Rocío Saiz: “La tranquilidad es el nuevo sexo”

La multifacética artista y activista LGTBI Rocío Saiz.
Cantante (inolvidable ese estribillo junto a Chica Sobresalto: ‘¿Y ahora qué hago yo con lo guapa que estoy? Saltarme los semáforos, buscar un nuevo amor’), actriz, artista multidisciplinar, activista LGTBI… La siempre imprevisible Rocío Saiz nos sorprendió en otoño con el libro ‘Que no se te note’ (Roca editorial). Así que se somete ahora a las incisivas preguntas de Sonia Fides en una nueva entrevista de la serie ‘Con firma de mujer’. ‘Que no se te note’ es un ejercicio de desnudar su biografía para reivindicar a todas las mujeres a las que se les ha hecho daño, que han sido olvidadas, maltratadas, ninguneadas. “Un entrenamiento a muerte del alma para atreverse a mostrarse tal cual una es”. “Un canto a destaparse, desnudarse y mostrarse en lo vulnerable, lo blando y lo real”.
Podría comenzar esta entrevista escogiendo muchas preguntas, pero creo que lo más adecuado es comenzar preguntándote por aquello que hace de tu libro un arma única: su venturosa imperfección y su incuestionable honestidad. ¿Ha sido algo fortuito o un truco de magia guionizado por una buena o un buen editor?
Jo, muchísimas gracias por estas palabras, se agradecen mucho, sobre todo porque puedes ser importante para el público y no ser un súper ventas comparado con lo que la industria espera de ti. Yo me quedo con eso, con lo que me dice el público de lo que ha leído. Todo el mundo me pregunta que si lo he escrito yo, me llama mucho la atención esta pregunta, no sé si se la hacen a todo el mundo o sólo a mí. Creo que se nota tanto que el libro es mío y que sale de mis entrañas que me sorprende que alguien pueda pensar que ha sido un truco de magia. Son años y años de vivencias, situaciones personales, traumas e historias del pop. Escribo desde siempre, canciones, artículos, ficción… Creo que escribí mi primera canción con 11 años, y hasta hoy.
Un libro escrito desde la inocencia más pura; no has querido ser una de esas invasoras que hace de la autoficción una guía horrenda con la que se pretende sentar cátedra. No has sido pretenciosa sino natural, para bien y para mal. ¿No pensaste en ningún momento que la sencillez y la autodeterminación emocional podrían jugarte una mala pasada?
Todo el mundo me dice lo mismo, que por qué no he dado más caña o soy más dura. Pero es que yo no soy así; es más, soy todo lo contrario. No me gusta el rencor, no me gusta el odio, no me gusta nada que pueda hacer daño a nadie. No es un libro desde el dolor, sino casi desde el entendimiento, la empatía o el leit motiv “hacemos lo que podemos”. Casi siempre las personas que más daño te hacen o a las que más daño hacemos son a las que más queremos. Yo no quería hacer un libro de rencores o venganzas, sino de amor y esperanza. Parezco Paulo Coelho (haha), pero nada más lejos. Mi opinión no vale nada, solo he intentado hacerlo lo mejor posible sin pretender tampoco ni vender, ni sentar cátedra, ni decirle a nadie lo que tiene que hacer. Es más, le tengo la guerra declarada a todo el mundo que te dice ‘tú lo que tienes que hacer es…’.
En fin, creo que, si lo lees en profundidad, ya es bastante duro. Todo el mundo esperaba más comedia. De hecho, mi editora lo primero que me dijo fue: “El libro es duro”. El mundo duele, eso es así. Yo lo único que intento es que, entre broma y broma, el mensaje asome, pero no somos nadie para juzgar a los demás.
A mí, después de leer ‘Que no se te note’, me pareces una narradora en pleno apogeo literario, falible sí, pero también dueña de una espontaneidad muy de agradecer. No buscas ser una heroína, tus conmovedoras reflexiones te delatan página a página. “También somos campeones del mundo en ‘sincericidios’, no vaya a ser que te quede algo por decir, y te ahogues”.
