‘El mundo imperfecto’ de Sidecars: directo al número 1
El trío madrileño Sidecars edita su quinto trabajo en estudio, ‘Ruido de fondo’, que le ha aupado a lo más alto de la lista de ventas en nuestro país con temas como ‘Mundo imperfecto’ (hipnotizante videoclip). Tras varias temporadas siendo la nueva promesa del pop de sentimientos íntimos con ‘savoir faire’ roquero, llega el momento de recoger los frutos de una docena de años de carretera e ímprobo trabajo. Nos ponemos en contacto con Juancho, guitarrista, cantante y compositor de Sidecars que, además, milita en la banda de Leiva, que edita disco en directo, con lo que, de manera indirecta, vuelve a posicionarse en el top del listado discográfico. Mañana actúan en el Palacio de Festivales de Santander.
Estamos en un país asolado por la pandemia y por las medidas contra la pandemia, ¿cómo lo vas llevando?
Como todos, desesperado por momentos, en otros mejor, en otros con ansiedad, en ese círculo vicioso emocional. Hubo gente cercana a mí que lo pasó, y yo, o no lo pillé o fui asintomático, ahora aquello ya pasó y todo mejor, tenemos la sensación en Sidecars de que nos van a pasar cosas, lo cual me hace sentir bien.
¿No es un poco locura sacar un disco ahora?
Es una sensación surrealista, sacar un disco sin poder salir de gira, en un momento en que todos tus amigos han decidido no sacar sus discos. Sientes que lo estás haciendo mal pero, a la vez, hemos sido de los pocos que nos hemos llevado una alegría en medio de toda esta movida: sacar el disco, sentir el feedback de la gente y ser el disco más vendido. Se nos queda atrás la gira, por las ganas, pero al menos el disco ya no se nos queda ardiendo entre las manos.
Nº 1 en ventas. No es baladí.
Muy loco para nosotros, algo que tardas un poco en asimilar y entender. Estuvimos unos días como niños pequeños, al final nos lo tomamos como un premio a la persistencia.
No os lo esperabais.
No. Siempre se intenta fomentar la venta con acciones, para ver si escalas un poco más que con el anterior, pero en anteriores momentos en que vendimos más de lo esperado no fuimos número uno. Yo no me lo esperaba, no sé si la discográfica o alguien estaba pendiente, pero yo no.
Se dice que es vuestro trabajo más maduro cuando apenas estáis soltando el sambenito de grupo emergente.
(Risas). Sí, hemos estado muchos años siendo el eterno grupo emergente… Pero, claro, cada disco que uno graba es un par de años mayor, se es más maduro, así que las cosas que cuento o la manera de contarlas, incluso el enfoque, es de una persona más mayor y madura. A la hora de vestir esos textos le das otras pequeñas vueltas, pero es una evolución natural, que sea o no madura es menos importante, es la evolución natural, la que tenía que ser.
A nivel musical los años de rodaje también han de notarse.
Con la banda al completo ya es el segundo disco que hacemos juntos, tras unas cuantas giras. Creo que esta vez hemos estado de otra manera, la experiencia de tocar juntos se nota. Es muy cómodo, todos nos entendemos muy bien, sabemos de qué pie cojea cada uno. Y en el caso de Nigel, el productor, es el cuarto disco que hacemos juntos, y no nos hacía falta casi ni hablar, con mirarnos sabíamos lo que pensaba el otro, hemos trabajado desde el esqueleto de la canción, y no hemos tenido ninguna discusión artística, sino que ha sido una grabación muy divertida y con tiempo para desarrollarla. Y trabajar de esa manera hace que no sientas tanta presión, que no tengas el culo tan apretado y que salga bastante la realidad de las cosas.
La banda, el trío esencial que componéis Sidecars, lleváis juntos 12 años, de lo que se deduce un saber estar entre vosotros, un saber aguantarse.
Una mezcla de todo, cuando eres un chaval tú tienes las mismas inquietudes que tu colega de parque, pero, cuando uno crece, las inquietudes y necesidades, el cómo se ve a sí mismo cada uno o de cara al futuro, hace que los caminos se dispersen, que se vaya cada uno para un sitio, pero en nuestro caso hemos tenido la suerte de que los amigos del instituto con un plan de futuro nos hemos mantenido. También hay mucho de saber aguantarse, de saber tratarnos, de cuidarnos, o tirarnos las cosas a la cabeza, pero estando cada uno en su sitio, nadie quiere el rol del otro, nadie quiere mear más lejos que nadie. Además somos tres, no hay dos y dos…
Así, a la hora de votar, nunca hay empate.
Ya no votar, pero a la hora de algo, cuando hay dos que lo tienen claro, el tercero llega un momento que se adapta, porque el día que no eres tú es el otro y al final ese acople sale de manera natural; en ese sentido, tenemos mucha suerte, somos muy afortunados.
Además del trío fundacional, comentabas la unión que hay con los otros tres músicos de Sidecars.
