Carmen de Burgos y María Lejárraga: la más auténtica marca España
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La Edad de Plata de la literatura y el pensamiento español protagonizan dos exposiciones en la Biblioteca Nacional de España (BNE). Hasta el 5 de enero de 2025, la Sala Recoletos homenajeará a dos literatas y mujeres de acción. ‘Carmen de Burgos, Colombine (1867-1932). La modernización de España’ y ‘María Lejárraga: una voz en la sombra’ sirven de aproximación a dos personajes cruciales de principios de siglo XX, en los que su escritura y su actividad política siempre fueron de la mano.
La comisaria de la exposición dedicada a María Lejárraga (1874-1974), Carmen Domingo, describe al personaje, del que este 2024 se cumplen 150 años de su nacimiento y medio siglo de su muerte, como “poliédrico”. Los inicios de la futura dramaturga con más obras publicadas en España tuvieron lugar en el seno de una familia riojana de clase alta. Sus estudios de Magisterio fueron la mecha que encendió una vocación inusitada para
la cultura y la lectura.
“Al principio firmaba sus creaciones con el nombre de su marido, Gregorio Martínez Sierra, del que se acabó separando. Hasta las conferencias que ella daba sobre feminismo aparecían bajo el nombre de él”, explica Domingo, también escritora. Tras su separación, Lejárraga decidió orillar la literatura para centrarse en la política y la lucha por la igualdad de la mujer, coincidiendo justo con la llegada de la Segunda República española. Militante del PSOE, es una de las nueve mujeres diputadas que formó parte del Parlamento creado tras los segundos comicios republicanos. En aquel tiempo, Lejárraga llegó a ser secretaria de la delegación española de la Oficina Internacional del Trabajo en Ginebra. El estallido de la Guerra Civil hizo que la literata se exiliara.
Sus primeros pasos lejos del país que la vio nacer los dio en Francia, donde la ocupación nazi volvió a sorprenderla. Huyó a Suiza y Bélgica, hasta llegar a Estados Unidos, ya en 1950, momento en el que ella vuelve a recuperar su propia voz, firmar sus textos, reinventarse. “Allí se entrevistó con Walt Disney por si podían hacer una película de una de sus obras, pero no lo consiguió. Algunos historiadores defienden que la película La dama y el vagabundo puede ser idea suya”, comenta Domingo. Más tarde llegó a México para, finalmente, arribar a Argentina, en cuya capital murió.
La muestra presentada ahora en la BNE tiene como objetivo acercar el personaje, incentivar las ganas de leerla entre su público. A través de casi 300 objetos, entre los que destacan libros y fotos junto, por ejemplo, su acta de diputada en el Congreso y su carné del PSOE, son los textos escritos por la propia Lejárraga los que dan la pauta de dónde y en qué momento se encuentra el espectador. Todo ello está vehiculado por dos de sus magnas obras, Gregorio y yo y Memorias de una propagandista, dos libros de memorias.
Sus textos –el gran corazón de la exposición– siguen teniendo una vigencia casi sorprendente. Según Domingo, “Lejárraga hablaba de las problemáticas de su tiempo, que tampoco han cambiado tanto con la actualidad. Por ejemplo, en sus escritos como feminista se define como abolicionista de la prostitución, pero también habla de los problemas de acceso de muchas personas a la cultura”.
Carmen de Burgos, del periodismo a la política
Apenas unos metros de distancia separan esta exhibición dedicada a Lejárraga de otra muestra en la que se homenajea a Carmen de Burgos (1867-1932), la primera mujer periodista contratada en una Redacción en igualdad de condiciones que sus compañeros. “Con las evidencias de su inmensa obra en las manos, podemos decir que fue la escritora más importante del primer tercio del siglo XX”, introduce la comisaria de la exposición, Concepción Núñez.
En su faceta de periodista, Carmen de Burgos escribió unos 10.000 artículos y se convirtió en la primera reportera de guerra en España con su cobertura de la guerra de Marruecos. Entre ellos, su columna diaria, que se extiende muchos años. Empezó a escribir en el Diario Universal el 1 de enero de 1903 bajo el seudónimo de Colombine. Dos años después, serían los lectores de Heraldo de Madrid los afortunados de leer sus opiniones. “Se convirtió en una gran polígrafa, una figura respetada hasta su muerte en 1932”, añade la comisaria, también profesora jubilada de Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid.
