El polémico Crichton de ‘Jurassic World’ y el cambio climático
Ahora que asistimos al estreno de ‘Jurassic World’, repasa el autor su encuentro con Michael Crichton, en un hotel de Barcelona, en 2005, sus polémicas reflexiones sobre el cambio climático y su nada disimulada manía a los científicos prepotentes. Entre la naturaleza y la tecnología, hemos de encontrar un equilibrio justo y sostenible.
Con sus casi dos metros de altura, era un hombre delgado y amable, más envejecido que en las fotografías de sus libros. También me acuerdo perfectamente del día que murió. Crichton falleció en 2008, a los 66 años, el mismo día en el que Obama fue elegido presidente. Me quedé muy sorprendido. Había ocultado que estaba batallando contra un cáncer.
Crichton acudió a España para hablar sobre el que entonces era su último technothriller, Estado de Miedo, en el que se atrevía a dibujar un escenario herético, que ponía en cuestión lo que describía como histeria política y científica respecto al cambio climático. “Hay un estado de miedo artificialmente creado”, me contaba. Matizaba que no dudaba de los datos del calentamiento global, pero que todo el asunto –y hablamos en 2005– se había exagerado en los medios de comunicación, los cuales hervían entonces por culpa del famoso documental de Al Gore, Una verdad inconveniente.
Cuando le pregunté si pensaba que su novela –repleta de datos científicos y estudios que contradecían el pensamiento comúnmente admitido sobre el cambio climático– se llevaría algún día al cine, contesto casi secamente. “No. Es un tema demasiado polémico”.
Los genios se equivocan, y a veces pienso que Crichton sabía que se había metido en un pantano de arenas movedizas, quizá seducido por la idea de ir a contracorriente. ¿Hay histeria y se ha politizado el asunto? Sin duda. Pero creo sinceramente, en base a los datos, que los científicos tienen ahora toda la razón. Y además que el escepticismo es saludable –uno tiene que chequear las hipótesis y experimentos– mientras tengamos como objetivo buscar la verdad, y no una verdad prefabricada que nos guste. Los que reniegan del cambio climático abanderando su postura ideológica se equivocan. Otra cuestión distinta es explicar cómo se hacen los modelos climáticos –en base a sofisticados programas y el uso de superordenadores–, los márgenes de error, el riesgo de atreverse a predecir el futuro y la tentación del catastrofismo.
La comunidad científica reaccionó “de forma muy negativa” a Estado de Miedo. Crichton pensaba que los científicos no han sabido explicar al público lo que significa el grado de incertidumbre. Los modelos climáticos no tienen el valor de las predicciones ni son predicciones, sino modelos, todo lo valiosos y complejos que se quiera. El calentamiento global no es algo que se pueda predecir como el tiempo meteorológico. Pero el público no ha entendido cual es la diferencia (y en eso pienso que tenía bastante razón).
Respecto a los científicos, Crichton comentaba que entre ellos, “existe un deseo natural y humano de convertirse en alguien importante, de tener influencia en la política, de que tu investigación se convierta en un tema central para la sociedad. Y es algo comprensible”. Así que han recorrido, con la aquiescencia de los medios, el camino más fácil: convertirse en una especie de profetas del apocalipsis, muy al estilo de Al Gore.
Que el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero y que su acumulación en la atmósfera produce un aumento de temperatura global es algo que nadie, en su sano juicio y con los datos en la mano, puede refutar. El ejemplo más evidente es Marte, nuestro vecino planetario. Es un mundo pequeño en comparación, pero su atmósfera es mucho más tenue que la terrestre, a pesar de que es abundante en dióxido de carbono. Como consecuencia, Marte es un desierto helado y seco. Su atmósfera no pudo retener el calor del planeta, lo que unido a su mayor distancia al sol y la erosión del viento solar durante cientos de millones de años, hizo de un mundo que alguna vez conservó agua líquida lo que es ahora.
