Cómo logran las ‘eco-influencers’ tener decenas de miles de seguidores
Son jóvenes, concienciadas y con gancho. Las ‘influencers’ ambientales están aquí para abrir canales que conecten con el público más joven. La estrategia: mensajes sobre la vida en nuestro planeta que no resulta fácil hacer llegar por medios más tradicionales. Una reciente sesión de #VidriosyBarras las ha reunido para contar sus experiencias en un mundo en el que se bombardea a la juventud con mensajes contradictorios: Por un lado, les incitan al sobreconsumo; por otro, se les genera ‘ecoansiedad’. Su espacio, dicen, son las zonas grises entre un extremo y otro. Así triunfan en las redes. ¿Cómo logran sus objetivos Blondiemuser y Climabar?
Paula Vilaboy, gallega, de 28 años, bióloga de formación, nos muestra la limpieza de una playa en invierno. Toallitas húmedas, colillas, macetas, trozos de redes, envases de natillas… La playa de Vilariño, al fondo de la ría de Aldán en Cangas (Pontevedra), es el escaparate de lo que contiene el Atlántico y ella lo va enumerando mientras llena bolsas de desperdicios, la inmensa mayoría plásticos. Es uno de los últimos vídeos que ha colgado como Blondiemuser en su cuenta de Instagram, donde se define como “gallega ecofriendly” y tiene 31.500 seguidores, aunque es en TikTok donde está su comunidad, con 1,8 millones de fans virtuales. Recientemente, Paula fue invitada por la Comisión Europea, con otros influencers, para asesorar a esta institución sobre cómo llegar a un público que le es esquivo.
Climabar es una marca con dos rostros: los de las madrileñas Belén Hinojar y Carmen Huidobro, también jóvenes y creativas, amigas desde la infancia. Fue durante la pandemia cuando decidieron poner en marcha un proyecto en redes sociales para divulgar sobre la crisis climática y sus consecuencias “sin tener que recurrir a los lejanos osos polares”. Hoy, como reconocidas eco-influencers, con 32.400 seguidores en Instagram, siguen en el empeño de romper las barreras que separan, salvo excepciones, a la juventud de un fenómeno global que va a transformar sus vidas en el futuro y del que no siempre les llega la información: el cambio climático. Para ello, igual recurren a música del rapero Bad Bunny que a series como Juego de tronos. Todo vale.
La XI edición de #VidriosyBarras, organizada por Ecovidrio, en colaboración con Ethic, hace unos días con el nombre de Redes para el cambio ha reunido a Paula, Belén y Carmen para explicar unas experiencias que aportan y completan la comunicación ambiental con un lenguaje desenfadado, que navega entre el entretenimiento y la ciencia, y que trata de atraer a aquellos que nunca leerían las conclusiones de un informe del IPCC.
Y no, el suyo no es un público fácil. “Hay incoherencia en los jóvenes”, señalaba
Rafa Magaña, directivo de la consultora Mazinn, que ha analizado el papel de las redes sociales en la lucha contra el cambio climático. “Lo que detectamos es que las redes impactan, pero no tanto a la hora de pagar, porque los jóvenes no tienen filtro previo, somos de una generación en la que falta mucho por hacer en cuanto a sostenibilidad. Nos han soltado al mundo tecnológico, con herramientas que no sabemos manejar”, reconocía. Mazzin, explicaba, intenta precisamente que las organizaciones empresariales reduzcan esa brecha entre lo que son tradicionalmente y los jóvenes.
Frente a esa realidad, Paula Blondiemuser, apuesta por “los Pequeños grandes cambios”, nombre de una de sus secciones en las redes, para “concienciar pero sin agobios”, como los que considera que a veces se dan en medios de comunicación más tradicionales. “Se trata de incitar a hacer algo por el planeta, aunque siendo consciente de que también soy sosteniblemente imperfecta. Sé que la culpa fundamental de la situación es de las grandes empresas, pero a mi comunidad trato de enseñarles que se pueden ir cambiando cosas, aunque todos alguna vez compremos fast-fashion. Se trata de no agobiar”. “Yo les planteo pequeños objetivos que ir cumpliendo paso a paso, para que se sientan bien haciendo bien las cosas”.
En una línea muy similar, las fundadoras de Climabar explicaron que su reto es “romper la burbuja verde y llegar a la sociedad no concienciada”. Pero también con mensajes que no sean catastrofistas, “porque el miedo paraliza y lo que queremos es gente activa; las soluciones existen, pero relax, porque somos humanos y quitar la ecoansiedad es quitar la carga negativa de la crisis climática”, insistía Carmen. Su fórmula para conectar con sus vídeos o reels de TikTok o Instagram es utilizar un lenguaje cotidiano para hablar de la Cumbre del Clima mientras se toman unas cañas o grabarse bailando a la vez que nos explican la postura de las petroleras o la descarbonización. Todo sea para que el mensaje cale hasta el fondo. “Tampoco queremos conectar con todo el mundo pero hay muchos públicos a los que llegar”.
Magaña, por su parte, apuntaba lo importante que es la autenticidad para aumentar audiencias, poniendo en valor la importancia de entender las características y el lenguaje de cada red social a la hora de crear contenido. De hecho, recordó: “A veces lo más alarmista es más viral” y destacó que en redes sociales “todos los tonos valen para llegar a diferentes audiencias, en un momento en el que la desinformación se expande sin control en estos temas ambientales”.
¿Y cómo se financian las eco-influencers? En el caso de Paula, dado su éxito, después del verano dejó su trabajo como bióloga para centrarse exclusivamente en su trabajo en las redes sociales. Ahora llega a acuerdos con empresas, “aunque siempre pendiente de lo que hay detrás para evitar el greenwashing”. Para Climabar aún no es una profesión, ambas viven de otros trabajos.
Las sesiones de #VidriosyBarras tienen el objetivo de crear un espacio de diálogo y un punto de encuentro entre expertos y la sociedad, bloggers e influencers del sector del medioambiente. El objetivo de cada edición es generar debate sobre los retos del reciclaje, la gestión de residuos, el desarrollo sostenible y la educación ambiental, entre otros temas. Por allí han pasado ya meteorólogos como Martín Barreiro (TVE) o Mercedes Martín (Antena 3); Isabel Moreno, física y presentadora del programa Aquí la Tierra; o Leonor Rodríguez, catedrática de ingeniería hidráulica en la Universidad Politécnica de Madrid.
No hay comentarios