Héroes contra la narrativa oficial
La literatura nos cuenta. Y con ella nos narramos. Hemos llegado a los chupasangre y zombies cuando hace unas décadas nos debatíamos en la Guerra de las galaxias. Las voces de los juglares, de Calderón de la Barca, Lope de Vega, Valle Inclán y Javier Pérez de Andújar, nos cuentan sobre nuestra capacidad de aguante y de lucha. Otras formas de contarnos son posibles. Nuevos autores. Otras formas de narrar. ERE ciudadano a la narrativa oficial.
SARDIFLOR / Foto: MANUEL CUÉLLAR
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«España camisa blanca de mi esperanza
de fuera a adentro, dulce o amarga
de olor a incienso, de cal y caña.
Quien puso el desasosiego en nuestras entrañas
nos hizo libres pero sin alas
nos dejó el hambre y se llevó el pan».
España camisa blanca, Blas de Otero
La literatura, la cultura en general, es un gran espejo. Allí están los reflejos de lo que no pudimos ser, pero imaginamos; de lo que deseamos, y no alcanzamos; de lo que vemos, y nos cuesta abrazar. Cuando contamos, nos reinventamos, nos reordenamos y nos entendemos. ¿Qué momento literario puede contarnos sobre nosotros en la actualidad? Empecemos por la Edad Media, muchísimo más fascinante y rica de lo que suele decirse, por cierto. En aquellos años existe la figura del juglar que llega a cada pueblo como la gran novedad y que trae consigo las noticias frescas de lo que pasa en el mundo. Sus historias solo interesan si conectan con la realidad, si le hablan a cada espectador. Su pan depende exclusivamente de su capacidad de contar lo que ocurre implicando a su audiencia. El primer texto literario de la lengua castellana es El Cantar del Mío Cid. Pertenece a la época de los juglares y a un tiempo consagrado a los caballeros, el honor y las aventuras, a las grandes gestas. Don Rodrigo es el primer personaje de la literatura castellana. Convive en el espacio literario con otros héroes europeos como Roldán, Beowulf y Sigfrido.
Don Rodrigo Díaz de Vivar podría ser el icono del aguante. Nuestro primer personaje de la historia de nuestra literatura es un mercenario a la fuerza y soldado fiel de corazón. Su rey comete una injusticia y lo echa a patadas del reino. Ondea en el aire una conspiración cortesana que quiere debilitar al monarca, demasiado lleno de sí mismo para darse cuenta. La esposa de Rodrigo, Doña Jimena, debe encerrarse en un convento junto a sus niñas y esperar hasta que la situación sea un poco más segura para reunirse con él. El Cantar del Mío Cid es muchas historias y también la de dos amantes que se buscan a lo largo del tiempo. Él obedece porque tiene honor y es un gran caballero. Tiene aliados, no está solo. Parten con él, son compañeros de armas y tan fieles como él. Se marcha a reconquistar diezmos y feudos en manos árabes. Quiere ser el mejor y demostrar a su rey que se ha equivocado. Es tan valiente, tan temerario, tan justo, tan perfecto que hasta sus enemigos lo respetan. Rodrigo convence que siendo superior a los demás se obtiene reconocimiento, justicia y lo que de verdad se merece. No se enfrenta a la injusticia. Aguanta y pelea más que nadie. Hasta que finalmente el rey reconoce su valía. ¿Nos gustan las historias de héroes que no desafían la autoridad? ¿Ya desde entonces creemos en la meritocracia y en el orden universal que a cada animal de bellota le da su merecido fruto? Menos mal que ni Martin Luther King ni Malcolm X y tantos otros así lo creyeron; de haberlo hecho, no habrían abierto boca ni marchado al frente de cientos de manifestaciones. Volviendo al Medioevo… Don Rodrigo muere y Doña Jimena, en la realidad histórica, será gobernadora de Valencia durante tres años en plena Edad Media (su firma de puño y letra aún se muestra en la catedral de la ciudad). Algo que hubiera sido imposible durante gran parte del franquismo, por poner algún ejemplo. Incluso el acuerdo de matrimonio entre Doña Jimena y Don Rodrigo fue mucho más moderno y concedía más libertades a la mujer que cientos de años después.
