La trastienda de Fridays for Future en la movilización por la urgencia climática

Integrantes de Juventud por el Clima protestan frente al Congreso de los Diputados.

Integrantes de Juventud por el Clima protestan frente al Congreso de los Diputados.

La profesora, activista ambiental y colaboradora de ‘El Asombrario’ Miriam Leirós, punta de lanza del movimiento Teachers for Future en España, se sincera para contarnos aquí las diversas caras del movimiento de lucha contra el cambio climático que ha surgido esta primavera desde las aulas. “Sin colaboración, sin cooperación, no puede haber un ecologismo efectivo”.

Un día del pasado febrero, Ander se puso en contacto conmigo para publicar en el Guiño Verde, un blog que nació en junio de 2018 sin más pretensión que recoger experiencias de aula que docentes llevábamos a cabo en torno a la educación ambiental. Un blog que hacíamos colaborando, para aprender unos de otros. Ander me contaba que llevaba varios viernes sentándose, manifestándose, por el clima como Greta Thunberg y el movimiento que le siguió, Fridays for Future. Yo conocía el movimiento por Internet, pero no tuve hasta ese momento el conocimiento de que alguien lo estuviese secundando en España. Ofrecí a Ander colaborar en el blog y contarnos su experiencia. Pocos días después, cuando aún era activista anónimo, Ander publicó en el Guiño Verde una entrada titulada: “¿Fridays for future: de qué sirve ir a la escuela si no tenemos futuro?” . Aquella entrada me devolvió la esperanza no sólo sobre la juventud, a la que generalmente se la juzga como instalada en una eterna adolescencia, sino en el poder de la gente para cambiar el estado de las cosas. Estaban pidiendo medidas para frenar el cambio climático. Habían abierto una lucha.

Tras investigar la figura de la activista sueca, hablé de Greta Thunberg en mi aula en una escuela pública gallega, de ella como adolescente y de la misión que se había impuesto: hacer todo lo posible por el cuidado del planeta. Mi alumnado, que ya había visto el documental Before the Flood, de Scorsese, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente en 2018 y que son agentes activos en reducción de residuo, sintieron devoción instantánea por Greta, pidieron manifestarse como ella, exigir como ella… Pero no era tan fácil. Preparamos pancartas y comenzamos a pararnos en la hora del recreo de forma simbólica cada viernes. Viendo su entusiasmo, se me ocurrió que otros estudiantes de otros centros podrían querer hacer lo mismo y que quizá era el momento de exigir una educación ambiental de una forma más firme y transversal. Tras ver que en Suecia existía Teachers for Future, contacté con los docentes suecos para crear Teachers for Future Spain; en la misma línea de colaboración me dijeron “adelante”.

Comencé a llamar a puertas de compañeras y compañeros docentes y a contarles la idea, pedí ayuda a expertos en educación ambiental, el grupo #EA26, tuits colaborativos, gráficos, información… Y delimité los objetivos: seguir recopilando experiencias de educación ambiental en las aulas y luchar por que ésta se incluyese en el currículum educativo y, por supuesto, luchar contra el calentamiento global.

Teachers for Future Spain comenzó a crecer, en cantidad y en calidad; se propusieron actividades para difundir el movimiento y buscar apoyos, para hacer ruido y que se escuchase a los docentes, parte fundamental de la sociedad y pilar para que un cambio se consolide. Porque si queremos una sociedad más respetuosa con el planeta, tenemos que trabajar desde la infancia, desde la educación.

Un buen día de esta primavera, tras varios contactos con Suecia, llegó un nuevo ofrecimiento: las activistas Ellenea Ottosson Jarl y Sophia Axelsson, compañeras de Greta Thunberg, podrían venir a España a apoyar el movimiento, habían visto las actividades de Teachers For Future Spain, así que opinaban que podían confiar en nosotros. Sin tiempo para titubeos, respondí que sí, que adelante, ese mismo “adelante” que desde Suecia nos habían dado semanas atrás. Llamé a otros colectivos ecologistas, a Fridays for Future en España, Juventud por el Clima y Madres por el Clima; ante un acto así, lo lógico era ofrecer la colaboración para que las activistas les acompañasen y apoyasen, podrían retroalimentarse juntos y compartir sus experiencias en esta ilusionante lucha climática.

