Documenta Madrid: cine con Palestina y contra el genocidio

El cineasta palestino Kamal Aljafari.

Hace más de dos años que el cineasta palestino Kamal Aljafari no pisa su tierra. Coincide con el tiempo transcurrido desde que Israel decidió responder a un ataque con el genocidio al que aún no se le ve el fin. Aljafari lleva muchos años ‘recolectando’ imágenes para reconstruir la memoria amenazada de un pueblo al que dedica su filmografía. En el festival internacional Documenta Madrid, que estos días se desarrolla en diferentes espacios de la ciudad, nos ha traído una selección de cuatro largometrajes –‘Port of Memory’ (2009), ‘Recollection’ (2015), ‘An Unusual Summer’ (2020) y la reciente ‘A Fidai Film’ (2024)–, películas que transcienden lo que es un documental para ser un ensayo artístico y político desde el que concienciar al resto del mundo sobre lo que significa la destrucción absoluta de Palestina, y a la vez propiciar que su ancestral historia no caiga en el olvido. En su visita a Madrid, charlamos con él delante de un café, mientras nos desgrana su historia y la de su gente.

¿Cómo fue dedicarse al cine, naciendo en un lugar que arrastra una ocupación y conflictos desde hace décadas?

No recuerdo exactamente el momento de la decisión. En Palestina tenemos una producción cinematográfica menor, pero hay una tradición muy rica en literatura, sobre todo en poesía. Personalmente, me gustaba mucho ver películas. Los poetas más importantes en lengua árabe son palestinos, como Mahmud Darwish. En cierto momento, cuando estudiaba en Jerusalén, comencé a ver mucho cine clásico. A los 16 años, decidí ir a Colonia a estudiar en la Academia de Artes. Desde el principio, mis primeros filmes han tenido relación con Palestina, con la memoria y el regreso a la tierra ocupada. La primera fue en 2003, Visita Irak.

Y desde entonces no ha abandonado este tema de la recuperación de la historia, ¿por qué le interesa más el pasado que el presente?

Cierto, todos mis filmes, de un modo u otro, son interpretaciones de la idea de la memoria. No es que haya pensado en que iba a dedicarme a este asunto, fue algo que me ha salido de forma natural. Y es una memoria que tiene una fuerte conexión con la poesía, porque los poemas también son actos de recordar imágenes, de recrear sentimientos. El poeta palestino Mahmud Darwish, por ejemplo, escribió un libro maravilloso titulado ¿Por qué dejaste el caballo solo? y para mí es como una película. La inspiración del cine no tiene que venir de otros cineastas, también de otras fuentes.

¿Hasta qué punto la destrucción de Palestina afecta a los recuerdos de lo que ha sido esa tierra, de su historia? Vemos cada día cómo pierden sus familias, sus casas, sus tierras, sus objetos personales…

No creo que se pierda la memoria. Para la mayoría de la gente ocurre más bien lo contrario. Cuanto más destruye la guerra, más fuertes son los recuerdos de lo perdido. La guerra está consiguiendo lo opuesto a lo que busca, salvo si al final matan a todos, que es lo que quieren hacer. Israel habla abiertamente de una “solución final”, como los alemanes en la época de los nazis. Es una locura ver que ahora dicen lo mismo. En este momento, el acto de creación es un acto de resistencia. Crear, sobrevivir, continuar viviendo ya es un acto de protesta, un derecho que nos han quitado. Y los palestinos queremos seguir creando, porque es una señal de que seguimos vivos.

Para recuperar esa historia se precisa recurrir a materiales del pasado, ¿cómo accede a ellos?

Es muy complicado. Para hacer la última película, A Fidai Film, que terminé en 2024, invertí cuatro años. Afortunadamente, ahora hay muchos institutos y cinematecas israelíes que ponen sus trabajos en plataformas online y las he podido rescatar de ahí. Lo curioso es que los israelíes no ven lo que vemos los palestinos en las mismas filmaciones. La mitad de lo que se ve en mi film es rescatado de documentales y películas de ficción israelíes. Ellos tomaban imágenes de nuestra tierra Palestina como si fuera suya y no nos grababan a nosotros, pero estábamos ahí. Nosotros sabemos que no lo es suya, que existimos. Mis películas son trabajos de recolección de materiales. Cuando se ha perdido todo, como pasa con el pueblo palestino, son los archivos los que ayudan a reconstruir una historia que de otro modo desaparecería.

