El Ayuntamiento de Madrid resucita el festival de jazz después de enterrado
Entre unos y otros dejaron a Madrid sin su cita otoñal con el jazz. Ya en la primera década de este siglo hubo años en que el festival desapareció como tal, aunque el hueco quedó cubierto por el ciclo ‘Emociona!!! Jazz’, una iniciativa municipal cuya dirección artística corrió a cargo de Luis Martín, encargado ahora de la del renacido festival madrileño. En ‘El Asombrario & Co’ charlamos con él para tratar de resolver los misterios de una resurrección que parece haber pillado a muchos por sorpresa en el mundillo jazzístico.
¡Y resulta que no estaba muerto!
Es sólo jazz, pero en Madrid incluso una música tan marginal en su aceptación puede ser motivo de tiras y aflojas, de intereses más o menos opacos y de escándalos en la gestión de sus espacios. Si hace dos años algunos músicos y periodistas denunciaron que el festival renunciaba a pagar cachés y fiaba la retribución de los artistas a un porcentaje de lo recaudado en taquilla, el año pasado fue la empresa organizadora la que denunció el presunto incumplimiento municipal de lo pactado y anunció la suspensión del festival.
Madrid recupera su festival de jazz tras un año de paréntesis. La empresa organizadora hasta el pasado año acusó al Ayuntamiento de Madrid de incumplimiento de lo acordado. Este año la propia alcaldesa ha presentado la cita. ¿Qué hace posible este año lo que el pasado pareció imposible?
Te voy a ser franco, y no creas que estoy siendo diplomático. No me preocupé en absoluto, porque llevo mucho tiempo sin preocuparme excesivamente por lo que sucedía con el Festival de Jazz de Madrid. Presumo que evidentemente tiene que ver con que antaño se gestionaba por parte de una empresa y ahora es una gestión estrictamente del Ayuntamiento. Lo de este año es muy sencillo. En la institución todo el mundo se planteó que era una pena haber perdido el festival de jazz y llamaron a Concha Hernández, que es la directora de actividades culturales del [centro cultural] Conde Duque, y le encargaron el festival de jazz. Ella había hecho en su momento los [ciclos] Emociona!!! y una serie de festivales. Como entonces, me encargó a mí la programación. La diferencia es que yo entonces trabajaba en el Ayuntamiento y ahora ya no tengo nada que ver con el Ayuntamiento. Me llamó para hacer una programación con un presupuesto acorde con los tiempos que corren. En el origen iba a ser un presupuesto un poco mayor, después se ajustó y no sólo se ajustó eso sino que se ajustaron los espacios. La propuesta llegó un poquito tarde y no hemos podido acceder a espacios del propio Ayuntamiento de Madrid como son el Teatro Fernán Gómez, que tiene una capacidad de unas mil personas, o el Circo Price. Finalmente nos quedamos en Conde Duque. Al ser exclusivamente allí, el presupuesto se redujo y ha habido que reducir un poquito los humos que teníamos al principio.
Por concretar cuestiones: Dices que es el Ayuntamiento de Madrid el que se hace cargo del festival. ¿Hablamos de dinero público exclusivamente? ¿Hay patrocinadores privados? ¿De dónde sale el presupuesto?
