Alianza ibérica para salvar la dehesa, clave de un menú sostenible
En esta nueva entrega de ‘Un menú saludable para todos’ de la mano de WWF-España, nos centramos en la dehesa, un paisaje único y con uno de los valores culturales más importantes de la Península Ibérica, además de ser un lugar con una biodiversidad excepcional. De esa conjunción entre personas, ganadería y naturaleza obtenemos productos de calidad y sostenibles, desde carne hasta miel y corcho. Pero, por desgracia, este sistema se está viendo amenazado por la crisis de la ganadería extensiva, el sobrepastoreo, el abandono del pastoreo racional y el impacto del cambio climático. Las dehesas han pasado de ser una pieza clave en nuestro sistema alimentario a estar en riesgo de desaparición si no actuamos pronto y unidos –como en otros asuntos– España y Portugal.
Por MARTA BERROCAL y CELSA PEITEADO / WWF España
Si prestamos atención a la vida en las dehesas, veremos bellas historias de la vida salvaje que tienen lugar en este extraordinario paisaje. Presenciaremos los métodos de supervivencia y convivencia de las distintas especies –que van desde los grandes herbívoros a las arañas cangrejo– e incluso algunas que están en peligro de extinción, como el lince ibérico. También observaremos las importantes funciones que tienen los ríos, charcas y arroyos que las alimentan, proporcionando cobijo a animales aún más amenazados, como los anfibios.
Durante cientos de años, las dehesas han supuesto un negocio rentable y sostenible para la producción de alimentos de calidad, la generación de empleo en el mundo rural, además de numerosos beneficios ambientales. Pero, a día de hoy, la ganadería extensiva, pieza clave en la creación de estas dehesas, se encuentra en una crisis provocada por la falta de apoyo público y la competencia desleal de la carne industrial, de bajo precio en los mercados. Esta crisis se ha visto reflejada en problemas de degradación del suelo en las dehesas, agravamiento de problemas como la seca o la falta de regeneración del arbolado y los arbustos, de los que se alimentan los rebaños.
La importancia de los productos de la dehesa
Para frenar esta situación, una de las propuestas que lanzamos desde WWF es apoyar los productos que proceden de estos paisajes de alto valor natural. No sólo carne y leche, las dehesas también nos ofrecen otros productos de excelente calidad como la miel, aromáticas, corcho y lana. Asegurar su demanda nos permitiría garantizar una renta digna para los ganaderos extensivos y sus rebaños, y que sus prácticas puedan seguir dando vida a las dehesas.
La ganadería extensiva permite producir alimentos respetando el bienestar de los animales que se alimentan de lo que producen los pastos, árboles y arbustos, sin competir con la alimentación humana. Además, contribuyen a la lucha contra el cambio climático y mantienen el empleo en zonas acosadas por el despoblamiento, como las de montaña. Por el contrario, la ganadería industrial, con la que compiten en desigualdad de condiciones -al no poder diferenciarse sus productos en el mercado-, requiere alimentar a los animales en muchos casos con piensos importados, causando impactos más allá de nuestras fronteras como la deforestación de bosques vírgenes.
La forma en la que mayoritariamente producimos, distribuimos y consumimos alimentos causa la pérdida del 60% de biodiversidad y del 75% de la deforestación a nivel mundial. A diferencia de ello, la agricultura y ganadería extensivas de alto valor natural son aliados de la naturaleza y de una alimentación sana y sostenible. En España se consume hasta el doble de cantidad de carne de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, casi 50 kilos de carne por persona al año. Esto no sólo tiene un impacto sobre nuestra salud, sino también sobre una gran parte del estado de los ríos y acuíferos, contaminados por nitratos procedentes de la ganadería industrial, o el bienestar de los animales en explotaciones intensivas.
‘Sembrando Dehesas’ frente a la España vaciada
Desde WWF, junto con otras entidades como Trashumancia y Naturaleza y la Asociación Naturaleza Portugal, trabajamos en el proyecto “Sembrando Dehesas” para poner en valor los alimentos y bienes públicos que ofrece este sistema productivo. El objetivo es evitar que todos los beneficios económicos, sociales y ambientales que aporta se acaben perdiendo por la imposición de la ganadería industrial.
