR: Pregunta compleja. Por lógica, la presencia de escritoras en la ciencia ficción supone que aparezcan también temas que las atañen más a ellas que a los autores varones: por ejemplo, maternidad, crianza, cuidados, trabajo doméstico, dificultades para acceder a otros trabajos, pero también logros a ese respecto, conciliación familiar, etc… Lo que pasa es que no todas las autoras abordan estas cuestiones ni lo hacen de la misma manera, pues hay mujeres que todavía no se han decidido por la maternidad, por ejemplo. Además, creo que sí que hay un mayor interés por estos temas desde los autores varones, sobre todo los más jóvenes, lo cual no quiere decir que antes no hubiese autores también que los mostrasen. La cuestión está en que, por mucho que se diga que la ciencia ficción presenta alternativas a la realidad conocida, lo cierto es que sigue también bastante condicionada por esa realidad, por su época. En ese sentido, muchas autoras actuales tienen una clara perspectiva feminista y tratan temas como la orientación sexual e identidad de género no normativas, algo que a mí me parece muy importante y valioso.

¿Qué posibilidades ofrecen los géneros no realistas –ciencia ficción, fantástico y terror, de lo maravilloso– a los discursos no dominantes: mujeres, personas racializadas, colectivo queer…?

CJ: La literatura de género permite abordar cualquier tema por duro, extraño o incómodo que sea, desde perspectivas nuevas. En realidad, esos puntos de vista originales constituyen a mi juicio uno de los elementos que caracterizan este tipo de literatura, aunque no estén siempre presentes o incluso aunque existan obras no realistas conservadoras. Es precisamente la posibilidad de esa flexibilidad óptica la que permite a los colectivos infrarrepresentados tratar temas que les atañen con toda la crudeza o desde la sutilidad. Porque, seamos claras, los géneros no realistas presentan una carga política importante, ya que abundan en las ideas que la sociedad tiene de sí misma para construir proyecciones en el tiempo (como en la ciencia ficción), para explorar escenarios imposibles desde el punto de vista científico (en la fantasía) o para poner de manifiesto las tensiones y traumas que nos preocupan (como en el terror). Nada es off limits. Todo es posible. Y esa potencialidad es un arma muy poderosa para reivindicar derechos, exponer desigualdades y para luchar contra la intolerancia.

LR: Muchas, muchísimas. Es uno de los géneros que más posibilidades ofrece, aunque no sea el único. Cierto que ha habido y puede seguir habiendo una ciencia ficción conservadora, pero el género se ha caracterizado por su capacidad para la transgresión y la rebeldía.

¿Creéis que la literatura de género ha abandonado el ‘gueto editorial’ en el que parecía estar recluida? ¿Provoca esto que autores externos al género prueben con la ciencia ficción, por ejemplo?

CJ: No creo que realmente hayamos abandonado ese gueto, pero puede parecerlo por la enorme repercusión de ciertos productos audiovisuales como películas y series de TV derivados de obras literarias de género. La mayoría de las obras siguen siendo publicadas en sellos especializados y las grandes editoriales suelen apostar por traducciones que ya han tenido cierto éxito de ventas en sus mercados nativos. Se sigue pensando que la literatura de género es de segunda división, sin tanta calidad como otras propuestas narrativas. Mi teoría es que las autoras y autores externos que escriben obras de género intentan imitar el éxito de las obras que han sido adaptadas al medio audiovisual o quieren probar suerte en un género que consideran «arriesgado».

LR: No, para mí no ha abandonado el gueto editorial. Lo que sí ocurre es que cada vez hay más autores y autoras generalistas que escriben ciencia ficción en todo tipo de editoriales. El problema es que, en determinados casos, no quieran denominar “ciencia ficción” a obras que lo son, por miedo a los prejuicios contra este género. Sin embargo, vivimos en una época tan propia de la ciencia ficción que esta se convierte en un género imprescindible. Y lo seguirá siendo. Porque sirve tanto para calmar como para avivar las inquietudes del presente, aunque esto sea contradictorio o precisamente porque es contradictorio.

¿Podéis recomendarnos autoras de ciencia ficción, fantasía o terror que la historia –y el mercado editorial– hayan olvidado y que merezca la pena recuperar?

CJ: Yo propongo a Joanna Russ, Margaret Cavendish, Angélica Gorodischer, Pat Cadigan o Linda Nagata, por mencionar algunas.

LR: De ciencia ficción, sobre todo españolas, sobre las que yo he trabajado más: Blanca Mart, María Guèra, Rosa Fabregat, Victoria Rodoreda Sayol. Creo que hay autoras actuales que deberían ser mucho más conocidas, por ejemplo Conchi Regueiro, que tiene una obra bastante amplia. Y también las autoras clásicas de la ciencia ficción estadounidense: C.L. Moore, Leight Brackett…

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