Un ‘ilusionista’ llamado Daniel Castro
Daniel Castro, de seudónimo Daniel Castro, conocido por sus guiones de teleseries, ha dado un paso más al producir, escribir, dirigir e interpretar ‘Ilusión’, su primer largo, una película sobre Los Pactos de la Moncloa (sic) y sobre el cine dentro del cine. ‘Ilusión’ le llevó más de dos años de rodaje a salto de mata, en casas prestadas, con amigos y 15.000 euros de su bolsillo. Un proyecto para recordarnos que el cine es como la vida, que la vida es hermosa en ocasiones, que la risa es contagiosa siempre. Y la locura es opcional.
Hoy he desayunado con el último Rey de los Etruscos. El último Rey de los Etruscos se llamó Tarquinio en su momento de gloria histórica, pero ahora se llama Daniel Castro. Y su película ha terminado llevándose un Premio Feroz especial y el premio al mejor guion original en el Festival de Málaga 2013; además, se acaba de proyectar en el BAFICI de Buenos Aires, el primero de una serie de festivales internacionales a los que acudirá.
En la peli sale David Trueba haciendo de productor cabrón. Sale Miguel Rellán haciendo de padre cabrón. Sale Victor García León haciendo de amigo cabrón y, sobre todo, sale Daniel Castro, cantando canciones sobre Santiago Carrillo, cruzando un Madrid de hipnótica elegancia y bailando en boxers.
Cuéntanos la trayectoria de “Ilusión”.
Yo he trabajado siempre de guionista, en Yo soy Bea y en Gran Hotel, pero como trabajaba solo en casa y no salía nada, me aburría, no conocía gente. También había dirigido cortos, pero no salían a mi gusto. Me sentía muy desplazado. Hasta que un día empecé a ir a clases de teatro y vi que me encontraba muy bien haciendo ciertas improvisaciones. La gente me sugirió grabarme en estas improvisaciones en las que llevaba una máscara imaginaria. Entonces realicé un corto, After shave, lo primero que hice de actor y grabándome a mí mismo. Y funcionó mucho mejor que cortos con cinco millones de presupuesto. Además provocaba risas, una respuesta objetiva y muy inmediata. En una comedia siempre es muy claro, en drama no tienes nunca una respuesta tan evidente y objetiva. Hice más cortos del mismo tipo, uno de una secuencia de despido de mí a mí mismo porque alguien en un blog me dijo que yo era muy mal actor y me grabé haciendo de productor y de actor, despidiéndome.
Y has acabado ganando un premio Feroz de este año y pronto llevarás la película a Alemania y Francia. Ahora se ha proyectado en el BAFICI de Buenos Aires.
A Alemania irá a una muestra de cine español en Baviera y a filmotecas por todo el país. En Francia irá a Nantes, Marsella, Toulouse. Ganamos un premio en el Festival de Málaga el año pasado, ahora ha estado en el BAFICI y, después, a Lima. En Brasil se proyectó en un festival en el Amazonas. También viajará a Barcelona al Cinema de Autor. La autopromo ha acabado por ser otra profesión también, la hago toda yo, pasar a blue-ray, pegar los subtítulos, los carteles. Llevo ya un año así, de promoción.
¿Tu experiencia como productor es como la que tienes en la película, ahora que acabas de llevar un proyecto al ICAA?
Como temo muchísimo el rechazo, nunca me expongo a este tipo de situaciones en que puedan echarme abajo un proyecto. Así que creo fantasías locas en mi cabeza, en que hago cosas que me gustaría hacer y me dan miedo en la realidad; estos proyectos no los llevo a las productoras porque son muy desquiciados. En general, los intento llevar a cabo yo mismo o hago encargos que me han pedido. La intención con la próxima película es buscar un tipo de financiación diferente; Ilusión ha sido muy barata y se ha llevado muchos premios, pero no ha sacado dinero. Si quisiera volver a hacer lo mismo, tendría que ser algo muy precario y barato y muy personal, pero si intento dar un paso más ya sería con ayudas públicas y llevarlo a televisiones, pero esto no va conmigo. Todo consiste en buscar el punto intermedio. Yo no sirvo haciendo pelis que no son mías.
