Björk, introspectiva, cruda y vibrante

Björk durante su concierto en Barcelona el pasado viernes. Foto: Francesc Fábregas subida al Instagram de la artista.

Björk durante su concierto en Barcelona el pasado viernes. Foto: Francesc Fábregas subida al Instagram de la artista.

Björk ha regresado a Barcelona, tras 12 años de espera. Sincera, cruda, introspectiva, vibrante, intensa, en plena forma, para presentar su nuevo y noveno álbum de estudio, ‘Vulnicura’, la crónica de un seísmo: la ruptura con el que fue durante doce años su pareja personal y profesional en muchos aspectos, el videoartista Mathew Barney. Esta es la crónica de un concierto en el que la artista parecía viajar al infinito para volver al centro de su corazón, y así entenderlo todo.

Por GERARD EUGENI MUR SOLÉ

La cancelación de Björk en el Primavera Sound de 2012 sentó como un jarro de agua fría imperdonable. La inflamación de un nódulo de las cuerdas vocales postergaba hasta nueva fecha el regreso de la islandesa a la ciudad. Ya habían pasado nueve años desde su último concierto en Barcelona, desde el Sonar Club de 2003, durante el Greatest Hits Tour. Al final se han sumado tres años más; en total, doce los que ha tardado en regresar. Pasaron Medulla, Volta y Biophilia. Ha sido una espera larguísima que ayer por la noche terminó. Björk estaba de vuelta. Esta vez para presentar su último disco, Vulnicura, la crónica de un seísmo –la ruptura con el que fue durante doce años su pareja y padre de su hija pequeña Isadora, el videoartista Mathew Barney–, que la dejó sentimentalmente molida pero que, por otra parta, le proporcionó un torrente intenso y incontenible de ideas para gestar su noveno álbum de estudio.
La fecha del concierto de la islandesa se cerró tarde. Hace apenas dos meses. Björk tanteaba actuar en la Plaça dels Àngels –delante del MACBA, en pleno Raval– el 25 de julio, pero las negociaciones se torcieron y, finalmente, la cita tuvo lugar en el Poble Espanyol, todo lo contrario al Museu d’Art Contemporani. Rodeado de las casas de Ávila, Soria o Lugo, el público más atípicamente diverso que puede reunir una cantante disfrutó de un concierto introspectivo y vibrante. Björk no defraudó. Estuvo enérgica y cómica, en buena forma, todo lo que se podía bailar lo bailaba, y de mil maneras, de frente, de espaldas, con los brazos o con el trasero. Pero, sobre todo, si algo hay que destacar es su sinceridad y vigor para cantar los temas de Vulnicura. Sin ir más lejos, Stonemilker, con el que empezó, ya fue una declaración de intenciones. Tenía un plan urdido, que viajáramos a su interior: “Moments of clarity are so rare”.

Así fue durante la primera parte del concierto. Una lección de arqueología de su ruptura. Del antes y del después. Superada la Björk del pop noventero, esta vez lo importante eran los sentimientos verdaderos y cómo estos suenan en las nuevas canciones. La amalgama de la electrónica afilada de Arca –el productor del disco–, la percusión de Manu Delgado y los quince violines de la filarmónica Alarm Will Sound acompañaron durante el viaje. En Lionsong y Family, la voz de la islandesa sonaba firme y potente, proyectada hacia el infinito desde el borde del escenario, a la vista de todos. Como si tuviera que apuntar a un punto muy concreto para volver de golpe a su corazón y entenderlo todo. En cambio, en Blake Lake, el tema más crudo, Björk se recoge y se esconde entre sus músicos. No sólo canta, también interpreta, expresa, se confiesa. Los temas en que lo hace con más fuerza son Notget y Mouth Mantra. Y no son precisamente los momentos clave dentro de Vulnicura, pero ella los reivindica añadiéndoles un número de pirotecnia feroz. El final de Notget fue uno de los puntos culminantes: “Love will keep us safe from death”.

En la segunda mitad, Björk se entregó a su catálogo antiguo –exceptuando Mouth Mantra y Quicksand–. La elección que hizo no fue nada obvia. Sin embargo, lo que tiene de discutible lo tiene también de sensata. Escogió temas que enlazaran con el fondo de Vulnicura: la familia, el amor y el desengaño. Rescató, por ejemplo, The pleasure is all mine, I see who you are o Harm of will, todas adaptadas al sonido de su último trabajo, es decir, reconocibles pero con toques más oscuros y electrizantes. La respuesta del público en estas últimas canciones se exteriorizó con caras tibias. Björk no da su brazo a torcer y elige lo que elige, pero revierte la pasividad del público con sus movimientos y bailes. Está claro que la interpretación es un grado. La alegría estalló con dos clásicos indiscutibles. La remota y magistral Come to me y Mutual Core, un tema reciente de Biophilia que se ha colado en poco tiempo entre los más reclamados, seguramente por su final atronador y rítmico. No se libró del bis y para cerrar sacó a relucir One day. “One day / it will happen / One day, one day / it will all come true”. Y ocurrió de verdad. Björk pasó por Barcelona cumpliendo, sin decepcionar.

Setlist de Björk en Barcelona:

Stonemilker
Lionsong
Blake Lake
History of Touches
Family
Notget
Come to me
The pleasure is all mine
I see who you are
Harm of will
All neon like
Quicksand
Wanderlust
Mouth Mantra
Mutual Core
One day

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Comentarios

  • jose antonio

    Por jose antonio, el 26 julio 2015

    Bjork es una artista sincera. Su último disco es magnífico, y el anterior Biophilia también. Verla en directo es de esas cosas que uno tiene que hacer al menos una vez en la vida.

  • Alex Mene

    Por Alex Mene, el 26 julio 2015

    Esas canciones de Björk son como luz que agita los sentidos

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