Aprender a escribir, mirando al frente pero con espejo retrovisor
Antesala del otoño. Nuevos propósitos, nuevos cursos. Repasamos libros y recomendaciones para lo que también, en buena medida, está en nuestras manos: aprender a escribir. Ahí tenemos ‘maestros’ como Clara Obligado y los de Escuela de Escritores. Y libros extraordinarios como ‘Mientras escribo’, de Stephen King, y ‘Estilo rico, estilo pobre’, de Luis Magrinyà.
Me gusta el cambio de estaciones. De alguna forma marcan nuestro estado de ánimo y casi diría que nuestras vidas. Después de un verano infernal, por las temperaturas, parece que el otoño se adelanta ahora. Junto a la primavera es mi estación favorita. El otoño me gusta no solo por el cambio del paisaje y del entorno, que de alguna forma nos está invitando a mirar de nuevo hacia nuestro interior después de la explosión de vitalidad que supone el verano. También porque comienza el curso académico. Como la escuela, el instituto y más tarde la universidad fueron para mí una tabla de salvación, un regalo, siempre he vivido casi con entusiasmo estos días. Primero como estudiante, ya digo, y durante los últimos años también como profesor de escritura creativa en diversos centros, más o menos académicos, incluso en librerías, como la Alberti de Madrid.
Cuando la gente llama para interesarse por el curso, a veces me preguntan si de verdad creo que se puede aprender a escribir. Mi respuesta siempre es sí. Por supuesto. Y suelo contestarles con una frase de Richard Ford que seguro que alguna vez habré mencionado en esta Área de Descanso. La escritura, dice el escritor norteamericano, es en un 80% técnica y el resto es magia. La técnica se puede enseñar a partir de la lectura y de la práctica de la escritura. La magia, lo que nos convierte en autores singulares, no, aunque también se puede estimular.
Si en Estados Unidos o en América Latina la enseñanza de la escritura cuenta con una larga tradición y ha llegado a la universidad, en España es un fenómeno relativamente reciente, aunque en los últimos años ha habido un aumento considerable en la oferta de talleres y cursos de escritura, sobre todo en Madrid y Barcelona.
Uno de los pioneros es el de Clara Obligado. La escritora hispanoargentina siempre tuvo claro que se puede enseñar a escribir, aunque en los comienzos, allá por los años setenta, se encontrase con la incomprensión de una parte de la casta literaria, ahora que la palabra está tan de moda. “Se trata, básicamente, de enseñar a leer y a leerse, de mostrar los recursos que otros utilizaron y de señalar los defectos y posibilidades de quien aprende. De enseñar a pensar un texto. Esto se hace desde siempre, desde la antigua Grecia, y el mito romántico de la musa apareciendo en una habitación tenebrosa y lanzando un huevo de inspiración sobre la cabeza de un artista adecuadamente borracho o drogado no es más que una fábula un poco cursi”, asegura Obligado. Aunque escribir es difícil, advierte. “Requiere tiempo, imaginación, paciencia y técnica”. Y apunta algo que a veces suele olvidare: “Se puede enseñar a escribir, por supuesto, y llevo en ello más de 30 años, pero no se puede enseñar, de ninguna manera, a ser escritor, que es algo bastante más complejo y que va mucho más allá de la técnica”.
Una opinión que comparte Javier Sagarna, director de la Escuela de Escritores . “Como todo arte, la escritura tiene una parte de oficio compuesta de una serie de técnicas, recursos y estrategias muy objetivos que no creo que nadie dude de que se pueden enseñar y aprender, a través de la práctica de la escritura, la corrección y el comentario de textos y la buena lectura. ¿Y el talento?, ¿puede enseñarse también el talento? Pues en buena medida, sí. Durante años, en Escuela de Escritores hemos trabajado para crear una metodología que atienda a los dos figuras que coexisten dentro del escritor: el artesano y el artista, y este trabajo es la base de todos nuestros cursos, desde el máster de narrativa hasta nuestros cursos presenciales y por Internet que abarcan casi todos los niveles y especializaciones”.
