El fútbol puede ser un gran poema
Un premio nobel francés y un romántico alemán unidos por el fútbol. Versos y goles de la mano de Camus, Rafael Alberti, Gabriel Celaya, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Manuel Vázquez Montalbán. Autores que nos recuerdan en la literatura universal el canto poético que se agita en las gradas de la Champions League. Libros del KO. El asombro de los guardametas, las maravillas del césped, el estupor de un partido a muerte. Otra guía de la literatura es posible.
A quien ame el fútbol y no la poesía lo desafío a llegar al final de estas líneas. Es un juego entre nosotros dos, emulando con osadía otro importante que se libra en el ajedrez mundial en estos mismos momentos. Cada uno en nuestro grave rincón rigiendo nuestras lentas piezas. Aunque para otro momento dejaremos las torres homéricas, las señales del Alef, ciertas conjuras y el rigor adamantino
que sujeta el albedrío. Solo habrá ganadores, prometido. Y quien ame la poesía, le ruego que lea una de las declaraciones de amor futbolístico que más me ha emocionado: Messi es un perro del escritor, editor, inventor y poeta Hernán Casciari. Empieza el partido.
Todos contarán sus batallas con orgullo hasta altas horas. Y cuando ya no quede nadie por hablar, me pondré de pie y diré despacio: yo vivía en Barcelona en los tiempos del hombre perro. Y no volará una mosca. Se hará silencio. Todos los demás bajarán la cabeza. Hernán Casciari, ‘Messi es un perro’
No hay mejor manera de explicar que absolutamente todo es materia de arte que la que empleara Camus en su discurso de aceptación del Nobel de Literatura. Corría el año 1957. Esta semana se ha mencionado mucho a Camus. Era su aniversario. Por Francia todas las librerías, todos los rincones querían dar muestra de su homenaje. Basta colocar su nombre en el buscador de turno y dar con muchos artículos sobre el autor. Algunos intentan explicarlo de forma casi didáctica, otro se esfuerzan en culparlo o exculparlo. Muy pocos nos muestran al escritor francés de forma transparente. Basta abrir uno de sus libros y dejarse sentir sin mediadores. A Camus le interesaba la luz del sol, siempre presente en su obra y sobre la cual confesó en más de una ocasión que lo conmovía, sol y libertad, una expresión digna de un témenos privado. A Camus le ocupaba el servicio a la verdad y a la libertad. Y nos mostró en la desazón de ser humanos y junto a las emociones de la extrañeza de vivir.
Por eso, los verdadero artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar. Y si han de tomar partido en este mundo, sólo puede ser por una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual. Albert Camus, en Estocolmo, 10 de diciembre de 1957
Le encantaba el fútbol como juego del destino. “Pronto aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser siempre lo que se dice derecha”. Afirmó en un artículo inolvidable que le debía mucho a este deporte. Fue un gran seguidor del Racing donde jugó de pequeño. No se perdía los partidos en París del club francés. Afirmaba que le debía al fútbol su conocimiento de los hombres y la vida. De pequeño se las ingenió para jugar de portero y así eludir las palizas de su abuela por gastar las zapatillas. Evidentemente, de portero se corre poco y no hay peligro para el calzado. A Camus lo encontraban en los partidos del Racing de París donde exculpaba los fallos de los jugadores. Él los entendía mejor que nadie y mientras saboreaba el juego entendía lo que implicaba sin necesidad de juzgarlo.
En nuestra lengua escritores como Rafael Alberti, Jorge Luis Borges, Camilo José Cela, Gabriel Celaya, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Rafael Fernández Shaw, Antonio Machado, Pere Quart Joan Oliver, Eugeni d’Ors, José María Pemán, Josep Maria de Segarra, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Manuel Vázquez Montalbán y Javier Marías le dedicaron atención al fútbol.
Porque habéis usurpado la función de los dioses que en otro tiempo guiaron la conducta de los hombres, sin aportar consuelos sobrenaturales, sino simplemente la terapia del grito más irracional: el delantero centro será asesinado al atardecer. Manuel Vázquez Montalbán, El delantero centro fue asesinado al atardecer
Manuel Vázquez Montalbán dedicaba regularmente espacios de sus novelas de la serie del detective Carvalho al fútbol y a la gastronomía. Muchos aficionados recordarán los lunes en que él y Javier Marías se desafiaban desde sus columnas en nombre del Barça y el Madrid respectivamente. Sin lugar a dudas, una de las mejores novelas en la que este deporte es protagonista es la que acabamos de citar. No se trata solamente de fútbol, es vida en estado puro y lacerante narrado en un estilo natural y fluido, en la que cada lector es un balón a merced del autor. Cada gol duele.