Gran parte del material de A Fidai Film estaba en el archivo del Palestine Research Centre (PRC), creado en 1965 en Beirut para preservar el legado cultural palestino. El archivo fue asaltado y secuestrado por el ejército israelí en 1982. Tras recuperar esos materiales con gran valor histórico y emocional, Aljafari lo ha llevado al cine, reforzando la idea de que, si se pierden las ruinas, no quedará nada tras los continuos intentos de destruir la identidad palestina y su capacidad para resistir.

¿Ha tenido problemas para exhibir sus películas por el mundo?

El único país complicado fue Alemania. Pero las he proyectado en muchos sitios, también en España, y con una gran acogida. Es muy importante para mí la acogida de la gente joven. Es una razón para la esperanza, porque quiere decir que los jóvenes no se están dejando convencer por el discurso de los grandes medios, que buscan otras versiones de la realidad. Es algo que he visto en toda Europa, Latinoamérica, Estados Unidos… También han sido vistas todas ellas en mi país de origen.

¿Se puede hacer hoy cine en algún lugar de Palestina?

Hay gente que lo intenta, pero es muy complicado, porque es peligroso filmar. Ven una cámara y te disparan y te matan. Han matado a muchos periodistas ya, porque no quieren que se vea lo que hacen. Esa es una de las caras del fascismo. Impedir que la gente viva e impedir que se vean sus crímenes. La última vez que estuve allí fue antes de la guerra. Y sigo teniendo familia en diferentes lugares donde es un reto vivir, porque no solo hay violencia en Gaza, está extendida por todo los lugares.

El director de cine Kamal Aljafari.

Kamal Aljafari, esta semana en Madrid. Foto: Rosa M. Tristán.

¿Cómo califica la respuesta del mundo al genocidio que se está cometiendo?

El mundo occidental es totalmente cómplice. La gente, en general, tiene empatía, pero para los que están en el poder somos solo números, no les importamos. Los medios han trasladado la imagen de que los palestinos somos terroristas, violentos o víctimas que pueden morir y que no tienen derecho a resistirse o protestar. El papel del cine que hacemos es cambiar esa imagen. Es lo que intentamos hacer, no solo yo, también otros cineastas. Recordar al mundo que somos humanos.

¿Y alguna respuesta a tu trabajo desde Israel?

Hay una minoría que apoya mi trabajo y a los palestinos, pero son muy pocos y van a menos. Los que de verdad entienden lo que están haciendo se van de Israel.

¿Qué otros proyectos tienes en el horizonte?

Estoy acabando otra película con el archivo personal que grabé antes de irme de Gaza hace 25 años. Se titula Hassan en Gaza.

¿Qué nos pediría hacer para apoyar al pueblo palestino desde aquí?

Lo primero es no parar de hablar de lo que está pasando. Y hacer boicot a cualquier producto que proceda de Israel. Se les puede hacer daño perjudicando a la economía. Decidlo a los amigos y la familia. Que miren de dónde viene lo que compran. Los dátiles, por ejemplo: destruyeron toda la economía palestina dedicada a este cultivo y ahora los exportan ellos. Y se los compran. Eso no puede ser. La gente aún conecta a Israel con el sufrimiento de los judíos en el pasado, cuando son dos cosas diferentes. Lo que les ocurrió en Europa hace décadas no es la realidad ahora.

Este fin de semana, en Documenta Madrid no solo se podrán ver las películas de Aljafari en diversas salas de la capital (Cineteca, Filmoteca, La Casa Encendida o la Casa de México), sino una amplia programación de documentales contemporáneos de muy diversas temáticas. En la competición internacional se podrán ver 12 películas de 10 países que exploran temáticas como la memoria, la identidad o el territorio, a través de formas híbridas y narrativas arriesgadas; y en la competición nacional, otros 13 títulos que nos llevan por diferentes paisajes, la disidencia, los cuidados y las comunidades que los habitan. Toda la programación está disponible en Documentamadrid.com .

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