Lo bueno, lo malo y lo feo de la inteligencia artificial
La Inteligencia Artificial, tal como opina Omar Hatamleh, está todavía en su infancia, pero su desarrollo exponencial será inevitable. El título de su libro, editado por Deusto, es una declaración de su pensamiento: ‘Esta vez es diferente. Cuando la inteligencia artificial trasciende a la humanidad’. Se puede estar o no de acuerdo, lo que sí parece cierto es que esta tecnología se incrustará en numerosos ámbitos. La llegada de Chat GPT ha disparado la capacidad de los modelos de aprendizaje automático. La IA, de estar en manos de especialistas, ha pasado al público general. Omar Hatamleh asesora a la NASA y Naciones Unidas en IA, y como experto participa en conferencias y en los llamados ThinkTank. En esta entrevista no quiso hablar de su trabajo en estos organismos, solo de su libro. Los beneficios de su venta serán donados a la Asociación Sonrisas sin Cáncer.
Por el título, ¿podemos deducir que es un libro optimista respecto a un futuro lleno de IA?
En parte sí, pero también analizo lo malo y lo feo de la Inteligencia Artificial. Todo esto dependerá no solo de los países, o las empresas, debemos preguntarnos cómo se puede amplificar el esfuerzo positivo en todos los ámbitos: en el trabajo, en el trasporte, en la medicina, y cómo podemos disminuir los elementos negativos que pueden darse. Si somos capaces de hacerlo, la Humanidad tendrá una herramienta muy útil y una nueva revolución.
Se parte de un error o confusión al creer que la IA acaba de ser desarrollada y no es así, lleva muchos años siendo utilizada.
El termino IA fue acuñado en 1956, en la conferencia de Dartmouth, pero en 2022 llega ChatGPT y sus capacidades se pusieron a disposición de todos. Los denominados LLM, modelos lingüísticos grandes, han permitido con su gran conjunto de datos reconocer y generar textos, entre otras tareas. La IA abre una vía de investigación interdisciplinaria. Con su avance debemos revaluar nuestros conceptos de crecimiento, cambio y adaptación.
Usted se centra mucho en los beneficios médicos…
Ahora mismo la IA te puede decir o predecir el Alzheimer mirando la retina de tu ojo, así como otros problemas médicos; un reloj te puede predecir si vas a tener una arritmia y, si vas conduciendo, esto te puede salvar la vida. Ahora la IA es como un bebé, ni siquiera hemos pasado a la siguiente fase y ya aporta beneficios, pero también comporta grandes desafíos.
¿Qué será lo malo?
Ahora ya hay sistemas que pueden imitar tu voz y se puede utilizar para suplantaciones. También las armas autónomas; esto es malísimo. Estas armas, una vez activadas, pueden identificar y atacar objetivos sin intervención humana. Es todo un cuestionamiento ético de cómo se hace la guerra. El elemento privacidad será de gran importancia en el futuro y no siempre para bien, ya que será de gran impacto en las personas y en las democracias al existir la posibilidad de utilizar los datos personales con fines coercitivos. El acceso a datos sin precedentes plantea problemas sobre el consentimiento y la seguridad de los datos.
¿Y lo feo?
Leer la mente mediante resonancia magnética, por ejemplo. Con ella se puede ver las áreas de tu cerebro que se activan o se desactivan. Recientemente se ha creado un sistema no invasivo capaz de traducir los pensamientos silenciosos en texto escrito. Si bien abre una posibilidad a pacientes que han perdido el habla, en manos equivocadas estas tecnologías abren importantes problemas de seguridad. Otro elemento a tener en cuenta es la búsqueda de información. Antes una persona quería aprender algo y solía ir a una librería y compraba libros, ahora la gente va a internet, hace una pregunta y la respuesta que le dan la considera como verdadera. Esto es un peligro. Para eliminar estos elementos feos debemos alinear la sabiduría colectiva con el bien común.
Habla de gobernanza; esto tiene que ver con leyes como las que se están generando por ejemplo en la UE. ¿Habrá una buena gobernanza si la IA se concentra, por decirlo de alguna manera, en cinco empresas?
