Rafael Zardoya: “Cada especie que desaparece nos acerca más a un mundo hostil”
Hoy traemos a nuestra ‘entrevista circular’ al investigador Rafael Zardoya, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), con sede en Madrid, para hablarnos de concienciación y divulgación ambiental, y de la grave pérdida de biodiversidad en el planeta, con un motivo de peso: el MNCN cumple nada más y nada menos que 250 años.
Estáis celebrando los 250 años del MNCN. En breve, ¿qué debería saber la gente de este centro? Sus puntos más fuertes.
El Museo se creó como gabinete de Historia Natural en 1771, en el contexto de la Ilustración, en un momento en el que la exploración y descripción de las maravillas de la naturaleza se unía al progreso de las naciones y la ciencia tenía un papel protagonista. Después de 250 años, nos sigue moviendo el mismo impulso que se puede resumir en tres pilares: 1. La investigación multidisciplinar de los procesos naturales y el estudio de los mecanismos evolutivos que generan la biodiversidad. 2. La conservación del patrimonio natural a través de nuestras colecciones científicas. Y 3. La divulgación de nuestra investigación a la sociedad y la educación y concienciación de la ciudadanía de la necesidad de un desarrollo sostenible, compatible con la naturaleza.
¿Cuáles están siendo los principales ejes de tan redondo aniversario?
Queremos aprovechar el aniversario para revindicar nuestra antigüedad y orígenes ilustrados, y sobre todo dar visibilidad de nuestra actividad actual en la vanguardia internacional de la investigación en ciencias naturales y como referente divulgador de la conservación de la naturaleza para la sociedad. Es importante que se conozca nuestra labor de asesoramiento a las administraciones públicas, que tenemos más de 10 millones de ejemplares en las colecciones o que nos visitan 300.000 personas anualmente.
¿Y los principales retos del Museo para los próximos años, Rafael?
El museo (y la humanidad) se enfrenta al reto de la crisis ambiental global provocada por nuestra especie. Nuestra investigación es más importante que nunca para entender la magnitud del deterioro de la naturaleza y proponer soluciones. A nivel más particular, el museo, por historia, tamaño de sus colecciones y actividad científica, está a la altura de los principales museos de historia natural del mundo con los que trabaja conjuntamente en consorcios internacionales, sin embargo, se enfrenta a un reto: tener una sede digna de nuestra misión. Tras un largo peregrinaje histórico, estamos ubicados en dos alas desconectadas de un edificio del que solo ocupamos una tercera parte y que no es suficiente para albergar nuestras colecciones ni la demanda de exposiciones que tenemos. Es necesario convencer a la sociedad y en último término a los gestores y políticos de que el país se merece tener alojado el museo de ciencias naturales en un edificio acorde a su reconocimiento internacional y equiparación con museos análogos en Londres o París.
¿Por qué debe preocuparnos la pérdida de biodiversidad?, ¿crees que es consciente el común de la gente de su significado?
La pérdida de hábitats y de biodiversidad se ha acelerado hasta extremos que las conexiones naturales que la evolución ha generado a lo largo de millones de años se están rompiendo de forma masiva, lo cual provoca desequilibrios que nos repercuten directamente en nuestra salud (avance de las enfermedades emergentes, pérdida de productos naturales con propiedades farmacológicas), en nuestra economía (pérdida de servicios del ecosistema, como por ejemplo, los insectos polinizadores, el secuestro de CO2) y en la sociedad (hambrunas y migraciones masivas). Cada especie que desaparece por nuestra culpa nos acerca más a un mundo hostil para nuestra propia especie y una parte importante de la gente no es consciente de ello y del futuro tan adverso que estamos dejando a las próximas generaciones.
¿Crees que hemos avanzado mucho en la conciencia ambiental ciudadana en las últimas décadas?
No cabe duda de que sí, pero aún no al ritmo suficiente. Lamentablemente, estamos siendo testigos de un desastre ambiental a nivel planetario y aún mucha parte de la sociedad prefiere negarlo antes que enfrentarse a ello, aunque haya pruebas científicas irrefutables. Además, la concienciación ambiental no puede ser igual en los distintos países. En aquellos países que aún son megadiversos pero donde la pobreza es la norma, la conciencia ambiental es difícil que pueda avanzar hasta que no se solucionen los problemas primarios de la ciudadanía.
Rafael, ¿sabes lo que es la basuraleza?
Lamentablemente sí, nos rodea, está en los ríos, la montaña, y, en particular, la que más veo es la que traen las olas a las costas cuando estudio los caracoles marinos en regiones tropicales. Sobre todo, plástico imposible de degradar, que provoca problemas en los seres vivos y contamina irremediablemente el medio ambiente.
Una película o libro que recomendarías.
Dersu Uzala (el libro de Vladimir Arseniev y la película de Akira Kurosawa), donde se cuenta la vida y relación estrecha con la taiga siberiana de un nativo de la etnia nanái a comienzos del siglo XX.
Un lugar al que te gusta regresar.
La montaña de Babia y Luna en el norte de León, que aún permite disfrutar de la naturaleza y desconectar de la rutina.
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