Roldán es otro caballero sacrificado. Francés, para más señas. Un precedente de Juana de Arco. Podría ser la imagen de una ONG y su causa. Carlomagno, su rey y su tío, atraviesa los Pirineos, viene a Zaragoza a recuperar la ciudad para la cristiandad. En la retaguardia está el joven Roldán. Es valiente y temerario. Cuando los musulmanes atacan por sorpresa, se niega a hacer sonar su olifante para que el resto del ejército se vea obligado a volver atrás, ya han cruzado el desfiladero, regresar sería sacrificarlos a ellos también. Roldán y los soldados de la retaguardia pelean como nadie, pero el enemigo es muy superior. Al final no le queda más remedio que hacer sonar la alarma. Lo hace con tal fuerza que le estallan las sienes. Muere, es demasiado tarde. Pero con honores. Roldán es el prototipo de la fuerza, el honor y el sacrificio por la causa y por sus compañeros. Para él no es prioritario salvar al rey, aunque se trate de su tío Carlomagno, sino a todo el ejército que ha pasado el desfiladero mortal. Y si al final pide ayuda, también es para salvar a los suyos y que no mueran sin esperanza.
Beowulf es muy diferente. Podría ser el protagonista de una publicidad donde se alaben las virtudes del que se hace a sí mismo, porque él lo vale. Es un gran caballero, es valiente y temerario como el que más. Al igual que Roldán, es el sobrino del rey. Pero Beowulf es un simple soldadillo más al que no le hacen mucho caso cuando defiende que él solo puede pelear contra el enemigo. El enemigo, por cierto, es un feroz y enorme dragón que hace años que mantiene al reino atemorizado. Beowulf hiere al dragón y vive muchas hazañas más que lo convierten en rey. Hasta que llega un nuevo enfrentamiento con un nuevo dragón. Beowulf ya es anciano y muere. Si bien lucha contra un un animal fantástico, el personaje es muy humano, nada perfecto, pero muy valiente y se hace a sí mismo contra viento y marea.
Sigfrido es el héroe nibelungo. Sigfrido bien podría ser el líder de una banda de rock and roll de los años 70. Es guapo, es valiente, es temerario, Wagner le ha hecho cantar como nadie, es el más romántico de todos los héroes medievales sin lugar a dudas. La saga de los nibelungos también presenta héroes que luchan contra dragones y que pasan de ser soldaditos de poca monta a grandes caballeros y reyes. Su muerte desencadena algo similar a la matanza de Texas, pero a gran escala. El héroe puede con todo y más, a base, simplemente, de proponérselo. Y cuando ya no puede, principalmente porque está muerto, los suyos se ocupan de hacerle justicia. Si eres dragón, van mejor los héroes españoles y franceses, fijo. Aunque luego en la literatura llegará Chrétien de Troyes con historias maravillosas y caballeros que se enfrentan a dragones y los vencen. Fue el autor que puso en nuestras cabezas todo cuanto creemos sobre literatura de grandes caballeros y princesas. Se puso tan de moda todo ese tipo de historias que luego llegó el Quijote, harto de princesas desmayadas dependientes de caballeros de pelo en pecho. Y eso que no le tocó vivir lo de los millonarios con fusta y los vampiros vegetarianos.