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Venus es justo la cara opuesta. Es un planeta nuboso con una densa atmósfera extraordinariamente rica en dióxido de carbono. La temperatura en su superficie se acerca a los 400 grados. Allí hace tanto calor que el plomo se derrite. A cualquiera de los escépticos, que abanderan que el cambio climático es simplemente un bulo alimentado por la ciencia, los ecologistas y las ideologías de izquierdas, les invito a que examinen los planetas de nuestro sistema solar y que escuchen lo que tienen que decirnos expertos planetólogos como James Kasting, a la hora de verter una mirada sobre Marte. Aunque su atmósfera es en su mayor parte dióxido de carbono, es demasiado tenue como para calentarlo. Seguramente en el pasado Marte fue un mundo más caliente y húmedo, precisamente debido al efecto invernadero. Por supuesto que intervienen otros factores, como la distancia al Sol, y el tamaño del planeta. Pero resulta curioso comprobar que un mundo como Marte tuvo probablemente agua líquida en el pasado, fue muy diferente de lo que es en la actualidad, y en ese cambio el papel del efecto invernadero resultó decisivo en su evolución climática.
Esos planetas siguen siendo testigos mudos y ofrecen sugerencias más que interesantes acerca del futuro climático de la Tierra. Pero Crichton se quejaba de la falta de perspectiva en los telediarios y los periódicos, cuando el tema del cambio climático aparecía en las noticias de catástrofes que incluyen huracanes e inundaciones. “Cuando ocurre un acontecimiento tan grande como el Katrina y vemos cómo tanta gente ha quedado en una condición crítica, es como si todos nos hubiéramos vuelto primitivos. No creemos en Dios ni pensamos que el dios del viento lo envió, es algo pasado de moda. Así que culpamos al calentamiento global, a George Bush. Buscamos una razón, y la verdad es que no hay ninguna”.
Es mucho más fácil convertirse en un profeta, sobre todo en base a los estudios científicos. El público entiende perfectamente este mensaje de catástrofe, mucho más sencillo y directo, exento de tecnicismos. “Entre la gente primitiva existía una tendencia a pensar que todo ocurre por un motivo, y no la sensación de que los desastres simplemente suceden. En la sociedad occidental siempre hay alguien responsable, el fabricante de coches que no hizo esto, quien construyó la escalera que resbala… En el pasado simplemente decíamos que era cuestión de suerte o un accidente. Ahora todo tiene una causa”, me comentaba este escritor.
Y así proseguía el autor de La Amenaza de Andrómeda. “Todos los años tenemos cuatro o cinco huracanes que golpean EE UU. Y Nueva Orleans sufrió una inundación hace tres años. No tan grande como esta última, pero había gente caminando con agua hasta la cintura, casas igualmente destruidas. Hace poco mostré algunas diapositivas sobre devastaciones terribles ocurridas en 1900, con 8.000 muertos; en 1926, con 3.000 víctimas. Las cosas suceden, no es el calentamiento global”
Siempre me han encantado los heterodoxos científicos, incluso aquellos que platicaban la ciencia desde la literatura, y desde luego sería estúpido considerar que Crichton era una persona ignorante o mal informada, o alguien a sueldo de las grandes multinacionales petroleras, que han financiado algunos lobbies científicos que manifiestan su escepticismo ante el calentamiento global.
Y como Crichton, intento mantener una perspectiva, una disposición a escuchar ideas nuevas. Pero justo por ello, y a tenor de Jurassic World, no debemos olvidar que este escritor tan fascinante tenía sus prejuicios. ¿Qué tiene que ver el cambio climático con un parque de dinosaurios clonados?, pueden preguntarme. Mi respuesta: Crichton basó todo su éxito en utilizar los recursos de la ciencia para atacar profundamente a los científicos, y encontró una fórmula perfecta que caló en el gran público.
En suma: Crichton podría considerarse perfectamente como un escritor anticientífico. No le gustaban los científicos, y no tenía pudor en reconocerlo, especialmente en sus historias de ficción. El maestro del tecnothriller tenía fobia manifiesta ante la tecnología, que resulta del desarrollo natural de la investigación científica.
En La Amenaza de Andrómeda, los científicos son entes fríos y sin sentimientos, y están magistralmente dibujados. Nos resultan antipáticos. No encajan con la imagen de héroes, pese a que sobre ellos recae todo el protagonismo. Y la magistral película de Robert Wise basada en su novela no hace sino visualizar todas estas cuestiones con escenas de sacrificios de animales en laboratorios que se asemejan a altares ultratecnológicos para el sacrificio.
