Tesoros familiares y entrada gratuita para celebrar 100 años del barón Thyssen
Un 13 de abril de 1921 nacía en La Haya, Holanda, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, en el seno de una de las principales familias de industriales de Europa. Con el tiempo y siguiendo la senda de su padre, se convirtió en uno de los mecenas y coleccionistas de arte más importantes del mundo. Hoy, justo un siglo después, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, que recoge el núcleo más valioso de su fabulosa colección, abre un año de celebraciones en torno al arte, el coleccionismo y la figura del barón, subrayando más que nunca su lema ‘El museo de todos’. Para abrir boca –y ojos– esta semana la entrada al museo sigue siendo gratuita. Además, hoy se inaugura la exposición ‘Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza’. Y hay muchas más sorpresas de aquí a fin de año.
Nos explican en el museo: “Todos sus herederos han contribuido en la organización de varias exposiciones especiales organizadas en su honor por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Tras la buena acogida de la muestra dedicada al expresionismo alemán que inauguró el centenario a finales del año pasado, el museo presenta una nueva instalación con una selección de 20 obras de la colección original del Barón, algunas de las cuales se mostraron durante un tiempo en 1992 con motivo de la inauguración del museo. Otras, que formaban parte de la colección original de obras renacentistas de su padre, nunca se han expuesto en Madrid. La mayoría han sido cedidas para la ocasión por la baronesa Francesca Thyssen-Bornemisza, hija del Barón”.
La exposición Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza, comisariada por Mar Borobia, conservadora de Pintora Antigua del museo, estará abierta desde hoy hasta el 23 de enero de 2022 y se presenta dentro del recorrido por las salas de la colección permanente. Las obras elegidas son diez piezas de altísima calidad de orfebrería alemana y holandesa de los siglos XVI y XVII; dos esculturas del Renacimiento italiano y alemán; tres espectaculares tallas en cristal de roca del Barroco italiano; cuatro óleos de diversas escuelas artísticas del siglo XVII, y un extraordinario baúl de viaje, con 66 accesorios en su interior, del siglo XVIII alemán.
En la presentación ayer de esta muestra tan particular, Francesca Thyssen-Bornemisza recalcó cuál era el principal impulso que movía a su padre: “la diplomacia cultural”. Y recordó palabras dichas por el Barón, que falleció en 2002, también un mes de abril, 10 años después de montarse el museo de Madrid: “Creo que, siempre que sea posible, las obras maestras de la colección deben ponerse a disposición de todos, y que los préstamos temporales y los intercambios entre diferentes países pueden ayudar a promover la causa de la paz mundial”. En este sentido, la baronesa recordó el empeño de su padre en plena Guerra Fría por organizar intercambios con las colecciones rusas, convencido como estaba de que esta colaboración era una vía de contribuir a apaciguar tensiones entre bloques y contribuir a la paz del mundo. “El arte como agente de cambio y paz, algo que yo también tengo en la base de mi proyecto TBA21”. Sobre la muestra que se abre hoy, Francesca destacó que no son solo piezas decorativas de enorme valor, sino que todas guardan también “un alto valor simbólico”.
De la mano de Mar Borobia, realizamos el recorrido por estas 20 piezas “muy exclusivas” que forman Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza, montada en colaboración con la Comunidad de Madrid: La primera obra se encuentra en la sala 4, junto a la pintura italiana del siglo XV. Se trata de una talla en estuco de La Virgen con el Niño y cuatro ángeles (hacia 1465-1470) de Agostino de Duccio. Este tipo de relieves con imágenes de la Virgen y el Niño se hicieron muy populares en Florencia en el siglo XV y tenían como finalidad la devoción privada. A continuación, en la galería Villahermosa, se han expuesto entre otras piezas la impresionante Copa Imhoff (hacia 1626), de Hans Petzoldt, y un Aguamanil en forma de pez (hacia 1600), en cristal de roca y oro, elaborado por un taller de Milán.
En la sala 6, la que seguramente es la pieza más especial: un baúl con servicio de mesa de Christian Winter, uno de los plateros con más renombre de Augsburgo en la primera mitad del siglo XVIII, época en la que sus vajillas de plata adquirieron gran popularidad. El servicio de mesa se compone de 53 piezas de plata y 13 de porcelana. Todos los enseres –fuentes, bandejas, cubiertos, platos, tazas y utensilios de distintos tamaños y capacidades– se distribuyen en el interior de este suntuoso baúl, forrado de terciopelo granate, en huecos específicamente realizados para cada uno de ellos.
La pintura alemana de los siglos XV y XVI se ha enriquecido, en las salas 8 y 9, con una talla de madera, La Piedad (hacia 1505-1510), atribuida al Maestro del Altar de Wettringen, y con la Copa Rákóczy (hacia 1570-1620), compuesta por tres piezas de diferentes épocas que se unieron antes de 1664.
Junto al espléndido conjunto de pintura holandesa de la colección, en las salas 20 y 21, se muestran los cuadros Lot y sus hijas (hacia 1645), de Hendrik de Somer, uno de los artistas que difundieron el caravaggismo en el norte de Europa; Paisaje del Rin (1663), del pintor y grabador Herman Saftleven, y Escena de cetrería junto a una casa de labranza (hacia 1645-1650), de Philips Wouverman, uno de los escasos ejemplos de pintura antigua que se agregaron a la colección en la década de 1980, cuando el Barón estaba más centrado en su colección de arte moderno. También en la sala 21 se ubica el bodegón Flores en un jarrón de cristal (hacia 1657-1660), de Cornelis Jansz. de Heem, que se expone junto al cuadro de su padre, Jan Davidsz. de Heem, de la colección permanente. Esta misma sala se completa con dos magníficos ejemplos de Copa nautilo; una de Cornelius Floris, de hacia 1577, y otra de Cornelius Bellekin, de finales del siglo XVII. Consideradas objetos de lujo, estas piezas fueron muy apreciadas a partir de la segunda mitad del silgo XVI.
Durante la presentación de la muestra, Evelio Acevedo, director gerente del museo, subrayó ese principio que movía al Barón: “que el arte, la cultura, podía hacer mucho por pacificar el mundo y hacernos más libres”. “Por eso todas las actividades que hemos preparado este año tratan de rendirle un sentido homenaje no solo como coleccionista, sino como humanista”. Entre esa programación especial por el centenario, se encuentran una serie de conciertos esta semana, más la restauración a la vista del público del que quizá era el cuadro favorito del Barón de su colección, Joven Caballero en un Paisaje (hacia 1505), de Carpaccio; la llegada a Madrid de 12 pinturas italianas que, por un préstamo, se visitan habitualmente en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, y una gran exposición de más de 150 obras de arte norteamericano, sobre todo paisajismo, con fondos principalmente de la colección del Barón, ya que fue una de sus últimas grandes pasiones como coleccionista.
‘Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza’. Con la colaboración de la Comunidad de Madrid. Hasta el 23 de enero de 2022.
La entrada será gratuita hasta el 19 de abril, semana de celebración del Centenario del Barón Thyssen-Bornemisza, así como todos los lunes, en horario de 12 a 16 horas gracias a Mastercard. Hoy, día 13, y este fin de semana habrá una serie de conciertos en el museo, organizados en colaboración con la Escuela Superior de Música Reina Sofía y con el Centro Superior y Fundación Katarina Gurska. Por las medidas sanitarias, es necesario realizar la reserva previa de entradas tanto para visitar el museo como para asistir a los conciertos.
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