Angela Davis contra los obsoletos feminismos blancos y privilegiados
¿Discriminaciones? Todas: por negra, por mujer y pobre y de izquierdas. Uno de los iconos de la lucha por la igualdad en América, Angela Davis, ha pasado por Madrid para hablar de feminismo y libertades. Volvió a dar una lección de valentía y coherencia: “Yo veo el feminismo como una estrategia contra el racismo, el fascismo, el capitalismo, la explotación económica”.
“Es filósofa, política marxista, activista afroamericana antirracista y feminista, y profesora del Departamento de Historia de la Conciencia en la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos”. Así arranca su descripción la Wikipedia. Su entrada en cualquier espacio impone: black power. Debe de ser la fuerza de ser comunista, negra, mujer y haber nacido en 1944, cuando todavía en Estados Unidos se imponían las leyes de segregación racial. Debe de ser la fuerza que aparece cuando 25 años más tarde, en 1969, como profesora de la Universidad de California y con Ronald Reagan como gobernador de ese Estado, el FBI informó de su afiliación comunista y el centro de saber desde el que impartía clases le rescindió el contrato. Debe de ser la fuerza que otorga haber nacido en un barrio conocido como Dynamite Hill (colina dinamita) por el gran número de casas de afroamericanas asaltadas por el Ku Klux Klan. No la calla nadie. Debe de ser por haber sido considerada –injustamente– una de las “criminales más buscadas” por un delito que no había cometido.
Invitada por la Asociación de Mujeres de Guatemala, Angela Davis (Alabama, 1944) estuvo en Madrid, en La Casa Encendida. No dio entrevistas: solo una charla para la prensa y una conferencia abierta al público, que dejó a decenas de personas fuera: eran muchos y muchas los que querían escucharla. Estos fueron los grandes temas que tocó.
Sobre mujeres y feminismo. “La categoría de mujeres no es unitaria. En el pasado se ha racionalizado que bajo el concepto mujeres estaba la imagen de una mujer blanca. La mayoría entendió el feminismo como feminismo blanco. Yo veo el feminismo como una estrategia contra el racismo, el fascismo, el capitalismo, la explotación económica. Así, de esa forma holística, espero que cada vez más mujeres, hombres y trans abracen el feminismo”, respondió sin vacilar. Una respuesta muy ligada a una de sus grandes máximas: “El feminismo será antirracista o no será”, que por supuesto, se escuchó en Madrid.
Retos del feminismo. “Que la política no nos deje fuera, como tantas otras veces. Seguir en las calles organizadas y que el poder se impregne de feminismo”, recordaba uno de los símbolos de la lucha negra en América, autora también de la frase que decía que lo que necesitaba su país eran más políticos desempleados. “La principal respuesta contra la Administración Trump ha venido de las mujeres, que organizaron la mayor manifestación de los últimos tiempos en Estados Unidos”.
No valdrían en política, según la filósofa, los feminismo de la élite, siempre privilegiada. «Un feminismo que afecta sólo a aquellas que ya han llegado al final de la escalera económica y política, a aquellas que tocan con los dedos el llamado techo de cristal, es un feminismo que no ayuda a aquellas que están en la parte baja de la jerarquía, y que no representan al conjunto de las mujeres y de la población”.
Convencionalismos y lo binario de una perspectiva sexual que habla de hombres y mujeres. “Lo interesante del activismo trans, que ahora empezamos a entender, tiene que ver con temas relacionados con género, sí, pero sobre todo con lo que se considera normal. Hay que estudiar qué se entiende por normal. En su intervención, la activista también subrayó cómo la comunidad trans es la que más sufre la violencia, ya sea institucional o callejera. Y para este planteamiento, rescatamos su ya viejo “debemos hablar tanto de liberar nuestras mentes como nuestras sociedades”.
Fascismos y derechización de la sociedad. “El racismo ha estado siempre en el centro del fascismo. Y sí, es preocupante la vuelta de posibles fascismos en Europa y en Estados Unidos. Debemos mirarlo muy bien. La situación en Brasil, con la elecciones del domingo, y con un candidato que según los sondeos va a ganar y que es claramente homófobo y racista es muy preocupante [Efectivamente, Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales el pasado domingo con una holgada mayoría]. Trump, por supuesto, ha reforzado en el mundo todas esas corrientes de extrema derecha”.
Migraciones y violencia. “Hay que abrazar a esa gente que huye del hambre y de esa violencia de un sistema que les ha arrebatado todo. Sufren de un capitalismo racial”, señaló la mujer que siempre quiere ha querido incidir en la violencia de las instituciones contra los más vulnerables: ya sea por raza, sexo o falta de recursos.
“Los mayores temas sobre derechos humanos tienen que ver con la situación que hoy viven los migrantes y los refugiados. Y para entender su situación hace falta repasar la historia del colonialismo y el capitalismo. Muchas veces olvidamos que su realidad actual viene generada por una serie de factores históricos. La situación de las mujeres y el feminismo también hay que verla así, como un movimiento que nace forjado por un colonialismo y un capitalismo global. No se puede asumir que las decisiones son individuales”, afirmó la mujer que se define como radical, sí, porque “radical significa agarrar las cosas desde la raíz”.
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