Pez Mago, dale una oportunidad al ‘psicofolk’ de autor

Lucas

Pez Mago en una imagen promocional.

No es fácil hacer una entrevista cuando el entrevistado está reponiendo fuerzas antes de un concierto. Lucas Álvarez de Toledo alterna los calamares y las bravas con las respuestas a ‘El Asombrario’ sobre su proyecto Pez Mago, con el que ha estado de gira presentando su segundo disco, ‘Bailes de salón’. Un trabajo producido por Depedro que intenta llevar la canción de autor a otros lugares, dejándose empapar por ritmos americanos en lo que Lucas llama ‘psicofolk’.

¿En qué aguas nada este pez?

El Pez Mago nada en aguas de psicofolk. Es una mezcla de canción de autor llevada al folk un poco más elaborado o incluso metiéndose algo en la psicodelia. Me gustan mucho las bandas de los 70. Y desde Led Zeppelin hasta Silvio Rodríguez hay un camino muy largo en el que me gusta bucear.

Lo del “psicofolk de autor” es lo que nos faltaba por oír…

(Risas). Vale pues lo cambiamos: las aguas en las que navega el Pez Mago son las profundidades de la canción de autor. Siempre contracorriente, porque la canción de autor en España tiene un purismo que la reduce a guitarra, voz y desamor. Intento salirme de eso, es difícil porque te pierdes a un gran público que quiere al clásico cantautor. Intento arriesgar un poco más, aunque toco la guitarra, pero introduciendo ritmos distintos, un poco más de contundencia, en fin, experimentar un poco.

No os gustan las etiquetas pero tú mismo hablas del psicofolk.

Lo de las etiquetas es una cosa de los periodistas (risas), os las habéis inventado siempre para buscaros trabajo. Que si Generación X, que si… Cosas de periodistas.

¿Y qué cosas hay de Lucas, del pez y del mago en este proyecto?

Hay tres en uno, pero el pez viene de un símbolo, tiene que ver con los 20 años que llevo pasando veranos en Formentera. Allí me he quedado muchos días debajo de un árbol junto al mar y me topé con el psicomago chileno Alejandro Jodorowsky. Soy muy fan de él. Me fui directo a hablar con él. Me preguntó si quería algo. Él estaba ahí para psicoayudar, no para charlar. Me quedé un poco bloqueado, le conté un problema con mi ex y que ya sólo hacía canciones de desamor, que eso me daba de comer y entonces empezaba a pensar que me alimentaba del desamor. Me dijo: “Vas a hacer la canción de un tomate en tu boca. Un tomate en tu boca no tiene pasado ni futuro. Es sólo un momento. Es sólo el presente”. Me fui al bosque y escribí La rumba del tomate. Se la canté al día siguiente y desayunamos juntos tres días. Él venía de un ayuno de seis días y estaba comiendo su primer tomate.

Así que lo de mago viene de esa anécdota…

Ese hecho me inspiró, sí. Pez Mago nace porque pensé en hacer algo que me agradara más a mí y menos al público. Siempre me agrada la música que hago, pero pensé en hacer algo más cercano a mí, dedicándome a investigar. Sabiendo que cualquier proyecto de investigación en este país tiene muchas menos posibilidades de triunfar que uno que vaya a tiro hecho. Así que en Pez Mago creo que no hay ninguna canción de desamor, por ejemplo (risas). He hecho este ejercicio, es que he llegado ya a una edad en la que no puedo hacerme más el víctima. Así que intenté buscar otras vías. Parece que estoy arremetiendo contra la canción de autor y yo en realidad soy cantautor y estoy orgulloso de serlo.

¿’Bailes de salón’ es dar un salto respecto a tu anterior disco?

Pez Mago es más una colección de imágenes y este segundo podría ser más una colección de historias. Aquí cuento más historias en las canciones. Es más Lucas este segundo disco de Pez Mago. El primero fue muy acústico y experimental en cuanto a sonidos. En el segundo el ladrillo de construcción es una canción que cuenta una historia. Es un disco muy movido, hay un tango, una chacarera, ritmos que se bailan.

Depedro ha producido el disco y has dicho que es el 50% de Pez Mago.

Me ayudó en esa búsqueda de un sonido original, de ritmos y texturas musicales nuevas, de beber más del neofolk norteamericano que se está haciendo ahora. Él lleva mis canciones musicalmente a otros sitios. Hace la labor de productor exigente. Cuando le llevé mis diez primeras canciones me dijo que le valían tres, que escribiera diez más. Para que veas cómo es la diferencia entre un productor contratado y un amigo que te produce un disco y que es uno de los mejores músicos de este país. El sonido de Pez Mago está claramente influenciado por el de Depedro.

El sentimiento de la amistad está muy presente en este disco; de hecho, compartes canciones con amigos cantautores como Marwan.

Sí, es que con Marwan he hecho giras por Argentina y Chile, hemos ido juntos a Tailandia, Palestina, hemos cruzado muchas fronteras juntos y tenemos muchas experiencias y aventuras. En Valparaiso nos dispararon, por ejemplo, desde una ventana al aire para que nos fuéramos. En su momento no tuvo gracia, pero ahora cuando lo recordamos sí la tiene. (Risas).

De todos los viajes, ¿alguno te ha marcado especialmente en lo musical?