Si observamos a los protagonistas de la época- Rodrigo, Roldán, Beowulf y Sigfrido-, somos los que aguantamos más desde la Edad Media, aún siendo capaces de grandes gestas. Nos imaginamos presos de injusticias contra las que no luchamos por un principio básico: la autoridad, el deber de obediencia, lo que nos supera. No es prerrogativa de los españoles, no. Hay animales que reaccionan congelándose cuando están en un momento que los sobrepasa. En los peces, obviamente me consta, el organismo responde a una situación de estrés que se conoce como síndrome de adaptación general. Dependiendo de la duración del estrés y lo que tenga que aguantar se perfilan tres etapas: a) reacción de alarma inicial, b) fase de resistencia y c) fase de agotamiento. Al final, los niveles de cortisol y el metabolismo interfieren con otros procesos fisiológicos del animal (crecimiento, reproducción, sistema inmunitario, etc…) y originan situaciones letales para el animal. La inmovilidad total lleva a la muerte. No hay oxitocina que valga si no hay actividad.
¿Qué otro momento literario puede hablarnos sobre nosotros? El barroco es un excelente tesoro de espejos. Por entonces, es el teatro lo que habla de la realidad a falta de medios de comunicación. La crisis, la corrupción, los abusos de poder estaban a la orden del día. Calderón de la Barca encerró a sus personajes sin posibilidad de salida tanto en La vida es sueño como en La hija del aire. Son diferentes encierros, pero ambos tienen mucho que contar. El gran autor del barroco siempre trató temas como la libertad, la voluntad, la fatalidad, el destino y el escepticismo, porque él fue el primero en ser protagonista de situaciones en su vida en las que tales cuestiones fueron capitales. Pero también, siempre y como buen autor del barroco, se acercó a los temas de la calle. Fue el primero en escribir una opereta sobre temas raciales y el racismo español. La hija del aire muestra de forma implacable las intrigas y el afán de poder de los gobernantes. Es una alegoría sobre las crisis en general y las de poder, en particular. En el escenario encontramos los abusos de poder unidos a la falta de experiencia, la desidia, la inestabilidad política y social. Los poderosos no son incapaces de controlar las pasiones que nublan la razón, son incapaces de seguir el camino de la virtud. Esos gobernantes siguen la vía mediocritas. La obra propone una solución: controlar los instintos primarios de quien rige, educar en el buen gobierno. Salvando las distancias obvias, es algo muy similar a lo que sugiere una organización de nuestro presente europeo como Attac, que aboga por la justicia económica global. Su presidenta, Susan George, tiene mucho que contarnos, propuestas y vías alternativas sobre las que reflexionar. Una mujer que nos ofrece una visión muy diferente, y tan real como la que presenta Lagarde desde el FMI. El FMI no suele acertar en sus previsiones, pero cuando emite sus juicios da pie a rápidas y oportunas declaraciones de patronales. Incluso a pesar de que ellos mismos han demostrado sus errores de cálculo en un informe interno. Han sido dirigidos por Rodrigo Rato, responsable de desastres como Bankia y por Strauss-Kahn, el sucesor de Rato, acusado de proxenetismo y a la espera del juicio en Francia y que ya fue detenido por violación. Casualmente, el FMI presentaba un informe anual con previsiones que no acertó y declaraba su compromiso por la integridad más absoluta (página 74), cuando todo eso estaba ocurriendo pero aún no se había detenido a Strauss-Kahn. Elegir narrativas implica estar informados.
«¿Vosotros sois hombres nobles?
¿Vosotros, padres y deudos?
Ovejas sois, bien lo dice
de Fuenteovejuna el nombre.
Liebres cobardes nacisteis,
bárbaros sois, no españoles.
¡Gallinas! ¿Vuestras mujeres
sufrís que otros hombres gocen?»
