Y la famosa disquera Subterfuge se hizo radio…
Hablamos con Carlos Galán –creador de la discográfica Subterfuge Records, que cosechó enormes éxitos en décadas pasadas con grupos como Dover y Australian Blonde– sobre cómo se produjo su salto a la creación de Subterfuge Radio, una fórmula en ‘streaming’ que entra en su quinto curso y cuenta con ‘podcasts’ con legión de seguidores como ‘La radio con botas’, de Manolo Fernández; ‘Pijas marrones’, de Popy Blasco; ‘Delirios corrientes’, de María Bolín; ‘Ni tan malas’, de María Aller, y ‘Casa Cavestany’, de Carlos Cavestany.
Carlos Galán empezó en esto de la música y la edición como fan de esa cultura underground alimentada por bandas poco conocidas y cómics casi clandestinos. Uno de tantos jóvenes de la época que se matriculaba en la facultad para tener a los progenitores contentos, pero que, en verdad, aprovechaba la inconsciencia de la juventud para vivir sobre sus propias creencias. Empezó editando y distribuyendo él mismo, en papel, un fanzine de gruesa maquetación donde daba cabida a todo su universo fanático personal: rock, cine, cómic y adyacentes. Ese fanzine, bautizado como ‘Subterfuge (The Bloody Groovy Fanzine)’, lanzado en 1989, pronto empezó a ir acompañado con un disco, un Ep en vinilo. Eso derivó en empezar a editar a grupos de la escena subterránea de cualquier ciudad de España, bandas con las que congeniaba y, de un modo u otro, surgía cierta amistad… Inconscientemente, el hobby se convirtió en una profesión.
El éxito masivo de algunos grupos que editó a lo largo de los años (Australian Blonde o Dover, por ejemplo) provocó el crecimiento y profesionalización de su, ya para entonces, empresa. El fanzine pasó a ser secundario y la discográfica creció hasta desbordarse. Metidos en el cambio de siglo, el negocio musical cambió, nos la metieron con el CD y luego ya llegaron las plataformas digitales. Dejó de tener sentido editar discos en formato físico, apenas se venden, y Subterfuge Records fue mutando en empresa de eso que dicen 360… Manteniendo una identidad propia siguió editando a grupos, pero también haciendo management. Entre todo este correr de los tiempos, a Carlos se le ocurrió poner su mirada en los podcasts, en este nuevo concepto de radio, de comunicación… Era algo que, de algún modo, lo devolvía a sus orígenes de fan, a sus primeros pasos, al trabajo de campo, al cuerpo a cuerpo.
Hoy en día Subterfuge Radio es una realidad ya asentada y con ganas de seguir creciendo y ganando audiencia. Mientras, en las oficinas de Subterfuge se sigue trabajando: por y para la música. Hablamos con Carlos Galán
¿Cuándo y cómo y por qué arrancaste Subterfuge Radio (desde ahora SR)?
En 2019 empezamos arrancando con algún podcast de manera muy tímida; fue en 2020, con el tema de la pandemia, cuando empezamos a dedicarle más esfuerzo a todos los niveles. Fue una sugerencia de Robert Martínez, de Bienvenido a los 90, por lo que siempre le estaré agradecido. Es un formato, el del streaming de audio, que creció exponencialmente en esa triste época que nos tocó vivir… Algo bueno tenía que tener.
El nacimiento o gestación de la emisora, ¿guarda alguna relación a cuando decidiste hacer el fanzine?
Absolutamente, 100%, esa sensación inigualable de arrancar algo sin saber hasta dónde vas a llegar, sin marcarte objetivos más allá de tu propia satisfacción…. Sin duda tengo sensaciones muy parecidas con SR como cuando empecé con el fanzine Subterfuge y eso me hace muy feliz.
¿Cómo vas componiendo la parrilla de programas? Me refiero a si hay una línea concreta ‘editorial’…
Al igual que en la compañía, el criterio de selección es que me guste a mí en primera instancia, y luego lo comparto con el equipo y lo valoramos. Aparte de esa premisa, valoro absolutamente la capacidad de entrega y voluntad del podcaster, que sea consciente de las limitaciones que tenemos y le eche a estas imaginación, y que tenga constancia es muy importante, dado que visibilizar los proyectos cuesta tiempo y esfuerzo.
Cómo funciona en ese sentido ¿te/os ofrecen programas y vosotros dais el Ok o firmáis algún tipo de compromiso por un número de programas?
Muchos se ofrecen mandándonos ideas, y a otros los buscamos en plataformas, proyectos que nos gustan y nos acercamos para darles más fuerza. La idea es llegar a un acuerdo por un par de temporadas mínimo, que es el periodo que creo necesario para que algo empiece a tener cierta viabilidad. Pero, vamos, hay flexibilidad absoluta en todo.
¿Te han llegado a ofrecer programas que, por su contenido o ideología o bochorno, has tenido que tirar atrás y no darle cabida en SR?
Más que bochornoso, que lo ha habido, es por demasiado costoso cuando a veces no hemos llegado a buen puerto. Afortunadamente, la gente con ideas o posturas antagónicas a las nuestras ni se molestan en acercarse. No tendrían nada que hacer.
