El latido de una novela sobre la atracción entre contrarios
Clara Queraltó (1988), profesora de lengua y literatura catalanas, ganó con esta obra, ‘Como un latido en un micrófono’, el Premio Llibres Anagrama de novela 2024. Cuenta la historia de Gabriela, que, con el carnet de conducir recién estrenado, conduce hasta el pueblo de su abuelo en el Ampurdán, donde pasará el verano haciendo una sustitución en la biblioteca municipal, su primer trabajo. ‘Como un latido en un micrófono’ explora los mecanismos de la seducción y de la atracción entre contrarios. Hay libros que te enamoran y te desenamoran con la misma contundencia. Libros impecables desde lo formal que, sin embargo, sufren una fractura insalvable desde lo emocional. Libros de los que quizá se espera demasiado. Y de los que no se puede decir, no obstante, que no nos han gustado, porque sí lo han hecho. Este es el caso.
Quizá sea la contradicción el único lugar desde el que deba nacer el análisis de una lectura, porque a través de ella sale a flote la honestidad necesaria para sentarse a hurgar dentro de la naturaleza de una historia.
Dicho esto, confieso que la forma de escribir de Clara Queraltó me ha parecido magnífica, y confieso también que me enfrenté a Gabriela la protagonista de su primera novela, Como un latido en un micrófono, con toda la esperanza del mundo. Y entendí su entusiasmo y su desbordante falibilidad, y esa luz desafiante que emana a través de las páginas de esta historia. Pero, desafortunadamente, Gabriela no está sola en esta historia. Desafortunadamente, existe Quim, la otra mitad del cuerpo de esta novela. Un personaje demasiado manido y previsible que consigue robar todo lo bueno que hay en Gabriela y en el resto de los personajes.
Por ejemplo, su concretísima oralidad, comparable a esa contracción que todos esperamos que salga del corazón. Equilibrada, dominante, con viveza y sobre todo con puntuales extravagancias. Gabriela es excesiva y cáustica. Un personaje cuya contundencia subyuga, porque hace que nuestra memoria rescate aquello que nos vivificaba.
Como un latido en un micrófono tiene muchas cosas extraordinarias como, por ejemplo, que Queraltó haya tenido la valentía de ofrecer a la literatura patria un personaje como Ernestina. Un personaje que los lectores deben descubrir sin recibir una sola pista sobre su alma o la silueta que forma dentro de la boca de la soledad, de la jauría social que siempre despedaza a los mismos.
No negaré que es un libro cuya dureza late de esa forma en que lo hace el silencio de la piedra que se lanza sobre la superficie del agua y cuyo daño se presiente, pese a no recibir una respuesta tácita desde su blandura.
No seré yo quien desaconseje la lectura de este libro, porque no sería justo empañar los múltiples hallazgos que contiene la narrativa de esta joven autora, pero sí quien señale el nocivo “latido” de su segunda parte.
‘Como un latido en un micrófono’. Clara Queraltó. Traducción de María Alonso Seisdedos. Anagrama. 205 páginas.
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