World Press Photo 2015 premia la foto que ningún medio quiso publicar
Madrid será durante un mes la capital del fotoperiodismo, en una exposición donde la crisis de los refugiados es el eje vertebrador de la muestra, con imágenes realmente estremecedoras. Un año más llega a España una avalancha de realidad de la mano de la fundación World Press Photo.
POR LAURA L. RUIZ
Lo que en su momento era un certamen para apoyar el fotoperiodismo y recrearnos con imágenes espectaculares, este año se muestra como el pepito grillo de la sociedad. Sin menguar el peso de la calidad, la 16ª edición del WPP centra su objetivo en la crisis de los refugiados, una problemática que ha conmovido, pero no lo suficiente como para acabar con esta situación. Por eso, este año el World Press Photo 2015 no ha podido recaer en otra temática. Una imagen que no logró hacerse un hueco entre los medios de comunicación, pero que sin embargo es la elegida. Blanco y negro para la obra de Warren Richardson que tomó en la frontera entre Serbia y Hungría. Una instantánea, que como dice Erik de Krujif, project manager de World Press Photo, “el jurado sí supo ver”. La fotografía muestra una iluminación precaria, ya que se realizó de noche y sin flash para no alertar a la policía sobre la presencia de los refugiados. “Se puede apreciar la tensión de todos los presentes, del padre pasando al bebé a brazos de alguien que apenas ve por la oscuridad”, explica de Krujif mirando la imagen, que se encuentra, como el resto, en La Sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) (Hortaleza, 63, centro de Madrid).
En esta misma línea destacan las obras sobre la espera de los refugiados frente a las verjas fronterizas, el peligroso y demasiadas veces mortal recorrido en barco hasta las costas turcas o griegas, o la vida en los campos de refugiados. Como la imagen que firma Dario Mitidieri. El fotógrafo muestra a una familia de tres mujeres y dos niños dispuestos a posar para un retrato. Pero a su lado, una silla vacía simboliza ese ser querido que han perdido en la travesía.
Los niños también son protagonistas del trabajo de Magnus Wennman, quien ha documentado cómo los menores pasan la noche en su recorrido para alcanzar una tierra segura en Europa. Camas de campaña, colchones en el suelo o la maleza como único lecho para estos niños que miran al espectador como preguntándonos por qué.
El responsable de la fundación confiesa que a veces no sabría explicar por qué una foto es premiada y otra no, ya que son muchos los factores que hay que tener en cuenta. Como los temas más latentes o bien otros que debemos no olvidar. Como el reportaje de Tara Todras-Whitehill sobre los supervivientes del Ébola o la guerra en Darfur, que se plasma en la imagen de un niño abrasado por las bombas y sin posibilidad de tratamiento por el bloqueo. Una realidad desgarradora que a nadie pasa por alto, ni siquiera a quien realiza imágenes muy diferentes. “Hemos visto muchas fotografías de refugiados, pero tenemos que ver muchas más”, asegura Daniel Ochoa de Olza, fotógrafo galardonado con el segundo premio en la categoría Gente.
El artista navarro explica que sus fotos “parecen no encajar entre estas, son niñas rodeadas de flores». «Pero es una suerte vivir en un lugar con tanta riqueza cultural. Estamos en un mundo muy difícil para muchas personas y la minoría puede vivir muy bien y a veces se nos olvida». Se trata de una tradición que cada primavera escoge a niñas entre ocho y 14 años para situarlas en un altar, rodearlas de plantas aromáticas y mostrarlas envueltas en mantones de manila. Las menores deben estar hieráticas, mientras otras niñas piden una propina a los visitantes a cambio de un dulce o cepillarles el traje. «Las de Daniel son unas fotografías tomada en Madrid, algo casi único en este certamen. Están tomadas en Colmenar Viejo pero es una tradición que también se hace en Lavapiés, algo desconocido por muchos. Por eso lo hemos elegido», comenta Elena Vergara, organizadora de World Press Photo edición Madrid.
Paseando por la sala expositiva los ojos van desde la perspectiva aérea de un agujero creado en el suelo de una ciudad china, a una ballena rodeada de buzos que la fotografían o la escena cotidiana y nunca expuesta de los ciudadanos de Corea del Norte. El reportaje de largo recorrido sobre la violencia sexual que soportan las militares en EE UU resulta espeluznante. Podemos sentir el peso de la impunidad y de las consecuencias de las agresiones en los rostros de las mujeres retratadas.
“Este año hemos recibido más de 80.000 fotografías”, comenta Erik de Krujik, que explica que gracias al extenso jurado y a un riguroso proceso de selección para cubrir las 45 categorías de este año, con premiados de 21 nacionalidades entre los 42 fotógrafos galardonados. “Lo que hace diferente esta edición de las demás es, además de la temática, el carácter old school de la fotografía y la elección muy numerosa del blanco y negro”, comenta el representante de la fundación WPP, que adelanta que la selección de fotos pasará por un centenar de ciudades de 45 países del mundo después de que se cierre la muestra en Madrid el 1 de noviembre.
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