Desde el punto de vista social, la ganadería extensiva es un aliado clave para la lucha contra la España vaciada. Basta ver que un rebaño de 1.000 ovejas o una pastoría de 300 cabras generan dos puestos de trabajo fijos y cinco puestos de trabajo complementarios. Es decir, si recuperásemos los tres millones de ovejas y cabras que se han perdido de rebaños en nuestros campos, podríamos crear hasta 6.000 empleos en el medio rural.
Sin embargo, la importancia de la ganadería extensiva no está lo suficientemente contemplada en las políticas agrarias. La Política Agraria Común (PAC) condiciona la gestión del 80% del territorio europeo y supone más del 30% del presupuesto total de la Unión Europea. La ganadería extensiva contribuye de manera decisiva a los tres objetivos generales de esta política: garantizar la seguridad alimentaria, intensificar el cuidado del medioambiente y fortalecer la vida en los pueblos. No obstante, el apoyo que recibe por parte de la PAC es mínimo comparado con el de las fincas intensivas que, sin embargo, son grandes demandantes de agroquímicos o recursos naturales. En estos momentos en que se está decidiendo el futuro de la PAC más allá de 2020, trabajamos para que realmente haya un cambio de rumbo y se proteja estos valiosos sistemas productivos, frente a modelos depredadores de los recursos naturales y la salud de las personas.
La alimentación sostenible, la dieta mediterránea
El cambio en la dieta europea hacia modelos industrializados, en los que aumenta el consumo de alimentos de origen animal, procesada o con alto contenido en grasas, azúcares y sal, frente a opciones más sostenibles como la dieta mediterránea, está acabando rápidamente con los recursos naturales. Además, el sistema alimentario en su conjunto en la UE emite hasta un tercio de los gases con efecto invernadero.
Hay que tener en cuenta que no todos los alimentos generan la misma huella de carbono. Por ejemplo, consumir un kilo de cerdo supone la emisión de 4,8 kilos de CO2, mientras que un kilo de patatas supone 0,14 kilo de CO2. Debemos reducir el consumo de alimentos que tienen un mayor impacto ambiental, ya que no sólo suponen una gran emisión de gases, sino que también requieren espacio, energía y un gasto de agua. En el caso de los alimentos de origen animal, debemos reducir en España decisivamente la ingesta, y que lo que comamos proceda de ganadería extensiva. Es decir, menos carne y de calidad.
¿Qué se puede hacer?
Desde el campo, se pueden apoyar prácticas que ya llevan a cabo muchos propietarios de dehesas, como el manejo racional de los rebaños, que permite preservar la fertilidad natural del suelo y conservar la biodiversidad, o garantizar la regeneración y el mantenimiento del arbolado. Otra medida es la transmisión de experiencias que hayan resultado efectivas por parte de los productores y los ganaderos a través de talleres, seminarios, encuentros, visitas al campo, como la experiencia “grazing connection”, liderada por Trashumancia y Naturaleza y que este año volveremos a repetir en Francia.
Pero el trabajo va más allá de las fincas: necesitamos una gran coalición entre ganaderos, propietarios, expertos y ONG para defender el futuro de las dehesas y los montados. Ese fue el objetivo de la creación de la Alianza Ibérica por la Dehesa y el Montado, una comunidad para el intercambio de ideas, información y coordinación de los diversos proyectos en marcha sobre dehesas de España y Portugal. Esta alianza fue promovida por WWF España, junto con FEDEHESA, y esperamos que siga tomando impulso los próximos años.
El punto más crucial e importante es la visibilidad del problema: que las personas cuyo medio de vida depende de las dehesas se hagan oír. Es necesario que los productores puedan continuar ofreciendo los productos de calidad que nos brindan y obtengan un precio justo por los mismos.
La dehesa es un paisaje que forma parte de nuestra cultura, patrimonio y un ejemplo de biodiversidad donde rebaños, flora y fauna conviven en armonía. Es de vital importancia frenar su desaparición presionando para que se adopten unas políticas justas que ofrezcan incentivos para la ganadería extensiva y, a su vez, alentando al consumo de alimentos de calidad provenientes de estas fincas. De esta forma, todas las personas podremos participar en esta lucha para que no se pierda uno de los paisajes más excepcionales de la Península Ibérica.
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