El viaje de ‘vuelta al origen’ de Sol de la Quadra-Salcedo
El legado que dejan tras de sí algunos personajes de nuestra historia reciente crea escuela, y esto es lo que ha pasado con el del gran reportero y explorador que fue Miguel de la Quadra-Salcedo, cuya hija, -arquitecta y fotógrafa de la naturaleza- Sol de la Quadra-Salcedo, está volcada en un viaje “al centro del origen” , como ella lo ha definido. Un viaje en el que el conocimiento científico, la naturaleza y la historia se entrecruzan para mostrar, especialmente a los más jóvenes, un mundo regido por “valores humanos” muy distintos a los que hoy nos rigen. Frente a las expediciones por el mundo con adolescentes que hizo durante más de 30 años su padre, en la famosa Ruta Quetzal, ella nos traslada a la sensación de formar parte de ese mundo más cercano, descubriéndonos la belleza que tan a menudo miramos sin ver, y sin sentirla.
Tu proyecto personal lo has llamado ‘Viaje al centro del origen’, ¿en qué consiste ese viaje?
No fue algo nuevo, sino algo que fue fluyendo sobre lo que ya existía. Hace tiempo que creo que tenemos que volver al origen. Se trata de pensar en un ‘nosotros circular’, en un viaje de vuelta a lo que ya teníamos, que es la naturaleza; un regreso a lo que nos es propio y tenemos cerca. Consiste en ser atrapados por lo que es el proceso biológico, porque vivimos rodeados de tecnología, pero somos biología. Ese viaje lo hago a través de charlas y otras actividades que ofrezco a instituciones y a muchos colegios, porque el reto es tener desde la niñez una educación sostenible. Me llevo a los niños al campo a interaccionar con lo natural, a sentirse ranas o pájaros. Hoy se vive en pueblos rodeados de una sabiduría natural que se está perdiendo. Un humano nace igual que hace cientos de miles de años, pero enseguida le introducimos en el mundo tecnológico y eso limita su desarrollo. La adicción desde la infancia a las pantallas es terrible. Hay que volver a mirar la hoja de un árbol a través del sol.
¿Qué valores humanos podemos recuperar volviendo a lo natural?
Yo apuesto por los valores que cada ser humano tiene al nacer, como decía Ramón y Cajal. Son los que nos favorecen en conjunto. Alguien que mata no quiere que le maten a él, porque el ser humano está programado para amar la vida, como todo en la naturaleza: ningún ser vivo está programado para autocolapsar. Pero tenemos que lograr ser nuestra mejor versión, que no consiste en ser millonarios, porque no es necesario acumular riquezas para ser mejores. Se trata de recuperar el pensamiento que teníamos cuando éramos nómadas y no podíamos cargar con muchos bienes. Fue el invento del granero el que dio origen a la acumulación, los robos y las guerras. Y ahora el confort acaba con la sociedad; es el que nos ha desviado del rumbo, hasta el punto de que no se valora lo que realmente es importante, pero damos por hecho todas las facilidades que se nos presentan.
¿Cómo ayudará ese cambio a lidiar con las crisis ambientales en las que estamos inmersos?
Creo que estamos en una crisis de titulares sobre estas crisis y que debemos salir de ese círculo. Es importante que vayamos hacia una sociedad más sostenible, pero de verdad; nos piden que cambiemos nuestro estilo de vida, pero no el sistema económico que imponen las grandes empresas. Parte de la sociedad cada vez es más consciente de lo que pasa, pero también antes estaba menos dirigida que ahora. El ser humano se tendrá que adaptar a los cambios que vienen. Lo que no ayuda es la transmisión de tantos mensajes y valores negativos. Personalmente, veo pocas noticias, porque me bajan la inspiración.
Dedicas mucho tiempo a los escolares, ¿qué está pasando con ellos en estos temas?
Es fundamental empezar a educar a los niños, pero veo que no se hace o se hace mal. El otro día, la madre de una niña me decía que sería mejor comer solo pastillas para, así, no tener que matar animales. Es terrible. Se confunden las cosas. Yo apoyo la ganadería extensiva y que sea sostenible, pero nos están vendiendo que lo que nos salvará será comer carne artificial, y ese no es el camino. Existen cadenas tróficas en la naturaleza que tratadas con respeto son positivas. Científicos, ciudadanos y el mundo rural sostenible deberían ponerse más en contacto.
Otra parte de tu actividad son expediciones ilustradas científicas, ¿en qué consisten y qué objetivo tienen?
Es una nueva fórmula de continuar con los viajes que en el pasado organizaba mi padre. La Ruta Quetzal se ha recuperado con mi hermano, pero estas son expediciones de otro tipo. Este año hice una con universitarios por el Mediterráneo con objetivos científicos y divulgativos. La ciencia es la única capaz de captar los datos que nos lleven a una gobernanza ambiental y nos ha dicho que no estamos educados para esa gobernanza, que nos falta una mirada científica y un corazón ilustrado, que es lo que trato de promover en estas expediciones. En la última fuimos por el Mediterráneo (Menorca, Italia, Creta…) con el reto de recoger información sobre el plástico para la organización Save The Med y fue muy interesante ver lo que está pasando bajo sus aguas. También hago expediciones virtuales en red que se convierten en recursos educativos. Con la Universidad Politécnica de Madrid tengo en marcha también viajes con mentalidad científica. No se trata de ir a un lugar concreto, sino de descubrir lo que hemos descuidado, que a veces está muy cerca. Mis instrumentos son un microscopio, un telescopio y las cámaras. Es increíble ver el ala de un insecto con detalle, pura tecnología natural, pero luego comprobar cómo acabamos con ellos con pesticidas e insecticidas. Nos están capando la biofilia que genera la vida.
Miguel de la Quadra-Salcedo creó escuela al descubrir a muchos jóvenes mundos que no conocían, ¿qué destacarías del legado de tu padre?
Gracias a Ruta Quetzal más de 10.000 jóvenes participaron en viajes por el mundo. Es un espíritu que trato de revivir en cada paso que doy. También estoy recopilando información de qué fue de esos jóvenes. Un presidente de Uruguay, por ejemplo, estuvo de viaje con mi padre, pero tiene muchos otros herederos, que son su legado y de los que trato saber cómo influyó aquello en sus vidas. El común denominador en todos ellos es que en la ruta sacaron su mejor versión. Yo misma participé en una ruta en 1992 con otros 500 niños y eso creó lazos que no se olvidan.
¿Qué mensaje darías a los líderes que hoy tienen en sus manos apoyar un cambio de rumbo hacia lo natural?
Que apoyen proyectos que existen y que son maravillosos. Hay muchos en marcha para la regeneración de la tierra o de recogida de plásticos, por poner algunos ejemplos. Se están haciendo cosas de las que sabemos muy poco. Empecemos a dirigir el cambio desde abajo, pero eso necesita apoyo. Cuando hablamos de lo global se pierden las identidades de quienes están haciendo otras propuestas de éxito. Es una forma de borrar nuestras fortalezas, pero ser microorganismos del cambio nos llevará a un gran macroorganismo más próximo a la naturaleza de la que somos parte.
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Por Sol de la Quadra-Salcedo | ENTREVISTA EN EL ASOMBRARIO, el 12 diciembre 2023
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