‘La Llegada’, una gran película de extraterrestres para analizarnos los humanos
Las películas sobre ‘invasiones’ extraterrestres contienen algo especial: nos dicen mucho sobre nuestro comportamiento. ‘La Llegada’, uno de los éxitos cinematográficos del otoño, el último filme del canadiense Denis Villeneuve en el que 12 misteriosas naves aparecen suspendidas sobre otros tantos puntos geográficos de la Tierra, es un buen reflejo de ello. La analizamos y comparamos con otras cintas del género, como la maravillosa ‘Ultimátum a la Tierra’.
Según sea agresivo, pacífico o una incógnita este visitante proveniente de otros mundos, seremos consiguientemente patrióticos y valientes, o ingenuos en el peor de los casos, estúpidos, agresivos e incompetentes, o parte de una horda ignorante que se deja llevar por el pánico. La Llegada muestra en mayor o menor proporción un rosario de todas estas reacciones contenidas en una humanidad expectante. Ya por ello merece interés. El aspecto visual del filme, de tonos oscuros que tiñen la historia de un enigmático realismo, tiene ciertas similitudes con las naves gigantescas que ya vimos en Independence Day, pero todo parecido acaba ahí, pese a que los alienígenas también son animales. Si hay algo que caracteriza a los extraterrestres contemporáneos es que casi ningún director se ha atrevido a presentarlos con aspecto humano, como sucedía en el maravilloso filme Ultimátum a la Tierra (1951), de Robert Wise.
Pero hablemos de La Llegada. He escuchado y leído críticas muy diversas, algunas estupendas, otras calificando el filme de soporífero e incomprensible. Hay ecos de 2001, la obra maestra de Kubrick, a la que muchos siguen tachando de pestiño cinematográfico (y en absoluto lo es, sino que es probablemente la mejor extrapolación del futuro del ser humano en la pantalla). El trabajo del director canadiense tiene un cierto arranque original, pero no supone un nuevo enfoque sobre el tema: más bien recolecta muchas cosas ya expuestas con mayor o menor éxito, huyendo del género de los invasores inaugurado con La Guerra de los Mundos, y se queda un poco a medio camino. Pero deja algunos apuntes realmente interesantes.
Cuando vienen los extraterrestres, hay un triángulo de poder que se moviliza de inmediato. Los políticos, su brazo armado -los militares- y los científicos. Las relaciones que se establecen entre ellos dependen en gran medida de las intenciones del recién llegado. Si el extraterrestre es agresivo y ha venido hasta aquí para quedarse con nuestra casa, el consenso suele ser total entre políticos, militares y la gente de ciencia. Si alberga intenciones pacíficas, puede ocurrir que el consenso se rompa. Los científicos se ponen inmediatamente de su lado, pero los políticos y los militares recelan y no se fían. En Ultimátum a la Tierra, los militares y los políticos son la verdadera amenaza. Los periodistas se rinden al sensacionalismo, el pueblo se transforma en populacho y el científico se convierte en el mediador del conflicto. Este esquema se repite con menos frecuencia en el cine actual, pero lo hemos visto en producciones como Starman, de John Carpenter, y sobre todo en ET, donde un niño es el que juega el papel de mediador, tratando de proteger al extraterrestre de la curiosidad de los adultos.
En La Llegada ocurren dos aspectos interesantes. Por un lado, y en tercer plano, el director (autor de la celebrada Prisioneros y que está preparando la nueva Blade Runner con estreno previsto para el próximo otoño, todo un reto) nos muestra las reacciones de la humanidad. Las naves no han proporcionado ni una señal de agresividad, pero los mercados se tambalean. Hay retazos de noticias en los que se sugieren saqueos de los supermercados y gente alborotada, hordas y desorden, caos y pánico, y accidentes de tráfico. ¿Qué hay de cierto en ello? Los mercados se comportan como se espera en la vida real; me viene a la cabeza la descripción que un físico hizo de las Bolsas mundiales en una revista científica sobre los mercados, asemejándolos a un rebaño de ungulados que siguen sin pensarlo al que emprende una carrera, aunque eso les lleve al despeñadero y el suicidio. En cambio, ese supuesto caos social, especialmente ante la ausencia de agresión, es un estereotipo cinematográfico que no se ajusta a los estudios de campo que demuestran que la gente, ante un desastre, no sale corriendo como pollos sin cabeza, sino que tiende a comportarse de manera más altruista, colaborando entre sí.