Esto será un desafío. Pero estas compañías pertenecen a un país y este país tiene la opción de regularlas, pero regular mucho también tiene inconvenientes, ya que puede desincentivar la investigación y el desarrollo. Pero si no se hace nada, puede ser una locura. Entonces, ¿cuál es el balance correcto? Los desarrolladores deberán tener en cuenta todo lo negativo que se pueda producir.
¿Cómo va a ser la educación para que las personas puedan integrarse en esta revolución?
Puede haber programas que sean especialmente diseñados para tus intereses, aprender a ser adaptable, aprender a poder cambiar, estar continuamente aprendiendo, aprender a ser creativos, cómo pensar exponencialmente, cómo pensar con inteligencia emocional. Todos estos ámbitos básicos tienen que seguir siendo relevantes. Pero la gente tiene que aceptar que el ámbito educativo ha de cambiar. Ahora se pone mucho el énfasis en los coeficientes intelectuales, pero la inteligencia abarca una amplia gama de rasgos y cualidades que contribuyen a las capacidades cognitivas y los patrones de pensamiento de un individuo.
Como es lógico, en su libro se trata del posible impacto en el mundo laboral, ¿cuánta gente se va a quedar sin trabajo, cuántos nuevos puestos se crearán?
La diferencia entre trabajo creado y trabajo desplazado se tendrá que analizar para saber cuál va a ser la economía del futuro. La falta de gente en un futuro puede ser suplida por IA y por robots. En el futuro, no solo los trabajos no cualificados pueden ser sustituidos por la IA, también los cualificados. Así que hay cierta incertidumbre. Junto con el aprendizaje constante hay que generar políticas rápidas y flexibles. El impacto de la IA será muy distinto en cada país. Los países deberán ser proactivos, y deben hacerlo ya para no quedarse fuera de los cambios que vendrán.
[En el libro, el autor aboga también por sistemas de apoyo social, como la renta básica universal, con el fin de ayudar a los trabajadores que pierdan sus trabajos).
Habla de educación, pero ¿cómo eliminar los sesgos y los prejuicios que se generan con la IA?
Hay que tener en cuenta que los sesgos se producen tanto por la persona que está entrenando a esa inteligencia, como por los datos que se están introduciendo. Yo mismo he investigado este tema pidiéndole a la IA la generación de dibujos, y he visto que si pedía una enfermera siempre era una mujer, y un CEO siempre era un hombre. Esto depende de cómo la alimentemos. Hay un banco en Inglaterra que facilitó su histórico, y lo curioso era el nivel de racismo que se apreciaba.
Hay en su libro un capítulo de un futurible que parece de ciencia ficción, cuando escribe de personajes como Anthony Levandowski o de la Iglesia de Turing como nuevas creencias que pueden crecer todavía más en el futuro.
Levandowski postuló que si la IA superaba al intelecto humano, podría ser adorada como una divinidad. No es ciencia ficción. Ya está pasando. El culto al avance tecnológico no es nuevo. Puede suceder que, cuando la IA sea más potente, haya sectas o nuevas religiones que la puedan ver como un ser poderoso; yo los llamo profetas en la sombra, porque es gente que puede influir mucho. Por eso es necesario el pensamiento crítico para poder pensar por ti mismo y no que una máquina te diga cómo hacerlo. La alfabetización tecnológica será fundamental junto con un análisis cuidadoso de su desarrollo e integración.
Afirma que el desarrollo de la IA será exponencial.
La diferencia de esta tecnología es que estará muy amplificada. Con Chat GPT ya se está viendo. Por ahora, todo está controlado. Tiene muchas brechas que deben ser arregladas, pero se hará. Hasta ahora, todo lo que podía pasar sucedía muy lento, nuestro cerebro estaba acostumbrado a pensar linealmente, pero ahora vivimos en un mundo que no es lineal sino exponencial; debemos ver cómo cambiar la forma del pensamiento para poder evaluar lo que está pasando. El pensamiento exponencial implica la multiplicación.
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