El valor de los muros de piedra seca: cultura, paisaje, biodiversidad

El camino de Ceboller con muros restaurados, en el Ayuntamiento de Llers, Alt Empordà, Girona.

Estamos en plena celebración de la Setmana de la Pedra Seca. Un centenar de actividades repartidas entre Cataluña y Baleares, desde exposiciones y charlas a rutas guiadas y talleres de reconstrucción de muros y barracas, muestran y ponen en valor una técnica de construcción reconocida por la Unesco desde 2018 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. ¿Patrimonio de la Humanidad muros que separan parcelas? Con un mero acercamiento a estos “simples muros” y a las personas que los trabajan se entiende su trascendencia: hechos sin argamasa ni cemento que una las piedras, vinculados a la arquitectura popular de numerosos pueblos, ejemplo de construcción ecológica y de kilómetro cero, imprescindible para retener la humedad y la escorrentía, refugio para la biodiversidad, desde musgo y líquenes a reptiles y aves…

El Centre d’Interpretació de la Pedra Seca lo inauguramos en 2011, siete años antes de la declaración de la Unesco. Cuando accedí a la alcaldía hace ya 17 años, lo primero que hice fue estudiar las potencialidades del pueblo para desarrollar actividades (economía, turismo…) y vimos que una de ellas estaba en la piedra seca”. Mario Urrea, alcalde de Torrebesses, pueblo ilerdense de 300 habitantes, cuenta orgulloso la trascendencia social y cultural de su apuesta: “Se ha elevado la autoestima de estos vecinos gracias a lo que tienen al lado, hacia este patrimonio. Antes un aljibe era un estorbo en el camino, y ahora es algo a mostrar y conservar”.

Tal es la importancia que ha alcanzado este municipio de la comarca del Segrià dentro de esta técnica de construcción, que desde hace tres años organiza junto a la asociación Micropobles de Catalunya la Setmana de la Pedra Seca. Esta es la quinta edición, y se hace coincidir con el aniversario de la declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que tuvo lugar en la reunión de la Unesco (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en Port Luis (República de Mauricio) el 28 de noviembre de 2018. Las dos primeras ediciones las organizó la L’Associació per al Desenvolupament Rural Integral de la Zona Nord-Oriental de Catalunya (Adrinoc).

La ‘gran muralla china’ en piedra seca

Desde el 22 de noviembre hasta el 1 de diciembre la construcción con piedra seca protagoniza 100 actividades repartidas principalmente por zonas rurales de las cuatro provincias de Cataluña y por la isla de Menorca, donde hay inventariados 11.000 kilómetros de muros de piedra seca. Guías y asistentes a algunos eventos de esta cita se mojan a la hora de cuantificar lo que alcanzan estos muros en Cataluña y afirman que entre las dos comarcas gerundenses que dan al Cabo de Creus, Alt Empordà y Baix Empordà superan los de la gran Muralla china, es decir, 21.000 kilómetros.

“Es muy difícil delimitar y cuantificar esa longitud”, comenta Roger Solé, presidente del Gremi dels Margers de Catalunya, “porque hay muchos muros cubiertos por la maraña de vegetación que ha crecido entre los campos abandonados”. Los margers son las personas expertas en la construcción y reconstrucción de muros que delimitan parcelas y caminos y de otras estructuras con piedra seca, y lo que sí confirma Solé es el antes y el después acaecido tras la declaración de la Unesco: “La Administración Pública pasó de 0 a 100 a la hora de licitar obra pública con piedra seca. Han pasado de no conocer la piedra seca a conocerla, y siempre hay un técnico dentro de esas administraciones que apuesta por esto”.

Este tipo de reconstrucción de muros y barracas, muestran y ponen en valor una técnica de construcción reconocida por la Unesco desde 2018 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Este tipo de reparación de muros, cabañas y barracas muestra y pone en valor una técnica de construcción reconocida por la Unesco desde 2018 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Foto: Ajuntament de Llers.

Papel esencial para prevenir corrimientos de tierras e inundaciones

Antes, en Torrebesses, su alcalde ya nos había relatado, como parte de ese orgullo de la apuesta por la piedra seca, que contaban con una persona íntegramente dedicada a este oficio. Ahora, el presidente del gremio de Cataluña lo corrobora: “Durante el año, antes muchos compañeros realizaban trabajos forestales el 80% del tiempo y dedicaban a la piedra seca el 20%. Ahora es al revés. Se ve un horizonte con más trabajo y futuro. Además del trabajo de construcción y reparación, la impartición de cursos de formación es parte importante también de nuestra labor, precisamente porque ha crecido el interés por esta técnica, que se extiende a jardines particulares y parques y jardines urbanos”.

Todo ello son datos tangibles derivados principalmente de la declaración de la Unesco, hace seis años, pero desde hace cientos de años, y en ocasiones miles, estos muros y las personas que los construyeron dejan un legado cultural y paisajístico de primera magnitud. Así lo reconoce la Unesco: “Con esos muros se han creado diferentes tipos de hábitat humanos, así como de estructuras para la agricultura y la ganadería, que han configurado paisajes muy numerosos y variados”. Y va más allá: “Desempeñan un papel esencial en la prevención de corrimientos de tierras, inundaciones y avalanchas, en la lucha contra la erosión y desertificación de terrenos, en la mejora de la biodiversidad y en la creación de condiciones micro-climáticas propicias para la agricultura”.