También el mundo editorial ha respondido al creciente interés por la escritura creativa. Por citar solo algunos títulos más o menos recientes, la editorial Alba, en edición de María Tena, publica Escribir ficción, traducción de la guía práctica de la Gotham Writers´ Workshop de Nueva York, una de las escuelas de escritura de referencia a nivel mundial. Técnica y oficio, lecturas y prácticas y propuestas de escrituras, contadas por los profesores de la escuela, recorren las páginas de este manual que aportará luz y estímulo a quienes deseen adentrarse en el mundo de la escritura.
También de Estados Unidos nos llega Mientras escribo (DeBolsillo), de Stephen King. No creo que sea necesario a estas alturas presentar a uno de los maestros del género de terror y, dicho sea de paso, uno de los autores con más éxito de ventas del mundo. Algunos de ustedes habrán disfrutado con sus novelas o quizás han llegado a él a través de las numerosas adaptaciones de sus narraciones. Sus obras se han traducido a decenas de idiomas y algunos de sus personajes, como Carrie, forman parte ya de nuestro imaginario colectivo. Filias y fobias aparte, lo cierto es que Stephen King sabe de lo que habla cuando habla de escribir. Y nos cuenta algunos de sus secretos en este libro. “He escrito un libro corto porque a la mayoría de los libros sobre la escritura les sobra paja y tonterías. Los narradores no tenemos una idea muy clara de lo que hacemos. Cuando es bueno no suelen saber por qué y cuando es malo, tampoco”, asegura en uno de los prólogos, pues el libro ha sido reeditado en varias ocasiones.
Ya en España, a quienes no puedan asistir a un taller o una escuela, pero tienen el gusanillo de la escritura y les gustaría saber cómo empezar, les recomiendo Cómo armar y desarmar un relato (Editorial Base) del narrador y profesor barcelonés Fernando Clemot. Se trata de un libro argumentado desde la experiencia, al estilo del ya clásico La práctica del relato (Fuentetaja), de Ángel Zapata. A partir del análisis de narraciones y cuentos de referencia, Clemot da las claves y las herramientas al lector para que empiece a escribir y a construir una historia. A la vez, en sentido inverso, alerta sobre los riesgos de la escritura poco trabajada, de los clichés y de los errores en los que suelen incurrir los principiantes (y no tanto).
Para escritores consagrados y para los que empiezan, para los lectores en general a quienes les preocupa el uso de la lengua es de obligada lectura Estilo rico, estilo pobre (Debate), de Luis Magrinyà, un libro que cubre un hueco en los manuales de escritura. Su interés es doble. Por un lado, como señala en el prólogo José Antonio Pascual, está escrito por alguien, un lingüista, que trabajó en la Real Academia de la Lengua antes de publicar sus primeras obras de ficción (Magrinyà es uno de nuestros grandes cuentistas, dicho sea de paso). Pero también por el abordaje que hace. Nos alerta, no solo contra el estilo pobre y acomodaticio, poco riguroso y perezoso, de quienes no tienen el menor interés por la lengua, sobre el que hasta ahora se ha prestado –quizás– mayor atención. También nos avisa del exceso de celo, del estilo artificioso al que nos puede llevar la huida obsesiva de lo que sin razón a veces se tiene como vulgar. Nos anima a escribir con libertad, a dejarnos llevar, a mirar al frente mientras escribimos, pero siempre con un ojo puesto en el espejo retrovisor.
A partir de la próxima semana, ‘El Asombrario’ incluirá entre sus contenidos culturales un blog sobre aprender a escribir, que se actualizará semanalmente y que cuenta con el apoyo de un centro de reconocida y prestigiosa trayectoria: Escuela de Escritores.
Comentarios
Por Ramón Cañelles, el 14 septiembre 2015
Estimado amigo:
Nos ha desconcertado bastante que en su artículo no nos cite como una de las instituciones más relevantes en la escena madrileña de los talleres de escritura. Llevamos treinta años en el oficio y tenemos anualmente 2.500 alumnos, con autores de gran prestigio entre nuestro profesorado, y algunos de los autores que son citados en su escrito se iniciaron en nuestra estructura.
Confiamos en que esa omisión sea accidental y no se deba a posibles rivalidades entre empresas; de ser así, y considerando que es usted profesor de la institución a la que se dedica más espacio en su artículo, estaríamos ante un caso de nota publicitaria que retomaría viejos vicios de las secciones de cultura (como p.e. las del grupo Prisa), hoy afortunadamente en decadencia.