Un viaje que hice a India. Es el viaje de los viajes. Como dice Facundo Cabral, me dio mucho más de lo que yo le di. Los músicos allí fueron muy inspiradores. Son familias de músicos, bandas de vocación familiar entre padres e hijos, de destinos unidos. Me inspiró ver la música desde otro lugar, no desde lo que se ve en los medios (fama, espectáculo, show). El cuenco de arroz al final del día es la felicidad para el músico. Hay una película, El viaje a ninguna parte, que cuenta la historia de un grupo de titiriteros que van de pueblo en pueblo. Llegaban a un pueblo, la actuación te daba para comer y al siguiente. La profesión de entretenedor poco tenía que ver con las luces de la televisión y la fama. Me gusta ir a tocar a pueblos donde los conciertos no tienen ninguna importancia, es reunirse con 50 personas y transmitir algo sin más, disfrutan porque algo ha llegado a su pueblo. Esa manera de concebir la profesión de músico me gusta.

Citabas a Facundo Cabral y hay una canción de él en este disco. ¿Qué representa para ti?

Facundo es inspiración vital para mí. Me gustan más sus monólogos durante los conciertos que sus canciones en sí, aunque tiene grandes canciones, por supuesto. Esas verdades de la vida contadas entre canción en canción, su filosofía vital y viajera lo convierte en uno de mis cantautores preferidos. Me hubiera encantado conocerlo, pero lo asesinaron en Guatemala.

La canción de él que has elegido (‘No soy de aquí’) es como un himno.

Quería hacerle un homenaje, es su tema más famoso; quería llevarla a un terreno más moderno y creo que es de las favoritas del disco.

¿Cómo se equilibran en tu música esas influencias anglosajonas con las del folk latinoamericano?

Me crié en Londres, de los 2 a los 7 años viví allí, aprendí inglés antes que castellano. Le tengo adoración al folclore inglés. En España no se escucha nada, se ha escuchado más folclore irlandés, pero el inglés se desconoce mucho y a mí Fairport Convention, Richard Thompson o Sandy Denny me mueven el corazón mucho. También canciones muy antiguas que hablan de embarcarse con un capitán desconocido. Y eso coexiste con todo el amor por Latinoamérica y su riqueza musical, todo lo que he absorbido en las giras. Este disco es muy americano, pero desde la Patagonia hasta Alaska.

Dices que hay un sonido muy estándar en los últimos años en la música en castellano.

Según mi opinión, en España todos los discos suenan igual. Hay un estándar que llegó en los 90 o incluso antes, en cuanto a producción musical, llevando el sonido a lo mismo. La industria de la música en España ha dado muy poca cancha a cosas un poco más originales, como sí ha pasado en otros países que tienen más circuitos, más inquietud por llevar su folclore o sus tradiciones al siglo XXI. Aquí se va a tiro hecho. Igual que hay comida rápida, hay música de consumo rápido que da grandes beneficios en su momento porque la compra todo el mundo, pero al mes se tira, tiene fecha de caducidad temprana. No me importa que exista, pero que sea lo único que hay me parece triste. Tenemos alguna plataforma (Radio 3) que intenta enseñar qué más se hace en España, pero en general no es así.

Igual que no todos los músicos arriesgan, tampoco todo el público se atreve a asumir el reto de acercarse a lo nuevo.

Sí, pero el público necesita una plataforma para conocer. Por ejemplo, si se ayudara un poco más, Concha Buika no se habría ido de España. Ella ha hecho una renovación de algo tan castizo como la copla y hemos dejado que se vaya a Miami. Muchas paredes y mucha ignorancia se ha tenido que encontrar en este país para que al final le vaya mejor en EE UU. Pienso en Javier Ruibal, por poner otro ejemplo de alguien que merece más espacio y reconocimiento. Pero se va a lo fácil: vamos a hacer un reality show basado en la música para vender todo lo que se pueda en un mes, y luego ciao.

Le cantas a la ciberdependencia. ¿Te preocupa?

Las redes sociales, Internet, como otras cosas, son un arma de doble filo, tienen sus cosas buenas y malas. Lo cierto es que hoy en día poco importa a qué te dediques; en la mayoría de las profesiones (seas arquitecto, músico, periodista, diseñador) te vas a pasar muchas horas al día delante de una pantalla, sea de ordenador o de teléfono. Hay días que me digo: “¿Pero soy músico? Si hoy no he tocado la guitarra, si estoy todo el día delante del ordenador”. Es cierto que yo me autopublico discos, me autogestiono todo y para poder seguir viviendo de la música tienes que estar en las redes, en la web. En el futuro habrá terapias intensivas del tipo ‘pasa 20 días en la montaña sin wifi’. Será un lujo no tener conexión. Me apasiona la Naturaleza y caminar, por ahí puedes desconectar un poco.

Empeñado en unir música y Naturaleza, eres impulsor de los picnics musicales.

Es una reunión de músicos profesionales y no profesionales en la Naturaleza. Y lo hacemos de día, con todo el Sol. A mí nunca me han gustado las discotecas. Me gusta juntarme con amigos y tocar. Nos reunimos frente a un lago y nos pasamos tocando y comiendo todo el día, hasta entrada la noche. La gente trae comidas para compartir. Es inspiración, descarga, improvisación. Supone retomar la música como un juego, como lo que empezó siendo. Volver a jugar. To play. En esos espacios puedes gritar, desafinar, cantar a coro, reír, versiones. Si te levantas con resaca al día siguiente, al menos te miras en el espejo y estás moreno, tienes buena cara.

Lucas Pez Mago actúa el viernes 11 de septiembre en Madrid (Libertad 8).

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