Mujeres científicas: un 63% de los españoles cree que no pueden ser investigadoras de alto nivel
La brecha de género -la desigualdad de proyección, oportunidades y condiciones profesionales entre mujeres y hombres- en España ha aumentado en los últimos años. España ha caído del puesto 10 al 29 en la lista del Foro Económico Mundial sobre igualdad de género por países. La comunidad científica no escapa a esta tendencia. Todo lo contrario. Sólo un 20% de los puestos directivos en este ámbito están ocupados por mujeres. La Fundación Banco Santander ha dedicado recientemente una de sus mesas de debate al asunto con cuatro prestigiosas investigadoras, incluida María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Más allá de opiniones y percepciones, los datos hablan por sí solos. Los expuso María Blasco. «En el listado de países donde la igualdad de género es mayor, España ocupaba los puestos 10 y 11 al comenzar esta década. En 2015, España había caído al puesto 25 y en 2016, al puesto 29», sin duda, por influencia de la prolongada crisis, que ha afectado más duramente a las condiciones de trabajo de las mujeres. Un retroceso enorme. «Una evolución preocupante», sentenció Blasco.
Más datos para enfocar el tema. Los aportó María Jiménez, investigadora principal en el King’s College London, donde trabaja en torno al Alzhéimer, y presidenta de la Sociedad de Científicos Españoles del Reino Unido (CERU), institución integrada por más de 700 miembros, que organizó el debate junto a la Fundación Banco Santander: «Un 70% de mujeres piensa que tener un hijo dañará su carrera, el 63% de los españoles cree que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel, sólo un 15% de los premios en este ámbito en España se conceden a mujeres y sólo un 20% de los puestos directivos en centros de investigación están ocupados por mujeres». Llama la atención especialmente esos dos tercios de españoles que opinan que la mujer no vale para ser científica de alto nivel, algo que resulta primordial rebajar para poder romper el techo de cristal para los ascensos femeninos.
Ana Puy, directora de la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, doctora en Psicología, cuya actividad se ha centrado en el diagnóstico de las desigualdades de género y la promoción de la igualdad, señaló que España está avanzando en la categoría de mujeres investigadoras, hasta habernos colocado ya por encima de la media europea, «incluso en las cátedras de Universidad estamos ya en la media europea», pero no así a la hora de ocupar cargos de alto nivel, desde la dirección de centros de investigación a rectorados universitarios. Rectoras hay sólo un 10%, contando universidades públicas y privadas (en las públicas, registramos un esquelético y escandaloso 2%), cuando la media europea es del doble, el 20%.
Ana Puy señaló que hay una hoja de ruta a nivel estatal y de la UE para avanzar en el equilibrio de géneros en este ámbito, que incluye distintos incentivos, desde ayudas a ponentes femeninas en congresos a facilitar la presencia de mujeres en comités y paneles de expertos, y primar más el criterio de género a la hora de desempate en el acceso a plazas. En este punto, María Blasco se mostró escéptica con este tipo de hojas de ruta y, siempre acompañando sus afirmaciones con datos, expuso las previsiones del Foro Económico Mundial: «Hace unos años, señalaban el año 2049 como fecha en la que calculaban que se cerraría la brecha de género económica, que es a fin de cuentas la real. Hace unos días entré a ver qué previsiones manejan, y ahora hablan ya ¡del año 2113!».
(Risas tristes).
Con esas perspectivas, es normal que, a veces, el desánimo, la decepción e incluso la rabia cundan. Eva Hevia, la cuarta participante del debate, catedrática de Química Inorgánica en la Universidad de Strathclyde de Escocia, y galardonada en la I edición del Premio Talento Emergente, creado por la Fundación Banco Santander y la Sociedad de Científicos Españoles del Reino Unido (premio que este año, en su segunda edición, ha recaído en Xavier Moya, investigador de la Universidad de Cambridge que trabaja en el desarrollo de sistemas de refrigeración respetuosos con el medioambiente), señaló que es crucial trabajar desde la educación básica, rompiendo estereotipos de género desde Primaria, como le consta que se hace en Reino Unido. Destacaron las participantes que hay estudios que corroboran que las niñas de menos de 7 años no asumen ningún estereotipo de género, del tipo de rechazo a ciertas actividades y aficiones tradicionalmente asociadas con lo masculino; y es a partir de los 7 años, por las influencias de los tópicos socializadores, cuando las niñas comienzan a alejarse de ciertas actividades, que socialmente se ligan a niños y hombres.
Visto lo visto de las complicaciones del avance, que en cualquier momento experimenta marchas atrás, María Blasco señaló lo importante de generar confianza en las mujeres, de reforzar su autoestima, porque es muy significativo que «solo un 29% opine que pueden ser buenas líderes de investigación». Y Ana Puy quiso subrayar que la conciliación de todos y todas en el trabajo, el reparto de las tareas de cuidado de la casa y los hijos, la flexibilidad laboral, la igualdad de salarios, oportunidades, ascensos y condiciones laborales para ellas y ellos, es algo que debemos tomarnos no como la pérdida de privilegios, derechos y poder de unos para dárselos a otras, sino como nuevos modelos paritarios de sociedad «que redundan en beneficio de todos y todas», en los que todos y todas salimos ganando. También hay hombres que se ven presionados por los estereotipos masculinos de ambiciones mal entendidas, represión de sus sentimientos, amputación del desarrollo de su empatía más emocional y abandono de su vida personal para entregarse plenamente al trabajo. «Esto es una lucha conjunta, que beneficia a todas y todos».
Y quien esto firma quiere añadir que los dos grandes retos que definirán a las sociedades más avanzadas en las próximas décadas pasan por asumir con todas las consecuencias dos luchas: el cambio climático y un nuevo pacto con el planeta, y la plena igualdad de género, la feminización de nuestra manera de estar en el mundo; son dos formas de vivir y organizarse muy próximas, que pasan por el abandono de comportamientos patriarcales/machistas, y que debemos entender en ambos casos no como sacrificios, sino como la mejor oportunidad de construir nuevas sociedades, más igualitarias en todos los sentidos, que nos permitan vivir más libres y tranquilos. A todas y todos.
Comentarios
Por lucio, el 07 julio 2017
Pues ya sabemos que aproximadamente el 63% de los españoles roza el grado agudo de gilipollez.
Por lucio, el 07 julio 2017
son frases de uso cotidiano aunque muy expresivas.