‘Rewilding’: recuperar osos, lobos, caballos salvajes en Europa

Caballos salvajes en la Dehesa de Solanillos en Mazarete. Molina del Alto Tajo. Guadalajara. Foto: Rewilding Europe.

Hablamos con Deli Saavedra, biólogo y director de paisajes de Rewilding Europe, una de las mayores iniciativas europeas que trata de restaurar los procesos ecológicos y de recuperar la biodiversidad de los grandes parajes naturales del Viejo Continente, además de reconectar al hombre con la naturaleza y la vida silvestre. 

Estamos ante una emergencia planetaria. ¿Podrías explicarnos qué es la renaturalización, y cómo crees que puede ayudar a mitigar la emergencia?

La renaturalización pretende dar más espacio a la naturaleza. Vivimos una doble emergencia: la climática y la de pérdida de biodiversidad. Dar más espacio a la naturaleza y traer de vuelta las piezas perdidas en los ecosistemas nos va a ayudar a almacenar carbono y a crear paisajes con más biodiversidad, más resilientes ante el cambio climático. Esto pasa por recuperar procesos ecológicos, dando por ejemplo más espacio a nuestros ríos para evitar inundaciones, o reintroduciendo especies desaparecidas, como grandes herbívoros o buitres.

Cuéntanos algo sobre la historia de Rewilding Europe y los proyectos que tiene en curso.

Rewilding Europe nació en Holanda en 2011 y pretende dar a conocer las posibilidades de la renaturalización a través de ejemplos en grandes paisajes europeos, desde el Delta del Danubio al valle del Côa, y desde los Apeninos a Laponia. En cada región creamos iniciativas a largo plazo (al menos 20 años) que pretenden mostrar cómo la renaturalización puede convertirse en un uso del territorio con grandes beneficios ecológicos y económicos, en diferentes contextos socioeconómicos. Se trata de aprender a caminar caminando. Un ejemplo: en los Apeninos centrales hay una extensa red de parques nacionales (300.000 hectáreas) bien gestionados, pero sin conexión entre ellos. Rewilding Europe trabaja principalmente en estos espacios de conexión, los corredores, disminuyendo el conflicto entre grandes carnívoros y humanos. El oso pardo marsicano está amenazado y su viabilidad depende de poderse mover entre los grandes parques nacionales, pero su costumbre de destrozar las colmenas para comer miel provoca un gran conflicto, hasta el punto de que algunos ejemplares han sido disparados como represalia. El equipo local de Rewilding Apennines ayuda a hacer inaccesibles las colmenas con cercados eléctricos, habiendo disminuido la problemática en un 98%. Al mismo tiempo, se apoya a emprendedores para crear productos de observación de fauna, especialmente de osos, que atraen visitantes que compran miel de la zona.

Diez años es un plazo de tiempo relativamente corto para evaluar los efectos de la renaturalización a gran escala. No obstante, ¿puedes destacar algún aspecto que pueda considerarse un caso de éxito?

Efectivamente, la renaturalización va despacio, pero depende de los ecosistemas. En el Delta del Danubio, en Ucrania, por ejemplo, hemos reconectado humedales destruyendo diques que los separaban del río Danubio y rápidamente se han llenado de nuevas especies de flora y fauna. La restauración de los bosques es más lenta, pero hemos podido comprobar cómo el riesgo de incendio disminuye claramente cuando reintroducimos grandes herbívoros, como caballos o bisontes. En todas las áreas rewilding llevamos a cabo un seguimiento de diferentes indicadores para evaluar el progreso de la iniciativa.

En los proyectos de Rewilding Europe incorporáis a las comunidades locales dentro de las iniciativas. ¿Qué papel juegan estas comunidades en el éxito de los proyectos?

Uno de los grandes ejes de nuestra iniciativa es crear una nueva economía basada en la naturaleza en las zonas donde trabajamos. No se trata de excluir a la gente, sino al revés, conseguir nuevas oportunidades económicas conservando y restaurando la naturaleza, en vez de destruyéndola. Las áreas rewilding de nuestra red tienen en común el abandono rural y la despoblación, pero mucha de la gente que todavía vive en estos territorios entiende y comparte la idea de que hay que buscar nuevas alternativas económicas, pues la agricultura y ganadería tradicionales no van a volver. Creamos alianzas para tejer nuevas visiones, que pasan por actividades económicas sostenibles. Hay que tener en cuenta que también hay gente en la ciudad que quiere volver al campo, pero para realizar nuevas actividades más ligadas al turismo y a la producción artesanal de productos de calidad.

