Seguimos sin reciclar 350 millones de pilas al año

Solo se recogen y tratan de forma adecuada la mitad de las pilas que utilizamos. Foto: J. Rico.

Mandos a distancia, relojes de pared y de pulsera, despertadores, radios pequeñas, básculas de peso corporal, juguetes, audífonos, linternas, luces portátiles y LED, ratones y teclados inalámbricos, detectores de humo y hasta alguna calculadora, herramienta o cámara fotográfica. Aún seguimos utilizando en todos estos aparatos las pilas de toda la vida, las cilíndricas y las de botón. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miterd), cada año se ponen en el mercado 15.500 toneladas de este tipo de baterías, que equivalen a unos 725 millones de unidades. ¿El problema? Solo se recogen y tratan de forma adecuada la mitad de ellas. El resto acaba en canales inapropiados, no controlados o ilegales, y suponen un riesgo por la gran carga contaminante que contienen.

La ley obliga a recoger y reciclar de forma adecuada al menos el 45% de las pilas y acumuladores portátiles puestos a la venta anualmente. Y este porcentaje se cumple. Los últimos datos completos aportados por el Miterd a El Asombrario, referidos a 2021, constatan que en ese año se pusieron en el mercado 15.547 toneladas de este tipo de pilas, y que 7.472 fueron recogidas de forma adecuada, es decir, el 52,3%. Se calcula que hoy en día se desechan tantas pilas como se compran, por lo que hay un 47,7% de ellas que no se recogen ni se reciclan de manera controlada.

El Miterd afirma: “De acuerdo con el artículo 12 de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, es competencia autonómica ejercer la potestad de autorización, vigilancia, inspección y sanción de las actividades de producción y gestión de residuos”, pilas y acumuladores portátiles incluidos. Es cierto que año tras año la cifra de recogida aumenta –en 2012 era del 34,4% y ahora es del 52,3%– y que las inspecciones y sanciones también crecen, pero, como ha hecho la Unión Europea con el nuevo reglamento sobre pilas y baterías y sus residuos, se deben subir los objetivos mínimos de recogida: al 63% para 2028 y al 73% para 2031.

La ambición en la recogida y correcto reciclaje de las pilas está justificada por la enorme carga contaminante que suponen si aquellos procesos no son los adecuados. La campaña y portal web Recicla tus Pilas Andalucía, impulsada por la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía, la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) y los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP), recordaba durante el pasado Día Mundial del Agua (22 de marzo): “Sólo una pila de botón contamina dos millones de litros de agua, y una pila alcalina 167.000 litros”.

Entre 500 y 1.000 años en degradarse

El mismo portal añade: “Las pilas contienen más de siete elementos tóxicos y un 30% de su composición corresponde a sustancias químicas peligrosas. Además, una pila tarda entre unos 500 y 1.000 años en degradarse”. Por último, recordaba dónde depositarlas una vez que ya no funcionan: los puntos de venta de pilas; los puntos limpios de ayuntamientos y comunidades autónomas (también denominados puntos verdes, ecoparques, deixalleries en Cataluña o garbigunes en Euskadi); y contenedores en la vía pública o en diferentes establecimientos. En el caso de los puntos de venta, no será obligatoria la compra de nuevas pilas, acumuladores o baterías tras dejar las usadas.

Recicla tus Pilas Andalucía estuvo presente recientemente en la 22ª edición de la Feria de la Ciencia, que tuvo lugar del 8 al 10 de mayo en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla, con la intención de ahondar en el mensaje de recuperar este tipo de residuos. Entre mensajes, talleres y juegos, se repartieron 10.000 mini-contenedores domésticos de recogida de residuos de pilas y acumuladores en los hogares, que posteriormente se pueden depositar en los puntos autorizados.

Una pila tarda entre unos 500 y 1.000 años en degradarse. Foto: Javier Rico.

Una pila tarda entre unos 500 y 1.000 años en degradarse. Foto: Javier Rico.

