¿Qué tienen en común Díaz Ayuso, Milei y Chavela Vargas?

Equipo de mujeres que dan vida a ‘Chavela, la última chamana’. Foto: Bárbara Sánchez Palomero.
Hay una inquieta y comprometida mujer que une esos tres nombres. La directora, actriz y productora argentina Carolina Román ha llevado a la escena teatral de Madrid las obras ‘Isa & Javi’, un esperpento sobre las locuras del poder de ultraderecha, y, en el otro extremo de dignidad y humanidad, ‘Chavela, la última chamana’. Hablamos con Carolina de teatro y vida, de ficción y realidad, de denuncia y del ‘circo de los horrores’.
A comienzos de marzo fui a la última representación de ‘Isa & Javi’ en el Teatro del Barrio. ¿Volverá?, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención de lo que se ha dicho de ella?
Estamos desde enero con esta obra y volveremos en breve, el primer y el último fin de semana de mayo. Los actores Vito Sanz y Valeria Alonso están rodando y las fechas dependen de sus otros trabajos. Lo que más me llamó la atención fueron dos cosas: La primera es que la gente nos diga que sale aliviada de poder reírse de algo horroroso. Parece ser que desde el humor hay una llave que hace todo más llevadero. La otra es que un diputado nos dijo que tendría que venir todo el Congreso a verla de manera obligatoria, que esta obra es tremendamente actual, pero que, aun así, nos estamos quedando cortos. Y nosotros con el miedo de si ‘nos estábamos pasando’… (ya ves).
A eso iba… ‘Isa & Javi’ es una absoluta astracanada, pero, Carolina, ¿cuesta mucho llegar a ese nivel de esperpento en el escenario cuando la realidad a menudo parece que sobrepasa cualquier ocurrencia de guionistas?
En nuestro caso no nos costó llegar a ese punto, al contrario, como todo lo que planteamos es verdad, basándonos en las fuentes de estos dos personajes, tuvimos que decidir qué escoger. Hay mucho material de este esperpento. A veces la realidad supera al porno; por eso, a la vez lo que escribimos se va quedando obsoleto en cuestión de días, porque eso otro avanza sin pudor y sin sentido hacia el circo de los horrores, hacia el más horrible de los escenarios.
Una escena que para ti resuma bien la obra.
Ufff, de principio a fin puedes escoger cualquier escena, la gente se ríe y al final caen en la cuenta de que todo es verdad y entonces se les congela la sonrisa. No porque no sepan de la realidad, sino porque no es creíble en un escenario real todo lo que aquí vomitamos. La única escena que no es verdad es el final, no puedo hacer spoiler, pero sería lo más sensato que puede pasarnos como sociedad. Venid a verla y veréis.
En tu web destacas que te define sobre todo el humor negro. ¿Quiénes son para ti referentes de humor negro?
Mi familia es el referente más claro que tengo de humor negro. Decimos que tenemos un humor más negro que el sobaco de un grillo. Sé que a nivel mundial hay muchos referentes clásicos del humor. De Argentina todo lo que sea de Urdapilleta me vuelve loca. Ricky Gervais me divierte muchísimo. Fleabag también tiene una manera de narrar el humor que me hace sentir más normal en esta sociedad; pienso que es bueno que cosas así se cuenten porque en realidad nos pasa a todos. El humor es el airbag de la vida y menos mal.
Comienza la obra alertando de que es una ficción, pero que contiene textos reales. ¿Son de verdad reales algunos de los que escuchamos de Javi sobre su perro muerto o el matrimonio y de Isa sobre Latinoamérica?
SON REALES… Incluso los textos que a priori parecen los más hilarantes hemos decidido que se oigan, porque, si no, no te los creerías. Y repito, nos quedamos cortos.
¿Por qué la idea de intercambiar de género los papeles, que el actor sea Isa y la actriz Javi?
¿Por qué no? Es un guiño a todo lo que a estos dos seres les produce rechazo, lo niegan y lo acorralan. Para la gente homófoba, los homosexuales son gente enferma, descarriada, y toda la Humanidad sólo se divide en hombre y mujer, y punto pelota “porque lo digo yo”. Han vuelto las leyes retrógradas que hacen que todo vuelva a la era en la que sólo hay que ser hombre o mujer «como Dios manda”. El resto pertenece al “mundo woke”. Peligroso momento.
Tienes ahora otra obra tuya representándose en Madrid: ‘Chavela. La última chamana’. ¿Qué es lo que más te atraía del personaje de Chavela?
