Teatro para que niñas y niños desarrollen su conciencia social y ambiental

La compañía Sol y Tierra representa la obra Planeta Tierra.

La compañía Sol y Tierra representa la obra ‘Planeta Tierra’.

El teatro es una herramienta potente de educación y hay compañías que llevan muchos años produciendo obras en torno al medioambiente, la inteligencia emocional, el consumo responsable. La vida con conciencia. Os dejamos tres ejemplos de grandes trabajos. Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, desde ‘El Asombrario Recicla’ nos acercamos a tres compañías que trabajan para que las nuevas generaciones crezcan en valores sólidos de medioambiente, igualdad de género, respeto a la diversidad, solidaridad, cooperación… Y siempre buscando ‘espectactores’.

Entrar en una sala de teatro es bucear en un nuevo mundo, empaparte de las historias y vivirlas. Y más si somos niños. Los vestuarios, marionetas, decorados hacen que se trasladen a su mundo imaginario. Esa experiencia será inolvidable y cada día más colegios fomentan que los niños aprendan a través del teatro valores sociales y medioambientales, a conocerse a sí mismos o a saber actuar ante situaciones que podrían producirse en su entorno, como el acoso escolar.

La compañía de títeres Sol y Tierra nació hace más de 30 años con vocación de trabajar por los valores con niñas y niños, y especialmente el medioambiente. Víctor Torres, gerente de la compañía, nos cuenta que la sede está en una cooperativa de viviendas en Valdepiélagos (Madrid) con energía fotovoltaica y huertos. Una de sus producciones más demandadas por los colegios es Planeta Tierra, en la que se cuenta cómo surgió la vida en la Tierra y qué pasó cuando llegó el ser humano. Otra de sus obras más interesante es Los colores del reciclaje, en la que el protagonista se sumerge en un desván y va construyendo los decorados y personajes con lo que se encuentra.

Las producciones son elaboradas por la compañía, integrada por siete personas, con marionetas y decorados confeccionados por ellos mismos, y con textos propios o adaptaciones, como pueden ser las poesías de Gloria Fuertes en la obra La luna es un globo o su especial versión de la Fuenteovejuna de Lope de Vega sobre el acoso escolar.

A lo largo del año llevan a cabo más de 400 actuaciones, en las que más de 10.000 niños disfrutan y aprenden sobre cómo cuidar el medioambiente, identificar sus emociones en la obra Nanuk o la igualdad de género en La princesa y el dragón, donde la princesa es la que salva al jardinero.

Sol y Tierra, creada por Víctor Torres y María José de la Rosa, practica lo que enseña en sus obras; así que, por conciencia ecológica, han reducido sus giras fuera de la Comunidad de Madrid para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

The Cross Border Project es una compañía muy pegada a la realidad, hacen teatro documental y teatro-foro. “Nuestra vocación es crear un puente entre el mundo de las artes escénicas y el de la educación, y que haya implicación y participación de las personas”, nos explica a El Asombrario Recicla Belén de Santiago, actriz de la compañía. El teatro documental es una historia que parte de entrevistas y talleres con personas que viven esa realidad y se traslada a una obra. Y el teatro-foro es aquel en el que los espectadores se implican en la obra y se convierten en “espectactores” para resolver el conflicto que se plantea.

Los proyectos con infancia que desarrollan desde The Cross Border Project buscan la implicación del profesor y sus alumnos. Así, La Panadería es un proyecto de arte-educadores en el que el artista y el profesor diseñan un teatro aplicado en el aula con el grupo específico y tantean las necesidades que pueda haber, como por ejemplo de convivencia, autoconocimiento, conflictos en el aula, emociones, etc…

Este curso han trabajado con grupos de Primaria la inteligencia emocional y con otro grupo en un centro rural desarrollaron una obra sobre la diferencia, a partir de las necesidades que el profesor y la actriz y directora de la compañía, Lucía Miranda, detectaron en la clase. Después de conocer a los alumnos, Lucía creó la obra La niña tiesto, cuya protagonista es una niña a la que le crece una rama de la oreja; a partir de la ficción se habló de la diferencia, y a través de ese personaje, los niños se sentían más abiertos a participar.

Belén de Santiago explica que en la compañía se busca que el teatro se convierta en un medio para conseguir resolver conflictos y aprender. Así, cuenta con una escuela de verano, La Fábrica de Harinas, en Medina de Ríoseco (Valladolid), en la que se unen profesores, educadores y artistas de varios países para que los profesores aprendan herramientas artísticas y el mundo artístico conozca la realidad de la educación.

“El teatro es una herramienta y no una finalidad”, subraya De Santiago. Con esta filosofía, The Cross Border Project cuenta con una escuela on-line para profes, educadores y trabajadores sociales, con cursos gratuitos de teatro para trabajar en el aula temas como la diversidad sexual y cultural, la identidad de género o la inteligencia emocional.

«Quiero que el mundo entre en las aulas, porque las aulas están llenas de mundo». Es una frase de Fiesta Fiesta Fiesta, el último espectáculo de la compañía, y que define bien su objetivo: un teatro a partir de experiencias reales en las aulas y que sirva para que, a través del teatro, en las aulas se aborden situaciones que pueden presentarse en la vida cotidiana.

La tercera compañía dedicada al teatro con jóvenes de la que os queremos hablar es La Rueda Teatro Social, que llevan nueve años trabajando con jóvenes el teatro-foro. Fernando Gallego, codirector de la compañía junto a Laura Presa Fox, nos cuenta que cuando se tratan temas que afectan directamente a los jóvenes, se implican emocionalmente y se animan a decir lo que piensan. Las obras de teatro-foro que preparan abarcan dos sesiones. La primera es una representación teatral de unos 20 minutos sobre el conflicto que afecta a los alumnos, como por ejemplo violencia en las aulas, fracaso escolar, relaciones en familia, consumo de drogas o machismo. Se pide a los alumnos que salgan al escenario y se metan en la piel de un personaje y resuelvan el conflicto: ¿qué haría yo en esa situación?

En la segunda sesión, trabajan en el aula los conflictos que han motivado la obra, explica Gallego, “y así los alumnos van a tener más conciencia y van a poder expresar mejor sus sentimientos”. Los temas más demandados por los colegios son el consumo de drogas, temas de género, violencia entre iguales, bullying y cómo usar las nuevas tecnologías. Entre sus obras para centros educativos destacan No es para tanto (sobre violencia escolar), Y tú qué quieres (consumo de drogas y fracaso escolar), Vivir mi vida (educación financiera y consumismo) y Podrías ser tú (interculturalidad e integración social).

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