Benedetti le dedicó un poema a Maradona con motivo de su cumpleaños que él mismo lee. También escribió cuentos sobre el césped, le dedicó uno entero al Puntero Izquierdo y otro al deporte en Cambalache.
El césped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante. Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como figuras de ballet. Quien es derrumbado cae seguramente sobre un colchón de plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Mario Benedetti, El césped
El balón también recibe sus merecidos versos de la mano de Gerardo Diego:
Un portero y un defensa,
dos medios, tres delanteros;
eso se llama la uve.
Y a jugar. Vale la carga.
Pero no la zancadilla.
Yo miedo nunca lo tuve.
Gerardo Diego, El balón de fútbol
Dámaso Alonso fue un gran ensayista y crítico de literatura, escritor y director de la Real Academia Española, también fue jugador de fútbol y asiduo seguidor del Real Madrid. Fueron jugadores de fútbol a nivel amateur, Miguel Hernández como extremo del equipo La Repartiora y Miguel Delibes como portero del Sedano F.C. Alberti y Miguel Hernández le dedicaron versos. No hacía mucho que el fútbol había llegado a España de manos de los ingleses. Los clubes se fundaban en localidades marítimas: el Huelva Recreation Club (1878), el Bilbao (1898), el Palamós (1898) o el Barcelona (1899). En 1903 solamente en Barcelona había 23 clubes registrados. La primera Liga es de la temporada 1928-1929.
Es el año 1928. Los Campos del Sport del Sardinero de Santander son escenario de la final de Copa de fútbol entre el F.C. Barcelona y la Real Sociedad de San Sebastián. Se juegan tres partidos.
El 20 de mayo toca el primero. El portero del Barcelona, el húngaro Platko, se convirtió en héroe. Platko se arrojó sobre el pie del jugador contrario deteniendo un tiro, pero recibió en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal, Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle 6 puntos de sutura en la herida ensangrentada. A raíz de este partido y la jugada de Platko, se desató un duelo poético entre Gabriel Celaya y Rafael Alberti. Carlos Gardel se encontraba entre el público. Platko fue a la enfermería y poco después regresaba al campo entre vítores de gloria de los aficionados. Lucía un vendaje a mucha honra. Por aquel entonces se jugaba sin cambios. Y siguió jugando. Alberti le compuso el poema. Pero Celaya no se cayó y replicó por la Real. Cuando falleciera años más tarde, los jugadores de la Real llevaron brazalete negro en señal de duelo.
Ni el mar,
Que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia, ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
Guardameta en polvo,
Pararrayos.
Rafael Alberti, Oda a Platko
Y recuerdo también nuestra triple derrota
en aquellos partidos frente al Barcelona
que si nos ganó, no fue gracias a Platko
sino por diez penaltis claros que nos robaron.
Gabriel Celaya, Contraoda del poeta de la realidad
La figura del portero se lleva los mejores poemas, sin lugar a dudas. Miguel Hernández le dedica una elegía a Lolo, muerto durante un partido de su equipo, el Orihuela. El poema es de 1931. Compara al portero con San Pedro por vivir ambos en una “puerta”, de acceso al paraíso en el primer caso y a la gloria profesional en el caso de Lolo. El poema se inicia precisamente con la dedicatoria “A Lolo, sampedro joven en la portería del cielo de Orihuela”.
Entre las trabas que tendió la meta
de una esquina a otra esquina
por su sexo el balón, a su bragueta
asomado, se arruina,
su redondez airosamente orina.
Miguel Hernández, Elegía al guardameta
Los lectores que busquen más historias sobre fútbol encontrarán una amplia variedad en ficción y no ficción en Editorial del KO, desde los recuerdos infantiles de un niño del Barça en una vuelta del balón al género de la autoficción con Una insolencia, de Marcos Abal, o con su contrapartida en el Madrid de la mano de Manuel Jabois en Grupo salvaje, o con Mi abuela y diez más, de la mano de Ander Izaguirre sobre su infancia y la Real Sociedad. Entre los variados títulos también se dan muestras de la fe que mueven el Español o el Manzanares. Y hay que permanecer atentos al recorrido minucioso de Ramón Lobo en El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol y guerra para adentrarnos en este deporte como puerta de momentánea salida y vehículo de recuperación hacia la vida.
