África bajo el ‘imperio’ chino abre el Another Way Film Festival

Fotograma del documental ‘Made in Ethiopia’, que abre hoy la nueva edición del Another Way Film Festival.

La apertura del Another Way Film Festival 2024 no podría tener una inauguración más impactante: ‘Made in Ethiopia’, del británico Max Duncan, un documental que nos revela cómo la expansión el ‘imperio’ chino por África está industrializando, a pasos agigantados, países que nada tienen que ver con su cultura, pero cuyas poblaciones se convierten en mano de obra barata. Comienza así un festival que entre hoy (día 16) y el 22 de este mes llenará el Matadero de Madrid y otras salas de historias cargadas de luchas ambientales, de humanidad y de naturaleza en crisis, pero también de oportunidades de conocer cómo cambiar un destino no escrito.

La historia etíope nos llega de la mano de dos jóvenes documentalistas, Ducan y Xinyan Yu, que en China tuvieron noticias del aumento de las inversiones del país de Xinping en ese otro que ocupa el puesto 176 de 193 en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. “Etiopía nos pareció un país con una historia interesante. Al llegar descubrimos enormes polígonos industriales con 20.000 obreros etíopes, mujeres casi todas, haciendo ropa, zapatos, cerámicas… Lo que vivió China en las décadas de 1980 y 1990 ahora se ha trasladado a Etiopía, pero la realidad es que son culturas muy distintas. Los chinos tienen una gran dedicación al trabajo porque quieren tener dinero, pero en África se valoran otras cosas, como más tiempo con la familia, para divertirse, y eso es algo que los jefes chinos no entienden”.

Duncan refleja muy bien en Made in Ethiopia esos dos mundos que parecen difíciles de reconciliar. Para quienes conocieron hace apenas 20 años el país del Cuerno de África, donde la rama humana dio sus primeros pasos erguida hace 3,4 millones de años, resulta impactante ver esas gigantescas empresas con salas llenas de mesas a las que se sientan jóvenes muchachas. Están vigiladas por jefes absolutamente ajenos a ese grupo de gentes que, posiblemente, vienen del norte cristiano que hunde sus raíces milenarias en la historia de nuestra civilización o del sur habitado por pueblos indígenas (los mursi, los konso o los trigray), cuyas culturas comienzan a ser reliquias de un pasado demasiado reciente. Primero fue la gran presa Gibe III sobre el río Omo, que acabó con las inundaciones que les daba la vida a estos pueblos semi-nómadas y ganaderos, ahora la bautizada como Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), en construcción. “Esa presa en el Nilo Azul, que le enfrenta a Egipto y Sudán, proporcionará mucha energía. Es una ventaja. Otra, que a las trabajadoras etíopes les pagan 50 dólares al mes, cuando en China ya se cobran 500. Sale mucho más barato fabricar ahí. Materias primas como el algodón se cultivan en el país y para los tejidos sintéticos están usando botellas de agua recicladas”, explica el documentalista, que menciona que la sueca H&M (y Calvin Klein) también fabrica allí, en la zona de Awassa, junto a un lago espectacular.

El documental está lleno de momentos especiales. Hay que verlo para ser consciente de lo que supone el cambio para un país que quiere desarrollarse industrialmente en unos años, sea como sea. “Los chinos tienen mucha confianza en que es bueno lo que hacen, así que no tuvimos problemas para grabar en ningún sitio”, recuerda. “Nos  sorprendió mucho que nos dejaran entrar a grabar en sus reuniones”.

Al director del filme, que abre esta tarde el festival, le gustaría que el público se llevara este mensaje: “La conclusión es que es inevitable que Etiopía se industrialice para mejorar la calidad de vida de su gente, pero que es importante que se haga bien, con empresas responsables que cuiden el medio ambiente y a las personas. China lo hizo mal en el pasado, cuando se convirtió en la fábrica de la globalización, pero ahora está dando un salto a lo nuevo, con más energías renovables y nuevas infraestructuras”, asegura. “Si en Etiopía no se hace así, van por mal camino”.

Esta décima edición del Another Way Film Festival tiene otras muchas novedades; entre la programación oficial, actividades y conciertos. Y es que en la última década se ha situado como una de las citas obligadas del otoño en la capital y ha ido creciendo su programa. “Está claro que somos un espacio necesario y consolidado en el que acercarse a la actualidad eco-social del mundo. Y destacaría que si algo queda claro a través de los documentales que traemos al festival es que hay un terrible tironeo entre dos fuerzas opuestas: el sistema económico y el de esa parte de la humanidad que es cuidadora y conservacionista. Todo nos indica que este sistema actual no funciona; así que lo que se refleja cada vez más es cómo parte de la sociedad civil se rebela y se enfrenta a la inacción de los gobiernos y de las grandes empresas”, señala su directora, Marta García Larriu. En 2024, el caso de la Amazonía es el más llamativo.

García Larriu reconoce que es, un año más, una programación “muy activista, de denuncia y también de reflexión”. Y comenta: “En estos años hemos pasado de preguntarnos qué pasa a otra cuestión: ¿y ahora qué?”. Acudir a las salas es un buen momento para poder compartir las inquietudes con sus directores y otras personas especialistas. Tampoco faltan momentos para el disfrute de contenido más simbólico, con obras que buscan que el mensaje nos cale desde una perspectiva más poética, como es el caso de Apple Cider Vinegar , el relato de una relación muy conmovedora entre el cuerpo de su protagonista humana, Sofie Benoot, con la Tierra; o que nos llene desde la belleza, como el documental clásico Nanouk, el esquimal, dedicado a otro mundo indígena que ya no existe, para el que se contará con música en directo.

Más allá del cine, el festival se complementa con actividades como paseos guiados por parques emblemáticos de Madrid, un taller de lecturas ambientales, clases de yoga y hasta conciertos, entre los que destaca el del coro gospel que tendrá lugar el domingo.

También habrá una jornada dedicada a los cortometrajes, bajo el título Rueda por el cambio (el sábado en Matadero), patrocinada por Signus; en esta edición podrán verse ocho proyecciones de muy diversos países. Como muestra un botón: Joko&Putra, un corto grabado con una familia de pescadores de Borneo. Las imágenes de la basura plástica que se acumula en esas costas no son fáciles de olvidar. Como tampoco conviene obviar que España exporta basura plástica a esa zona del mundo, legal e ilegalmente.

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