Gracias a esta recogida selectiva, los tres principales SCRAP que gestionan residuos de pilas y acumuladores domésticos en España (Ecopilas, European Recycling Platform y Ecolec) en 2022 recogieron 6.857 toneladas. Ecopilas alcanzó las 4.182 toneladas, ERP 2.175 y Ecolec 500. Estos SCRAP garantizan que el total de las pilas recogidas se trasladan a plantas especializadas en las que llevan a cabo el tratamiento adecuado de las mismas o, una vez clasificadas y separados los materiales, los destinan a otras plantas, sea para su reciclaje (zinc, acero, óxido de manganeso, estaño…) o quema con recuperación energética (plásticos principalmente).

Las pilas botón, las más peligrosas

Como recuerda el Miterd en su página web sobre residuos de pilas y acumuladores, la primera labor es clasificarlos. Básicamente se separan en residuos peligrosos, que se corresponden con los de las pilas botón y acumuladores portátiles que contengan cadmio, plomo, níquel y litio; y en resto de residuos (no peligrosos), los de las pilas estándar y alcalinas, la gran mayoría procedentes de los hogares y que no contienen sustancias peligrosas. Una vez separados, se entregan a gestores autorizados de residuos peligrosos o no peligrosos, según corresponda.

Nos situamos en una de esas plantas, en Envirobat, ubicada en Azuqueca de Henares (Guadalajara). “En torno al 80-90% de las pilas que entran son alcalinas y tras un proceso de clasificación procedemos a su tratamiento”, afirma Borja Álvarez, director general de Envirobat. Las pilas botón son menos en cantidad, pero muy delicadas, debido a su composición: las hay de siluro-plata, de litio y de mercurio, aunque estas últimas ya no se fabrican. “Cada una lleva un tratamiento diferente y en el caso de las de litio tenemos que pagarlo para llevarlo a cabo en plantas especializadas en otros países de Europa”, añade Álvarez.

Los dos principales tratamientos consisten en técnicas hidrometalúrgicas, con la disolución parcial o total de los metales en soluciones acuosas con ácidos o bases fuertes y posterior extracción selectiva de metales; y pirometalúrgicas, con un tratamiento térmico a altas temperaturas con el que se consigue una gasificación de los metales que posteriormente se depuran y sedimentan. Las ratios de reciclaje de los componentes de las pilas, según las plantas y el tratamiento, oscilan entre el 70% y 90%.

Una segunda vida como fertilizantes

En Envirobat, el tratamiento al que se someten las pilas una vez eliminado el plástico, cuyo destino suele ser el vertedero o la incineración, y los metales, recuperados por chatarreros, permite obtener una “masa negra” compuesta por manganeso, zinc y carbón que se destina a la fabricación de fertilizantes. “Tenemos que analizar constantemente ese polvo resultante”, advierte Borja Álvarez, “porque la presencia de impropios, especialmente cadmio, níquel, plomo o litio, nos tiraría para atrás un solo gramo de fertilizante”.

Aunque en una planta de tratamiento como, donde llegan a diario decenas de toneladas de baterías, tanto domésticas como industriales, hay que mantener un celo máximo para que no se dé esa contaminación entre diferentes materiales, desde los hogares salen ya pilas con una carga contaminante menos peligrosa. Si nos fijamos en el etiquetado, se aprecia que en la mayoría destacan que no contienen plomo, cadmio o mercurio.

Son dos cuestiones a valorar. Por un lado, que se exija un mayor compromiso ambiental en la composición y recuperación de las sustancias presentes en las pilas y baterías domésticas, como pretende el nuevo reglamento europeo, que apenas cuenta un año. Por otro lado, en las etiquetas de las pilas, que casi nadie leemos, hay algunos de los mensajes a cumplir que ayudarían también a prolongar su vida útil y a aumentar las tasas de recogida y reciclaje. De entrada, deben utilizarse lo menos posible y apurar su vida hasta el final, no hay que mezclarlas en los aparatos –ni modelos diferentes ni nuevas con usadas–, retirarlas de dichos aparatos si no se usan durante un período largo, que no reciban elevadas temperaturas y, lo principal, una vez usadas depositarlas en lugares y contenedores apropiados.

 

ECOLEC se suma a ‘El Asombrario’ #SúmateAlReciclajeResponsable

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