Todo en este libro es totalmente vomitado de un furor uterino; es decir, no me he puesto a pensar si he escrito esto o lo otro; es más, no leí ni las galeradas finales. No quería arrepentirme de algo que hubiese dicho o escrito, quería que fuese lo más salvaje posible o políticamente incorrecto o fuera de lo académico. No quería autocensurarme ni boicotearme, porque ya lo hago bastante en mi normalidad.
No he buscado nada, ni la espontaneidad, ni el éxito ni por supuesto el dinero, que te aseguro que no sé ni qué forma tiene (hahaha). Simplemente me puse a escribir y es lo que salió. Yo no soy académica, ni intelectual ni pretendo dar lecciones a nadie; simplemente es lo que he sentido en ese momento y cómo lo he sentido, y creo que ahí está precisamente lo que está gustando.
Para mí fue como una especie de performance literaria, porque soy una persona totalmente obsesiva y, si me ponía a releer mis frases, no acabaría nunca. No sé cuál es la perfección o lo que está bien o está mal, pero desde luego las heroínas de verdad son muchas de las que escribo en el libro, mujeres que nos han abierto camino o que han muerto para que nosotras podamos ser. Yo lo único que he intentado es hacer algo lo mejor posible y, desde luego, cuando alguien intenta hacer algo diferente, las malas palabras, opiniones o ataques vienen al minuto cero.
Eres una narradora generosa, alejada de los juicios y de los enjuiciamientos. ¿Eres consciente de que esa actitud como narradora podría haber hecho de tu libro un objeto blando, sin proyección y sin empatía a ojos de determinados lectores?
Guau, hahaha, una de cal y otra de arena literal. No soy consciente de nada, porque, si me parase a pensarlo, no habría libro, ni canciones, ni películas… Todo el mundo lleva toda la vida juzgándome, diciéndome que parezco intensa, sin tomarme en serio, o he leído cosas por ahí de que “soy más lista de lo que parezco”. Cada uno es libre de opinar lo que le dé la gana; solo creo que hay personas que hacen cosas y personas que no las hacen. En este caso, fue la editorial la que vino a mí a preguntarme si quería escribir un libro, dije que sí, como podía haber dicho que no. Igual hay gente que piensa que supliqué por hacerlo; ni siquiera fui yo a pedirlo. Ahora es cuando estoy decidiendo si quiero escribir más o no.
Tu libro recuerda a algunos del gran David Grossman, por ejemplo, a ‘Gran Cabaret’. Todo parece desinhibido al principio, pero enseguida el lector se da cuenta de que has construido un potente juego en el que es necesario alternar dolor y humor a partes iguales. Los títulos de cada capítulo distribuyen con acierto el poder del humor, y esos dos personajes que introduces como cómplices necesarias de tu texto, Paula y Julia, son quienes manejan el ritmo del dolor. ¿Por qué decidiste incluir esos dos personajes? ¿Fue la necesidad de dotar de profesionalidad a tu narración?
Como te digo, para mí, entre broma y broma, el mensaje asoma. Como la serie Fleabag. Todo lo que escribo y hago empieza desde humillarte a ti misma antes de que lo hagan los demás; creo que así duele menos y también les despojas de poder a quien lo único que pretende es hacerte daño.
Muchos de estos textos llevan años en mi vida, no dejan de ser la misma persona Julia y Paula, porque todos somos todos los personajes de este libro. Si le prestas atención, ves que hay seis casualidades entre ellas, ahí es cuando hablo de Kundera, es un libro que tiene muchos mensajes ocultos. Yo, como autora, me doy cuenta así de si alguien lo ha leído o no.
Tenía que justificar mis reflexiones y decidí hacerlo en dos personas dentro de un gimnasio, el sitio que me parece más cruel del mundo. Donde se supone que todo el mundo va a hacer ejercicio y tener salud mental y física, pero es un hervidero de opiniones ajenas sobre cómo te mueves, cómo vistes, cómo hablas… Es más, podía haber seguido desarrollándolos más, pero quería que no tuviesen un final. Que cada lector les dé la vida o la muerte que quiera.