En Parque Jurásico, Crichton esconde hábilmente su fobia a los científicos colocando al millonario John Hammond al frente de todo, un oscuro millonario que sólo busca el negocio. Pero Hammond se limita a explotar una veta que ha sido descubierta por los científicos que han clonado los dinosaurios. Este hombre se ha dedicado a alimentar a sus criaturas –los científicos– como si fueran simplemente herramientas que no piensan en las consecuencias de lo que van a hacer, peones sin remordimientos éticos. Crichton se saca un poco la espina colocando a Alan Grant como el héroe de su historia, un científico romántico que comprende que es mejor dejar las cosas tal y como existieron hace millones de años.
Spielberg hizo una magnífica película, aunque cambió el carácter de los personajes oscuros de la novela, lo que le valió no pocas críticas. Hammond es una especie de versión tecnificada de Walt Disney. Pero el mensaje subyacente de la película es el mismo: anticientífico, antitecnológico; los científicos no pueden jugar a ser Dios. El esquema de Jurassic World lo sabemos de memoria: el experimento fuera de control. Los científicos y los empresarios no han aprendido la lección, no se puede controlar la naturaleza, porque al final la naturaleza encontrará su camino, aunque para ello mueran los seres humanos.
Esa misma pregunta no es nueva. El hombre ha conseguido el progreso por su ímpetu instintivo para dominar la naturaleza desde tiempos prehistóricos. No quiero decir con ello que por el hecho de que si algún día lográsemos clonar dinosaurios –o cualquier otra especie extinguida– tengamos obligatoriamente que hacerlo. Quizá sí, o quizá sea un inmenso error. Pero forma parte de nuestro legado hacer experimentos para tratar de cambiar las cosas que vemos. Sin duda siento un gran respeto por todos los movimientos conservacionistas y la responsabilidad de preservar y gestionar los recursos de este mundo en vez de destruirlos. Sobre todo porque nuestro planeta es único, es un tesoro de incalculable valor en el Cosmos que conocemos. Pero imaginen un mundo sin tecnología. Sin hachas de piedra o lascas afiladas para defenderse de los depredadores, a los que la naturaleza les ha dotado de armas mucho más letales que nuestras manos y nuestros pies, no estaríamos aquí.
1- hay mas cientificos que aseguran que el cambio climatico antropogenico es un invento que justifican con modelos manipulados, para favorecer un buen negocio basado en el miedo, que cientificos calentologos. En el grupo de cientificos del IPCC hay mas abogados que cientificos
2-hay cambios climaticos naturales, aceptenlo
3-venus esta a 400 grados, oh no! no sera porque esta muchisimo mas cerca del Sol ? anda! no se nos habia ocurrido?
4-los comentarios de esta noticia parecen traducidos de alguna otra de USA
Cuando el debate se lleva al terreno ideológico, es imposible la argumentación. Al igual que un creyente tratando de demostrar científicamente que Dios existe. Pero el cuento de que «hay más científicos que aseguran que el cambio climático antropogénico es un invento…» sencillamente no se mantiene a la luz de los datos objetivos y contrastables.
La NASA admite que el 97 por ciento de los científicos están convencidos de que el cambio climático actual está ocasionado por la actividad humana.
Entre las asociaciones científicas «irresponsables» que mantienen que el cambio climático no es un invento figuran:
-La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS en inglés)
-La American Chemical Sociey
-La American Geophysical Union
-La American medical Association
-La American Metereological Society
-La American Physical Society
-The Geological Society of America
– La Academia Nacional de las Ciencias de EEUU (National Academy of Sciences)
entre CIENTO NOVENTA Y SIETE organizaciones internacionales que incluyen el instituto oceanográfico Woods Hole, El centro Nacional de Investigación Atmosférica de EE UU, La academia Cubana de Ciencias, y un largo etcétera.
Negar la evidencia es absurdo. Claro que si se acude a internet y se cree todo lo que se dice sin hacer un mínimo ejercicio de contraste, cualquier dato será valido.