Sus colaboraciones y trabajos se extendieron más allá de las fronteras españolas. Su prestigio se extendió por Europa y América. De todas formas, además de ser una mujer de pensamiento y dejar una inconmensurable obra escrita, Carmen de Burgos también fue una mujer de acción. Ya en 1904 y desde la prensa, emprendió una campaña a favor del divorcio, algo que repitió en 1906, en este caso a favor del voto para la mujer.
“Ella dijo que el divorcio se acabaría imponiendo entre nosotros como una conquista de la civilización”, comenta Núñez. Carmen de Burgos acertó. Algo más le costó su segunda empresa, orientada a la consecución del sufragio femenino. “Ahí fracasó porque los propios sectores progresistas negaron ese derecho a las mujeres por miedo a que fuera un voto conservador”, añade la experta.
Con un ideario que emana de la Ilustración, el racionalismo siempre estuvo entre los postulados defendidos por Carmen de Burgos. “Al mismo tiempo, fue una persona muy vitalista que emprendió muchos viajes por el mundo para tener experiencias y conocimiento directo sobre lo que sucedía”, subraya la comisaria. De hecho, según Núñez, la tan manida y actual expresión del “estado del bienestar” se le debe a la escritora y periodista, quien a principios del siglo XX ya hablaba de la “sensación de bienestar” que había en Europa.
Entre sus prioridades, precisamente como consecuencia de haber vivido los desastres de la guerra, estuvo el antibelicismo. “Su visión de la Primera Guerra Mundial le llevó a inundar los medios de artículos contra la guerra. Incluso tomó la iniciativa de proteger a niños huérfanos de la guerra con el impulso de la creación de una asociación en España”, ejemplifica la comisaria de la exposición de la BNE. Tras el final de la contienda, Carmen de Burgos volvió a acertar: “Escribió el libro El fin de la guerra, donde exponía que la paz no la traerían unos pueblos que se odiaban y cuyas heridas todavía estaban abiertas”.
Pareja de Ramón Gómez de la Serna, desde 1910 formó junto a Galdós y Pablo Iglesias la conjunción republicano-socialista, en donde Carmen de Burgos militó por parte del PSOE. “En torno a una década después empezó a estar decepcionada al ver que sus demandas por el voto de la mujer no tenían demasiada cabida, por lo que se dio de baja del partido”, añade Núñez. Más tarde fundó la Cruzada de Mujeres Españolas, y ya en 1923 llegaría a ser presidenta de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas.
Carmen de Burgos luchó hasta el final de sus días. La misma semana en que la Segunda República echó a andar, en abril de 1931, la periodista se entrevistó con Fernando de los Ríos, ministro de Justicia, para reclamarle la abolición de la pena de muerte. Por otro lado, “ahora todos recordamos el debate entre Clara Campoamor y Victoria Kent de octubre de 1931, pero la prensa no dejó de incidir en que quien defendió el voto femenino desde principios de siglo fue Carmen de Burgos”, dice una Núñez sumida en lágrimas de emoción.
Hasta muerta siguió batiéndose en duelo. Carmen de Burgos fue la primera mujer y la primera española que, llegado 1939 e implantado el franquismo, apareció en la lista de autores prohibidos junto a otros de la talla de Zola, Voltaire, Rousseau o Gorki. De esta forma, la exhibición que ahora presenta la BNE es resultado de una decantación minuciosa de la inmensa obra y vida de la periodista. Planteada en progresión cronológica, en ella se detallan los grandes hitos, momentos, viajes y obras fundamentales de esta almeriense, como su libro publicado en 1927, La mujer moderna y sus derechos. Para Núñez, recuperar a Carmen de Burgos es un deber moral e histórico. “Si no hubiéramos tenido en España ese truncamiento y rotura absoluta con un movimiento cultural tan brillante como la Edad de Plata, no hubiéramos perdido a una fuente de pensamiento tan impresionante como la de Carmen de Burgos”.
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Por Carmen de Burgos y María Lejárraga: la más auténtica marca España - Guillermo Martínez, el 19 octubre 2024
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