James Franco vence en Donostia y 10 pistas para seguir la cartelera este año
El director y actor estadounidense James Franco se hizo anoche con la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de San Sebastián con su divertida ‘The disaster artist’. Además, en esta crónica final os proponemos 10 pistas sacadas de esta 65 edición del certamen donostiarra que a buen seguro ayudarán a decidir qué ver y qué no a lo largo de este curso en los cines.
Cuando vimos The disaster artist – aquí dejamos la crónica del día– tuvimos el pálpito de que James Franco podría llevarse un premio como la Concha de Plata a mejor actor o una mención especial del jurado. Al final, su disparatada propuesta de filmar la génesis y el rodaje de la que está considerada una de las peores películas de la historia logró convencer al jurado, presidido por el actor y director John Malkovich, que le ha premiado con el máximo galardón del certamen: la Concha de Oro a la mejor película.
Esta 65 edición del festival será recordada no solo por esto sino por haber premiado además a una mujer con la Concha de Plata a mejor dirección: la realizadora Anahí Berneri por la película Alanis. También por que una película rodada en euskera se haya llevado el segundo premio con una Mención Especial del Jurado: ha sido el caso de Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño. El premio a mejor fotografía ha sido para el alucinante blanco y negro que firma Florian Ballhaus como director de foto de la tremenda Der Hauptmann / The Captain. Diego Lerman y María Meira se llevan su premio al mejor guión por Una especie de familia, y Bogdan Dumitrache hace lo propio con la Concha de Plata a mejor actor por Pororoca, mientras que la de mejor actriz se la ha llevado Sofía Gala Castiglione por Alanis.
Además, os ofrecemos a modo de crónica final 10 pistas de películas que hemos visto en el festival y que a buen seguro llegarán a las carteleras. Con estas pinceladas os damos indicios de qué os encontraréis cuando os sentéis en la butaca del cine. Una guía rápida para ser guardada.
Happy End. Michael Haneke. Francia-Austria-Alemania. Perlas.
Con semejante curriculum vitae (búsquese en Internet), enfrentarse a una película de Michael Haneke es ir con las máximas expectativas, y a mí me parece que él ha querido hacer este Happy End después de tal serie de obras culminantes precisamente para pararle los pies a los entusiastas más pesados. Me huelo que con Happy End el austríaco rebaja expectativas para que su siguiente gancho al hipotálamo nos tambalee con más fuerza. El título es una afilada ironía. Happy End es el retrato, frío e implacable, de una familia de la alta burguesía parisina, de los que tienen una gran empresa entregada al negocio de construcción y cuyo futuro empresarial está cerca de redefinirse. La familia vive distribuida por las distintas alas de una mansión. El reparto está encabezado por la siempre incuestionable Isabelle Huppert, pero en Happy End quien se lleva el gato al agua es Jean-Louis Trintignant. El octogenario actor francés nos vuelve a conmover como pasó en Amour (2012), aunque esta vez de la mano de una nieta de 12 años psicópata. (L. R.)
Au Revoir Là-Haut / See you up there. Albert Dupontel. Francia. Sección Oficial fuera de concurso.
Cuando esta película basada en la novela de Pierre Lemaitre Nos vemos allá arriba, ganadora del premio Goncourt, llegue a los cines, no te la pierdas. Es una preciosa historia contada de una forma magistral por Albert Dupontel, que además de haberla dirigido y colaborado en la elaboración del guión también se guarda el papel protagonista: un personaje del que es difícil no caer rendidamente enamorado. Una preciosa fábula sobre la determinación y los afectos, realizada con una factura preciosista y maravillosa. Una historia de la que saldría, también, una ópera bien bonita. (M. C.)
Sin amor. Andrey Zvyagintsev. Rusia-Francia-Bélgica-Alemania. Perlas.
El último Premio del Jurado en Cannes es una sobresaliente película rusa compuesta por dos contundentes retratos a la vez: el de una vida sin lugar para el amor donde el rencor ha dejado paso al olvido y el de la sociedad rusa actual. Tanta frialdad aterra, tanta belleza física de la totalidad de elenco impone. Una pareja a punto de divorciarse y un niño no amado que desaparece. Lo que fue desprecio y desdén ahora es un dolor que no se extinguirá jamás. La sexi y terrorífica Sin amor está ambientada en territorios del Moscú actual, en zonas marginales y sofisticadas. El director de Leviathan (2014) la dirige de forma soberbia. Esos planos de acercamiento o desplazamiento a elementos del escenario en apariencia inocuos que repite en varios momentos son motores de generar inquietud. Sin amor es el horror verdadero del que sabe que seguirá viviendo con esa losa imborrable de los protagonistas sobre su conciencia. (L. R.)
Borg / McEnroe. Janus Metz. Suecia-Dinamarca-Finlandia. Perlas.
Haceos un favor y, si no os acordáis, no miréis en Internet quién ganó la final de Wimbledon de 1980 entre los tenistas Björn Borg y John McEnroe. Precisamente ese partido es la piedra angular de este fantástico biopic que disfrutarán mucho los espectadores de la generación de los últimos 60 y primeros 70. La factura de la película es la de cualquier telefilme biográfico que puedan emitir por la televisión un domingo después de comer, pero en este caso la película –si no recuerdas el resultado- es emocionante y tremendamente divertida. Impagable ver a Shia LaBeouf interpretando a McEnroe y magnífico Sverrir Gudnason como Borg. (M. C.)