Para el caso de que usted no conociese nuestra dilatada historia e importantes aportaciones a la didáctica de la escritura creativa y temas afines, le incluimos aquí el link a la descripción de nuestro logros para el caso que usted quiera completar la información sobre el tema que ha desarrollado en su artículo, que suponemos de su máximo interés dada su condición de profesor en estas materias:
http://www.fuentetajaliteraria.com/quienes-somos
Le adjunto también link al último frente de trabajo de parte relevante de nuestro equipo, con el que confirmamos nuestra tendencia a ser pioneros en todo lo relacionada a la enseñanza del arte de la escritura. la Fundación Escritura(s), que será pronto presentada al público:
http://fundacionescrituras.org/
Reciba un cordial saludo,
Ramón Cañelles
Co-director y fundador de Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja
Presidente de Fundación Escritura(s)
Por Javier Morales, el 14 septiembre 2015
Estimado Ramón, antes de nada quiero agradecerle su comentario. Por supuesto que conozco Fuentetaja, un referente de las escuelas de escritura creativa en España y pionera, como bien dice. El motivo de no citarla, no obstante, no se debe a ninguna rivalidad de empresas. Se trataba de un artículo de opinión y no de un reportaje que reflejase las escuelas que hay en España (además de Fuentetaja, Hotel Kafka, Centro de Creación para Escritores, próximamente Relee…, por citar algunas solo en Madrid). En este último caso, sin duda, la habría incluido por ser una de las más antiguas y sobresalientes y de merecido prestigio.
Un saludo cordial
Javier Morales
Por Ramón Cañelles, el 16 septiembre 2015
Estimado Javier:
Primero de todo, gracias por responder con celeridad a nuestro comentario.
Efectivamente, somos muchos en esto. Entendemos como legítimo que en su opinión debamos ser excluidos casi todos, y en nosotros el desconcierto vira entonces tristeza. No sólo por no merecer mención. Sobre todo por lo señalado en nuestro comentario sobre el uso de los espacios de cultura para la promoción cuando involucra potenciales intereses personales o empresariales (su condición de profesor en una de las plataformas promocionadas en su escrito así lo sugeriría).
Discúlpenos por este recordatorio quizás incomodo, pero es entre todos que nos corresponde desterrar esos usos y abusos de los espacios informativos (o de opinión) para intereses publicitarios, en especial ahora que nuevas plataformas mediáticas como eldiario.es, donde hemos leído su escrito, tratan de distinguirse de esa vieja prensa mercenaria y clientelista, que tanto daño ha hecho (y aunque en menor grado, aún sigue haciendo) a la cultura de nuestro país. Para ahondar con rigor bien documentado en esa temática aconsejamos la lectura del libro «El cura y los mandarines. Historia no oficial del bosque de los letrados», de Gregorio Morán, recientemente publicado por Akal, tras una agria polémica ante el rechazo de Planeta a cumplir su contrato de publicación.
En suma, no es una casualidad que todas las empresas de nuestro sector estemos justamente en estos días en plena campaña de promoción del curso 2015/2016. Aún arriesgándonos a desagradarle (al tener usted una voz mediática, ostenta usted una cota de poder, algo que a otros quizás pueda resultarles intimidatorio a la hora de atreverse a emitir una opinión como la que aquí expresamos), creemos importante hacer este recordatorio: la necesidad de que los espacios publicitarios se distingan bien de los informativos (o de opinión).
Más allá del sentimiento de cierta discriminación que nos despierta su opinión, estamos seguros de que, tras esta exposición, usted comprenderá nuestra inquietud y nuestra necesidad de no permanecer en silencio ante estos hábitos endémicos de la prensa española, que a menudo se perpetúan en un halo de inconsciencia, como confiamos sea su caso. Aún si así fuese, de la inconsciencia conviene despertar, y en las manos de periodistas independientes, como imaginamos que es deseo de usted considerarse, está el romper de una vez por todas esa dudosa tradición. Es sabido que muchos periodistas, movidos por la desesperación y en otros casos por la ambición, han desterrado su profesión para poner sus armas al servicio de la empresa privada; flaco favor a su profesión. Justamente por eso, quienes no nos cabe duda de que con gran sacrificio se mantienen fieles a una profesión, la del periodismo, hoy asediada por los cuatro costados, deberían poner más cuidado que nunca a la hora de elegir, sin atisbo de sospecha, como aproximarse y ahondar en las temáticas que eligen.
