Anatomía de Don Juan Tenorio en el Teatro Real

El ‘Tenorio’ de Tomás Marco en la puesta en escena de Agrupación Señor Serrano. Foto: Javier del Real.

‘Tenorio’, ópera de cámara con música y libreto de Tomás Marco, se ha representado en versión escenificada por primera vez en lo que supone su estreno mundial en el Teatro Real. La compañía barcelonesa Agrupación Señor Serrano se lleva la acción al rodaje de una película, dotando al libreto de un interesantísimo abanico de capas dramatúrgicas.

Cuenta el compositor Tomás Marco que su Tenorio «es una ópera de cámara escrita entre 2008 y 2009 por encargo del Estío Musical Burgalés de 2010”. Por diferentes vicisitudes, incluidas crisis financieras mundiales, el estreno de la obra en versión de concierto se retrasó hasta el 28 de julio de 2017, cuando el público pudo escucharla completa por primera vez en el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. Dice el propio Marco que “aunque buena parte del texto de Zorrilla conduzca la acción (de esta ópera), previamente se establece con claridad que más que contar una historia se trata de la exposición y actualidad de un mito que viene de lejos y que de ninguna manera se puede tratar ni con criterio y pensamiento actuales, ni como una realidad que alguna vez existió, sino como un mito que no es otra cosa que una proyección mental de realidades psicológicas”. Estamos pues ante una suerte de radiografía o anatomía de un personaje que ha fascinado a autores de múltiples épocas y disciplinas. Marco se sirve de algunos de ellos (Zorrilla, Tirso de Molina, Moliére, Lorenzo da Ponte, Lord Byron… ) para componer este interesante signo de interrogación (uno más) sobre uno de los personajes más atractivos y odiados que dieron las letras españolas del Siglo de Oro.

Tan solo tres meses después de su estreno, en octubre de 2017, en Estados Unidos las redes sociales ardían en el comienzo de un movimiento viral al que se sumaron miles de mujeres del mundo que denunciaban episodios de violencia y agresiones sexuales después de que varias actrices contaran sus terribles experiencias con el productor cinematográfico Harvey Wenstein.

Una escena de 'Tenorio' de Tomás Marco en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Una escena de ‘Tenorio’, de Tomás Marco, en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Tras asistir a la propuesta dramatúrgica de Agrupación Señor Serrano para el estreno absoluto de esta ópera en su versión representada, es casi inevitable que se nos venga a la cabeza aquel movimiento de denuncia y repulsa. Para una compañía pionera en el teatro híbrido, en la utilización del vídeo y la creación cinematográfica/teatral en tiempo real, no era muy complicado adivinar que se llevarían la no acción de Tenorio al rodaje de una película. Estamos en el set. Vemos loa camerinos, la zona de catering, vestuario, maquillaje y peluquería, y hasta el croma que servirá para meter a los actores cantantes en los enclaves necesarios: el barrio de Triana, la celda de Doña Inés, la casa de Don Juan…

En la propuesta de la compañía catalana capitaneada por Álex Serrano y Pau Palacios hay (al menos) dos episodio de abuso que desencadenan el caos en un ecosistema, ese de los rodajes, en el que todo debe estar medido al milímetro. Desencadenan el caos y un giro inesperado de guión que nos lleva más que nunca a preguntarnos qué es ficción y qué no lo es. Una confusión que se acentúa en esa radiografía pormenorizada (marca de la casa) llevada a cabo con una lente casi macro que permite al espectador husmear en el universo de cada personaje y de la producción, como si se tratara de una propuesta de teatro inmersivo. Sabemos que el actor/don Juan es adicto a las bebidas energéticas y a la proteína sintética que se toma en batidos después de una sesión de pesas. Lee libros de autoayuda y uno de sus mitos es el cantante Julio Iglesias, del que tiene una fotografía pegada en el espejo de su camerino.

Mientras que la actriz/doña Inés practica yoga, lee novelas románticas, le encantan las infusiones y los humidificadores perfumados con aceites esenciales. En ocasiones se nos viene a la cabeza ese templo del cine dentro del cine que es La noche americana de Truffaut, y otras el experimento de (casi)teatro dentro del cine que es Dogville de Lars von Trier.

La música de Tomás Marco destaca tanto por su complejidad como por su riqueza sonora. Marco disecciona la leyenda de Don Juan a base de elementos atonales y experimentación tímbrica que, aunque fascinante en ciertos pasajes, a veces resulta hermética y de difícil acceso para el público general. La partitura, cargada de texturas densas y ritmos irregulares, exige de una atención constante y un oído entrenado. Es una música complicada, lo que, unido a la falta de narrativa en su libreto, supone que no siempre logre fusionarse de manera efectiva con la puesta en escena, generando momentos de desconexión entre la propuesta visual y la musical.

La dirección musical de Santiago Serrate al frente de la orquesta titular del Teatro Real fue de lo más aplaudido de la noche, junto con el esfuerzo vocal de todos y cada uno de los solistas, con especial atención a la Doña Inés de Adriana González. Joan Martín-Royo como Tenorio y Juan Francisco Gatell en el papel de Don Luis abordan con maestría algunos de los pasajes más complicados de la ópera, tanto vocal como actoralmente. Lucía Caihuela como Doña Ana y Sandra Ferrández en el papel de Lucía cerraron un elenco al que se le notaban horas y horas de trabajo detrás.

‘Tenorio’, de Tomás Marco. Hasta el 19 de mayo en el Teatro Real. Consulta aquí las localidades disponibles. 

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