En busca de una rubia imponente
ÁREA DE DESCANSO
Dedicamos esta columna hoy a las grandes escritoras estadounidenses. ‘Le Magazine Littéraire’ las hace protagonistas de su último número. Pero se olvida de una de nuestras favoritas: Dorothy Parker, de la que la editorial Nórdica acaba de publicar, Una rubia imponente, uno de sus relatos más conocidos.
Hoy es un día muy especial. Esta noche es la de San Juan, se celebra el solsticio de verano, un buen momento para echar al fuego nuestras pesadillas y malos rollos. A partir de ahora los días serán más cortos y debemos aprovechar cada minuto de luz. El mes de junio está en su ocaso pero, si puede, aún está a tiempo de ir a una librería o un quiosco especializado a comprar un ejemplar de la revista francesa Le Magazine Littéraire, que este mes lo dedica a las escritoras norteamericanas.
No me gustan las etiquetas y menos en literatura (géneros, sexo, raza), pero reconozco que en algunas ocasiones son útiles. En el dossier encontramos el retrato y análisis de la obra de trece escritoras: Edith Warton, Gertrude Stein, Anaïs Nin, Eudora Welty, Kate Gibbons, Carson McCullers, Flanery O´Connor, Alison Lurie, Toni Morrison, Louise Erdrich, Joan Didion, Joyce Carol Oates y Susan Minot. Elegidas no tanto porque todas ellas sean figuras de primera línea (Welty o MacCullers los son, Nin o Didion no) sino por sus afinidades y similitudes. Quedan fuera figuras imprescindibles de la literatura norteamericana y universal como Willa Cather o Dorothy Parker, que bien merecerían un número aparte, como explica la propia revista.
Precisamente de Dorothy Parker (1893-1967) la editorial Nórdica acaba de publicar uno de sus relatos más conocidos, Una rubia imponente, por el que recibió el prestigioso premio O´Henry. El título puede llevar a engaño a quienes piensen que se trata de un cuento frívolo o superficial, adjetivos que se han utilizado en más de una ocasión para desprestigiar el talento de Parker. La rubia imponente es Hazel Morse y así la describe Parker al inicio, en un párrafo que capta la esencia del relato: “No era una mujer dada a los recuerdos. A sus treinta y cinco años, su primera juventud era una secuencia borrosa y fluctuante, una película imperfecta que mostraba las acciones de personas desconocidas”. Como en muchos de sus cuentos, detrás de una aparente ligereza siempre hay un fondo de tristeza, eso sí, narrado con un fino y cáustico sentido del humor. No es de extrañar que Augusto Monterroso y Barbara Jacobs incluyeron Una rubia imponente en su antología del cuento triste.
Narradora y poeta, autora de teatro, Dorothy Parker destacó por su agudeza, su ingenio y su compromiso social. Esta escritora mordaz, ligada para siempre a la ciudad de Nueva York (aunque no nació allí), fue víctima del macartismo y de unos críticos literarios a quienes no les gustaba que las mujeres se comportaran como hombres, sobre todo si eran satíricas y con una pluma afilada. Entre sus referencias literarias figuran Capote, Cheever o Nabokov, a quien defendió tras la publicación de Lolita.
Dorothy Parker habló de la soledad de las parejas, aunque lo importante, como siempre en la literatura, no era el tema sino el planteamiento. Guionista, articulista, colaboró con Vanity Fair (por cierto, contamos desde hace años con una estupenda versión en español de esta revista que no deben dejar de leer), New Yorker, Vogue o Esquire. Cliente habitual del legendario hotel Algolquin, compartió borracheras con ilustres escritores del momento, entre otros William Faulkner. Famosa por sus frases lapidarias (“Si nadie hubiera aprendido a desnudarse, muy pocas personas estarían enamoradas”), a su lado la protagonista de la afamada serie Sexo en Nueva York no pasaría de ser una puritana insoportable, aunque bien mirado tal vez lo sea.
Murió en la habitación de su hotel, a los setenta y cuatro años, acompañada de su perro y de un whisky escocés. La editorial Circe cuenta con una buena biografía de la escritora. Quien quiera leer todos sus cuentos puede hacerlo en la espléndida edición de Lumen, que incluye algunos inéditos. En el ensayo final que corona esta excelente recopilación, dice Regina Berreca: “Dorothy Parker se interesaba principalmente por el paisaje emocional e intelectual de las mujeres, por aquellos parajes donde una fina capa de mugre social cubre los campos minados del desafecto, el rechazo, la traición y la pérdida”. Pues eso.
Comentarios
Por esther garcia llovet, el 23 junio 2013
«lo primero que hago por las mañanas es limarme las uñas y afilarme la lengua». dorothy parker dixit. estupendo artículo, queremos más!
Por Clara Obligado, el 23 junio 2013
Muy buena elección y muy buen comentario.
Por Javier Morales, el 23 junio 2013
Gracias, ESther, Clara, os necesitamos al otro lado para seguir adelante. Un abrazo, Javier
Por Juan Carlos Mantilla de los Ríos, el 03 julio 2013
Me encanta el articulo y haber descubierto esta revista. Aceptan ariculos/cartas de Opinión y Poesia ?
Juancarlos Mantilla de los Rios
Málaga