La posidonia sale del Mediterráneo ¡y se mete en los coles!
“Atención, interrumpimos la emisión con una noticia de última hora. Una planta marina denominada posidonia está muy enfadada porque no nos damos cuenta de los beneficios que aporta. Damos paso en directo a la posidonia”. Un alumno y una alumna del colegio público Gabriel Comas i Ribas de Esporles, pueblo de la comarca de la Sierra de Tramuntana mallorquina, abren así un informativo muy especial que forma parte de los recursos educativos del programa ‘Posidònia a l’aula’. Previamente, acuarios con plantas de ‘Posidonia oceanica’ repartidos por centros escolares de la isla han despertado el interés del alumnado, que la califican como “fábrica de arena, oxígeno y biodiversidad”. Un profesor, Xavier Morell, tiene buena culpa de la alta consideración de la posidonia entre sus escolares.
Un guepardo y un petirrojo. Con esta imagen nos enganchó Xavier Morell de partida. La expuso durante su intervención en el Seminario sobre el Bosque Marino organizado por Redeia a finales de septiembre en el aeródromo militar de Pollença, justo al lado de las dos hectáreas sumergidas de posidonia oceánica en las que se trabaja en investigación, conservación y educación ambiental. “No conocemos la riqueza que tenemos al lado”, afirmó Morell en referencia al petirrojo frente al guepardo, “y el medio marino juega en una liga todavía más inferior. No estamos acostumbrados a llevar el entorno más cercano a las aulas. Es una gran carencia, y cubrirla resulta esencial para crear ciudadanos concienciados. Por eso nace Posidònia a l’aula”.
Gracias a Posidònia a l’aula, donde además de Redeia participa elInstitut Mediterrani d’Estudis Avançats de la Universitat de les Illes Balears (IMEDEA-UIB-CSIC), casi mil escolares de Mallorca –tanto de localidades costeras como del interior de la isla– conocen mejor las praderas de posidonia y la gran función que realizan para que sus costas, playas incluidas, sigan teniendo vida y sean acogedoras. Para ello, ha resultado básico el impulso como docentes de Xavier Morell y su hermano Ferran Morell; y la manera de hacerlo, apoyados por el IMEDEA, porque gracias a esta iniciativa se instalan acuarios en las aulas con fragmentos de planta para que durante cuatro meses los alumnos descubran este mundo lleno de microorganismos que tan poco conocemos.
¿Sabes qué es la posidonia?
Xavier Morell nos cuenta hasta qué punto lo desconocemos: “Este mismo año hemos hecho una encuesta en Mallorca entre cerca de 600 personas con el objetivo de pulsar el grado de conocimiento que tienen los mallorquines y visitantes sobre una especie tan importante de nuestro entorno como es la posidonia. El 63% no sabe aún qué tipo de especie es, e incluso el 36% sigue pensando que es un alga. Pero hay más, del 37% que sí conoce la planta, casi un 30% es incapaz de decir una sola de las múltiples funciones que realiza la posidonia”.
Estaría bien que, para empezar, esas personas vieran algunos de los vídeos y el resto de trabajos que ha realizado el alumnado de 26 centros escolares de la isla: “Esta es la maqueta que hemos hecho nosotros para explicar la función que tiene la posidonia. Tiene una parte sumergida y una parte seca, y sus praderas son fundamentales para crear la arena de las playas y las dunas”, explican en uno de esos vídeos.
Xavier Morell y el resto del profesorado implicado en el proyecto, que conlleva un período de formación a través del Centre de Professors de Calvià, predican con el ejemplo de una escuela más dinámica, que despierte el interés creciente del alumnado hasta convertirse también en “profesores”. “A partir de la identificación de la especie y de su conocimiento, los alumnos se comprometen a generar recursos para otros alumnos con diversos materiales, como guías de identificación, cómics, documentales, juegos, cuentos… que hablan de la ecología y de los problemas de conservación de la especie”, explica el profe del CEIP Gabriel Comas i Ribas.
Lo subrayan en la web de Posidònia a l’aula: “Consideramos básico fomentar el pensamiento crítico como herramienta fundamental que ayude a los estudiantes a determinar cuáles son las problemáticas que rodean a la especie, cuáles son los retos que debemos asumir como sociedad y cuáles son las posibles acciones que podemos llevar a cabo para darla a conocer y conservar”.
Todo empezó en 2015, con el colegio mencionado. Desde entonces, otros 25 centros escolares, algunos de ellos en zonas interiores, no directamente en la costa, han desarrollado actividades y recursos a partir de los 20 acuarios itinerantes con posidonia que cede el IMEDEA. Morell aclara que este año realizarán dos formaciones para el profesorado, una para 10 centros nuevos y otra para profundizar con 10 de los que ya forman parte del proyecto.