The Florida Project. Sean Baker. EE UU. Perlas.
El personaje de la pequeña de seis años Moanna (Brooklynn Prince) es tan entrañable que nos devuelve a la memoria aquella imagen de la niña Scout en Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962). Pero esta Moanna, además de fotogénica y simpática, es apabullante. Es la niña más malcriada del cine actual. Escupe, insulta, quema casas abandonadas. El final de The Florida Project recuerda al de Verano 1993 (Carla Simón, 2017). Hasta ahí puedo leer. La película, que se presentó en la Quincena de Realizadores del pasado festival de Cannes con notable acogida, transcurre en los moteles de mala muerte que acogen a los trabajadores de la mayor zona de parques temáticos del planeta, en Florida. Es el reverso de Disneylandia. La madre de Moanna, Hally (Bria Vinaite), ha sido despedida de uno de ellos y malvive con ella mientras aparece algo mejor. La película cuenta con un apoyo estelar, el de Willem Dafoe en el rol del eficaz y desbordado gerente del motel donde transcurre la historia. (L. R.)
La Villa / The house by the sea. Robert Guédiguian. Francia. Perlas.
Presuntamente, esta película aborda de una manera tranquila e inocente temas muy actuales y universales; en puridad, es política pura. Está el paso del tiempo, está la turistificación, el drama de la inmigración, la conciencia de clase, el neoliberalismo feroz; la libertad de elegir no solo cómo vivir, sino también cómo morir; el amor y el desamor… Robert Guédiguian es capaz de meter todo esto en un pequeño pueblito costero y salir algo más que airoso del empeño. La villa es una película agridulce -que formó parte de la Sección Oficial del Festival de Venecia- pero que reconcilia con el cine y con el ser humano. (M.C.)
The Leisure Seeker. Paolo Virzì. Italia. Perlas.
La película más bonita de las vistas este 65 Zinemaldia trata de eso que los humanos llamamos amor, búsqueda obsesiva que siempre es un viaje que nos moldea, condiciona, transforma. Vale que en su desenlace nos demos cuenta de que también es eso que los críticos cursis definen como una película crepuscular, pero hasta ahí el tono de The Leisure Seeker es de una divertidísima comedia que narra el viaje de una pareja de viejos, Ella (Helen Mirren) y John (Donald Sutherland), en una vieja caravana por el este de Estados Unidos. La parlanchina Ella sigue perdidamente enamorada de él y quiere regalarle lo que siempre pospusieron, visitar en los Cayos de Florida la casa de Ernest Hemingway, el escritor preferido de él, ex profesor de literatura. Una de las mejores cosas de poder ver películas a las que no les han arrebatado el alma, es decir, películas en versión original, es poder disfrutar, aquí, de las soberbias interpretaciones de Sutherland y Mirren en toda su verdad. (L. R.)
Der Hauptmann / The Captain. Robert Schwentke. Alemania-Francia-Polonia. Sección Oficial.
A estas alturas del siglo XXI parece imposible que todavía quede algún episodio por contar de los horrores cometidos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Hemos visto recreadas en la pantalla tal cantidad de atrocidades que cuando te vuelves a enfrentar a una nueva película sobre el asunto temes que por acumulación los sucesos que veas en la pantalla dejen de conmoverte. No es el caso de Der Hauptmann / The Captain, la película con la que Robert Schwentke concursó en la sección oficial.
Schwentke nos narra la verdadera historia de los últimos años de la vida de Willi Herold, un paracaidista alemán, soldado raso de 19 años que tras perderse de su batallón, encuentra abandonado en un coche un uniforme de capitán y decide darle uso. Su nuevo rango se convierte en un salvoconducto para cometer las mayores tropelías de las que sea capaz y vivir los últimos estertores de la guerra como si fuera una auténtica fiesta macabra. Mención especial para la espectacular fotografía en blanco y negro -que ha sido premiada con la Concha de Plata- y para la brutal y actualísima metáfora que el director se guarda para los títulos de crédito. (M. C.)
La gran enfermedad del amor. Michael Showalter. EE UU. Perlas.
Un joven pakistaní en edad de merecer, cómico monologuista en Chicago, se enamora de una joven blanca y en casa no aprueban la relación. La gran enfermedad del amor empieza siendo una prometedora comedia romántica pero deviene en lacrimógeno telefilme de sobremesa, bobalicón pero, eso sí, muy bien construido. Ganó el Premio del Público del festival de Locarno, lo que indica que en el elitista festival suizo que es sancta santorum de los nuevos lenguajes cinematográficos su público lo que prefiere son películas triviales de los domingos por la tarde. (L. R.)
Wonderstruck. Todd Haynes. Estados Unidos. Perlas.
Vaya por delante que hay mucha gente a la que ‘las películas de niños’, las que están protagonizadas por niños aunque vayan destinadas al público infantil, les pueden producir cierta urticaria. Si eso es así, tengan prevención con esta nueva propuesta del director de Velvet Goldmine. Sin embargo, en esta ocasión y a favor de la película, hay que considerar la original y curradísima narración paralela que termina confluyendo en tiempo y espacio y una cuidada banda sonora. La historia, un tanto lacrimógena, es lo que podríamos calificar como bonita. Wonderstruck hace verdad aquello de que muchas veces en la profesión de contar historias puede ser más efectivo cómo la cuentes que la historia en sí misma. Pues con esta película, pasa eso. (M. C.)
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