Sale de lo público, aunque no sabría decirte exactamente la cantidad, y hay un patrocinador que pone unos 20.000 €, que no es muy significativo. Hubo varias reuniones para saber qué perfil tendría el festival y el tema se dilató bastante, por lo que no se ha llegado a patrocinadores aunque sí se han buscado. Son fondos fundamentalmente públicos, están gestionados desde lo público y lo lidera una persona que es la directora de actividades culturales del Conde Duque. Con eso ya hay una serie de diferencias [respecto a la organización anterior]. Si lo gestiona alguien desde fuera… Yo como empresa, lo que quiero es ganar cuanto más dinero mejor. Si no lo gano, evidentemente abandono la iniciativa. Voy a ser diplomático, pero porque además es cierto y lo voy a justificar. Si yo no gano suficiente dinero con una cosa, como empresa no me interesa. Tengo unos trabajadores a los que hay que pagar y yo mismo tengo que ganar. Tengo la seguridad de que el año pasado lo que sucedió fue eso, que directamente no interesó, no convino. El caso es que otra vez, como en el año 1997, la dirección del Festival de Jazz de Madrid vuelve a retirarse. Otra vez, como en el año 2000, se le ocurre al Ayuntamiento liderar su propio proyecto, que fueron aquellos Emociona!!! Hablar de las diferencias entre la dirección anterior y esta… Yo particularmente no me voy a prestar a eso. De hecho, para no herir susceptibilidades, nosotros no asumimos la marca Festival de Madrid. La marca Festival Internacional de Jazz de Madrid la tiene registrada el Ayuntamiento, y en todo momento se planteó que el festival se llamase así. Nosotros nos íbamos a encontrar más a gusto buscando un nombre y le pusimos JazzMadrid 14. Si me preguntas qué es eso, te diré que es la primera edición de un festival que conocerá sucesivos desarrollos, sí o no. Está liderado por el Ayuntamiento y hay un capítulo pequeñísimo, una colaboración de una empresa, que es la cerveza Alhambra, que a cambio coloca también una big band de becarios que ha montado. Cumples así también con ese cometido que tiene el festival, al ser público, de dar cabida a las escuelas, a los jazzistas más jóvenes. En eso sí se nota mucho la diferencia con el anterior.
Debe de haber pocos festivales en los que resulte tan difícil averiguar el número de ediciones celebradas. Incluso ya has dicho que para ti ésta es una primera edición. ¿Se ha trazado un plan de futuro o nada ni nadie asegura la regularidad?
Sí, hay un plan de futuro, entre otras cosas porque la respuesta ha sido muy buena, porque se han cumplido los objetivos de ajustarse a un presupuesto reducido, no ha habido dimes y diretes como los hay siempre que hay alguien que tiene intereses particulares. Prueba evidente es que la alcaldesa de Madrid ha venido a presentarlo, que eso es una cosa inédita. Hay intención de darle continuidad, pero es más una apreciación mía. En el programa apareció que era la edición número 30 porque, con las prisas, desde el Ayuntamiento -y cuando hablo de ellos me refiero a la alcaldesa y su gabinete-, debieron considerar que ésta tenía que ser la edición número 30. Me puede parecer lógico porque a fin de cuentas le da importancia, les acerca a la historia. Pero yo insisto en que esto es una edición completamente diferente, no queremos sumarnos a ese empeño. Entre otras cosas por una cuestión de respeto. Y te lo explico. Cuando nosotros hicimos las tres ediciones de Emociona!!! Jazz, cuando Javier Estrella [director del festival hasta el año pasado] volvió a hacer el festival, se nos pidió que, por favor, sumásemos esas tres ediciones a la numeración que iba a tener el festival, y nosotros nos negamos. No sólo fue Javier Estrella quien quiso que se sumara, también el Ayuntamiento. Concha Hernández y yo lo dejamos muy claro y dijimos que habíamos vendido una imagen y, aunque trabajábamos para el Ayuntamiento, no nos parecía. Y no lo hicieron. En este caso tampoco queremos beneficiarnos de todas las ediciones que ha hecho el Festival de Jazz de Madrid. Aparte de que es una manera de diferenciarse.
En los últimos años, la polémica rodeó al festival a partir de las denuncias de que algunos músicos vieran supeditada su retribución al ingreso de un porcentaje de la venta de entradas. Es decir, al músico –al fin y al cabo, motivo fundamental de un festival de jazz-, no se le garantizaba un caché. Era el único trabajador de todo el evento que no tenía asegurada su retribución. ¿Se elimina la fórmula de ‘a taquilla’ en esta edición?
Sí, pero con una salvedad. Cuando habíamos cerrado el programa, hubo una serie de gente que se nos ofreció. [Nos decían] que dado que se había recuperado el festival querían estar de algún modo. Se les dijo que el programa estaba cerrado porque no había más dinero. Por ejemplo, O’Sister!. Se cerró el presupuesto, aparecieron, insistieron y a Concha se le ocurrió decir que, como había una serie de días libres, se les podía poner el sitio y que fueran a taquilla. Con Chano Domínguez y Niño Josele se acordó desde el principio. Lo dijo el propio promotor, que no había ningún problema y que ellos pensaban hacer el concierto y que irían a taquilla. Todos los demás tienen su caché.