Michael Crichton estaba medico y fue un defensor de la no distribucion de patentes sobre genes o cellulas modificadas. Antes de tener miedo a algunos scientificos, estaba en contra de la comercialisacion de la salud y de los beneficios enormes de las farmaceuticas por medicamentos descubiertos por otros, universitarios entre muchos. uno de su argumentos en contra del cambio climatico es que no tenemos ningun dato serio de mas de 2 siglos, lo que es, al nivek geologico un tiempo muy corto., Ademas, en el pasafo, haya periodas mucho mas calientes que hoy (y tambien mucho mas frias sin ninguna intervencion del hombre. Ademas, las observaciones de la actividad solar (que es el motor de la climatologia) son tambien muy recientes y no sabemos si hay un cyclo de actividad o no, lo que es bastante curioso por hacer un modelo climatico. Seria como hablar de un coche sin evaluar su motor.
Gracias por esta evocacion de este gran hombre (2.07m)! Para mas info sobre el, consulta su sitio (en inglès) http://www.michaelcrichton.com
He de decir que la argumentación del artículo iba bien hasta que el autor metió la pata hasta atrás en el tema de la composición de las atmósferas de Venus y Marte.
La atmósfera de marte se compone en un 95% de CO2; el famoso dióxido de carbono, y la de venus en un 96,5%. Lo que influye en las temperaturas en uno y otro planeta es la distancia al sol y la presión atmosférica; ya que en Venus es de 90 veces la presión en la atmósfera terrestre y en Marte es casi 100 veces inferior a la terrestre.
Muchas gracias por tu apreciación. Efectivamente, mis disculpas por el error, y matizado en el texto. Pero el efecto invernadero ha jugado un papel crucial en la evolución climática de ambos mundos, lo que es innegable, y la comparación planetaria es un argumento de pso. Marte probablemente tuvo agua líquida en el pasado, y posiblemente una atmósfera más densa que la actual. Eso significa que por un tiempo, fue un planeta más húmedo y cálido. Marte también tiene un campo magnético muy débil en comparación con el de la Tierra. Se especula con que el viento solar pudo «pelar» la atmósfera marciana durante eones, lo que supondría un enfriamiento del planeta. Por supuesto la distancia al sol es mayor y eso significa recibir menos radiación, pero la atmósfera juega un papel crucial a la hora de determinar la temperatura media de un planeta.
Buen apunte pero la distancia al Sol no es tan determinante sobre la temperatura de la superficie como lo es la atmósfera: Venus es en superficie más caliente que Mercurio y el primero está a 0,72 UA de distancia al Sol, prácticamente el dobe que Mercurio. La Tierra es en superfice 450ºC más fría que Venus y estamos a 1 UA.
De media:
Planeta -> distancia -> T media -> T max
Mercurio -> 0,38 UA -> 166 ºC -> 427 ºC
Venus -> 0,72 UA -> 464 ºC -> 500 ºC
Tierra -> 1 UA -> 14 ºC -> 57 ºC
Luna -> 1 UA -> 107 ºC -> 123 ºC
Marte -> 1,47 UA -> -46 ºC -> -5 ºC
Está claro que la radiación que se recibe es diferente en función de la distancia, pero dentro o muy próximo a la zona de habitabilidad, la diferencia tan brutal la marca la atmósfera. Algún evento probablemente ocurrió en Marte que provocó la pérdida de su atmósfera.
Hola;
Antes de nada, mi más sincera enhorabuena por un artículo que se aleja de la tendencia mediática hacia Crichton, la lapidación, y se centra en él tal y como era, …o al menos, la impronta que dejó en ti tras tu entrevista; algo de lo que seguramente hubiera estado orgulloso pues defendía ese tipo de periodismo.
Dicho esto, no estoy del todo acuerdo con: «En suma: Crichton podría considerarse perfectamente como un escritor anticientífico. No le gustaban los científicos, y no tenía pudor en reconocerlo, especialmente en sus historias de ficción. El maestro del tecnothriller tenía fobia manifiesta ante la tecnología, que resulta del desarrollo natural de la investigación científica.»
Y para ello, sólo hay que leer alguna de sus otras obra menos conocidas. Posiblemente, dé esa impresión, al menos parcialmente, con lo cual no es que no esté de acuerdo con el párrafo si no más bien diría que no se puede definir o juzgar a Crichton como tal por esas obras en exclusiva, puesto que muestra otra cara casi contraria en otras obras (aunque también en partes de esas mismas).