Barranco del Río Bullones. Parque natural del Alto Tajo. Rewilding Europe.

Dices que la agricultura y la ganadería tradicional no van a volver. Sin embargo, hay mucha presión por parte de grupos ecologistas y animalistas para abandonar las prácticas intensivas, como las macrogranjas, y recuperar las prácticas tradicionales. ¿Qué dices al respecto?

El abandono del territorio (que casi siempre es el menos productivo) y su renaturalización pasiva o activa no pone en peligro la capacidad de Europa para alimentarse, incluso en un contexto en el que los sistemas agrícolas mecanizados y con un uso intensivo de combustibles fósiles deben revertirse en favor de sistemas menos intensivos. Pero se requiere cambios en nuestras dietas (menos carne, menos desperdicio), un uso más generalizado de fertilizantes orgánicos y leguminosas fijadoras de nitrógeno en la rotación de cultivos y, por lo tanto, la reconstrucción de sistemas agrícolas mixtos que asocien ganado, pastizales y cultivos.

R.E. desarrolla su trabajo dentro de una red de asociaciones y universidades. ¿Qué importancia tiene establecer estas alianzas para el desarrollo de las iniciativas?

La restauración de la naturaleza es un gran desafío que nos atañe a todos y solamente se puede realizar tejiendo alianzas con sectores diversos de la sociedad. Por poner algún ejemplo, Rewilding Europe trabaja con los cazadores en Bulgaria para recuperar las poblaciones de ciervos y gamos, con los productores de lana en Portugal para cohabitar con el lobo o con los productores artesanales de los Cárpatos rumanos para vender productos de calidad a los visitantes que llegan a observar los bisontes europeos reintroducidos en la zona. Puede parecer extraño colaborar con entidades como las asociaciones de caza, pero los cazadores gestionan de alguna forma el 65% de la tierra en Europa y difícilmente habrá renaturalización a gran escala sin acuerdo con otros colectivos que utilizan el medio natural.

Dentro de la comunidad científica se escuchan ciertas críticas a la noción de ‘rewilding’. Algunas están relacionadas con el temor a que se generen falsas expectativas: sabemos que no es posible “volver al Pleistoceno” como algún ecologista entusiasta afirma en redes sociales. Otras críticas son más profundas y tienen que ver con las prácticas. Por ejemplo, hay quienes argumentan que la introducción de ciertas especies en lugar de favorecer la biodiversidad y reequilibrar el medio podría tener efectos indeseados. ¿Qué contestas a esas críticas?

Realizamos un seguimiento de las actuaciones que llevamos a cabo, para comprobar su utilidad. Muchas de las actuaciones no son nada novedosas, sino técnicas de conservación de la naturaleza utilizadas desde hace décadas, como la reinundación de humedales o la reintroducción de especies clave extinguidas. En un contexto de emergencia planetaria, ¿podemos permitirnos el lujo de criticar cualquier actuación y no hacer nada siguiendo el principio de precaución?

En alguna conferencia has dicho que podría establecerse una escala de ‘rewilding’ en función de su nivel de “ambición”, que iría desde las grandes iniciativas que involucran grandes espacios y largos plazos de tiempo, hasta las más modestas, cuyo objetivo serían los pequeños jardines domésticos. Todos podemos renaturalizar, en la medida de nuestras posibilidades. ¿Podrías explicarnos algo sobre esto y animarnos a ponerlo en práctica?

Podemos ver la renaturalización como una serie de actuaciones destinadas a conseguir espacios más naturales y más diversos. Y esto se puede realizar a cualquier escala. Convertir tu jardín, de alfombra de césped estéril cortada semanalmente y rociada con herbicidas, a prado lleno de flores y mariposas. Propongo un cambio estético, convirtiendo en bonito lo segundo, no lo primero. Las ciudades necesitan urgentemente ser renaturalizadas por los beneficios que supondrían para la salud física y mental de los ciudadanos. Todos podemos renaturalizar, o reclamar más naturaleza a nuestras administraciones, desde el solar abandonado al gran parque urbano o anilla verde.

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