Ana Curra presenta ‘Huaca’, su santuario como aprendiz de bruja
“Con quien realmente me identifico es con las brujas, mujeres sabias y libres”. Ana Curra, uno de los iconos de La Movida, miembro de grupos como Alaska y los Pegamoides, Parálisis Permanente y Seres Vacíos, presenta disco, ‘Huaca’: “El santuario que llevo buscando toda mi vida para seguir progresando como aprendiz de bruja”.
¿Es posible amar a Sid Vicious y a Bach al mismo tiempo y no estar loca? Ana Curra (Ana Isabel Fernández / El Escorial, Madrid, 1958) disfruta salseando sus conciertos con aquellas notas clásicas que le siguen erizando la piel. Como el réquiem de Jan Dismas Zelenka mezclado con el punk más bestia, ese que la cantante, compositora y profesora de piano cultiva desde que llegó a Madrid con 17 años procedente de un lugar cercano en la distancia pero ajeno en la esencia: El Escorial, en cuyo conservatorio se formó y hoy es docente. “Siempre abro con un réquiem porque dedico los conciertos a todos mis muertos”.
Ana Curra ha sido miembro de Alaska y los Pegamoides, parte de grupos ponderados como Parálisis Permanente o Seres Vacíos, fundó la pionera compañía discográfica independiente Tres Cipreses y ahora presenta Huaca “El santuario que llevo buscando toda mi vida para seguir progresando como aprendiz de bruja”. Demasiado tiempo en un segundo plano teniendo muchas cosas que decir.
¿Cómo llegas a tu ‘Huaca’?
El término en quechua alude a una especie de cueva, un refugio sagrado que nos lleva hasta lo más primario. No dejo de buscar el equilibrio entre razón e intuición. Con el tiempo quemas etapas llegando a ese punto en que necesitas saber exactamente en qué momento estás. Para mí sacar un disco no es un paripé ni busco un producto de mercado. Es algo mucho más espiritual. ¿Inspiración? Pues te diría que William Burroughs y su libro Ciudades de la noche roja. Burroughs me lleva hasta los dioses más ancestrales, los que la historia ha borrado.
¿Nada religioso supongo?
En absoluto. Bien claro lo dejé con la ironía de Quiero ser santa. Es todo lo contrario. Aprendiz de bruja (tema incluido en Huaca) es una forma de identificarte con esas mujeres sabias, expulsadas del Paraíso, que lucharon por ser ellas mismas mucho antes que nosotras.
Eso me recuerda a las consignas de las manifestaciones feministas: “Somos las herederas de las brujas que no pudisteis quemar”.
Yo, que por descontado soy feminista, ya dije hace tiempo que con quien realmente me identifico es con las brujas. Esas mujeres sabias y libres que buscaban el conocimiento y fueron eliminadas de la historia por la maldición que nos persigue: mujeres silenciadas y marginadas desde hace siglos. Somos fuertes porque se nos ha exigido más. Tenemos la maravillosa capacidad de dar la vida. Porque aunque yo no soy madre, tengo mi propio poder creativo. ¡Las veces que me han llamado puta, bruja y zorra, pensando que me ofendían!
No has tenido hijos pero ya te dijo tu madre, cuando le confesaste tu ausencia de instinto maternal: tranquila, que tienes sobrinos y un montón de alumnos.
Mi madre sabe de qué habla porque ha tenido seis hijos. Yo jamás sentí esa necesidad, y cuando lo hablé con ella porque me parecía muy raro, me trasmitió mucha calma con su consejo de que no me complicara la vida sin ganas. Tener hijos no es una obligación.
Al final, de un modo o de otro, vives de la música.
Sí, trabajo en la música y gracias a mi oficio de profesora sigo en contacto con los grandes transgresores de la música clásica que muchos han intentado convertir en algo casposo y elitista. Beethoven, Mozart, Bach… son la música eterna, pero también la transgresión y el avance. Por eso han perdurado por encima incluso de la intención elitista de apropiárselos.
¿Eres una profesora peculiar, distinta?
Cuando me planteo la manera en la que se enseña actualmente no pienso solo en la música sino en casi todas las asignaturas. ¿Seguimos a golpe de reglazo? Mis chavales se lo pasan muy bien. He tenido algún problema con los padres, que me encuentran demasiado heterodoxa. No, no creas que me conocen por la otra faceta, puede que les suene ahora que salgo en el programa Cachitos de hierro y cromo (Risas). No he tenido ningún alumno que haya querido cambiar de profesor.