Un cordial saludo,
Ramón Cañelles
Por Javier Morales, el 16 septiembre 2015
Estimado Ramón, gracias por su respuesta. Con el objetivo de ampliar los contenidos culturales de calidad y ampliar la oferta a los lectores, El Asombrario alojará desde esta semana un blog de la Escuela de EScritores, de ahí la deferencia de hablar con el director en un artículo que, reitero, era de opinión y en ningún caso un reportaje o información. Como podrá ver en nuestra sección de blos,
https://elasombrario.publico.es/asomblogs/
colaboramos también con otras entidades e iniciativas: «El gran salvaje», Iberlibro…En este sentido, estamos abiertos a otras propuestas, incluidas las de Fuentetaja.
Un saludo
Por Ramón Cañelles, el 16 septiembre 2015
Estimado Javier:
Gracias por sus aclaraciones y, sobre todo, por su sinceridad, que efectivamente echa luz más detallada sobre la situación que veníamos exponiendo.
Al margen del tema de los clientelismos como vía de dudosa sobrevivencia del periodismo en sus horas bajas, tema tabú que late con claridad a lo largo y ancho de nuestro intercambio, y tema cuya gran importancia quizás tuviese sentido abordar en un contexto más exigente que el que permite un espacio de comentarios como este, al margen de eso y ante su ofrecimiento para establecer una colaboración entre Fuentetaja y su publicación, nuestra primera reacción es expresarle el deseo de que en adelante se tratase con una mayor igualdad, que es decir también cortesía, al resto de plataformas y se les dirija con tiempo y neutralidad una invitación como la que nos expresa, de forma que se evite la sensación de favoritismos difíciles de justificar.
Por otra parte, se da la circunstancia de que recientemente le expresé a mi colega Javier Sagarna, director de la EdeE, una invitación para mantener un diálogo por escrito sobre una polémica que, de forma desordenada y por tanto confusa y llena de malentendidos, nos enfrenta en un tema esencial y directamente relacionado con el tema de su escrito publicado en eldiario.es. Tomando el título de su artículo de opinión como referencia, la polémica podría resumirse en la pregunta “¿Aprender a escribir es lo mismo que aprender a ser escritor?”, y que con un poco más de matiz, se podría desdoblar con otras preguntas: “¿enseñar técnicas de escritura es hacer escritores?”, “¿quién y cómo se determina qué es, en rigor, ser escritor (literario, se entiende)?”, “¿es algo «licenciable»?”. Y de ser así, “¿qué requisitos debe exigírsele a una institución educativa que trata de reglar un aprendizaje que ofrezca la titulación de escritor?”.
Todas esas cuestiones (que sólo trato de resumir) y sus diferentes respuestas propician estilos muy diferentes de enseñanza y de promoción de esa enseñanza, a menudo enfrentados.
¿Estaría su publicación interesada en publicar ese hipotético intercambio con Javier Sagarna, caso que éste acepte que profundicemos juntos en un diálogo razonado y matizado sobre las diferentes formas de abordar estos aspectos de la didáctica de la creación? Sería una buena ocasión para reiterar la reciente invitación a Javier, fijar así el retrato de esa antigua polémica a día de hoy y facilitar la evolución de nuestra disciplina. Considerando que EdeE y Fuentetaja son las dos plataformas que cuentan con un mayor número de seguidores (como revelan nuestras respectivas páginas de Facebook, aunque hay otros datos que lo prueban) el debate podría interesar a muchas personas para discernir mejor de qué hablamos cuando hablamos de aprender a escribir y colaboraría a fijar una referencia proyectada a futuro que ayude a una mejor evolución de estas materias todavía tan jóvenes en nuestro país —treinta años, los que nosotros llevamos en nuestra condición de pioneros, no son nada a efectos de tradición educativa…—.