Sí, no paro de decir la suerte que tenemos, pero es que la tenemos. Con ellos dimos con nuestra familia, con un grupo de chavales alucinante, no fue a la primera, tuvimos otro guitarrista, otro teclista, pero eso fue moviéndose hasta que todo encajó: hasta que entraron Valdehita, Ramiro y Pera. Un día nos dimos cuenta de que todos estábamos con un compromiso, un proyecto mucho más allá del musico que toca con una banda, remamos en una misma dirección, somos amigos del alma y, cuando no estamos tocando, estamos igualmente juntos. Es una suerte, yo veo muchos colegas que gira tras gira cambian de banda, y es lo normal, pero yo valoro mucho no tener ni que pensar en eso, saber que ellos van a estar ahí porque lo viven con la misma intensidad que yo.
Hablas mucho de la suerte, pero para llegar a la bonita posición en la que estáis, en vuestro caso hay detrás trabajo, mucho trabajo.
Es cierto, si en algo podemos ser un buen ejemplo es en el manual de una banda, de cómo se sube hacia arriba sin saltarse un solo escalón. Hemos tenido gente cerca que sabía cómo hacerlo cuando nosotros no teníamos ni idea, y hemos ido haciendo un proyecto despacito, sin tener prisa, y es lo que hace que a día de hoy los tres seamos unos pilares que no nos mueve ni dios.
¿El disco se grabó antes o después del ‘gran encierro’?
Se grabó antes. Terminamos de grabar y, cuando estábamos empezando las mezclas, nos encerraron. Nos ocurrió lo del confinamiento cuando ya habíamos grabado, menos mal, si no, no me imagino parar la grabación a medias, hubiera sido como perder el feeling.
Grabasteis en una sociedad y, al regreso al estudio para mezclar, la sociedad era otra, os despedisteis con abrazos y os reencontráis saludándoos con los codos…
Totalmente. (Risas). A los pocos días de empezar la mezcla nos confinaron. Ya el primer día de mezclas comenzaron los saludos con el codo y había esa risilla que se tornó pronto en no-risilla y ya a los días nos confinaron… Lo bonito es que el disco fue grabado en absoluta libertad de abrazos y roces.
El contenido lírico de las canciones vuelve a nadar en el proceloso mundo de los sentimientos íntimos y las situaciones cotidianas.
No es algo que yo haya elegido, es de lo que suelo tirar, es al archivo al que se va mi cabeza cuando me pica la inspiración. Suelo buscar en cosas que me pasan a mí o a gente muy cercana. Casi todo sale de ahí. No soy un buen inventor de historias, lo he intentado desde que empecé a escribir canciones, pero no tengo esa habilidad, cuando cuento algo que no me toca de cerca no me suena creíble.
De saberse quien hay detrás de cada canción nos encontraríamos con un círculo pequeño de gente.
Podría ser un diario de personas que hay y ha habido en mi vida. La vida avanza y se van quedando personas, hay quien pone sus fotos con esa gente en el salón.. yo les pongo canciones, junto a otros encuentros y situaciones de mi vida. De todas formas, el disco anterior era más conceptual, pero en este se habla de muchas cosas diferentes. Lo que sí hacemos es un ejercicio previo de poner diferentes órdenes de los temas, procuramos que de seguido tengan evolución musical y a veces haces diana y de seguido se interrelacionan.
Con las medidas anti Covid se os cayó una gira por grandes recintos.
Iba a haber sido en mayo, la gira de nuestros sueños, acceder a recintos que nunca nos habíamos atrevido… La echamos abajo. Después de varios intentos, nos decidimos por una gira de teatros como la solución más prudente y viable, algo que se pueda llevar a cabo. Reivindicamos el rock en teatros y tenemos ganas y necesidad de carretera, y hay mucha gente que tiene ganas de un show en condiciones seguras. Nos guardaremos la gira de nuestros sueños para cuando vuelva la vida de nuestros sueños. [Mañana, día 18, se suben al escenario en Santander; en enero estarán en Murcia y Gijón, y en febrero en Zaragoza, Valencia, Islas Canarias y Madrid).
En estos días acaba de salir otro disco (también directo al Nº 1) en el que participas, ‘Madrid Nuclear’, el directo de tu hermano Leiva, en cuya banda militas.
Me parece alucinante cómo ha quedado, el nivelazo de banda, el de los audiovisuales. Hablo en tercera persona, como si yo no estuviera, desde ahí me impresiona mucho lo que hacen los demás. En lo personal es un sueño, estoy tocado por la varita, por poder vivir no una, sino dos veces la música de esa manera. Tocando con Leiva, aparte de salir con mi hermano y estar con colegas, me gusta explorar mi faceta de no front-man, porque me encanta dar un concierto como guitarrista sin tener que sentirme el foco de atención, y además aprendo muchísimo, todos los miembros de esa banda están en primera división, y el DVD de ese directo es algo que no he visto a ningún grupo, está tocando el techo que teníamos.
¿Y cuánto tiempo crees que te vas a poder apañar simultaneando en dos proyectos tan poderosos?
Me lo preguntan mucho, no tengo una respuesta, yo también me hago esa pregunta. Llevo años enlazando una gira con otra, o incluso superponiéndolas, y a veces he acabado un poco cansado, pero lo hemos organizado bien y, mientras se pueda mantener así, voy a seguir tocando con mi hermano, es una fuente de energía y felicidad.
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