Ignasi Vidal, todos los palos, todas las tablas
A media distancia entre una reunión familiar y un concierto de rock con todas las esencias, Ignasi Vidal se presentó este lunes con su trabajo bajo el brazo en la Sala Clamores de Madrid. Con sus últimos trabajos, para ser más exactos, porque como Les Luthiers, no sólo cantó, sino que anunció su libro… que se podía “comprar en el hall del teatro”. Los allí congregados, amigos, admiradores y camareros, salieron una hora y media después a la calle sin saber decir qué había llenado más el local, si la concurrencia o la voz de este barcelonés polifacético.
Vidal podría haber cantado sin micro, de no ser porque los conciertos en una sala con mesas y sillas invitan a la conversación entre copas. Le sobra instrumento, y lo maneja con la teatralidad y el dominio que le dan las tablas de los musicales que ha protagonizado. De hecho, aprovechaba una pausa de lunes en el que aparcaba las crines y la levita de la Bestia en el montaje de Disney para subirse al escenario madrileño. Ya hizo lo propio en el pasado con otros proyectos mientras interpretaba al atribulado Javert de Los Miserables o a un recordado Judas en el último montaje de Jesucristo Superstar en España…
Decíamos que su presentación en Clamores fue como una convocatoria íntima: sobre la tarima, defendiendo sus temas, Ignasi Vidal es un humilde tímido de metro noventa, retraído y sonriente, empeñado en agradecer la presencia del público, hasta casi homenajearlo, como quien no está del todo seguro del material que maneja.
Y sin embargo sus composiciones, a media distancia entre Bruce Springsteen y Billy Joel, salpicadas de pianos –Chema Gómez– y armónicas –Vidal–, se envolvieron perfectas al compás del saxo de Jordi Blanc. Junto a ellos, la poderosa batería de Jordi Galera y las cuerdas de Agustí Bayona a la guitarra solista y de Dani Peña al bajo, compusieron la banda que transformó las ilusiones labradas con tesón en una realidad tangible.
Este disco se pudo grabar gracias a las aportaciones de conocidos y fans a través de un proyecto de crowdfounding (mecenazgo) por la red. Tras cosechar aplausos y magníficas críticas por su papel en Los Miserables, Vidal recordó a su grupo adolescente y reunió canciones y colegas alrededor de una ilusión siempre postergada: prensar en un CD lo que tantas veces habían cantado en los bares de la ciudad condal.
Las letras de Ignasi Vidal cuentan en su disco, ‘A media distancia’ (Last Records) , historias de amor de carretera y amistad herederas de un sonido muy ochentero, aunque con una producción muy depurada. Como confesó durante el recital, algunas de las canciones fueron compuestas junto a su banda de garaje adolescente en aquella gran época del rock, cuando eran las radiofórmulas las que alimentaban las ilusiones de jóvenes con pantalón pitillo y chupas de cuellos levantados.
Esa herencia se mastica en el magnífico álbum… y en ‘El plan’ (Bartleby Editores), el estreno de Vidal como dramaturgo. Porque éste es un artista polifacético, a media distancia entre un lado y otro del proscenio. La obra presenta, con una excusa costumbrista, el fondo de tres personajes, basados en las vivencias del autor observando la realidad cotidiana: crisis, paro, desencanto social… con un poso existencial sorprendentemente bien escondido bajo unos diálogos ágiles de lenguaje trepidante.
Si le preguntas, Ignasi Vidal dice que es actor… y cantante, y escritor, y a veces productor. Actualmente trabaja en su primera novela y escribe un exitoso blog en la web de Teatro a Teatro. La era digital pone ahora más fácil distribuir un libro, escribir artículos, grabar un buen disco… Pero los bolos ya no trazan el camino hacia el álbum de estudio. Ahora, como en el teatro, son el sustento de una carrera, el único modo de que se oigan unas canciones, de que se den a conocer. Y, aunque este trabajo parece más un ajuste de cuentas con una deuda del pasado que el inicio de algo nuevo, ¿quién sabe? Este tipo siempre está a media distancia.
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