Celebremos los 250 años del Museo Nacional de Ciencias Naturales
El Museo Nacional de Ciencias Naturales está de celebración a lo grande. Tiene motivos. Cumple 250 años. Para ello, ha preparado las exposiciones ‘Un viaje fascinante de 250 años’ y ‘El Museo en la Antártida’, y el documental ‘Evolución’. Un viaje que no podemos perdernos.
Era el año 1771 y reinando Carlos III quiso el monarca aunar “la ciencia y arte bajo un mismo techo”. El 17 de octubre se creaba el Real Gabinete de Historia Natural con sede en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la calle Alcalá 13, de Madrid. Ciencia y Arte compartían espacio y objetivos: divulgar y mostrar colecciones hasta entonces nunca vistas por el público. El Real Gabinete de Historia Natural se convertía así en el primer museo dedicado a las ciencias de la naturaleza abierto al público sin distinción de clases. Y es que hasta entonces solo las elites tenían acceso al conocimiento más novedoso, ya que las primeras colecciones del que hoy es el Museo Nacional de Ciencias Naturales fueron de origen privado. Nacía así hace 250 años un museo con vocación de divulgar la ciencia a todos.
Carlos III adquirió las colecciones de Pedro Franco Dávila, un coleccionista y naturalista de Guayaquil (actual Ecuador), que aportó al Museo sus ejemplares botánicos, zoológicos y geológicos y fue su primer director. Carlos III ordenó además a los virreyes que trajeran las colecciones más interesantes al Museo y aportaran para sus fondos, lo que supuso también un impulso a las expediciones científicas.
Cristina Cánovas, coordinadora de Exposiciones en el Museo, nos explica que desde los inicios se impartieron clases a estudiantes y fue el origen de una educación reglada. El Museo mantiene hoy en día sus objetivos iniciales: investigación, conservación de colecciones, divulgación y educación, y creación de vocaciones científicas. “Desde el Museo queremos crear concienciación en biodiversidad y crear vocaciones científicas”, señaló su director, Rafael Zardoya, en el acto de celebración de los 250 años del museo, la pasada semana.
En 1895 el Real Gabinete de Historia Natural se vio forzado a abandonar el segundo piso del Palacio de Goyeneche de la calle Alcalá, y pasó a ocupar un sótano de la Biblioteca Nacional, en el paseo de Recoletos de Madrid. Este cambio de ubicación provocó el descontento de naturalistas y científicos y su entonces director, Ignacio Bolívar, peleó para que el Museo dispusiera de una sede digna y a la altura de sus extraordinarias colecciones. En 1910 se trasladó al Palacio de la Industria y de las Artes y desde entonces comparte edificio con la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales.
Se manejaron otras posibles sedes para albergar el Museo, que no llegaron finalmente a cuajar, como por ejemplo cuando Carlos III encargó a Juan de Villanueva construir un majestuoso edificio para un Museo en el Paseo del Prado y que al final albergó, por deseo de Fernando VII, la colección de pintura y no la de ciencias naturales, en lo que hoy es el Museo del Prado.
Diez millones de piezas
A lo largo de este cuarto de milenio, el Museo de Ciencias Naturales ha ido acogiendo colecciones de diversa procedencia pública y privada hasta llegar a los más de 10 millones de ejemplares que alberga en la actualidad, no todos expuestos, claro. Uno de los más imponentes llegó al Museo en 1789. Se trata del megaterio, un género ya extinto de mamíferos de gran tamaño.
Además, desde el Museo se han impulsado expediciones científicas para conocer mejor la fauna y flora, como la que entre 1862 y 1866 se realizó por el Pacífico, la de 1902 a Siria y Turquía, y la de finales del siglo XX a la Antártida.
Con motivo de este aniversario, el Museo acoge dos interesantes exposiciones: Un viaje fascinante de 250 años y El Museo en la Antártida. En la primera muestra se recogen imágenes, vídeos, sonidos, ilustraciones, textos y piezas destacadas de la investigación en Paleontología, Ecología, Bioquímica, Evolución o Biodiversidad. En la segunda exposición, se rinde homenaje a las investigaciones que desde el Museo se han impulsado en la Antártida, con especial referencia a los trabajos en líquenes y pingüinos, y al Protocolo de Madrid sobre protección medioambiental firmado hace 30 años.
Además, se ha grabado el documental Evolución, de 60 minutos, para conmemorar esta fecha tan redonda, en el que, según su director, Mario Cuesta, se recogen los valores del museo y su esfuerzo por la divulgación y la esencia que transmite. “Es un museo que invita a los visitantes a salir y explorar la naturaleza, no a quedarse dentro de las salas”, señaló en la presentación.
En resumen, y en palabras de la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, el Museo Nacional de Ciencias Naturales “es ciencia, educación, fuente de nuevas vocaciones científicas y abierto a todos los ciudadanos”.
COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
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