Ingrid García Jonsson: “Casi todo el cine que se hace es entre amigos”
Nacida en Suecia y sevillana de adopción, Ingrid García Jonsson se ha convertido por méritos propios en una de las sensaciones del cine español. Tras protagonizar ‘Hermosa juventud’ de Jaime Rosales, estrenada en Cannes en 2014, en la que daba vida a una de tantas adolescentes españolas forzadas a emigrar a causa de la crisis económica, basta mirar la cartelera de vez en cuando para comprobar que a sus 25 años de edad es una de las actrices más solicitadas del momento. Pero en lugar de dejarse llevar por el éxito, no para de seleccionar proyectos con personalidad y valentía, haciendo pie en el cine comercial pero sin olvidarse del cine de autor más independiente, por lo que, probablemente sin pretenderlo, en sus películas acabamos encontrando una mirada reveladora del momento tan dispar y apasionante que vive el cine español.
POR ANTONIO MIGUEL ARENAS
Estrenas una superproducción como ‘Gernika’, pero acabas de rodar una película realizada gracias a un ‘crowdfunding’ llamada ‘Ana de día. No parece casualidad esta forma de elegir proyectos, no paras de trabajar, es la tercera película que estrenas este año tras ‘Toro’ y ‘Acantilado’, pero a la vez te sigues involucrando en películas de bajo presupuesto, hechas prácticamente entre amigos.
Al final casi todo el cine que se hace es rodado entre amigos. La verdad es que aquí tampoco hay muchas grandes producciones: en el caso de Gernika aun teniendo un gran presupuesto también acabó siendo una película rodada entre amigos. Para mí a la hora de elegir un papel no es determinante el presupuesto que maneje una historia, sino lo que se vaya a contar y las ganas que tenga el equipo de contarlas, eso me parece lo más importante. Aparte de que es una cosa personal mía, vengo del cine independiente y es algo a lo que quiero estar siempre vinculada, creo que son historias en las que nos la jugamos un poco más al no estar tan pendientes del presupuesto. Pero está bien tener el equilibrio ese, ¿no? Poder hacer películas muy grandes y otras pequeñas. Cuanto más amplio sea el espectro de trabajo para mí mejor.
¿Rodar una película con tanto presupuesto y efectos especiales, interpretada en inglés y rodeada de grandes actores españoles te supone un reto más, una dificultad añadida?
Sí, yo creo que cada película tiene que suponer un reto, porque, si no, te acomodas y al final creo que empiezas a hacer trabajos fáciles, lo que me parece una falta de respeto hacia el público. Y sí, en este caso era todo un reto, primero por tener que actuar en otro idioma y por la acción. No es fácil actuar en películas de acción, de pronto te conviertes como en un muñeco, es complicado mantener el personaje en situaciones tan límite, junto a explosiones y fuego de verdad. Luego poder rodar con actores internacionales o súper estrellas como son María Valverde o James D’Arcy también era una oportunidad, se aprende mucho de ellos, son gente que está donde está por algo. Pero, además de verles trabajar, lo importante es comprobar que también son personas y compañeros como todos los demás.
Tu personaje en ‘Gernika’ es el de una fotógrafa de guerra francesa obsesionada por lograr sus propias fotografías a lo Robert Capa, capaces de impresionar al mundo y cambiar el curso de la Guerra Civil. ¿En qué te inspiraste para dotar de verosimilitud al personaje?
No sé si ella quiere ser Robert Capa o realmente lo que quiere es tener su fama por aquella foto. Por supuesto una de las inspiraciones fue Gerda Taro, que fue la pareja de Robert Capa, pero al entrar en el proyecto tan tarde, solo unas dos semanas antes de rodar se me ofreció el personaje, ya que otra actriz extranjera no pudo hacerlo, no tuve el tiempo que en realidad me habría gustado para impregnarme de la época, profundizar en el personaje de Gerda Taro y empezar a trabajarlo más a fondo. Se fue creando un poco sobre la marcha, mi actuación tiene mucho de intuición. Sí es verdad que mi padre es fotógrafo y que mi madre es extranjera, por lo que hay algo dentro de mí que se parecía mucho a lo que era Marta, mi personaje. Y yo lo que quería era mostrar cómo una mujer que tiene dinero, que no creo que lo haya pasado mal en la vida, decide salir de su zona de confort y ponerse a prueba en una guerra, siente la necesidad de ayudar a la gente mediante la fotografía. Pero ya te digo, al final me basé en tres o cuatro cosas inspiradas en Gerda, mi padre y mi madre, con eso tiré.
