Árboles que acompañan, dan sombra, protegen y abrazan
Árboles manchegos llegan a París. No nos asustemos. No se trata, recordando la denuncia que subyace en la película El Olivo de Icíar Bollaín, de arrancar y secuestrar árboles para adornar una rotonda parisina. Es algo mucho más artístico, natural y alegórico: la exposición fotográfica ‘Mi casa, mi árbol’, de José Quintanilla, que se acaba de inaugurar en el Colegio de España en París y pretende subrayar el valor de los árboles como nuestros compañeros.
Las 16 imágenes de la muestra contienen casas tradicionales, cobijo de labradores y animales, siempre acompañadas de un árbol, sea almendro, encina, pino o higuera. Todas están tomadas en La Mancha, entre Albacete y Ciudad Real, en un entorno duro, árido, plenamente rural, y transmiten un sentimiento de reivindicación y recuperación patrimonial y natural; también de la memoria, al ver cómo los árboles acompañan, escoltan, dan sombra, protegen y hasta abrazan a esas casas.
Ver las imágenes, en cuya labor de edición y producción se han envejecido papeles de algodón de alta calidad de manera artesanal y a las que se han añadido tintes naturales y óxidos, permite captar esas sensaciones que expresa Quintanilla.
“Lugares de gran belleza cotidiana” los define su autor, que ya ha editado un libro y ganado algunos concursos gracias a este trabajo. Cada imagen incluye la identificación y localización geográfica precisa de casa y árbol. “Sintetizan de alguna manera la relación entre hombre y naturaleza, metáforas de nuestro origen ancestral. Exploran el diálogo entre casas y árboles, elementos constructivos y vegetales, lo humano frente a lo natural, y su integración con el paisaje que los rodea”.
‘Ma maison, mon arbre’ (Mi casa, mi árbol’) puede verse en el Colegio de España en París hasta el 30 de noviembre.
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