¿Y cómo es posible que todo comenzara en un pueblo del interior, más de montaña, sin costa, con la más cercana a nueve kilómetros? Es una pregunta que contesta enseguida el mismo profesor: “Vivimos en una isla y cualquier escolar conoce el litoral, sobre todo en verano, pero de manera superficial. La distancia de cualquier pueblo a la costa es escasa y el mar forma parte de la cultura de los mallorquines. En Esporles, históricamente hemos estado vinculados al mar sin tener mar, a través de las calas de Port des Canonge, que pertenece al pueblo costero de Banyalbufar”.
El papel fundamental del profesorado
Pero hay otro elemento trascendental que vincula el nacimiento de Posidònia a l’aula a Esporles, y más concretamente a su colegio e instituto públicos (Gabriel Comas i Ribas y Josep Font i Trias): la sede del IMEDEA queda en esta localidad. Como dice Morell, “se juntan la vocación científica y la didáctica de profes para acercar la ciencia a los escolares”. Además, en el IMEDEA desarrollan el programa El bosque marino, que se centra en la restauración de praderas degradadas de posidonia y en el que participa Inés Castejón, bióloga marina que junto a los hermanos Morell impulsa Posidònia a l’aula.
Los acuarios que salen del IMEDEA son pequeños tesoros a cuidar, incluido el mantenimiento, en el que participa el propio alumnado, pero sobre todo son ventanas submarinas a las que asomarse para descubrir cómo evoluciona y se interrelaciona la vida en torno a la posidonia. No siempre se consigue atraer la atención de escolares y profesorado. “El hecho de tener un acuario en el aula y ver 10 o 20 especies no te asegura el éxito. Algunos profes se han cansado, pero su papel es fundamental, tienen que despertar la capacidad de observación”, señala Xavier Morell.
Este profesor de Primaria reconoce: “Hay que hacer un trabajazo, ya que el acuario es un recurso muy potente, pero desde el minuto uno tienes que motivarles mucho, porque va a estar ahí entre tres y cuatro meses. Motivar para ver los cambios en el acuario, por pequeños que sean. Los gasterópodos se ponen en un sitio o en otro, aparecen nuevos animales, hay cambios evidentes”. “El reto del profesorado”, continúa Morell, “es plantear la observación como una ventana de cambios a descubrir casi día a día. Buscamos profesores inquietos y con ganas de asumir retos innovadores que ayuden a acercar los ecosistemas marinos a las aulas de centros de Primaria y Secundaria, desde 5º de Primaria a 2º de Bachillerato”.
Acuarios: una ventana abierta al mundo submarino
Qui viu aquí? y La vida a l’aquari de posidonia son dos de los recursos didácticos colgados en la web del proyecto y elaborados por el alumnado que demuestran la sorpresa y la emoción por el descubrimiento de vida submarina en los acuarios y resaltan la importancia de las praderas de posidonia como reservorios de biodiversidad. Esponjas, diminutos crustáceos, nidarios, foraminíferos, ofiuras, briozoos… Con nombres que les suenan y otros que escuchan por primera vez, pegan casi la nariz en los acuarios para admirarse con esa vida. Esto resulta trascendental, ya que, de partida, muchos escolares asocian la posidonia a cuestiones negativas por la presencia de sus hojas en las playas: “Molesta, huele mal, nos impide andar por la playa y nadar”.
Centros ‘posidónicos’
Viendo cómo en junio pasado cerca de 300 de estos escolares exponían sus trabajos en un encuentro en la Universitat de les Illes Balears, en Palma, se palpaba ese cambio de la percepción de la posidonia como algo molesto, al presentarlo como “un bosque en miniatura con praderas donde viven centenares de especies diferentes” y advertir: “Nuestra responsabilidad es conocerlo, cuidarlo y protegerlo”. Todos los centros educativos que han formado parte de Posidònia a l’aula en el curso 2023-2024 fueron reconocidos como Centros posidónicos y recibieron un diploma acreditativo
“El reto ahora es sacarlo de Mallorca y llegar al resto de islas de Baleares”, apunta Xavier Morell, que no esconde la dificultad que conlleva e incide en lo mismo con lo que comenzó su intervención en Pollença: “Cada vez hay un mayor desconocimiento sobre la naturaleza que nos rodea. Estamos en la cultura del selfie y en el ámbito educativo no se trabaja de manera adecuada. Tenemos que ser críticos con esto, no nos centremos en acciones puntuales sino en profundizar en materiales como los acuarios y los que genera el alumnado de forma continua y a más largo plazo”.
Para terminar, cojamos uno de estos materiales, un juego con un cuestionari0, para saber si, tras leer este artículo, ha aumentado nuestro conocimiento sobre Posidonia oceánica.
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