El festival organiza sus propios conciertos, pero también sirve de paraguas para actividades ya previstas en locales de la ciudad en las fechas del festival. ¿Qué conciertos son de gestión directa del festival? ¿Exclusivamente los de Conde Duque?
Los que se celebran en espacios del Ayuntamiento: los de Conde Duque, el Centro Cultural Galileo y en el CentroCentro [Cibeles de Cultura y Ciudadanía].
¿Con el resto de conciertos no hay nada más que la estricta inclusión en el programa?
Claro. A cambio, tienes la ciudad empapelada con banderolas, con las fotos de los artistas. Y ellos van en igualdad de condiciones.
Hace once años tuve ocasión de charlar contigo y, al respecto del jazz español, me decías que, al menos entonces, “no tenía la suficiente entidad”. La conversación giraba en torno a la presencia –o más bien, ausencia- de músicos españoles en festivales. En el de Madrid figuran este año varios nombres españoles. ¿Ha alcanzado el jazz español, los músicos de jazz en España, esa entidad que entonces no veías?
Desde mi punto de vista sí, también te digo que puede que mi cabeza haya cambiado. Creo que es una alianza de las dos cosas. Veo que hay una serie de artistas que tienen ya un nivel suficientemente importante y puede que mi cabeza haya cambiado en algún sentido, por una razón particular. Sigo trabajando en medios de comunicación, sigo haciendo programas de radio, y la presencia española en estos momentos es más abundante que antaño. Creo que hay una serie de grupos que sí merecen ser programados y entonces, en muchas ocasiones, me costaba trabajo pensarlo. He llegado a entender que en nuestro país el talento jazzístico es un valor al alza, hay muchos casos que lo demuestran. Pero también es verdad, y eso es en lo que he cambiado, que como en otras facetas de la cultura requiere de un mínimo de ayudas que lo estimulen, que lo difundan. Puede que esta segunda parte sea la que ha cambiado dentro de mí.
En aquella charla reflexionabas igualmente sobre la falta de personalidad de los festivales de jazz en España que, más que hacer una programación realmente propia y personalizada, tiran de músicos en gira (también por una cuestión de coste). Este festival 2014, ¿tiene personalidad propia?
Se ha tendido a hacer una programación ecléctica porque así se me pidió. Creo que sí tiene una personalidad propia. Hay muchos de los músicos que no son los que a ti y a mí nos gustan particularmente, pero eso no significa que no sean programables. Hay una serie de artistas a los que ahora me estoy encontrando en otros festivales. Por ejemplo, Al Di Meola en Cartagena, cuando en principio venía sólo aquí. Pero ya sabes cómo van estas cosas: el promotor llama a otro sitio y dice que va a traer a tal músico y que puede salirle más barato. A ti sin embargo no te sale más barato, contigo se ha cerrado un precio. Le sale más barato a los demás. Cuando yo pedí a determinados artistas, como al cuarteto de Medeski, Scofield, Martin & Wood o a Al Di Meola -del que me gusta mucho su proyecto de los Beatles-, no estaban en gira, era el primero que los pedía. Sí es cierto que en futuras ocasiones a mí me gustará hacer una programación más específica. Imaginemos, se me ocurre: saxos libres. Podemos hacer cinco conciertos de saxos… ¡Mira! Este año hubiera estado muy bien, con motivo del bicentenario de Adolphe Sax. Y luego, una programación ecléctica. Pero no todo es posible, te tienes que ajustar mucho al presupuesto. Tienes que ser posibilista y en este momento la entidad está muy dañada por las cosas que han sucedido en estos últimos años. Así te lo explican ellos. Yo lo recibo, yo lo recojo, y tienes que tratar de hacer una programación ecléctica en la que se encuentren representados los gustos de todo el mundo, incluidos los de la entidad.
Como ya has comentado, lo que se programa no es siempre necesariamente lo que uno iría a escuchar. ¿Qué iría a escuchar Luis Martín, sí o sí, en esta edición del festival?