Eduardo Galeano ha escrito un libro completamente dedicado a una de sus pasiones: el fútbol. Se titula El fútbol a sol y a sombra. Quien haya leído el maravilloso Libro de los abrazos de este poeta uruguayo encontrará similitudes en la estructura y el planteamiento. Es la misma poesía que se revela gracias a la mirada de este gran escritor de nuestro tiempo. En este libro rinde homenaje al fútbol como «música en el cuerpo, fiesta de los ojos», pero también denuncia las estructuras de poder de «uno de los negocios más lucrativos del mundo”.
Antes existía el entrenador, y nadie le prestaba mayor atención. El entrenador murió, calladito la boca, cuando el juego dejó de ser juego y el fútbol profesional necesitó una tecnocracia del orden. Entonces nació el director técnico, con la misión de evitar la improvisación, controlar la libertad y elevar al máximo el rendimiento de los jugadores, obligados a convertirse en disciplinados atletas.
El entrenador decía: Vamos a jugar.
El técnico dice: Vamos a trabajar.
Eduardo Galeano, El fútbol a sol y a sombra y otros escritos
Irvine Welsh o Nick Hornby son los autores que más páginas han dedicado al fútbol entre los autores extranjeros. Tampoco hay que olvidar a Milan Kundera, para quien » el fútbol es un pensamiento que se juega, y más con la cabeza que con los pies”. Fiebre en las gradas, de Hornby, publicado por Anagrama, demuestra que la autoficción puede llegar a ser algo más que la confesión de ciertos secretos que estarían mejor guardados. Irvine Welsh con Éxtasis, también en Anagrama, y Las pesadillas del Marabú, en Debate, eleva la ficción futbolera.
No hace falta que el texto o la poesía sean estrictamente futbolísticos. La poesía más romántica puede ilustrar la lucha entre realidad y deseo de cada partido. ¿Quizás para otro desafío? Quede de muestra y tentación un ejemplo de unión fundamental entre poesía y fútbol de la BBC de manos de Shakespeare, o de Goethe en su poema dedicado al amor de su vida Charlotte von Stein, un amor contra el destino. Goethe le escribe a Charlotte para mostrarle su dolor por un destino que puede mostrarnos certezas profundas, pero que no garantiza la felicidad.
Poesía y fútbol. ¿Un desafío? La poesía de lo cotidiano para templarnos en el arte de vivir. La poesía como mapa escrito de nuestro sentir. También como las migajas de Hansel y Gretel por los caminos que nos salvan de regreso al hogar que nos pertenece en el alma. Y como declarara Camus “para tiempos difíciles a fin de nacer una segunda vez y luchar luego, a cara descubierta, contra el instinto de muerte que se agita en nuestra historia”.
Felices lecturas, goles poéticos, ligas de versos.
Comentarios
Por Ernesto, el 13 noviembre 2013
Haciendo referencia a literatura reciente, me gustaría mencionar la novela sobre el oscuro mundo del fútbol La Muerte del 9 de Paz Castelló. Un thriller muy novedoso y transgresor escrito por una nueva voz literaria que domina el lenguaje poético en su blog http://www.pazcastello.com y el novelístico con este apasionante thriller sobre el submundo del fútbol. Muy recomendable.
Por Sardiflor, el 14 noviembre 2013
Muchas gracias por la sugerencia! Genial! ¿Puedes comentar algo más sobre el libro? Tu parecer, porque te gusta para recomendarlo, etc etc Me encantaría conocer el libro desde tu perspectiva, su estilo, su tono… ¿Se acerca a alguno de los autores mencionados en visión o estilo? 🙂 Y así compartimos un poquito más, que es lo bonito.
Besos de mares!
Por Francisco Redondo, el 14 noviembre 2013
¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOOOOL!!!!! en el planeta de los simios
A su dios reza un primate
por la victoria en la cancha
de once simios que defienden
el honor patrio a patadas.
Todo consiste en meter
la pelota por la escuadra
enemiga, si les deja
la tropa hostil y contraria.