Porque además lo interesante es que a través de la cámara de tu personaje hay una segunda película, sus fotografías transmiten ese intento por capturar escenas impactantes que implican al espectador. Tu personaje es un creador de imágenes que dan luz a la contienda, lo que lleva a uno de los grandes temas de fondo de la película, la importancia del periodismo en tiempos convulsos, no se trata de un personaje pasivo.
Para nada. Creo que además ofrece una visión muy importante sobre el periodismo de guerra que me habría gustado desarrollar mejor junto al personaje de Álex. Por ejemplo acerca de cómo se presentan ciertos conflictos a la hora de contar lo que está sucediendo, ya que puedes hacer la foto o puedes ayudar. Esa diatriba, que creo que siempre ha estado muy presente en todos los fotógrafos de guerra, estaba en la película y me parecía importante mostrarla. Normalmente el acto de la fotografía se muestra desde fuera, pero en realidad los fotógrafos formaban parte del conflicto, estaban manchándose las manos por esa necesidad de dar a conocer al mundo lo que pasaba. Ahora mismo las cosas suceden a una velocidad impresionante, pero en ese momento en lo que se tardaba en llegar al lugar, tomar la foto, llevarla a revelar y publicarla podían haber pasado meses. Era muy interesante comprobar cómo funcionaba el periodismo bélico en esa época, estoy muy contenta de esbozarlo con mi personaje.
En ese sentido es importante señalar el gran protagonismo de los personajes femeninos en la película, algo por desgracia no demasiado habitual. Toman el poder de las comunicaciones y la gestión de la imagen que desde el bando republicano se ofrecía sobre la Guerra Civil, una labor fundamental.
Sí, pero creo que en ese momento era así. Las mujeres en tiempos de guerra no eran débiles. Siempre se nos ha presentado a la mujer como un ama de casa sin iniciativa, pero no creo que fuera así por aquel entonces. Está muy bien que se enseñe otra cara de lo que hacía la mujer en aquella época y que se muestre de forma no muy distinta a como lo hacemos ahora.
Te diste a conocer al protagonizar ‘Hermosa juventud’ de Jaime Rosales, con un personaje presente en la mayoría de los planos y en cuya naturalidad recaía el peso de la película. En cambio, tu carrera posterior está repleta de personajes secundarios, con los que debes conectar en apenas unas secuencias. ¿Cómo te has adaptado a este proceso?
Es más complicado un prota, al final tienes mucha más responsabilidad. Si el protagonista no conecta con el público da igual lo que estés contando. Por eso yo ahora estoy muy relajada, me lo estoy pasando muy bien, estoy aprendiendo mucho al ver a otros compañeros trabajar. Es verdad que el trabajo de Hermosa juventud recayó sobre Carlos y sobre mí, estábamos mucho tiempo solos cada uno, fue un trabajo muy individual, y ahora estoy teniendo más trabajos en equipo, pero es algo que me gusta. Y sigue siendo una responsabilidad, porque los personajes secundarios son los que ayudan a dar contraste, a que la historia sea real y tome tierra, es un proceso que disfruto muchísimo.
Es interesante cómo viendo tus películas se puede comprobar el estado del cine español, tan complejo y acerca del cual es tan difícil generalizar, tanto el independiente como el más comercial. Vemos el lugar en el que se encuentra un autor de la importancia de Jaime Rosales, las ambiciones de Kike Maíllo, descubrimos a cineastas como Pablo Hernando, recuperamos a Koldo Serra…
Bueno, sobre todo sirve para contar dónde estoy yo. Desde Hermosa juventud me han pasado un montón de cosas, estoy en un proceso de cambio y de transformación que creo que se ve muy claro en las películas. La verdad es que estoy en dos de las películas más grandes de este año, Toro y Gernika, pero también en pelis independientes que han funcionado muy bien. Estoy muy contenta con las oportunidades que me están llegando.