O que no se le puede llamar «antitecnológico» por ejemplo, quizá se le pueda llamar por lo que él mismo se definía: «anticientíficos prepotentes».
En «Congo», la protagonista es una hacker de la tecnología, el «enemigo» es, de nuevo, un multimillonario poseedor de una tecnología revolucionaria. Aunque bien es cierto que… (esto me lo reservo porque sería un spoiler:] )
En «Devoradores de cadáveres» («El guerrero n.º 13» del cine), el más «científico» de todos es el árabe, es el erudito, el que usa la ciencia para mejorar (convierte una espada de 2 mts. en un sable de 0.5 y la mejora, analiza al enemigo antes de enfrentarse a él…)
En… «Punto crítico» («Airframe»), la joya de la corona para mí, es toda ella una defensa de la tecnología ante el amarillismo y la opinión desinformada. Toda ella, completa, una defensa de uno de los aspectos tecnológicos más importante, en mi opinión, de la humanidad: la aviación. Algo que precisamente y probablemente nos liberará de sucumbir ante el destino de este planeta, cuestión principal de todo este tema.
La protagonista es prácticamente una heroína tecnología semicientífica.
En la propia «Estado de miedo» («State of fear»), John Kenner es el científico más heroico (y quien dice heroico dice inteligente, amable, valiente, seguro, ilustrado, fuerte, noble, capaz… 😀 ) de todo su trabajo…, bueno, él y Grant; Kenner, es el Jack Ryan científico, joder, el Ryan del siglo XXI, je je.
Sí que, antes de Estado de miedo, la mayoría de sus personajes científicos era gente tan extremadamente fría como inteligente a partes iguales, pero que al final sucumbían al calor humano: Grant es el ejemplo más claro, quien no soporta a los niños y al final acaba queriéndolos.
Tampoco podemos olvidar que Malcom, su alter ego indiscutible, es científico, un científico, como decimos a continuación, en batalla contínua contra la desinformación; ergo nada más lejos de un Crichton anticientífico.
Un científico que, además, defiende el método científico frente a los resultados rápidos (postureo y capitalismo). Si bien es cierto que pone en manos de dios (el caos) al mundo.
O la propia Haynnes de «Estado de miedo», cuando arremete despiadadamente contra la opinión de un actor en postureo continuo pero que además lo cree.
En definitiva…, creo que si de algo se le puede tachar a Crichton, y lo ha demostrado a todo lo largo de su carrera, es de antiamarillismo, anti opiniones prepotentes especialmente desinformadas… antincultura, antignorantes… Y todo ello lo resumen las dos prinipales citas de su obra «Airframe»:
«La gran paradoja de la era de la información es que ha concedido nueva respetabilidad a la opinión desinformada».*
«Esos malditos artefactos pesan un cuarto de millón de kilos, recorren la tercera parte del perímetro terrestre, y llevan a los pasajeros con mayor comodidad y seguridad que cualquier otro vehículo en la historia de la humanidad. ¿Acaso sugieren ustedes que sabrían hacerlo mejor? ¿Pretenden hacernos creer que saben algo al respecto? Porque tengo la clara impresión de que están agitando a la población en beneficio propio».*
Algo que reitera, a modo personal, en una conferencia de ese mismo 2005 para el Commonwealth Club en San Francisco:
«Se me ha pedido hablar sobre cuál considero el mayor reto que tiene que afrontar la humanidad y tengo fundamentalmente una respuesta. El mayor reto que tiene que afrontar la humanidad es el reto de distinguir la realidad de la fantasía, la verdad de la propaganda».*
*Fuente: Wikiquote (yo mismo las incluí).
https://es.wikiquote.org/wiki/Michael_Crichton#State_of_fear_.28Estado_de_miedo.29_.282004.29
Un saludo y de nuevo mi más sincera enhorabuena por el artículo, un artículo que al comenzar a leerlo, mi primera reacción era la de: todo el mundo debe de leer esto antes de acribillar a Crichton… que lo hagan, si acaso, después de leerlo, de conocerlo algo más 😉