Las gradas hierven y rugen
cuando arrancan su algarada
los cinco simios en punta
que las defensas horadan.
Un gallardo orangután
sirve en bandeja de plata,
con pase largo y cruzado,
al chimpancé que remata.
Y, aunque el ágil cuadrumano
que la meta cela y guarda
apenas deja resquicios
en su densa telaraña,
el disparo inverosímil,
de mortífera metralla,
curvo en su efecto infernal,
la malla final taladra.
¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOOOOL!!!!! Aullido colectivo
de las infrahumanas almas
que los medios amplifican
y tabletean las tracas.
¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOOOOL!!!!! Orgasmo sincopado
de muchedumbre alienada,
banderas y tatuajes
con pintura rojigualda.
¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOOOOL!!!!! Torrente de empatía
que por las gradas iguala
a las bajas galerías
con las altas andanadas,
desde el gorila bestial
hasta la mona empolvada,
el diminuto tití
o el monosabio de plaza.
– ¡Mirad como gozan juntos
desde el mendigo al monarca,
del policía al ladrón,
del cura a la suripanta!
– Es cierto que existe Dios
puesto que Dios nos ampara
con este gol que nos brinda
la semifinal soñada.
– ¡Honor al solar común!
¡Gloria a la Patria preclara!
Malnacido el que recuerde
la miseria cotidiana.
[Un pitecantropo erecto,
vil pensador de la Caca,
indiferente a la gloria
que comportaba la hazaña,
al no mostrar entusiasmo
ante las proezas patrias,
entre befas y denuestos
fue linchado en una plaza.]
Por Sardiflor, el 14 noviembre 2013
Hola, Francisco,
muchas gracias por tu aportación. Acabo de ver en tu blog que es tuyo el poema. ¿Una colección dedicada a lo primario?
Un fuerte abrazo de siete mares 🙂
Por Carlos, el 14 noviembre 2013
Xordica editorial acaba de poner en las librerías Adiós al fútbol, de Valerio Magrelli. No soy futbolero, así que no creí que fuese a interesarme, pero me llamó la atención la forma en que está estructurada: noventa textos, relacionados entre sí, con el fútbol y con el paso del tiempo y de las edades de la vida, a la manera de los 90 minutos de un partido.
Muy recomendable.
Por Sardiflor, el 14 noviembre 2013
Hola, Carlos! No te haces una idea de lo que disfruto con un artículo que genera aportaciones interesantes como la tuya. Un privilegio enorme! Gracias a mares y océanos de abrazos 🙂
Por Gonzalo Ramos Aranda, el 02 mayo 2014
Les comparto mi poema, . . .
EL FUTBOL: JUEGO CELESTIAL DEL HOMBRE
Domingo la cita,
lugar un estadio,
fila de taquilla
pesado calvario.
Estando en la grada
no te importa nada,
que suenen cornetas,
matracas, trompetas.
Disfrutamos juntos
¡el juego del hombre!,
lucen los conjuntos
vistoso uniforme.
Once contra once,
el fut es romance,
la de gajos rueda
en cancha de seda.
El sudor la riega
en sana refriega,
al balón botines,
puntapiés afines.
La defensa luce,
la media se crece,
un buen delantero
encara al portero.
¡La malla se mece!,
¡la gente enloquece!,
¡la magia del fútbol!,
¡se ha metido un goool!
Anotarlo es clave,
bendita esa llave,
el tanto es pedido
en cada partido.
No basta jugarlo
pues hay que ganarlo,
triunfar con honor,
no hay nada mejor.
Dura es la batalla,
la pasión estalla,
mas hay un principio:
¡que se juegue limpio!
El árbitro pita . . .
principio, el final,
marcará cerquita
imparcial penal.
Las porras se cimbran
a cada momento,
aplauden, corean,
acción y talento.
¡Un gran cabezazo!,
¡un tiro al larguero!,
¡bonito chanflazo!,
¡lance del arquero!
¡Deporte el más bello!,
¡que ganas, que entrega!,
el fútbol se juega . . .
también en el cielo.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, Distrito Federal, a 15 de marzo del 2006.
Si Dios quiere, este bello poema rodará, rodará y rodará
por el mundo, . . . como si fuera un balón de fútbol.
Dedicado a Don Angel Fernández Rugama (QEPD)
Reg. Indautor No. 03-2006-050413132300-01