Andoni Canela, la vuelta al mundo con bisontes, pumas y cocodrilos
Cogieron los bártulos y se marcharon los cuatro a dar la vuelta al mundo. El fotógrafo especializado en periodismo de naturaleza y medio ambiente Andoni Canela; su mujer, la periodista y escritora Meritxell Margarit; y sus dos hijos, Unai, de 9 años, y Amaia, de 3. El objetivo: aparte de vivir una fascinante aventura en familia durante 15 meses, obtener buen material de animales emblemáticos de cada continente. El año pasado, Andoni editó el primer resultado del viaje, un libro sobre el lobo. Ahora acaba de salir ‘La llamada del puma’, que resume bien la experiencia con pumas, bisontes, pingüinos, cocodrilos, cálaos, lobos y elefantes. Un mundo mucho más bello, libre y sin fronteras que el que últimamente se empeñan -unos y otros- en inocularnos.
Tras publicar una docena de libros de fotografía con diversas editoriales, Andoni decidió que esta aventura debía ser completa. De ahí, la autoedición, mediante crowdfunding. El éxito del volumen Durmiendo con lobos fue tal -esta Ventana Verde le dedicó un reportaje,-, con casi 3.000 ejemplares despachados, que La llamada del Puma sale de entrada por el mismo procedimiento y con una tirada de 2.500 ejemplares.
Hace un año que llegasteis de esa travesía de más de un año y 100.000 kilómetros. Cuéntanos, Andoni, algunos de los recuerdos que más grabados se te han quedado al fotografiar cada uno de estos animales-símbolo.
Puma (América del Sur). «No olvidaré nunca ese momento en que me encontraba a solas frente a un extraordinario ejemplar de puma, un gran macho adulto, a 200 metros, y se fue acercando. De frente. Y de repente estaba a 80 metros. A 60 metros. Venía directo hacia mí. Y luego a 50 metros. Y no me ve, y no me ve. Estaba claro que no me veía. Y luego a 40 metros. En ese momento ya decidí ponerme en pie y avisarle: ¡Hey, puma, que soy un humano y estoy aquí! Ya más cerca, si se aproxima a 20 metros, podía resultar peligroso, porque a saber cómo reacciona el felino al encontrarse tan cerca de un humano. Se puede sentir acorralado y atacar». Hay, además, que destacar del libro la impresionante secuencia de un puma intentando cazar un guanaco; cómo se le echa encima del lomo y cómo el camélido no cesa de correr y patalear durante un centenar de metros hasta que consigue quitarse al felino de encima y huir.
Bisonte (América del Norte). «Estaba con Unai, en el parque nacional de Yellowstone, a unos 150 metros de una manada de medio centenar de animales. Estaba atardeciendo. Todo tranquilo. Y de repente empezaron todos a emitir un ruido extraño, como a murmurar. Resultaba muy inquietante. Era un murmullo que no entendíamos y que nos asustó, porque no hay nada peor que una estampida de bisontes. Era una sensación de que algo podía ocurrir, y decidimos alejarnos sigilosamente».
Pingüino papúa (Antártida) y pingüino rey (Tierra del Fuego). «Estaba en Tierra del Fuego, tumbado en una playa intentando fotografiarles. De repente, noto que alguien se acerca por detrás, pienso que es Unai, y me giro, y no, no era Unai, eran tres estupendos pingüinos rey, de más de un metro de altura, que pasaban junto a mí, elegantes, sin inmutarse. Me miraron y sin darse por aludidos, siguieron con su ruta». La belleza de las imágenes de este capítulo responde bien a la opinión de Andoni, que asegura que el paisaje antártico presenta algunas de las escenas más bellas que ha visto jamás.
Cocodrilo marino (Australia). «Desde luego, lo que impresiona es la primera vez que ves un ejemplar gigantesco. No se me olvida la primera vez que vimos uno, en una playita entre manglares; íbamos los cuatro en una lancha, y era mayor que la lancha; mediría unos 6 metros. Te digo que impresiona». Pues sí, el primer plano a doble página con que se abre el capítulo dedicado al cocodrilo realmente asusta.
Cálao bicorne (Asia): «Es un ave extraordinaria, pero de todas las imágenes captadas me quedo con la primera vez que vi cómo los padres alimentaban a los pollos en el nido regurgitando la comida, los frutos que habían tragado para pasárselos luego a sus crías». Los macacos acompañan muy expresivamente las páginas dedicadas a esta extraña ave.
Elefante (África). «Son muchas las imágenes espectaculares, pero me quedo con la manada de elefantes del desierto que vimos los cuatro desde un 4 X 4 en el desierto de Namibia». En el libro, el elefante comparte protagonismo con búfalos, hipopótamos, leones, hienas y jirafas, con algunas valiosas tomas nocturnas.
Lobo ibérico (Europa). «Fue el animal con el que comencé esta extraordinaria aventura, y me trae cientos de recuerdos, pero de todos me quedo con aquel ejemplar que se detuvo, no lejos de mí, a comer arándanos durante unos diez minutos. Estábamos en Picos de Europa, a unos 2.000 metros de altitud, y con un lobo goloso comiendo arándanos delante de mi cámara».
«Pero he de decirte», termina Andoni, «que los recuerdos más nítidos, los que guardamos con mayor cariño, son los que se corresponden con el final de cada etapa de cada viaje, con el cambio de continente. El hecho de cerrar una etapa y abrir otra. Recuerdo especialmente el cambio de las Rocosas, donde la temperaturas cayeron por debajo de los 20 grados bajo cero, la pena de dejar un lugar donde habíamos hecho amigos, donde Unai se había integrado muy bien en el colegio, pero por otro lado la emoción de que nos íbamos al verano de la Patagonia, al parque nacional Torres del Paine, en Chile. Siempre nos quedábamos con ganas de continuar. Y cuando hicimos el último viaje, en Namibia, después de los tres meses, al terminar, nos dijimos: ¿y ahora qué? Por un lado, lo habríamos alargado, habríamos vuelto a empezar, porque los viajes largos te van enganchando más y más, crean como una especie de adicción a seguir; pero, claro, estaba el compromiso de un proyecto profesional, Looking for the Wild».
Y este libro es parte de ese compromiso profesional.
Para terminar, Andoni, la pregunta es obvia, y tú ya te la has hecho: ¿Y ahora qué?, ¿te piden Meritxell, Amaia y Andoni volver a otro fantástico viaje?
«Yo ahora me voy a Canadá, a retomar el proyecto sobre el Ártico. Meritxell se iría ahora mismo; pero, claro, todo esto, aparte de la experiencia familiar, es un proyecto profesional, es trabajo. Unai tiene ya alma de viajero y Amaia, aunque con sólo cuatro años cuando hemos dado la vuelta al mundo, sabe adaptarse muy bien a los cambios. Por otro lado, tenemos en mente preparar una versión de estos viajes en forma de cuentos infantiles, que incluyan dibujos de Unai -en La llamada del Puma ya hay algunos- y textos de Meritxell». «Lo que quiero ahora es que la gente vea este trabajo como algo más que un libro de fotografía de naturaleza; es un libro de naturaleza y del viaje de una familia alrededor del mundo». Con toda la fuerza de los elefantes, los cocodrilos, pumas, bisontes, y una familia llena de vitalidad para asumir nuevos retos.
‘La llamada del puma’. 272 páginas / 150 fotografías. 36 euros.
Más información y venta del libro: www.lookingforthewild.com
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