No conocí a Chavela en vida, sí como artista, por supuesto. Esta historia me vino a buscar. Fue en una gira de Juguetes Rotos, con la que fuimos a México dos veces en un lapso de 6 meses. Me invitaron al Senado de la Ciudad de México a dar una charla de arte y transexualidad, y ahí conocí a María Cortina, íntima amiga de Chavela. Fue a través de su mirada que, entre tequila y tequila, me contó quién era el ser humano que había detrás del mito. Eso es lo que más me atrajo para aceptar hacer Chavela.
Chavela Vargas representa lo auténtico frente a las falsedades interesadas para mantener sus privilegios de Javi y de Isa. ¿Cómo te surgieron una y otra obra?
Chavela representa la libertad, la verdad, la resiliencia. Ella hablaba de lo mundano y lo divino sin pretender dar lecciones. Se echan de menos referentes así en este mundo de hoy, en el que falta tanta humanidad. El ego, el miedo, el dinero, el poder, eso manda. Chavela me significó una necesidad de contarla en un momento en el que todo parece que se va a caer y, como decía ella, “cuando el mundo tiembla, cuando llora, cuando parece que todo se va a caer, venimos los cantantes y los artistas a sostenerlo”.
Isa y Javi surgió por una propuesta de Vito y Vale. Y también es un grito, un golpe sobre la mesa que quisimos dar los cuatro creadores de este montaje. Vito, Valeria, Óscar Martínez y yo. El teatro es eso, un espacio donde contar para contarnos, un sitio donde opinar. Yo opino en el teatro y en las urnas.
Eres guionista, directora, actriz, productora… ¿Por necesidad, por gusto? ¿Qué te da más satisfacciones?
Pues sí, soy todo eso por gusto, inclinación, necesidad. También soy terapeuta gestalt porque quería conocerme en esta vida y poder tener más herramientas. Y no descarto seguir aprendiendo otras cosas. Hay muchas vidas en esta misma. Aprender me da mucha satisfacción, siento curiosidad por muchas cosas. Ahora estoy estudiando guión cinematográfico para afinar mi próximo proyecto.
Eres todo eso y sé que no eres analista política, pero no me resisto a preguntarte por tu opinión sobre cómo el mundo puede haber llegado a este punto de votar, aplaudir y premiar el ultracapitalismo, el neofascismo, el tecno-feudalismo, que representan gente como Trump, Musk, Milei, Ayuso…
La historia del mundo está llena de ciclos que, según la época en la que estás viviendo, te puedes llegar a preguntar eso de: ¿Cómo fue posible que Hitler haya sido el líder que fue y cómo la humanidad permitió un holocausto? Holocasuto significa catástrofe (Shoá en hebreo) y, según la lente con el que este acto fue mirado, significó una cosa u otra. Depende del lado en el que te coloques. La juventud rebelde tiende a ir contra el régimen establecido, y ahora este es el nido donde todas estas ideas de ultracapitalismo, el neofascismo y el tecno-feudalismo están encontrando sus pichones. La historia se repite y es como una pesadilla cíclica. Mira lo que está pasando con Palestina. Si existe Dios, que venga y lo vea. O mejor, que nos lo explique en una respuesta que vaya más allá del dinero, que es el amo del mundo.
¿Estamos ante el auge y triunfo de la ignorancia?, ¿quizá por saturación de mensajes, por el ruido de las redes, por tanta incertidumbre, cambios, ansiedad y precariedad?
Tú lo has dicho, hay demasiado ruido. Ya nadie sabe a ciencia cierta qué es verdad, qué es mentira. Los medios ya no tienen la credibilidad que antes tenían y ahora son las redes las que sacan a la luz realidades que están debajo, en las profundidades de las cloacas. Nadie es sinónimo de verdad, todo está al servicio del odio, del espectáculo dantesco en el que se ha convertido este mundo en el que la globalización nos reúne. Hay guerras que están de moda y otras que no, que existen y pasan desapercibidas según la conveniencia de los medios. A eso hemos llegado los seres humanos.

La directora, actriz y productora argentina Carolina Román. Foto: Gemma Comas.
Carolina, te entrevisté hace 10 años para ‘El Asombrario’, a propósito de ‘Luciérnagas’ y ‘Adentro’. Menudo titular potente le pusimos… Haznos un rápido balance de dónde te veías hace 10 años y dónde estás ahora, qué has aprendido, qué te ha dado más satisfacciones, qué mas decepciones.