En esto, como siempre cuento, no es fácil responder. Como Arthur Miller, yo también invoco aquel título suyo: “Todos eran mis hijos”. Afirmo que todos los conciertos de este festival son igualmente queridos, de no ser así no estarían en el programa. No obstante, si yo tuviese que elegir algunos por sus peculiares características, me quedaría con Aldo Romano, Louis Sclavis y Henri Texier, con Richard Galliano escenificando la música de Nino Rota, con toda la rareza y lo desconocido que es -y por eso precisamente está ahí- Milan Svoboda, con Zakir Hussain y con Randy Weston.
Hay algunas actividades complementarias, entre ellas cinco debates y conferencias. Me llama la atención la dedicada a Jazz y Medios de Comunicación. No participa ni un sólo medio de comunicación dedicado al jazz y dos de los tres invitados carecen de relación directa con el jazz.
Hay un cuarto invitado que soy yo, que soy quien modera. Evidentemente, además de como moderador ejerceré como azotador. ¿Sabes qué ha sucedido ahí? Cuando se habla de jazz y medios de comunicación y hablamos siempre los que estamos directamente implicados, se acaba haciendo una especie de lamerse las heridas unos a otros. Esa mesa redonda es a la que tengo que darle todavía muchas vueltas. Lo que me planteé fue jazz y medios de comunicación y lo que explicaré es que más que de eso de lo que quiero hablar es de lo que no son músicas con cuotas de mercado, el jazz por supuesto. Precisamente por eso llamé a los dos directores de empresas que desde luego no responden a cuotas de mercado como son Radio 3, que sí se ocupa del jazz a través de Cifu, y Radio Clásica, que también se ocupa del jazz a través de Cifu y, en cierto sentido, a través de mí. Yo estoy en otra parcela, pero también de vez en cuando hago algo que tiene que ver con el jazz. Para compensar un poco está Pablo Sanz, como representante estrictamente del jazz, y estoy yo, que también intervendré. Sobre todo quiero hablar de cómo tratan los medios de comunicación todo aquello que no responde a cuotas de mercado. Para eso nada mejor que tener a las dos radios nacionales.
Por ir precalentando esa mesa redonda, y ya que está la radio pública representada por sus dos frecuencias musicales. ¿Está cubriendo la radio pública el jazz y las músicas improvisadas como debería?
¿Ves? Aquí es donde cuatro tíos como nosotros en esa mesa redonda empezaríamos a decir: ¡Para nada! [Risas] Siempre decimos que bastante menos de lo que debería. Yo te puedo hablar de la radio pública que conozco, que es la de aquí. Creo que ni siquiera la radio autonómica, Onda Madrid, lo cubre. Lo cubrió en su momento porque yo estuve haciendo allí durante cuatro años, de lunes a viernes, un programa que se llamaba No sólo jazz. Desde 2008 no lo cubre y es radio pública. En Radio Nacional, creo que Radio Clásica sí cubre la cuota, en la medida en que Cifu tiene una emisión de cuatro horas y en mi programa, que son dos horas, cada vez hay más contenidos de jazz. Creo que en Radio Clásica está cubierto. En Radio 3, creo que no. No basta con dos horas.
Parece evidente que en Radio 3 falta un programa que congregue a los interesados en lo que sucede hoy en las músicas improvisadas y el jazz. Falta ese referente que debería jugar sí o sí una radio pública.
Tienes razón. En el programa de Cifu, que es nuestro gran catedrático, hay una serie de edificaciones, corrientes y tendencias dentro del jazz -por supuesto no vamos a hablar de la libre improvisación- que no toca. Y entonces si no las toca él, no las toca nadie. Ahí creo que hay una gran ausencia. La música clásica acoge bien al jazz, porque sabe que los músicos que se dedican al jazz son músicos que en muchas ocasiones doblan en grabaciones y en conciertos de música clásica, son gente muy bien preparada. Lo acogen como un hermano menor. En consecuencia, me hablas de Radio Nacional… Nos lamemos las heridas y decimos que sí, que evidentemente.
El festival ‘JazzMadrid 14’ se celebra del 4 al 26 de noviembre.
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