No hay que ser una persona muy experta en la observación del paisaje y la naturaleza para reparar en la biodiversidad que alojan estos muros de piedra, donde, de entrada, y más ahora en época de transición otoñal-invernal, resaltan las mullidas formaciones de musgo. A partir de aquí se advierten plantas como el ombligo de Venus, líquenes, correteos de comadrejas, ratones e invertebrados como la cada vez más escasa luciérnaga, además de lagartijas, chochines y petirrojos. Imposible dar con esta viveza natural en la alambrada o cerca hormigonada de la parcela de al lado. Por no hablar del origen y el transporte de ese alambre y ese hormigón, porque la piedra es de aquí, de kilómetro cero, o del nulo consumo de agua y producción de residuos y la reutilización continua de piedras.

Un muro de piedra que recorre el Mediterráneo

A la pregunta de cómo es posible que sin cemento resistan el paso del tiempo muchos de estos muros, responde en uno de sus trabajos Carlos Fernández-Piñar, investigador postdoctoral Margarita Salas del Grupo de Investigación Geovisualización, Espacios Singulares y Patrimonio de la Universidad Politécnica de Madrid: “Se emplea únicamente piedra, sin la adición de ningún mortero o argamasa. La fábrica se elabora con piedras generalmente sin retocar o con una labra muy tosca, y de un tamaño pequeño o mediano, lo que permite su puesta en obra por una o dos personas. La disposición de las piezas no sigue un orden preestablecido en hiladas estrictas, ni tampoco en cuanto al tamaño de los mampuestos. La solidez de la estructura se confía únicamente a la correcta disposición de las piezas y al uso adecuado de la fuerza de la gravedad”.

El trabajo de Fernández-Piña Repercusiones y retos de la declaración de la piedra seca como patrimonio cultural inmaterial: el caso de la comarca de Sobrarbe, Huesca, demuestra también que esta técnica abarca muchos territorios de España, en este caso Aragón. La declaración de la Unesco concierne a Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Eslovenia, Suiza y España, y dentro de nuestro país a Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, Galicia y Valencia. Esto no quiere decir que otras comunidades autónomas, como por ejemplo ambas castillas, no contengan construcciones con piedra seca –queda muy bien reflejada esta extensión territorial en el grupo Piedra Seca de Facebook , sino que en su día sus gobiernos no apostaron por la declaración como patrimonio de la Humanidad.

Fernández-Piña pone de relieve también que dichas construcciones van más allá de los muros que delimitan parcelas y que además hacen aportaciones a la lengua. Entre ellos están pequeñas construcciones auxiliares de las actividades agropecuarias, como refugios de pastores en los pastizales de alta montaña, y dentro de estos corrales específicos para ordeñar las ovejas denominados mosals en la comarca del Sobrepuerto y corrales de muyir en el valle de Chistau. “Otra tipología de gran interés etnográfico”, señala el mismo investigador, “son los arnales, pequeños edificios específicamente construidos para albergar las arnas, como se denominan las colmenas locales, cilíndricas y realizadas con cestería y cubiertas con boñiga de vaca”.

Reconstrucción de un muro en el Ayuntamiento de Santa Oliva, Tarragona.

Reconstrucción de un muro en Santa Oliva, Tarragona.

Pozos de hielo, hornos, puentes, cabanes y barracas

Puentes, aljibes, acequias, neveras o pozos de hielo, hornos… se suman a las construcciones tradicionalmente levantadas con la técnica de la piedra seca, aunque, de vuelta a la Setmana de la Pedra Seca, nos quedamos con una protagonista de los eventos que ofrecen 80 entidades públicas y privadas, las cabanes de volta, y con la explicación que dan desde Oli Les Cabanes: “Cuando el labrador no podía ir y venir de casa al campo cada día como se hace hoy, cuando tenía que pasarse días enteros lejos de casa en medio de las fincas de vid o de olivos, la cabaña de vuelta o bóveda era la solución. Se construían en el punto más resguardado de la finca, aprovechando a menudo el reparo que ofrecía la propia excavación hecha para extraer la piedra, con un pino plantado al lado de la cabaña para dar sombra en verano… en definitiva, un ejemplo de construcción integrada en el paisaje, firme, sólida y austera, que ha perdurado hasta nuestros días”.

Oil Las Cabanes, como Olicatessen, que llevan en sus marcas y su filosofía la herencia de la piedra seca, o los alojamientos de turismo rural Barraca entre Vinyes –las barracas, otras protagonistas de la Setmana– son ejemplos del aprovechamiento comercial de esa herencia. La Mancomunidad de la Taula del Senia, entre Teruel, Castellón y Tarragona, también fomenta con talleres y jornadas esta práctica en torno a sus olivos milenarios; en Andalucía, Baleares y la Comunidad de Madrid se organizan periódicamente cursos sobre la materia; y en Aragón, en la comarca del Sobrarbe, un proyecto europeo de innovación (Interreg-Poctefa PETRA) busca incrementar su visibilidad y valorización, fomentar el turismo sostenible y garantizar la transmisión de conocimientos y técnicas tradicionales a través de la formación y la homologación transfronteriza.

Con este panorama en alza de la piedra seca, ¿está todo hecho? En las conversaciones con participantes en la Setmana de la Pedra Seca y con Mario Urrea, Roger Solé y Mónica Carrasco, responsable de comunicación de Micropobles de Catalunya, surgen algunas asignaturas pendientes: que se desarrolle el real decreto que establece la cualificación profesional de las personas dedicadas a la construcción en piedra seca; que la futura ley de patrimonio de Cataluña recoja especificidades de mantenimiento y difusión, además del reconocimiento a las entidades que se dedican a ello; y que, como dice Urrea, “aumente la concienciación, porque hay gente que sigue destruyendo muros para ensanchar parcelas y producir más en regadío en tierras de secano, cuando el cambio climático nos va a obligar a volver a esto, a construcciones que facilitan el reservorio de agua y mantienen la humedad del subsuelo”.

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