¡Cuántas cosas en 10 años! Me veo en un sentido más clara y segura de mi sitio, fui madre por segunda vez y parí más historias desde entonces. Pero también la mirada hacia atrás es triste, porque seguimos siendo un sector precario. Las puertas de los teatros públicos son muy pesadas de abrir. Y a la vez no es fácil apostar con tu dinero por el teatro. A ver si ahora con el estatuto del artista y la nueva ley tributaria podemos asemejarnos al sistema francés. Es imposible avanzar si no hay un apoyo institucional. El off es un espacio necesario para una sociedad, es el sitio donde la resistencia muestra sus necesidades. Necesitamos un lugar donde los jóvenes puedan desarrollarse y empezar este oficio. A mí el off me lo dio todo. Pude producir mis propias obras de teatro, formar mi compañía y también ofrecer puestos de trabajo. Me arruiné, sí, y aprendí mucho. Este es el bagaje que noto a mis espaldas desde aquella entrevista que me hiciste hace 10 años. Pero es lo que me trajo hasta aquí, para bien y para mal y para lo que haga falta.
La inmigración es uno de tus principales temas a tratar…
Todo lo que tenga que ver con los vínculos humanos y lo que los transforma es para mí un tema fascinante. El foco de mis historias tiene un denominador común basado en los sectores más desfavorecidos; ahí entran la inmigración, los pueblos vacíos por falta de oportunidades, la comunidad LGTBIQ+ y su lucha incansable por pertenecer a este mundo sin ser apartados, y más ahora con la que está cayendo en el mundo entero. Fíjate que me gustaría que Juguetes Rotos volviera al ruedo, porque está de rabiosa actualidad sin pretenderlo. Mi próxima función es Escarcha, que es un thriller y, aunque en teatro no es un género usual, me gustaría que la gente se vea en esta historia en la que surgen temas como los amores prohibidos, los secretos, la lucha por proteger eso que tanto costó ganar y la pregunta de ‘¿hasta dónde estás dispuesto a llegar para no perderlo?’. Es un sitio más común de lo que creemos y puede hacernos de espejo a cualquiera de nosotros.
Háblanos más de tus próximos proyectos.
Mis próximos proyectos tienen que ver con esto que llamo “en el corazón de la mente”. Encuentro fascinante la cabeza y sus “agujeros de gusano”. Esta vez tengo por delante una trilogía que va de esto. La primera es Chavela, la última chamana. Es la última gira de la cantante, la anciana que habita ese portal hacia la muerte. ¿Dónde están su mente y su corazón en esos últimos minutos de vida?
La segunda es la historia de un padre de familia que se levanta una mañana y comete el parricidio más espantoso, Barreda, un hombre de lo más normal. Esta está buscando novio por si alguien en la sala quiere venir a ofrecerse.
Y la tercera es la historia de Gisèle Pelicot, la mujer de 72 años que fue violada por su esposo y otros 50 hombres durante 10 años. Aquí hay mucho por explorar y estoy deseando que la siguiente historia me lleve a esos terrenos pantanosos donde también habitamos. Esto en teatro.
Por otro lado, estoy terminando una formación en cine, porque mi próximo proyecto audiovisual es una historia que quiero dirigir. Llevo presentados algunos proyectos que aún no han tenido la suerte de concretarse, pero entre pitching y pitching no pierdo las esperanzas. Siempre hay una puerta que se termina abriendo para que sea tu primera vez. Estoy segura de que hay una productora que necesita de estas historias, sólo hay que hacer el match.
Como actriz estreno la serie El gran salto, de Atresplayer, estrenada en el Festival de cine de San Sebastián, en la que tengo la suerte de interpretar a Patricia, la madre de Gervasio Deferr, interpretado por Óscar Casas. Es un regalo poder transitar un arco tan amplio que va desde la juventud hasta la ancianidad de ese personaje y estoy deseando poder compartirlo.
Bien cargada de proyectos… ¿Y qué te gustaría llevar a escena, un sueño…?
Me gustaría llevar a escena todos los proyectos que tengo en mi caja de Pandora, son estas obras que pertenecen a la trilogía que te comenté antes. Y también tengo ahí tres series que intenté mover y que pienso que algún día verán la luz. Actualmente estoy escribiendo un largo. No tengo prisa, tengo ilusión, tesón y muchas ganas.
‘Chavela, la última chamana’ está en cartel en el Teatro Marquina hasta el 4 de mayo.
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