El olvidado universo folk desembarca en el centro de Madrid
No sólo la música. También la gastronomía, el vino, los juegos infantiles en el barro y la moda configuran ese mosaico de raíces, tradición y renovación que ofrece el festival MadridFolk. Se celebra en puro centro de la capital, en el Círculo de Bellas Artes, del 26 al 28 de septiembre.
Hay un universo folk. Y eso es lo que pretende plasmar el festival que dirige Manuel Segovia: “MadridFolk nace de la idea de generar actividad musical desde el folk. Es un género minoritario que parte de nuestras tradiciones y que hace una recreación de las mismas. No tiene difusión en los medios como otros estilos musicales. Es importante preservarlo y mantenerlo, porque hay también cosas bellas en nuestro pasado”.
Cuando se habla de folclore en una capital como Madrid, a veces saltan las alarmas por los prejuicios o el desconocimiento. Manuel es consciente de ello: “La palabra folclore tiene un sentido peyorativo para alguna gente porque les retrotrae a otra parte de nuestra historia, pero yo creo que si no miramos a nuestro patrimonio artístico (el que nos da una identidad) no avanzamos bien hacia el futuro. Hay una falta de conocimiento respecto al folk, es un género que se enriquece desde muchas perspectivas y expresiones artísticas. Por eso MadridFolk se complementa de otras actividades para darle transversalidad a la música”.
Así, la sexta edición del festival, además de los conciertos de Aulaga Folk, Fetén Fetén y Martina Quiere Bailar, ofrece variadas actividades para todos los públicos: talleres infantiles con Loli Morante, creadora con barro (para que los más pequeños puedan divertirse y mancharse), y la exposición 20 fotografías callejeras de Miguel A. Tornero, pasando por clases de danza y desfiles de moda neofolk.
La joven diseñadora gallega María Viqueira trae cuatro colecciones al festival que estarán expuestas y cobrarán vida en dos desfiles con las bailarinas de la compañía Ibérica de Danza. Colecciones que nacen de formas, esencias y texturas auténticas que también tienen una proyección de futuro. “Me inspiro en costumbres, trajes tradicionales y materiales de los instrumentos, como el cuero de las panderetas o los tambores”, cuenta la diseñadora. Su mirada vanguardista actualiza el pasado al presente, proponiendo un estilo folk a las mujeres.
Y hay hasta una cata de vinos con el especialista Paco Berciano, acompañada en un singular maridaje con la música del dúo burgalés Fetén Fetén. “Vamos a transmitir sensaciones a través del vino y la música. Cada vino tiene su particularidad, su musicalidad, desde elegante y sutil hasta contundente y poderosa. Tocarán lo que les inspira o sugiere cada vino”, comenta Berciano. Como cada vino cuenta una cosa, ha seleccionado cinco caldos de viñedos especiales que recibirán el acompañamiento de instrumentos singulares. “El vino es siempre una bebida de compañía. Lo acompañamos con comida, con gente, y ahora queremos compartirlo con música de una forma divertida”.
Con los Fetén Fetén hablamos en El Asombrario hace unos meses cuando presentaban su segundo disco, Bailables. Sus temas son un homenaje a la música de baile, a ritmo de fox-trot, pasodoble, chotis, seguidillas o habaneras para que no se pierda la sana costumbre de bailar, como recuerda Diego Galaz. “El baile ha unido pueblos y ha sido una herramienta para enamorarse, para conocerse, para reconciliarse. El baile es un encuentro humano magnífico y es capaz de unir piel con piel incluso para aquellos que no se conocen. España siempre fue un país muy bailarín, a pesar de las penurias y de la pobreza, y creo que deberíamos recuperar esas costumbres. Cuando uno baila, se alegra el alma”.
Es lo que pasa también con las melodías del quinteto madrileño Martina Quiere Bailar. Además del concierto, sus componentes ofrecerán un taller para enseñar a bailar vals, polca y mazurca. La violinista Sonsoles Arribas explica que el nombre del grupo les viene de un correo electrónico. “Martina es una amiga italiana de otro miembro del grupo, Fabio, a la que le encanta bailar. Venía a Madrid y nos mandó un mail a varias personas con el asunto ‘Martina quiere bailar’. Nos gustó y nos lo quedamos”. Su sonido bebe de la música popular francesa y el balfolk (folk para baile) centroeuropeo, con temas de composición propia basados en patrones de danza. “Hacemos música instrumental, la gente que viene a nuestros conciertos viene a bailar. En Madrid es casi donde menos actuamos, tocamos mucho más en países como Italia o Portugal. En la capital hay pocos espacios para estas músicas. Otras comunidades autónomas han invertido más en potenciar sus músicas propias”.
Juan Carlos Centeno, una de las voces del veterano grupo Aulaga Folk, considera que Madrid debe recuperar su espacio folk. “El ambiente urbano quizá es menos propenso a ese campo de músicas tradicionales y de raíz, por eso el esfuerzo de sacar adelante ese tipo de festivales es muy importante”. Desde su formación musical divulga la música popular extremeña y el folk en general con ritmos étnicos de otros lugares y folk progresivo, modernista, descubriendo la cercanía que existe entre los ritmos de países lejanos. “Todo evoluciona, la música tradicional ha incorporado nuevos instrumentos y es una música viva, hay que sentirla, ofrece un legado real”. Prefiere que sea minoritaria a lo comercial o de lata. “Lo cierto es que el folk está recuperando el estatus que merece. Hay un auge de estas músicas que permiten relacionarnos entre nosotros y saber, por ejemplo, qué hacen los asturianos y qué hacen los gaditanos. A veces no conocemos lo que están haciendo nuestros propios vecinos, muy cerca de nosotros”.
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