Expresionismo abstracto con una Polaroid
ENTRE LA PINTURA Y LA FOTOGRAFÍA BASCULA LA OBRA DE ESTE FOTÓGRAFO QUE HA DESARROLLADO UNA TÉCNICA PARA CONVERTIR SUS POLAROID EN CONCEPTOS
MANUEL CUÉLLAR, Madrid
Nació en Nueva York hace 42 años, de la cosecha del 69, del año en que el hombre pisó la Luna y, tal vez por eso, posee alma de descubridor. «Me encanta pensar que muchas de las obras de esta serie están en la intersección entre la fotografía y la pintura. Me recuerdan mucho a los expresionistas abstractos, veo un poco de Clifford Still y de Barnett Newman en ellas. Me impresiona mucho que esa vieja tecnología sea tan elástica». Bill Miller se define a sí mismo como un «fotoperiodista veterano», estudió fotografía en el Bard College con Larry Fink y Stephen Shore y ha publicado en medios comoHarpers Bazaar, Paris Match o el Daily News aunque también ha colaborado con el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. El año pasado recibió el Celeste Prize que premia a artistas contemporáneos de esos que se pueden considerar dentro del 90%, es decir, que destacan por la originalidad de una idea y la creatividad del hombre corriente.
Tras su serie Ruined Polaroids(Polaroids destrozadas), se esconde una historia de sensibilidad, casualidades y, sobre todo de saber mirar. «Estas fotos están tomadas con una cámara Polaroid SX-70 que mucha gente consideraría que es un trasto. La compré por 20 dólares en un mercadillo callejero hace dos años. La primera vez que la utilicé, me di cuenta de que, por supuesto, ese aparato no podía funcionar en condiciones. A veces, soltaba dos copias a la vez cuando no se quedaba atascada la película en su interior estropeándose. Nada para tirar cohetes, desde luego. Cualquiera que haya trabajado con esta cámara habrá tenido las mismas experiencias que yo», afirma el fotógrafo en un descanso de su trabajo en el turno de noche en el diario New York Post.«Imagino que un 5% de las Polaroids fallan por una razón u otra. A veces es algo mecánico y otras debido a que los productos químicos están caducados. Pero cuando las usas sueles convertirte en alguien prosaico que tiende, simplemente, a tirar a la basura las copias fallidas como un gesto mecánico. Sin embargo, hay algo especial y atractivo en las cámaras antiguas y sus procesos de revelado. Así que, empecé a guardar las copias fallidas como un tesoro. Además, mi SX-70 comenzó a destrozar casi todas las copias todo el tiempo y fue entonces cuando me empeñé en participar en el proceso. He llegado a saber y controlar cómo acentuar aspectos y efectos de las imágenes y colores que aparecen en las fotografías. Ya no es solo cosa de la sorpresa. Ahora sé los trucos y el alma que se esconde detrás de la película y la cámara».
Miller ha expuesto su serie de Polaroids en varias galerías de Estados Unidos en Santa Barbara, Seattle y Miami, por ejemplo y las distribuye a través de la galería de Babel de Sao Paulo (Brasil). La mayoría de ellas fueron realizadas durante el año 2011. «Es una forma de escapar con creatividad del trabajo diario», afirma.
«Mi cámara Polaroid se estropeó por casualidad de una manera muy productiva y es exactamente el defecto lo que la ha llevado a otra dimensión que la ha despojado de su propósito inicial. Estas obras pueden ser fotografías, pero, ¿también pueden ser pinturas?, se pregunta Miller.
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