Rocío Saiz ha escrito ‘Que no se te note’.
Has escrito un libro valiente, sin postureos, con una franqueza que hubiese podido arruinarlo. Un libro reivindicativo y luminoso que, a priori, no se intuye. Todos los lectores esperábamos muchas cosas de este diario, pero no ese profundo despliegue a favor de la Memoria Histórica. Lo que cuentas sobre el Patronato de Protección de la Mujer es estremecedor. Hay fragmentos espeluznantes en este libro de portada pelín frivolona: “Desaparecieron más de cuarenta y cuatro mil mujeres en el Patronato, mujeres de las que no se sabe absolutamente nada”. Yo personalmente te agradezco que ‘Que no se te note’ no sea solo un libro de dolor y libertad propios, sino de dolor y liberación plurales. ¿Cuándo decidiste comprometerte tanto con las olvidadas?
Has dado en la clave; es un libro de dolor plural. Tuve que pelearme mucho, porque nadie entendía que mezclase realidad y ficción, y yo era lo único que quería hacer. Para que yo haya llegado a escribir ficción he leído, escuchado y aprendido sobre todos los horrores a los que nos han sometido, especialmente a las mujeres. Yo formo parte de todo este relato y es desde donde he aprendido también a escribir. Sólo pensaba: si tengo un 1% de visibilidad, lo utilizaré para contar la historia de las que nos precedieron, y así lo he hecho. La mitad de nuestra historia nos la han borrado, creo que es mi responsabilidad hablar de ella y lo seguiré haciendo de todas las maneras posibles allá donde pueda.
Antes comenté que la portada de tu libro me parece frivolona, aunque quizás la escogiste como sostén para que tu faceta de cantante impulsara en primera instancia tu faceta de narradora. No la juzgo; al contrario, la frivolidad es el mejor salvoconducto para ahondar en lo necesario, aunque esté tan denostada por los siempre impertinentes puristas. Tu portada me parece un grito, la primera confesión de tu valeroso libro. ¿Coincides conmigo?
La portada es otro ejemplo de que parece que le doy muchas vueltas a las cosas, pero no, sale totalmente del mismo sitio, del impulso. La portada anterior de la editorial no me gustaba nada, la puedes ver por ahí. Me parecía que no me definía en absoluto. Me costó mucho que me dejaran cambiarla y rápidamente tomé una foto que me hizo una amiga en uno de los videoclips y les pedí que le pusieran colores amables, rosa, azul, que te diesen paz. Y claramente quedaba mucho mejor.
A veces el mensaje es mucho más fácil de lo que parece. De hecho, esa foto la he utilizado anteriormente como portada de un single. Lo que hice fue reutilizarla. No todo es súper profundo en mi vida; es más, en realidad no soy ni tan intensa, ni tan nada. Quedaba bien, era bonita y me definía. Al final, la estética también ha formado parte de mi vida, soy diseñadora de Iluminación y sé mucho sobre colorimetría. Y creo que funciona.
Te diré que narras como esa niña que, sin saber por qué, lo aprende todo en una misma tarde. Es deliciosa esa falta de venganza que hay en tu libro. No te defiendes de lo sufrido; tu único objetivo es curarte y curar. Tu corazón está abierto y de él emergen historias que gritan, que sanan, que advierten, que neutralizan comportamientos nocivos. Tu libro es un aprendizaje para los que infligen las heridas, pero también para los heridos. Tu confesión tiene dos poderosas lenguas que se deslizan sin ningún reparo. Imaginación y verdad latiendo como aliadas. ¿Elegiste este hermoso duelo para que no hubiese ni una sola grieta por la que pudieran entrar ni el reproche ni la maledicencia de quienes juzgarán este libro como un ejercicio de exhibicionismo innecesario?