El otro día lo hablaba en otra entrevista, no sé realmente a dónde va el cine español, parece que todo son o películas grandes o cine independiente, resulta muy complicado vivir solamente del cine, es prácticamente imposible. Es verdad que la situación del cine español no es la ideal, aunque a mí me parece que estamos viviendo un momento creativo buenísimo, se está polarizando todo pero también están surgiendo cosas nuevas. Me pone las pilas formar parte de ello y ver qué pasa.
No sé si nunca la industria del cine en España estuvo bien o si existió realmente, pero en cambio se está empezando a gestar algo que en los últimos años creo que no existía, una identidad del cine español. Las películas españolas tenían un componente casposo que ha hecho que el público dejara de ir a verlas, pero ahora se está regenerando, nos estamos encontrando con nosotros mismos y estamos volviendo a hacer cine en España con identidad. En los últimos años están haciéndose películas que cuando miremos atrás se estudiarán.
En ese sentido, los festivales de cine se han convertido en un altavoz fundamental para que otro cine español se dé a conocer. Tú, que estás presente en varios de ellos, ¿qué opinión tienes de su función y de la visibilidad que ofrecen a películas más arriesgadas y que no aspiran a ser taquillazos?
Todas las películas aspiran a ser grandes taquillas (risas). Luego uno mueve la película por donde puede, pero queremos estrenar en el cine porque tiene un componente romántico, lo hemos estado mamando desde pequeños, todo el mundo quiere hacer una película que todo el mundo vea. Al final los festivales son una especie de circuito paralelo del que algunas películas salen y llegan al gran público, como es el caso de Carlos Vermut, que ha podido dar el paso. Es una buena red para conocernos entre nosotros, para trabajar, para conocer cuáles son las historias que interesan, lo que no, e ir formando una base para lo que yo creo que será el futuro del cine dentro de unos años.
Grabaste un videoclip para Family of the Year, ahora has rodado en inglés, ¿ves más cerca la posibilidad de dar el salto y trabajar en el extranjero?
La verdad es que no me pongo barreras de nada. Si me llaman, voy. Y, si no, pues aquí estoy tranquila. Es una cuestión de que la historia esté bien y de que quieran contar conmigo. Irse fuera es abrir puertas, tener más posibilidad de trabajo, porque al final en España la oferta es la que hay, somos muchísimos actores y tampoco me van a llamar a mí para hacer todo, obviamente. Así que, mira, si tengo una puerta más abierta mejor, no tengo ningún problema en irme. Además me gusta viajar, me gusta conocer otra gente, diría que sí.
¿De momento en qué próximos proyectos te veremos?
Pues este año terminé de rodar En zona hostil, que es otro drama bélico. Está ambientado en una operación militar que se llevó a cabo en Afganistán hace unos años, un rescate de un helicóptero médico. Está protagonizada por Ariadna Gil, yo soy un cabo sanitario que entra a trabajar con ella en su equipo y está dentro del helicóptero que vuelca. Y luego he vuelto a hacer una peli de guerrilla que se llama Ana de día y la dirige Andrea Jaurrieta. Es un proyecto en el que he currado muchísimo, de nuevo un protagonista después de todo este tiempo desde Hermosa juventud. Ha sido muy interesante participar, primero porque es de una directora joven que llevaba varios años intentando sacarla adelante, al final hemos puesto todos de nuestra parte para hacer por fin esta película. Es sobre una chica que de un día para otro descubre que tiene una doble que está haciendo todo lo que tiene que hacer en la vida. Así que ella se puede largar y se marcha a tener la vida que siempre ha querido tener.
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Antonio Miguel Arenas es editor y crítico cinematográfico en la revista Magnolia.
Comentarios
Por Alex Mene, el 29 diciembre 2016
Una actriz interesante.