Tenéis vuestro propio estudio, ¿por qué lo has bautizado con el nombre del insigne compositor Alfonso Santisteban?
Alfonso Santisteban fue como una especie de héroe con el que pasé grandes momentos, y del que aprendí mucho. Un compositor genial con el que trabajamos reeditando su obra de los años 70 sobre todo, joyas de lounge de aquí; y a día de hoy manejamos su catálogo por encargo de sus hijas, que son casi hermanas para mí. Desafortunadamente, falleció hace años, y bautizarlo con su nombre me parecía un bonito homenaje.
¿Cuál es hasta ahora el programa PRIME (que más oyentes tiene o ha tenido) de SR?
La radio con botas, de Manolo Fernández, es el líder indiscutible, junto a Pijas marrones, de Popy Blasco. Son dos programas que tienen una legión de seguidores importante. También Delirios corrientes, de María Bolín; Ni tan malas, de María Aller y Casa Cavestany, de Carlos Cavestany, funcionan muy bien y van creciendo. A nivel docu podcast, el de Aldara González, Meloni, un marqués en La Gomera, ha sido el exitazo de la última temporada. Para la próxima temporada, apuesto a muerte por Todo para compartir, un foodcast genial que se incorpora a nuestra parrilla.
En cuanto a tu programa ‘Simpatía por la Industria Musical’, ¿qué te hizo decidirte por una temática tan concreta?
Soy un fanático de lo que hago y a lo que me dedico dentro de la industria de la música, y me parecía importante visibilizar de alguna manera a toda la gente que trabaja detrás de los artistas, y colaboran de manera activa en forjar un éxito… o un fracaso. Doy la voz a ejecutivos, editores, productores, periodistas musicales, fotógrafos, diseñadores etc…, la cadena humana que hay detrás de un lanzamiento. Además es una manera de potenciar la preservación del patrimonio cultural, que es algo que me apasiona.
El nombre lo tomas prestado (y traducido) de ese mítico sello discográfico norteamericano…, ¿por qué?
Me parece que reúne altas dosis de ironía, esa referencia también al Simpathy for the devil, de los Rolling Stones… Además, ha funcionado bien, y a pesar de ser largo, ya se refieren a él como un Simpatía y me encanta…
«El programa donde apenas suena música, pero es de música de lo único que se habla». Es el aviso a navegantes que introduce cada programa…, ¿qué tipo de oyentes te imaginas al otro lado?
De todo. Pero de los que sé que hay muchos son estudiantes de master, grados, etc… del music business, y es casi lo que más me estimula; creo que no hay fuente mejor para aprender que de la experiencia de otros. Además, colegas del sector, músicos, curiosos…
Has llevado a tótem de la industria de aquí…, ¿quién es el que más te ha sorprendido o impresionado?
Muchos, pero haber estado tête a tête con Manuel Alejandro, Raphael, Rosa Lagarrigue, Jesús López, Paco Martín, Javier Liñán, Paco López, Daniela Bosé, Alfredo Fraile, Teddy Bautista o Mercedes Carrión es insuperable e inolvidable. Pero, bueno, el de Teddy Bautista fue especialmente emotivo, en plena pandemia y cuando aún no se había dictado al 100% su inocencia en todos los cargos que le imputaban, tras 11 años de escarnio público.
Con alguno de los invitados seguro que has tenido que negociar en el pasado…, ¿conoces personalmente a todos los invitados previamente?
¡Qué va!, a muchos no los conocía personalmente, a otros sí. Es, sin duda, una oportunidad fantástica para acercarte a gente a la que conoces por su trabajo y poder conocer su lado más personal, su historia, lo que opinan de temas comunes…
¿Ha declinado alguien tu invitación?
Alguno hay, pero muy pocos, dos o tres, y más por una cuestión de egos, por no haber sido invitado antes… Una tontería, porque lo importante es tener el testimonio, no el orden de aparición, digamos… Hay gente que se hace más remolona, pero soy persuasivo y constante.
He escuchado/visto programas que haces fuera del estudio… Con público. A ti, como presentador, ¿te molan más esos programas o los otros?
Es una experiencia distinta; si me apuras, me gusta hacerlo más en el estudio, donde no tengo límites de tiempo. Algunos que he hecho invitado como en el BIME, ESTACION PODCAST o FRONTERAS, vas con un tiempo concreto, y se te quedan cosas en el tintero siempre. Aunque siempre es gratificante compartir y departir con la gente que acude a los directos.
Para terminar, no podemos dejar de preguntarte por Subterfuge Records, el germen original, la disquera… ¿Cómo va ese negocio discográfico independiente en la actualidad?
Viento en popa; es un gran momento para el negocio de la música y la creatividad, hay un montón de propuestas de gran valor. Con éxitos importantes como La La Love You, Niña Polaca, Neuman, Nena Daconte o McEnroe, conviviendo con artistas en desarrollo como Jordana B, Galerna, Vicente Calderón, Lady Banana o Colectivo da Silva. La compañía sigue siendo el motor de todo; desde, digamos, lo financiero a lo emocional; nada me llena más que trabajar junto al talento de la música; no concibo mi vida sin esto.
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