Fuenteovejuna, Lope de Vega
Nos acercamos a otro autor barroco para llegar hasta Fuenteovejuna, la historia de un pueblo entero que se opone al abuso de poder de su gobernante. Lope de Vega lleva la obra al escenario. Aunque la historia no es tan sencilla. Hay que considerar, además, que el pueblo no pretende cambiar el sistema, simplemente busca justicia. La obra se basa en hechos reales. La unidad de todo el pueblo es lo que posibilita el éxito. No hay nadie, ningún vecino, ni bajo tortura, que delate al resto. El conflicto es aún mayor porque han matado al Comendador, quien ha ido repitiendo atrocidad tras atrocidad hasta acabar con la paciencia de todos. Viola a una joven y cuando ella se está casando, la encarcela junto con su esposo, su amor desde hace tiempo. «¿Quién mató al Comendador? / Fuenteovejuna, Señor / ¿Quién es Fuenteovejuna? / Todos a una, Señor». Llegan, cómo no, los reyes. Y se ponen manos a la obra para restablecer el orden al avalar el proceder del pueblo de Fuente Ovejuna.
La época más reciente y que más nos ha marcado no es la transición como durante tantos años nos han insistido en ello de forma machacona hasta convencernos. Fue la Guerra Civil. Por eso es un tema tan recurrente en las artes. La cultura siempre recibe lo que surge de manera natural del pueblo al que representa, del que se nutre y al que da frutos valiosos a cambio. El vídeo anterior pertenece a la película de Ken Loach, Tierra y libertad, que se basa en el libro de George Orwell Homenaje a Cataluña, donde cuenta su experiencia como voluntario de las Brigadas Internacionales y como soldado del POUM. Hasta llegar a la Guerra Civil hay dos generaciones literarias que nos cuentan de manera brillante. Entre las cientos de obras se encuentra la trilogía de Vallé Inclán Martes de Carnaval, donde se muestran el esperpento en su mejor forma y a la sociedad en pleno caos político. La destreza de Valle Inclán consiste en mostrar el enfrentamiento entre la visión trágica del mundo y la inmovilidad social en tiempos apremiantes que requieren algún tipo de acción. La obra es de 1930, pero casi nada lo parece mientras lo leemos. Humanos que son objeto del momento, animales y cosas que están más vivos y gozan de mejor inteligencia que los humanos, derroche de humor y una enorme capacidad para retratarnos.
Después llegaron la 2ª República y muchos cambios. La cultura estuvo de suerte por aquel breve periodo con iniciativas que bien podrían servir de inspiración en la actualidad. Por aquel entonces, a tu pueblo perdido entre las montañas podía llegar García Lorca con una obra de títeres, Margarita Xirgu con su teatro o una de las tantas misiones pedagógicas. Precisamente esa historia, la de la cultura al alcance de todos, activa, tomando de la realidad y ofreciendo transformaciones, la cultura como vehículo de libertad; la cultura como medio de expresión total, del pulso de la realidad, de lo que necesita el alma, todo eso podemos saborearlo en un libro exquisito de reciente factura. El autor narra con lenguaje cotidiano, lleno de lirismo, la tragedia de las dos Españas, campo de continuas batallas. Dando vida a los viejos mitos con palabras nuevas, expresa toda la pesadumbre y la carga dramática de la conciencia pero con una gran fuerza poética, dosis industriales de humor y un sentido mágico de la existencia que hace que la lectura se realice encima de una nube, o una ola (como es mi caso). El compromiso de este autor hunde las raíces en la gran tradición literaria que hemos estado mencionando a lo largo de estas líneas y que nos proyecta en el escenario contemporáneo. Me refiero a Todo lo que se llevó el diablo, de Javier Pérez Andújar. Nos cuenta sobre nuestra relación con las historias que nos contamos y cómo “Los libros tienen un componente biológico en relación con las personas” para probarnos que podemos narrarnos y cantarnos de otras formas.
