Una España cada vez más desequilibrada: lo que debería importar
¿Qué significa hoy una vida buena en el contexto de la crisis ecosocial provocada por nuestro modo de vida? De esta pregunta parte el ‘Informe Ecosocial Sobre Calidad de Vida en España’ presentado recientemente por la fundación independiente FUHEM. Si ayer repasábamos los aspectos sociales del informe, hoy nos detenemos en los retos ambientales –inseparables los unos de los otros, como ha asumido ya la parte más responsable de la sociedad–. Tres conclusiones principales: “Desequilibrios territoriales, insostenibilidad ecológica y amenazas a la cohesión social por la persistencia de la pobreza, la precariedad y la desigualdad”. Buen momento el análisis de qué le pasa realmente a nuestro país –más allá de bulos, manipulaciones y exageraciones demagógicas– en estas vísperas de unas elecciones generales fundamentales para el futuro y progreso de España.
El informe, coordinado y presentado por Santiago Álvarez Cantalapiedra, director del Área Ecosocial de FUHEM, incide mucho en el desequilibrio y polarización territorial: “El dinamismo económico y la población española están cada vez más concentrados en el territorio, especialmente en la costa y alrededor de grandes áreas urbanas, abocando a las zonas rurales (sobre todo del interior) a un futuro incierto. Se observa una tendencia a la desvertebración territorial: zonas rurales que expulsan población y quedan especializadas en la extracción de recursos y el vertido de residuos contrastan con grandes zonas urbanas que atraen población y recursos, centradas en la acumulación y el consumo”.
Y continúa: “La insostenibilidad ambiental del modo de vida en España se manifiesta de múltiples formas: Aumento de los procesos erosivos e incremento de la superficie del país en riesgo de desertificación. Sobreexplotación de los ecosistemas y contaminación de aire, agua y suelo. Los efectos del cambio climático están provocando un aumento de eventos climáticos extremos, elevación del nivel del mar y alteración de muchos ecosistemas”.
Vamos a elegir seis gráficas con sus datos que ilustran nuestra vulnerabilidad:
Pérdida de biodiversidad. “La UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considera que el 14% de las especies evaluadas para España se encuentran en una situación que justifica su inclusión dentro de alguna categoría de amenaza en su Lista Roja”.
Artificialización del territorio. “Las superficies artificiales en España han aumentado entre finales de los años 80 y el estallido de la crisis de 2008 en algo más del 3% anual, especialmente en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades y en la costa mediterránea y del sur peninsular. (…) Entre los principales impulsores de este cambio está el boom inmobiliario, que condicionó el metabolismo de nuestro país durante varias décadas”.
Contaminación del aire. Según los valores recomendados por la OMS –más estrictos que los límites legales–, un informe de Ecologistas en Acción de 2022 concluye que toda la población española respira aire contaminado, por encima de los límites idóneos para la salud. Acudiendo a las cifras oficiales, unas 13.000 personas fallecen cada año por causas atribuibles directamente a la contaminación del aire que respiramos, sobre todo en las grandes ciudades. Es verdad que son cifras que han mejorado algo respecto a los años 90, cuando se registraban en torno a 16.000 fallecimientos anuales.
Ruido. Algo a lo que seguimos sin darle la importancia que merece. “Según datos del Sistema de Información sobre Contaminación Acústica, en el año 2021 había cerca de 9,4 millones de personas expuestas a niveles de ruido por encima del límite propuesto por la OMS, especialmente aquellas que residían en aglomeraciones urbanas”.
Desequilibrio poblacional. Otro punto destacado de interés, según subraya Santiago Álvarez Cantalapiedra. Veamos: “De acuerdo con datos de Eurostat, España, pese a mostrar una densidad de población muy inferior a la media europea, tiene una de las concentraciones de población más altas de toda Europa, con el 90% de sus residentes emplazados en el 30% del territorio (fundamentalmente las grandes ciudades y toda la franja costera mediterránea)”. Dicho de otra manera: un 54% del territorio sólo contiene un 5% de la población del país. La España Vaciada (y desatendida). “Actualmente, más del 80% de la población española vive en espacios urbanos, y más de la mitad lo hace en ciudades de más de 50.000 habitantes. En el otro extremo, 5.002 municipios de los 8.131 que hay en España tienen una población menor de 1.000 habitantes; casi la mitad de todos los municipios españoles tiene actualmente una densidad de población inferior a los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, que es el umbral fijado por la UE para identificar territorios en riesgo de despoblación”.
Macrogranjas: “En la última década, España ha experimentado un cambio importante en su modelo ganadero. Entre 2009 y 2020, el país ha perdido casi 170.000 granjas. Pese a ello, la variación total en el número de cabezas de ganado ha aumentado un 6,5% respecto a 2009. (…) El sector ganadero español se está concentrando en cada vez menos manos, a través principalmente de grandes fondos de inversión que, mediante prácticas especulativas, están desplazando a la ganadería social y familiar española a favor de las macrogranjas y el agronegocio cárnico. La ganadería industrial constituye otro buen ejemplo de la desigualdad territorial existente en España entre unas zonas especializadas en la producción y otras centradas en el consumo. Las macrogranjas de porcino son un caso paradigmático de esta pulsión, pues su avance se está produciendo en las áreas rurales paralelamente al retroceso de las pequeñas explotaciones de carácter familiar, agudizando con ello los problemas demográficos, laborales y económicos ligados al medio rural”. Un declive al que, por otra parte, yo creo que ayuda las movilizaciones animalistas contra el consumo de carne que no distinguen entre macrogranjas y pequeñas explotaciones familiares, demonizando a todas casi por igual.
En fin, problemas reales recogidos en este I Informe Ecosocial de FUHEM sobre Calidad de Vida en España, que nos impiden un Estado de BuenVivir, pero que apenas han salido en los debates electorales de las últimas semanas; los políticos han preferido centrarse en la desaparecida ETA o en el uso del avión presidencial. Maniobras de distracción sobre nuestros auténticos problemas… o retos o desafíos como sociedad democrática. Todos a votar.
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