Gracias de nuevo por no evadir las respuestas a nuestros comentarios. Queremos insistir en que nos parece vital aprovechar el momento histórico que vivimos para ganar en transparencia y en defender mecanismos lo más claros e independientes posibles en la gestión de la cultura al margen de intereses empresariales y de lucro, más aún cuando estos colindan con temas educativos.
Un cordial saludo,
Ramón Cañelles
Por Javier Sagarna, el 17 septiembre 2015
Encantado de debatir contigo, Ramón. Si tenéis una propuesta concreta sobre cómo y cuándo hacerlo, enviádnosla por los medios habituales (tienes mi e-mail y mi teléfono) y la estudiaremos. Tengo mis dudas de que la cuestión interese a tanta gente como piensas, pero adelante.
Muchísimas gracias por tu artículo, Javier, que me parece excelente.
Por Ramón Cañelles, el 18 septiembre 2015
Hola, Javier.
Justo estaba escribiendo un comentario a tu escrito-anuncio recién publicado en este diario bajo el título «Aprender a escribir en la Escuela de Escritores» cuando, tras enviarlo —salvedad: según decía un mensaje que ha aparecido en mi pantalla, está a la espera de ser aceptado…—, ha entrado un mail anunciándome que había un nuevo comentario en este otro artículo. Sorpresa al ver que era tuyo.
Sorpresa también porque yo le hacía una consulta a Javier Morales, su autor, respecto a si su publicación estaría interesada en acoger el debate entre nosotros, caso que tú aceptases. Si lees esto, Javier (Morales), quedo a la espera de tu respuesta, más aún ahora que Javier (Sagarna) responde que sí le interesa abordar el diálogo sobre los temas sugeridos.
Sorpresa después porque, tras tres meses, atiendas mi invitación sin que, ante tu silencio, en rigor haya tenido todavía la oportunidad de reiterarla, y sorpresa también porque me remitas a tu mail o teléfono cuando tú también tienes los míos… Me pregunto porque no me has contactado directamente y sin embargo me pides que lo haga yo. Es sólo un detalle, pero a veces los detalles son también importantes.
Y por último, sorpresa por tu afirmación de «Tengo mis dudas de que la cuestión interese a tanta gente», frente a tu afirmación en el artículo que te acabo de comentar, que comienza diciendo «Bienvenidos a este blog de escritura creativa. Nace con el objetivo de atender la creciente demanda por la creación literaria.» A pesar de lo confuso de eso de «la demanda por la creación literaria», parece que se sobrentiende a que te refieres ¿no?
Bueno, siguiendo las pautas básicas de la formalidad, espero la respuesta de Javier Morales a la consulta que le hacía en mi anterior comentario, y, si no tienes inconveniente, espero por tu parte la respuesta a como mejor aprovechar este espacio público que se abre a la materia en la que ambos trabajamos, con el objetivo de sostener ese necesario diálogo que ayude a esclarecer posturas y evitar malentendidos.
Un cordial saludo,
Ramón Cañelles
Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja
Por Javier Sagarna, el 18 septiembre 2015
Hola Ramón, tres cosas para zanjar esta cuestión:
.Mi silencio tras tu carta del mes de julio se ha debido al fallecimiento de mi padre pocos días después de recibirla y al atasco de trabajo urgente que me he encontrado al reincorporarme.Lamento en cualquier caso la demora.
.El blog de Escuela de Escritores en El Asombrario se dirige a personas que quieren escribir y buscan un contexto para ello, con técnicas, consejos, propuestas de trabajo y demás. No tiene entre sus objetivos profundizar en discusiones del tipo de las que enumeras, por lo que no creo que sea el lugar para dicho intercambio. Si os parecen tan interesantes esas cuestiones, abrid vuestro propio blog, invitadnos a participar y lo valoraremos. O proponed (por privado) otro contexto y también lo valoraremos.
. Por supuesto, eres del todo libre de publicar los comentarios que quieras a nuestras entradas, pero no esperes que ni yo ni nadie de la Escuela contestemos a nada que no tenga directa relación con el contenido que publiquemos.
Un saludo,
Javier
Por El Asombrario & Co., el 18 septiembre 2015
Advertimos desde la sección de comentarios que no vamos a tolerar ningún tipo de troles malintencionados. Las opiniones están claras, pero las acusaciones insidiosas no vamos a tolerarlas. Gracias.