Volvamos a la narrativa. Contamos con suficientes autores con tan variadas visiones sobre la misma cuestión como para elegir la que es mejor. Cada palabra cuenta. Cada silencio, también. ¿Qué narrativa necesitamos ahora? Sin lugar a dudas, una nueva. Leamos para divertirnos, para informarnos y formarnos. Leamos todo lo que nos dé la gana. También leamos para descubrir nuevas formas con que contarnos. Que no nos impongan lo que no somos hasta hacérnoslo creer. La narrativa nos da una visión del mundo que habitamos. La literatura nos cuenta. Y en ella nos contamos libres. Ya lo hemos estado haciendo durante siglos con mejores y peores resultados que nos han aportado mucho. Hagamos un ERE narrativo y que nos cuenten lo que sí nos impulsa con ficciones que nos hagan crecer las alas hasta tocarlas, acariciarlas y volar.
Felices lecturas, bríos de libertad, sonrisas de jirafas.
Comentarios
Por Juan Ais, el 10 agosto 2013
Un artículo muy atinado, aunque tristemente dirigido a tan pequeña minoría… ¿Dónde está la literatura que necesitamos en un momento de cambios tan profundos como el actual? Esa fue la pregunta sin respuesta que me animó a escribir MemoField. Se puede descargar desde el blog… Saludos.
Por Sardiflor, el 10 agosto 2013
Hola, Juan!
Muchas gracias por tus amables palabras para mi artículo. La literatura siempre está y en miles de formas. Yo misma soy una gran fan de Matilde Asensi, por ejemplo, que creo que considerarías algo «menor» (no lo afirmo del todo, solo estoy charlando e imaginando) La civilización ha producido suficientes historias como para que haya eso y más. No sé si has leído Sloper de Baile del sol, por ejmplo. Y lo que menciono en el artículo es parte de esa literatura que necesitamos. Y también la más ligera para que no nos explote el cerebro. Haber hay y además es maravilloso que se sumen nuevas aportaciones en todos los sentidos. Si la cultura es un órgano vivo, que lo es, necesita renovarse y recrearse. Parece que has aportado tu grano de arena. 🙂
Un beso marino
Sardi 🙂
Por JVM, el 10 agosto 2013
Casi todos los textos que citas los leí cuando estudiaba, recuerdo que me costaba comprender su lenguaje y expresiones, pero me gustaban; y todos ellos y otros muchos más me han transportado hasta el presente que ahora tengo (tenemos). Lo que no analizaba yo con catorce o dieciséis años es que esas lecturas hablaban de otros presentes (para mí entonces eran cuentos, ficción), de otros tiempos que al fin y al cabo son los mismos de hoy en día. La historia siempre se repite. Nos la pueden contar de mil modos distintos y en diferentes épocas, pero siempre es la misma. No hemos cambiado tanto. ¡Ay!
Por Sardiflor, el 10 agosto 2013
Mi querido JVM, lo que pasa es que nos enseñan las cosas mecánicamente para que no pensemos. Es la única conclusión la que llego. Si los profes, los benditos críticos, muchos intelectuales criticones y tantos otros hablaran más de cómo la literatura nos muestra (y la cultura en general) seríamos más fuertes Y parece que nos quieren más débiles. No cambiamos tanto a lo largo de los siglos y menos aún si no tomamos conciencia. Ahora es un excelente momento para verse porque estamos más desnudos que en otros momentos.
Gracias por tus interesantes comentarios y por tomarte tu tiempo para compartirlos aquí con todos, un privilegio sin lugar a dudas.
Besosssssss marinos
Por Joan Carles, el 10 agosto 2013
Excelente artículo, leido con emoción contenida, gracias por estas bellas palabras y por la esperanza que transmiten.
Por Sardiflor, el 10 agosto 2013
Hola, Joan!
Muchísimas gracias por tus palabras. Es maravilloso cuando algo que se escribe en la soledad de la conciencia y la pantalla le llega a alguien con la misma fuerza con que se escribe y materializando la intención que se tiene. la oscuridad se combate con luz, eso es una de mis máximas Y mira, me acabas de inspirar un tuit 🙂 Gracias a ti por acercarte, por leer con ganas y por tomarte tu tiempo para dejar este comentario.
Un fuerte abrazo de 7 mares 🙂
Sardi