‘Salvavidas’ musicales de una de las sorpresas del último año, LAMODA
La Maravillosa Orquesta del Alcohol se formó en Burgos hace seis años con la romántica intención de hacer de las aceras sus escenarios, y vieron cumplido su deseo. Sus siete miembros forman una banda multidisciplinar y joven, que sabe de punk y rock, de folk, country, blues… Han lanzado su nuevo disco, ‘Salvavida (de balas perdidas)’, un trabajo autogestionado y muy trabajado, lleno de detalles y susurros, guiños cómplices y espíritu vencedor. Sin duda son, con solo tres discos publicados, una nueva voz en el panorama musical, una senda original que, vistos los ‘sold-outs’ que van cosechando en su actual gira, gusta a mucha gente. David Ruiz canta en la banda, el de la voz dulcemente rota, y es quien nos responde en esta entrevista.
¿Cómo os encontráis en la nueva gira?
Teníamos muchas ganas de tocar las canciones nuevas en directo y la respuesta ha sido brutal. La gente está cantando todas las canciones de principio a fin… Estamos con más ganas que nunca de tocar y tocar.
La composición y grabación de este nuevo disco la habéis hecho sin la interrupción de las actuaciones, habéis estado un año sin salir… ¿Cómo ha sido ese año de trabajo?
Cuando sacamos Todavía no ha salido la luna, nos retiramos un poco para alejarnos y poder centrar toda la energía en tomar perspectiva y comenzar a trabajar en el nuevo disco. Viajamos fuera y dentro de nuestra tierra para empaparnos de nuevos sonidos, instrumentos, músicas… y después nos encerramos a componer, arreglar y trabajar cada canción. Diego Galaz vino a aportar su visión y sabiduría en los arreglos y, más tarde, Santi García nos ayudó a buscar y conseguir el sonido que teníamos en la cabeza.
La hoja de ‘promo’ hace referencia a los viajes que habéis hecho en este año… Cuéntanos un poco por qué habéis querido ser nómadas para buscar la musa.
Nos gusta viajar y conocer nuevos lugares, nueva gente y nueva música. Siempre se aprende muchísimo.
Realmente ha sido un viaje de ida y vuelta porque sí que es verdad que fuimos a México o Edimburgo, pero fue investigando en las raíces de nuestra música donde encontramos muchos elementos que han marcado este disco. Los compases irregulares, las percusiones (como el pandero cuadrado), son propios del folclore castellano y nos ha ilusionado descubrirlas e incorporarlas, con mucho respeto, en nuestro nuevo disco.
Sois siete en el grupo, ¿cómo consensuáis las ideas, las formas?
Todo sucede de manera más natural de lo que podría parecer. Todos aportamos, probamos todas las ideas y la propia canción acaba hablando por sí sola.
Hablando de consensuar…, ¿seguís con el mismo y austero vestuario en las actuaciones? ¿A qué responde esa vestimenta?
Sí, seguimos con nuestras camisetas blancas de tirantes. Un día nuestro bajista, Jorge Mariscal, apareció en un ensayo con esa camiseta y lo vimos claro. Era un uniforme perfecto. Nos gusta la idea de banda, de ser un bloque, y esto nos lo permite. Además, es una prenda que tiene cualquier trabajador, barata y cómoda.
Entre tantos, la lluvia de ideas será brutal: uno lee, otro ve pelis, otro escala, otro pinta… Además de en lo musical, seguro que en vuestra formación hay muchas líneas para tirar ideas para posibles canciones, discos, proyectos o giras, ¿es así?
Sí, al ser tantos, siempre nos recomendamos cosas nuevas entre todos. En todos los ámbitos, pero sobre todo en el musical. Es fácil que aparezcan muchas ideas.
Las letras de este disco destilan en cierto modo lo que está ocurriendo en este país, o en el mundo… Esa angustia, esa cara de tontos que se nos queda al ver otro nuevo fraude político… Pero apuntan hacia valorarse uno mismo ante tanta mierda que sale en los telediarios.
Sí, las letras giran en torno a esa dualidad. Lo que vemos fuera y nos hace reflexionar y, sobre todo, lo que tenemos dentro. Todos compartimos esos miedos, angustias y demonios interiores. Somos gente de nuestro tiempo y no podemos hacer oídos sordos a todo lo que nos rodea, pero sin duda la reflexión sobre el ser humano, sobre nosotros mismos, es lo que más nos inspira a la hora de escribir.
Desde el título ya se advierte qué es un Salvavida… ¿Resume así el título el contenido del disco?
Totalmente. Cada uno tiene su «salvavida» para poder afrontar estos tiempos y esas dudas que nos asaltan a todos. Para nosotros, sin duda, es la música. Es nuestro “salvavida” y una herramienta brutal de unión entre la gente.
Vuestras influencias musicales no se ciñen al rock, tampoco al folk o al country, tiene trazas punkis, o aroma blues, así que, hablando de estos cinco géneros en los que se sustenta LAMODA, dime un nombre (grupo o artista) de cada uno de esos estilos y un disco (de esos artistas) que para vosotros sea una especie de biblia sobre la que jurar antes de salir a tocar.
Cada día te diríamos cinco títulos diferentes, pero hoy te voy a nombrar estos cinco: The Felice Brothers: Adventures of The Felice Brothers. The Clash: London Calling. Bob Dylan: Desire. Woody Guthrie: Hard Travelin’. Son House: Grinnin’ in Your Face.
En solo tres discos habéis levantado suficiente expectación para colgar el cartel de ‘soldout’ en muchos de los bolos programados, espacios cada vez más grandes, más ciudades… Vuestra vocación era tocar en la calle, a pie de acera. ¿Cómo vivís estos cambios, este éxito?
Con tranquilidad y agradecimiento. Es verdad que nos ha sorprendido la buena acogida del disco y la rápida venta de entradas. Queríamos creer que iba a ir bien, pero no nos imaginábamos tanto. No podemos estar más que agradecidos. Pero por otro lado, nos pasamos el día ensayando y trabajando en todo lo que conlleva la banda, también en lo extra-musical, y no nos paramos demasiado a pensar en todo esto. Ahora mismo sólo queremos tocar en todos los sitios posibles y hacer que la gente se deje la voz cantando y sudando con nosotros en los conciertos. Es lo que más felices nos hace.
No hay comentarios