El festival FLORA se enfoca este año a la sorprendente inteligencia vegetal

Un año más, y con este son ya seis, FLORA, el Festival Internacional de las Flores, ha coloreado Córdoba con arte floral desde el 20 de octubre hasta hoy con cinco instalaciones repartidas por la ciudad, más otra serie de encuentros y actividades paralelas. Una edición que ha tenido la inteligencia vegetal como temática, rompiendo así con la inercia que nos lleva a hablar todo el día de la otra inteligencia de nuestros días, la artificial.

Con ese concepto de fondo, el propósito ha sido poner sobre la mesa la idea de que las plantas también tienen inteligencia. Diferente a la nuestra, pero la tienen. Al estar enraizadas en un lugar fijo, se han visto obligadas a crear un sistema de defensa muy sofisticado que consigue que, por ejemplo, haya un diálogo muy potente con el medio en el que se encuentran.

Justo esto es lo que quiso representar con su instalación el artista lituano Tadao Cern, quien fue el ganador de esta edición y se hizo con los 25.000 euros de la dotación del premio. La obra, a la que tituló Flor negra / Eco Blanco y se encontraba en el patio del Museo Arqueológico de Córdoba, supo reflejar muy bien este concepto a través de la metáfora: llenó una fuente del patio de agua tintada de negro y creó una obra con 12.000 crisantemos y claveles blancos. Unas flores que, con el paso del tiempo, se fueron tiñendo de negro.

El segundo premio, dotado con 10.000 euros, fue para el colectivo ruso Flowgardenz, quienes alteraron la trascendencia que nos damos muchas veces los seres humanos frente a las plantas con su obra Célula. En ella, representaron una célula vegetal en un gran tamaño para provocarnos un sentimiento de insignificancia frente a la belleza de la grandeza microscópica. Cloroplastos o mitocondrias se dieron cita en el Palacio de Orive creados a través de bambú, claveles, craspedias, crisantemos, flores de loto y un montón de plantas más.

Instalación del colectivo español Bornay en FLORA 2023. Foto: Laura M. Lombardía.

En otro de los patios más icónicos de la ciudad, el del Palacio de Viana, se encontraba la obra Mecanismo artificial de defensa, de la coreana Ha I I Hwa, una artista fácilmente reconocible por su estética futurista. En FLORA, su instalación se basó en dos estructuras: una de aspecto robótico a la que abrazaba otra natural. De esta forma, su idea fue crear un diálogo entre las plantas y la tecnología.

Los españoles del colectivo Flowers by Bornay integraron muy bien en su obra tanto el concepto de inteligencia vegetal como el juego con el patio donde se encontraba. En este caso, el del Reloj del Palacio de la Merced de la Diputación de Córdoba. Bajo el nombre de Mobilis in mobili –término inventado por Julio Verne en su obra Veinte mil leguas de viaje submarino, que significa movimiento entre movimiento–, Bornay sorprendió con una especie de reloj “cinético” que se sumaba al reloj de sol del patio. Creado con 9.000 plantas de aire, la idea que subyace es convertir el tiempo en algo tangible y vital.

Por último, la inglesa Harriet Parry iluminó un rincón del Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral con su instalación Duramen, que es el nombre con el que se conoce la parte central, dura y seca, de los anillos de los árboles y la que los mantiene en pie. Flores y plantas de lo más coloridas, entre las que se encontraban claveles, crisantemos, lirios y siemprevivas, lograron transmitir cómo los árboles se comunican y se protegen entre ellos con el fin de adaptarse a este mundo tan cambiante.

La artista coreana Ha I I Hwa en la edición 2023 de FLORA. Foto: Laura M. Lombardía.

Más allá de las instalaciones

FLORA es mucho más que un festival sobre arte floral. Como muestra de ello, ahí están el casi centenar de actividades que tuvieron lugar en la ciudad de Córdoba durante la celebración de esta edición. Diferentes actividades, todas ellas relacionadas con la naturaleza, como un mercado de esquejes o encuentros con los artistas.

También, por supuesto, algunas de ellas relacionadas con la inteligencia vegetal. Como la charla que ofreció el reputado filósofo Michael Marder sobre filosofía vegetal, es decir, sobre qué podemos trasladar de la estructura vital de las plantas a nuestras vidas. O la conferencia del jardinero e investigador Eduardo Barba sobre cómo se adaptan a la ciudad las plantas urbanas. Una charla que fue representada a través del baile por la compañía cordobesa Antonio Ruz.

Kokon, la ganadora de la edición del año pasado, también ofreció una masterclass en la que compartió con el público su proceso creativo, y diferentes artistas como Melisa Calero o Juanfe Pérez, Javier Rabadán, El Mati y EFE, presentaron una propuesta vanguardista inspirada en los esquejes botánicos.

Hoy, como ya es costumbre, tendrá lugar el cierre del festival con la guerrilla floral. Uno de los momentos más emotivos del mismo: a través de Flor Motion, el colectivo de artistas que ganó FLORA en 2019, se realizará un taller de una instalación floral para las personas en riesgo de exclusión de la ciudad. Un acto que representa mucho lo que es FLORA, que ofrece así una nueva vida también a las flores y plantas empleadas en el festival.

Sobre el autor

Carlos Madrid

Terminé periodismo allá por 2013, pero, no sintiéndome suficientemente formado, me matriculé en lector insaciable, perpetuo viajero, musicodependiente, aprendelenguas... Difundo lo que me agita por dentro en aquellos lugares donde me toleran.

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