Mayo se alía con Palestina, les reconocemos como Estado
España, Noruega e Irlanda aprueban el reconocimiento de Palestina como Estado. Foto: Democracy Now.
El botón –la noticia que abraza– de este mes de mayo ha sido el reconocimiento formal del Estado palestino por parte de Irlanda, Noruega y España. Sucede semanas después de que el jefe del Tribunal Penal Internacional haya solicitado órdenes de arresto contra el primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa israelí (Yoav Galant) y los principales líderes de Hamás, y que las acampadas de los estudiantes en solidaridad con el pueblo palestino se hayan multiplicado en España al calor de las acciones estudiantiles en diferentes universidades del mundo. Mayo no ha logrado acabar con el genocidio en Gaza, pero se empeña en girar el timón de una política internacional que ha consentido el sometimiento del pueblo palestino durante décadas.
El hecho de que tres países europeos más se unan a los nueve (Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Malta, Polonia, República Checa, Rumanía y Suecia) que ya han reconocido a Palestina es un gesto simbólico pero significativo, entre otras razones porque se espera que tenga un efecto dominó. Eslovenia y Bélgica han mostrado en las últimas semanas interés en seguir el mismo camino. “En los próximos días estaré también con numerosos colegas de los Estados miembros que aún no han reconocido Palestina a la espera de que se unan a nuestro proceso de reconocimiento en un futuro próximo”, ha declarado el primer ministro esloveno, el liberal Robert Golob, según recoge la agencia STA. El Gobierno de Eslovenia podría aprobar el reconocimiento en junio, pero la decisión final debe ser adoptada por el Parlamento. En el seno de la Unión Europea, se espera que los que aceptaron la inclusión de Palestina como miembro pleno de la ONU (Francia, Grecia y Portugal) terminen dando el mismo paso.
La decisión de reconocer el Estado palestino ha introducido en la política internacional necesarios mensajes de paz y solidaridad. En el momento en el que tomó la decisión, el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, afirmó: “Los palestinos tienen un derecho fundamental e independiente a tener su propio Estado. Tanto israelíes como palestinos tienen derecho a vivir en paz en Estados separados».
Pedro Sánchez invocó “la paz, la justicia y la coherencia” para explicar la decisión ante el Congreso. “Ha llegado la hora de pasar de las palabras a la acción, de decirle a los palestinos que estamos con ellos, que hay esperanza. Que por muchos pueblos que se bombardeen, la tierra y la identidad de Palestina seguirán existiendo en nuestros corazones, en la legalidad internacional y en el proyecto de un mundo en armonía”. Su homólogo irlandés, Simón Harris, arrancó mayo afirmando que el reconocimiento formal de Palestina reforzaría “la moderación” en Oriente Medio, frente a la estrategia de “guerra y opresión” de Israel que da alas al “extremismo”.
Si bien es cierto que esta decisión no detendrá la masacre en Gaza, abre una posibilidad que los estudiantes de medio mundo no están dejando pasar. Convencidos de que la estrategia BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) es eficaz en manos de la ciudadanía organizada, siguen presionando para que sus universidades rompan toda relación con las empresas e instituciones israelíes hasta que no acaben los crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino. Por el momento, los claustros de los campus de cuatro universidades españolas (Barcelona, Granada, Jaén y la Pablo Olavide de Sevilla) han logrado que su Consejo de Gobierno corte todas sus relaciones institucionales y académicas con Israel “hasta que las condiciones en la zona de Gaza garanticen una situación de paz absoluta y respeto a los derechos humanos”.
El espíritu crítico que vuelve a recuperar el movimiento estudiantil permite poner encima de la mesa todas las medidas necesarias para acabar con el genocidio, como el fin de la compra-venta de armas con Israel o sumarse a la iniciativa sudafricana en el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU que exige que esta Corte internacional haga explícita la orden de alto el fuego contra Israel. El hecho de que la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional haya pedido una orden de arresto para dos mandatarios de un país aliado de Occidente es indicativo de que estas presiones no caen en saco roto. Las consecuencias de esta orden no pueden ser inmediatas, Israel representa el mayor receptor de ayuda militar estadounidense en las últimas dos décadas. Ocho meses después del inicio de la masacre en curso, con más de 35.000 palestinos muertos y 79.000 heridos, ni EE UU ni ningún Estado europeo han suspendido temporalmente relaciones comerciales o diplomáticas con Israel, ni emitido sanciones.
El incumplimiento del Tratado sobre el Comercio de Armas –ratificado por España en 2014 y que prohíbe la transferencia de armas a países que las usen contra civiles– ha hecho que el Centre Delàs, Amnistía Internacional y más de 170 organizaciones del Estado español hayan exigido al Gobierno que corte estas transacciones comerciales con Israel.
Los documentos oficiales demuestran que el pasado mes de febrero España formalizó una nueva compra de armamento. Por otra parte, atendiendo a los compromisos adquiridos en el Tratado sobre el Comercio de Armas se deberían vigilar las rutas de los barcos con destino a Israel, para que ningún país firmante del Tratado pueda convertirse en puerto de tránsito. En línea con este último punto, la población civil también ha comenzado a mover ficha. La confirmación de que el puerto de Maó (Menorca) se convertía en la tercera base naval de la OTAN en España ha reactivado al movimiento pacifista de la isla. Menorca per la Pau ha empezado a coordinarse con los movimientos pacifistas de Cartagena y Rota para hacer frente común, recordando que el belicismo no soluciona conflictos internacionales, además de ser un acelerador del cambio climático y una fuerza destructora del territorio.
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