‘Nacida Ayer’, un moreno ‘imbécil’ y una rubia ‘estúpida’ contra los corruptos

Un fotograma de 'Nacida Ayer'.

Un fotograma de ‘Nacida Ayer’.

Un fotograma de 'Nacida Ayer'.

Un fotograma de ‘Nacida Ayer’.

Con el tiempo, algunas obras adquieren mayor fuerza expresiva y esclarecedora contundencia. Es el caso de la película que les recomiendo hoy, y que, realizada en 1950, alcanza en nuestros días una relevancia aun mayor en su estudio de personajes e implicaciones sociales, en su tratamiento de la misoginia, el soborno, la corrupción o el gobierno entre amigos. Estoy hablando de ‘Nacida ayer’, de George Cukor, una hilarante historia donde un tipo ‘imbécil’ y una rubia ‘estúpida’ se educan mutuamente haciendo pasar malos ratos a los ladrones.

“He jurado ante el altar de Dios lucha eterna contra toda forma de tiranía sobre la mente del hombre” (Thomas Jefferson).

En ese ya algo lejano 1950, uno de los directores realmente legendarios de la época dorada de Hollywood, George Cukor, dirige Nacida ayer (Born Yesterday), una comedia para la Columbia sobre la obra teatral de Garson Kanin, que había sido representada con éxito en Broadway durante varios años.

Con la fuerza de un guión agudo e ingenioso escrito por Albert Mannheimer, supervisado y corregido por el propio Kanin, George Cukor consigue realizar una comedia inteligente, ingeniosa, romántica y crítica con sus personajes y con la sociedad que les acoge y sostiene, volviendo la cabeza.

Billie Dawn (Judy Holliday) es la amante tonta y ordinaria del corrupto y millonario magnate de la chatarra Harry Brock (Broderick Crawford). Un inmoral poco escrupuloso que con ambiciones sociales muy por encima de su calidad intelectual y humana (pero aun así por debajo de su calidad económica) que se avergüenza por el comportamiento vulgar y sin modales de su chica y de la carencia del refinamiento social que necesitaría para sus nuevos propósitos. Por ello, Harry contrata al joven periodista Paul Verrall (William Holden) para que imparta a Billie un curso acelerado de cultura general y comportamiento social. Pero Billie resulta ser una estudiante más capaz de lo esperado, no sólo en la asignatura de cultura sino en la de la vida y la del amor, comprendiendo lo que Harry y sus secuaces están llevando a cabo y cómo es utilizada para dicho propósito. Motivada por sus nuevos conocimientos, se enfrentará a Harry con la firme decisión de cambiar su vida y descubrir su amor propio y su libertad individual.

De esta forma, Nacida ayer, la deliciosa comedia, se convierte en algo más que una simple caricatura gracias al conjunto de habilidades extraordinarias que fueron puestas a favor de los ingeniosos diálogos de Garson Kanin, es decir, a la elegante y perfecta dirección de Cukor y al tour de force interpretativo de sus actores: Judy Holliday ofrece una actuación inolvidable, ganadora de un Oscar (levantándoselo ni más ni menos que a Bette Davis por Eva al desnudo y a Gloria Swanson por El crepúsculo de los dioses. Imposible elección). Broderick Crawford se supera a sí mismo en el papel de gánster bruto y codicioso, y William Holden sale más que airoso de su personaje, confiriéndole la habilidad suficiente para encarnar la dignidad, dedicación y fidelidad, y ofrecer la actitud romántica de la tolerancia y el respeto.

Todo ello sumado a que la Columbia encontró la manera de superar las dificultades casi insalvables para aprobar el examen (siempre casposo y terrible) del temido Código Hays e imponer así el triunfo de la sinceridad y la verdadera habilidad de adaptación, sobre una mujer que se transforma de objeto maltratado en una mujer por sí y para sí misma.

Corrupción, crueldad y arrogancia derrotadas por la delicadeza, el aprendizaje y calidez.

El conocimiento es el poder y el pensamiento, el verdadero valor para entender y crecer:

“Piénsalo bien, Billie. Harry es una amenaza”.

“¡Oh!, no es tan malo, los he visto peores”.

“¿Piensa alguna vez en alguien más que en sí mismo?”.

“¿Quién lo hace?”.

“¡Millones de personas, Billie, toda la historia del mundo no es más que una continua lucha entre los egoístas y los altruistas!”.

“¡Vamos, Paul, sigue!”.

“Todo lo malo que nos rodea es engendrado por el egoísmo. A veces el egoísmo puede llegar a ser una causa, una fuerza organizada, incluso un gobierno. Entonces se llama fascismo. ¿Comprendes lo que quiero decir?”.

“Algo”.

“Piénsalo detenidamente”.

Espero que si pueden disfruten de esta deliciosa comedia digna de Wilder o Lubitch, o sea, del mejor Cukor. Disfruten de cada una de sus secuencias, como la maravillosa partida de gin rummy, un ejemplo de comicidad y síntesis. De su deseo por descubrir la vida que late muchas veces en nosotros sin que nos hallamos dado cuenta. De una mujer que se mejora a sí misma. Y sobre todo de una Judy Holliday cuya carrera en Hollywood fue trágicamente cercenada por su prematura muerte en 1965 y cuya apariencia engañó a todos, esa gran actriz que cuando fue investigada por el FBI por acusaciones de ser comunista sus amigos le aconsejaron que se hiciera la tonta en una audiencia en el Senado en 1952, tal y como lo había hecho en Nacida Ayer, y lo hizo muy bien; por algo Judy poseía un coeficiente intelectual de 175.

Vuelvan siempre que puedan a esta historia donde “un tipo “imbécil” y una rubia “estúpida” se educan mutuamente haciendo pasar malos ratos a los ladrones.

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