¿Cuáles son tus referentes de películas de cine dentro del cine?
Woody Allen tiene algunas. La noche americana de Truffaut, Vivir rodando de Tom DiCillo, Cautivos del mal de Minnelli, Barton Fink; me gustan todas. Hablan de nosotros. En especial me interesa la relación entre la creación y la realidad de una producción, en cuestión de beneficios económicos. La traición a la propia identidad. En mi peli el productor está loco porque es la única forma en que podría aceptar producir una película como la que propongo.
Fueron dos años y medio de rodaje.
El guion era corto, con escenas sencillas y pocos actores, no quería algo que no pudiera dirigir o actores que no podía conseguir. Además, coincidió con que trabajaba de guionista para una serie y durante nueve meses llevé un horario de oficina normal que apenas me permitió avanzar. Entonces simplifiqué mucho el guion y en montaje corté y eliminé bastante también, como la canción de Adolfo Suárez. Se prolongó mucho además, porque la producción fue por mi cuenta, y me cuesta pedir los permisos de rodaje, soy tímido. Encontrar una casa con un oso polar blanco disecado y 40 cabezas de renos fue pura suerte.
¿Les dejaste libertad a los actores para que improvisaran? Hay una secuencia muy divertida en una buhardilla con Victor García Léon.
Los que no son actores profesionales como David Trueba o Felix Viscarret o Victor García Léon, como son amigos pero no actores, les dejé que dijeran lo que les diera la gana. Les llevaba la idea y después improvisaban sobre la marcha, con el riesgo y el trabajo que luego supuso para la montadora, que se lo curró muchísimo.
Te la has pagado de tu bolsillo.
Como el 90% fue gratis, los costes puros de equipo, transporte, sonido, copias y marketing fueron unos 15.000 euros.
¿La próxima sería también producida y protagonizada por ti, aunque contaras con más presupuesto? ¿Harías algo caro como ciencia ficción?
Sí. Pero yo no busco mucho presupuesto, solo el adecuado. Mis historias no son caras de producir, nada ambiciosas. Me interesa lo que me rodea, la familia, la calle, que es barato. Sí querría pagar al equipo, eso sí. Si me interesa la ciencia ficción es una ciencia ficción barata. El otro día se me ocurrió una de este tipo, uno que se levanta por la mañana y al abrir el microondas se encuentra un papel como los de las galletas de la suerte donde dice “Vas a morir hoy”. Algo pequeño y cotidiano.
¿Qué consejos le darías a alguien que quiera hacer una película de bajo presupuesto como Ilusión?
Que la haga y a su manera, aunque cometa mil errores. Que tenga cuidado con las músicas porque se llevan mucho dinero y, si no puedes pagarlas, luego son muy difíciles de eliminar en montaje. Que tengan el equipo, objetivos y audio básico: si te metes a alquilar o a buscar actores que más adelante no van a estar ahí, luego no puedes rectificar escenas. Nosotros tenemos la 60D y luego se sumó alguien con la 5D que nos vino muy bien, dos cámaras para cruzar reacciones en las secuencias de improvisación, que resulta muy fresco y espontáneo.
En algún momento parece un documental.
Eso es realmente lo que quiero conseguir, esa es mi intención. Lo malo es que nos condiciona mucho el equipo, la cámara es muy difícil para llevar a mano, produce efectos un poco raros al moverla. Ahora con estos equipos más baratos esperábamos ver mucho de tipo documental, con mucho movimiento a mano pero casi todo está siendo muy estático. Como si fuera publicidad. Cuando ruedas en digital, con este tipo de cámara, luego la calidad es buena en pantalla de cine. Además, la obsesión por lo técnico no merece la pena, vemos películas como La bruja de Blair, muy barata. Muchas veces incluso cierta pérdida de calidad técnica le da verosimilitud a la película, como de reportaje callejero.
Véndeme ‘Ilusión’.
Es pequeña (se ríe), creo que lo más logrado es cómo el tono de la peli, que no es habitual, es la misma película. No es nada convencional. Nuevos usos de actuar y nuevas formas de ver.
‘Ilusión’ está ahora a la venta en DVD junto al último número de la revista ‘Jot Down’.
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