Las activistas suecas Ellenea Ottosson Jarl y Sophia Axelsson durante su protesta en Madrid.

Ell y Sophia iban a hacer un viaje de 37 horas en tren –no toman aviones para reducir la huella de carbono en sus desplazamientos– para apoyarnos en España a todos los que estamos luchando en el mismo barco. Lógico que no pudieran además sufragarse ese viaje. Así que comencé a llamar a puertas pidiendo ayuda económica; después de mucho esfuerzo y muchos noes, apareció la colaboración de Renfe, Comunidad por el Clima y Troposfera, así como muchas pequeñas donaciones de particulares. Mi agradecimiento a todos ellos es infinito, pero también he de reconocer, he de confesar, que me topé con la trastienda, con la cara oscura de todo esto. De los que querían sacar provecho –empresas y particulares– y de unos medios de comunicación que, al explicarles que tres colectivos nos uniríamos por primera vez físicamente delante del Congreso y que, para apoyarnos, dos activista suecas de Fridays for Future venían directamente desde Suecia, nos contestaron: “Si no es Greta, no nos interesa”.

¿Cuál es la lectura de esta frase? La tengo clara: si no hay sensacionalismo no interesa, si no hay un personaje mediático no interesa. El cambio climático y la colaboración de todas las personas que entregamos nuestro tiempo gratuitamente por un planeta no interesa, 37 horas en tren no significan nada, no interesan. Sólo interesa el espectáculo, sólo interesa el humo. Una vez más. Sophia y Ell durmieron alojadas en casa de otros jóvenes activistas, comieron con sus familias y conocieron Madrid de su mano. La colaboración ciudadana daba una lección. Greta Thunberg es maravillosa y apareció en el momento justo, miles de personas llevaban tiempo trabajando en favor del medioambiente y ella consiguió llamar la atención sobre este aspecto. Muchas  personas trabajaban por la igualdad de la población afroamericana en Estados Unidos pero fue Rosa Parks la que se erigió como símbolo, la sociedad reclama un símbolo, un personaje, pero los minúsculos actos individuales son los que hacen que un acto solitario se convierta en movimiento, y esos actos individuales, por ínfimos que sean, suman fuerzas y ninguno debe ser despreciado como lo fue el esfuerzo de Sophia y Ell por entidades y medios de comunicación que sólo buscaban a Greta o sacar provecho.

El 21 de mayo, 26 asociaciones, grupos ecologistas y colectivos unidos firmaban la nota en la que se exigía al Estado español la declaración del estado de emergencia climática, en la línea de lo que han hecho otros países como Reino Unido o Irlanda. Esa alianza de 26 asociaciones vuelve a mostrar la capacidad de colaboración, la capacidad de ponerse de acuerdo un grupo de personas en la que todos ceden y pactan, y que, tras horas de debate, logran sacar adelante un mensaje común. Una vez más, una entrega a favor del medioambiente, una tarea urgente.

El 24 de mayo, se convocaba una nueva acción global contra el cambio climático desde Fridays for Future; desde la página de la organización se instaba a toda la población a manifestarse pacíficamente en las calles. En España, miles de personas salieron a las calles: jóvenes, familias, estudiantes, sus profesores… Todos colaborando en actos y manifestándose exigiendo justicia climática, acciones y no palabras. Y una vez más, desde los informativos se le dedicó una atención nímia, apenas unos minutos; la atención mediática estaba puesta en la campaña electoral, una campaña electoral, dos, tres campañas electorales que una vez más pasaron de puntillas por la emergencia climática, cuando el caldo de cultivo de esta primavera –sucesivas elecciones y el movimiento estudiantil en la calle– hacían pensar que algo realmente estaba cambiando. ¿De verdad algo realmente está cambiando?

  COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.

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Comentarios

  • Hugo Lemuz

    Por Hugo Lemuz, el 06 junio 2019

    Si los participantes en ese movimiento no son veganos, no tienen ningún derecho a pedirle al gobierno que haga algo en contra del cambio climático.

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