Bueno, a mí por este libro me han juzgado, insultado, amenazado, herido… y efectivamente es un libro amable, cariñoso, sin ningún tipo de rencor y de venganza. Es más, hablo de muchas cosas muy privadas de mí, por las que he abierto más puertas al insulto. Así que habría que cambiar la pregunta, porque sí estoy viviendo mucha violencia por él. Me da mucha pena, porque creo que quien viene a hacer daño no se lo ha leído y mi respuesta siempre es la misma: lee el libro primero.
Haga lo que haga, escriba lo que escriba, cante lo que cante, me van a juzgar. Soy una persona que tiendo a ser muy cercana, a generar confianza, y supongo que soy una buena diana. No puedo obligar a nadie a leerse este libro, pero sí seria ideal que, si me vas a machacar, lo hagas con conocimiento de causa.
Otro rasgo que engrandece la narración es tu elección de la oralidad como medio de comunicación, ya que dota a la historia de un irresistible gancho para atrapar al lector. Y aunque se trate de una falsa oralidad, el efecto que causa en quien se sumerge en tu historia es irreversible, ya que lo convierte en un ferviente interlocutor. ¿Crees que consigues este efecto?
Yo no tenía ni idea de si engancharía o no. No tengo ni idea de cómo lo he conseguido (hahaha), y eso también me parece bonito. Una chica me dijo que era como ver Gran Hermano, y que le relajaba; pues me pareció una cosa muy bonita. Si sientes paz, yo ya habré conseguido el éxito. Que te dé tranquilidad. Como digo en el libro, para mí la tranquilidad es el nuevo sexo.
La música propia y ajena son dos piedras de toque en este trabajo. Tu compromiso con el dolor y la verdad ofrece himnos que hieren más que curan, aunque hay tanta belleza en tus elecciones que el lector solo puede admirar y aplaudir el riesgo. ¿Esas elecciones nacen de ese ímpetu con que nos obligas a defendernos del dolor y la humillación u obedecen a una equilibrada propuesta editorial?
Esas elecciones nacen del olvido. Casi todas las grandes mujeres de este país han sido olvidadas y han muerto en grandes dosis de alcohol y depresiones. No son casualidad los nombres que he elegido: Mari Trini, Cleopatra, Olimpia.. Estas elecciones nacen de la decepción. De que la historia no les haya dado en vida el lugar que se merecían y en muerte tampoco, pero si hubiesen sido hombres, estarían glorificadas.
Hay momentos duros en este diario de fluorescentes silencios, pero me parece durísima esa mención a tu gemela, una figura que debía ser un ángel salvador y, sin embargo, es un lamentable ángel exterminador. Y quería agradecerte la elegancia respecto a este asunto, que no te empeñes en rociar con gasolina un infierno que tu coherencia ha apagado con una total y virtuosa indiferencia.
Todas las personas que son exterminadoras tienen grandes traumas dentro que pagan contigo, porque eres la figura más cercana. Podría haberme explayado más, pero creo que es un don decir mucho con muy poco. Lo único que he querido dejar claro con esto es que, por mucho que lleve tu sangre, si intenta destrozarte, hacerte daño o matarte, no tienes por qué dedicarle ni un minuto más. La dictadura de la familia solo porque es tu familia hay que eliminarla ya, igual que las navidades… Tienes que estar al lado de quien te quiere, te cuida, te mima y a quien le importas. Yo he escogido a mi familia y es lo que deberíamos poder hacer todos desde que nacemos. Si pudiésemos elegir desde el minuto uno a nuestra familia, el mundo sería mejor, habría menos dolor y, desde luego, habría menos violencia y menos muertes. Nos han vendido que tu hogar tiene que ser la familia, y en mi caso era un auténtico infierno. Ahora yo he elegido mi hogar y animo a todo el mundo a que lo escoja cuanto antes y salga corriendo, por seguridad, de donde esté corriendo peligro.
No hay comentarios