El otro aspecto interesante es la relación que se establece entre el coronel Weber (Forest Whitaker) y la doctora Louise Banks (Amy Adams), una especialista en lenguaje, una relación de colaboración. Con ayuda del físico Ian Donelly (Jeremy Renner), Banks tiene que entrar en contacto con los seres –parecidos a pulpos– para intentar traducir su lenguaje. Weber es un tipo razonable, aunque alberga sus lógicas sospechas. Los extraterrestres no han mostrado signos de violencia, por lo que, ante este contexto, este esquema de colaboración entre científico y militar – relativamente esperado ante el invasor pacífico– termina truncándose por la lógica del cine: la desconfianza que crece en el mundo político y el ala dura de los uniformados, que termina poniendo en peligro la comunicación entre la doctora y los recién llegados. ¿Cual es el peligro en este caso? La desconfianza y los recelos de los líderes mundiales, no a los propios alienígenas, sino a una confrontación entre potencias, como EE UU contra China.
¿Les suena? El mundo al borde de la guerra por culpa de la incapacidad de los políticos. La presencia de los alienígenas rompe un delicado y precario equilibrio. Elementos presentes en el filme de Wise, donde el extraterrestre, interpretado por Michael Rennie, traía al mundo un mensaje de advertencia: el verdadero peligro radica en la carrera de armamentos y la confrontación nuclear. En este mundo falsamente globalizado (no se comparte desinteresadamente la información), este peligro se sustituye por la desconfianza mutua entre líderes, sin que haga falta mencionar que muchas potencias, y no sólo EE UU y la antigua Unión Soviética, poseen armas nucleares, si bien esta posibilidad ni se menciona en el filme.
Pensaba en la elección de una experta en lenguas como mediadora cuando me vino a la mente el capítulo Serve The Man, de esa maravillosa serie (156 episodios) bautizada como The Twilight Zone (traducida como Dimensión desconocida), creada por Rod Serling a finales de los años 50 / principios de los 60. Los Kanamitas aterrizan en la Tierra, son unos seres altos y cabezones, y convencen a los políticos de que sus intenciones son pacíficas: vienen a acabar con el hambre y la desnutrición en la Tierra, a transformar los desiertos en vergeles, y a propiciar la desaparición de los ejércitos, merced a unas prodigiosas invenciones que impulsarán el avance de la humanidad y convertirán a la Tierra en un paraíso. Ofrecen un libro con todos estos inventos, que va a parar a las manos de Michael Chambers, un experto en lenguas y encriptación, y su ayudante Patty, gracias a la ONU y el ala militar. El Kanamita se somete al detector de mentiras y pasa la prueba, los inventos funcionan y la humanidad se transforma hasta el punto de que se organizan viajes turísticos al planeta de los alienígenas, pero su lenguaje sigue siendo un misterio. Y cuando Chambers se dispone a embarcarse en la nave, su secretaria ya lo sabe, y le advierte que no entre en la nave, aunque es demasiado tarde para el experto: ¡se trata de un libro de cocina!
A mí me parece una castaña de película, en la que ni Whitaker ni Renner pintan nada (igual dicen 7 frases en 120min de metraje) y en la que los americanos vuelven a ser los buenos…para variar.
Amén de que la más experta lingüista se comunica con una pizzara de esas de bazar todo a 1€.
pd: a mitad de película ya sabemos el 99% de lo que va a pasar.
es penoso ver como ante la presencia de cualquier ser externo se culpa a una nación, igual pertenesco a los que apoyan la exploracion y tu a soy el unico en el universo infinito, no vas a aprender mas que a chupar pollas y biblias (los curas demostraron que son todos putos) chau capo marica, arde
NO leer sin ver la peli. SPOiLER ALERT!!
La llegada es un tostón machista sobre mujeres que quieren ser madres a toda costa. Visualmente genial, realmente impresionante… por lo demás una bazofia… en el momento que intuyes que va de que ella quiere ser madre y la llegada es la de su bebe etc etc se fastidió too. Un a pena.