Huaca, publicado a finales de diciembre en vinilo y digital, es un EP con cinco canciones. Aprendiz de bruja, Fundido a negro, Ghost Rider, Tres tristes yonquis y La pareja más guapa del Foro. Volvemos a sus muertos. Siempre Eduardo Benavente, fallecido con 21 años en accidente de tráfico en mayo de 1983, volviendo de un concierto, cuando ambos compartían lecho y grupo, Parálisis Permanente. Pero también está El Ángel, un querubín sin alas envuelto en cuero negro, mitad de La Pareja más guapa del foro, un tema que habla de despertares comunes, duchas en pareja y un primer café al ritmo de Hendrix. Vaqueros negros y rotos, botines agitanados, camisa de topos y aquella gorra también de cuero negro que un día quiso suicidarse arrojándose al Sena.
¿Conservas todas esas prendas en tu fondo de armario?
Por supuesto. Todas. El Ángel fue una de mis parejas, un grandísimo artista, un tipo guapo, destroyer y brillante del que estuve muy enamorada y él de mí. Tiene un libro espléndido aunque difícil de encontrar, Los planos de la demolición. Antes de su muerte hicimos juntos un disco doble que se llamó Polvo de ángel. Las brujas supervivientes tenemos muertos muy potentes en el camino.
De ahí ‘Autosuficientes’, un documental que repasa y reivindica a Parálisis Permanente con Eduardo Benavente.
A ver si conseguimos estrenarlo. Ha sido un trabajo, como todos los que hago, a mi ritmo. Recopilando un material buenísimo que se ha encargado de editar Dani García. Su origen es el concierto de hace nueve años Ana Curra presenta El Acto, que salió francamente bien. Además, necesitaba quitarme la espinita de reivindicar mi propia historia. Parálisis Permanente ha sido un grupo muy querido para mí, pero también una herida abierta.
Curiosa también ‘Tres tristes yonquis’.
Sí, es una canción diferente, con otro flow. Divertida y con un rollo muy bailable en contraposición con el asunto que trata. Ironizamos con el asunto porque refleja nuestra historia. Hemos sido yonquis y no lo vamos a negar a estas alturas. Yo siempre lo comento sin cortarme lo más mínimo, aunque haya que tener en cuenta los contextos. Soy consciente de que el puritanismo nos está haciendo retroceder, pero las drogas no van a menos, solo tienes que salir por la noche para verlo. No es que yo me haya retirado de las drogas, más bien son ellas las que me han abandonado a mí. Dejan de compensarte, pero si están ahí, es por algo. Forman parte de la naturaleza y lo importante es saber usarlas. Lo que enmierda todo es la prohibición y el dinero. La adulteración y las mafias.
Ya sabes que ahora es tendencia atacar a la llamada Movida. Fue política, no existió, y todos los componentes erais unos pijos…
Aquí lo interesante es aliarse con los que molan. La Movida fue un movimiento muy vigoroso hasta el año 86, con grupos que tenían un sonido y un lenguaje propios. No había internet y todo te lo hacías tú. Se profundizaba en los asuntos porque nos deteníamos a tirar del hilo en cada eslabón, sin la velocidad vertiginosa que nos arrolla ahora. Como todo movimiento, tuvo su auge y su decadencia. Aquello fue el arte por el arte. Nadie tenía capacidad de gestionar ni voluntad de futuro. Por eso, cuando intervino la rapiña a golpe de dinero, empezaron con la marca y la moda, algo que la mayoría de los grupos auténticos ya no lo disfrutamos. Hablo de Derribos Arias, Décima Víctima o Parálisis, que a mediados de los 80 ya no existían. Yo tomé el camino que me pareció más adecuado. Jamás he sido una enferma del dinero.
Comentarios
Por Adolfo urbina, el 22 enero 2020
Ana, a nivel instrumental, era la base de Alaska y los Pegamoides, a mi entender el grupo más divertido, inteligente e irónico por el que ha pasado. Solo ella sabía tocar bien.
Para mi Pegamoides fue una revelación mariana, un revulsivo vital. Hoy Ana ni siquiera los menciona.
Parálisis, también me interesaba, pero en menor medida. Tanta oscuridad, tanto exceso de siniestrez , tanta carencia de sentido del humor, resultaban cargantes. Hijos de una época de impostación y exceso. Pesadísima negrura.
Pido perdón. Siempre veneré a Carlos Berlanga, con quién tuve el honor de escribir algunas canciones.
Suerte Ana Pegamoide (en aquélla época la llamábamos así).
Ana es una superviviente.